TESTIMONIO
A la memoria de
IGOR KULJIS DRACIC
Cuántas muertes más
serán necesarias para darnos cuenta de que ya han sido demasiadas.
ADIÓS IGOR
En éste viernes de "misterio doloroso", lo primero que leí fue un
necrológico, testimonio del fallecimiento de mi amigo Igor Kuljis Dracic. El
adiós llegó desde la ciudad de Santa Cruz.
El vuelo de un pajarito cortó el silencio crepuscular con trinos de ave herida. Tras el ligero aleteo, los recuerdos acompañaron mi pesar.
Y es así, mi hermano, entre sombras se acerca tu figura, se abre paso para un encuentro con todos los amigos, con Tuco y personas que siempre veremos tu rostro, así caiga la noche de nichos abiertos en el cielo donde estés, llevo mi sentimiento y reconocimiento a tu amistad, mientras la nieve silenciosa abriga los cerros de nuestra tierra paceña.
Podría hablar mucho de ti. Yo era un estudiante de colegio y tú un estudiante de la facultad de ingeniería, el novio de Chachita, el cuñado de Martita y Carlos. El yerno de Doña Estael Clavijo. El guía de Coco. El Igor que manejaba su vagoneta Triumph color celeste.
El Igor que se casó con Chachi y tuvieron a la hermosa Tati, la niña de tus ojos.
Siempre fuiste un señor donde no abundan los señores; siempre fuiste un caballero de ejemplar educación y detalles. Muy respetuoso con mis papás. Conservo en mi biblioteca el libro que me regalaste en mi cumpleaños hace 50 años: "La leyenda y el cuento populares", a mí dedicado con tu puño y letra.
Y así es hermano la vida. Triste con tu partida al Oriente Eterno. Te quiero Igor. Algún día nos volveremos a ver.
A tu esposa Chachi y a tu hija Tati, deseo que reciban en un abrazo, el estremecimiento de mi ser, en estos momentos de preguntas sin respuestas.
Igor, hermano, hoy de Dios gozas.