JULIO
RÍOS CALDERÓN
Oruro
te quiero más
Página Siete 9 de febrero de 2024
Aún sopla
el “fulgor de la aurora” por las grietas milenarias de la ciudad minera. Una
historia bordada en la plenitud arenosa del altiplano boliviano dejó escritas
las estampas de un recorrido que enmarcó su ejemplar desarrollo, tras el
flamear de la Tricolor Nacional en lo alto de la colina de Conchupata, donde
fue levantado el histórico faro de la libertad.
La ciudad
de hoy descansa en sus tradiciones y en la calidez de sus habitantes. Ciudad de
temperaturas muy bajas, compensa el frío con el calor que irradian sus
pobladores. La amistad se vuelca sobre cada uno de los turistas haciendo más
llevadera su presencia en la capital del departamento.
El
Carnaval de Oruro, afectado por la pandemia que tiene vigente a la mortal Covid
19, volverá a dar su luz. Clamamos a la Virgen del Socavón, para que
participantes y público se cuiden del virus. Allí está el Chiru Chiru. No hay
duda que en los socavones mineros se tejieron las historias más fantásticas y
apasionantes de Oruro. La creencia en seres superiores, como el Tío de las
minas, es algo que pervive en la gente del subsuelo y en la festividad del
carnaval. Pero también está el misticismo llevado a la devoción por la joven
Candelaria, así denominada por un franciscano.
Oruro de
habitantes amigables, donde más de un visitante extranjero sintió agitado el
corazón, y no por la altitud, sino por alguna muchacha de ojos oscuros. Oruro
fue la primera ciudad que tuvo teléfonos automáticos, la primera en ser
asfaltada en su totalidad, la primera en transporte ferroviario. Fue la primera
en contar con un equipo de bomberos eslavos. Fue la primera. Su espectacular
Carnaval, fue declarado por la UNESCO “Patrimonio Natural y Cultural de la
Humanidad”.
Evocación
y homenajes a la histórica gesta patriótica pusieron tinte a la celebración
orureña el pasado 10 de febrero, llevando a los círculos sociales el perfil de
una tierra apasionada por el trabajo y la fraternidad. Todo diálogo acercó la
imagen de un pasado que aún vibra en el recuerdo humedecido de nostalgias de
cada orureño, cuando ya los años vencieron dificultades y dejaron en su balance
la sonrisa del haber cumplido la misión que le signó el destino.
Una es la
perspectiva citadina y otra la característica de cada una de sus provincias:
pueblos levantados en plena pampa, sujetos a ciertas circunstancias de vida
adaptadas a una tierra hostil. Sin embargo, ellas ofrecen atractivos y
productos de alto contenido alimenticio contribuyendo, así, a la economía de la
región, además de despertar interés ilustrativo en quienes las visitan.
Pero no
sólo esos productos de la tierra dan a Oruro una fisonomía muy particular, pues
como región rica en minerales los productos no renovables han sido el sustento
del país; las históricas minas de estaño y de otros minerales fueron por años
razón de la existencia de una población ubicada entre las más selectas de la
nación, llevando a la ciudad a ubicarse entre las más importantes del país.
Oruro,
una tierra conservadora y amante de sus costumbres, ofrece al visitante, como
entre sus atracciones, una gastronomía no fácil de ser encontrada en otras
ciudades. Los platos criollos conocidos como Rostro Asado, Intendente, Cola,
Nudos, Charquecan (valgan las mayúsculas de patentes para la creación doméstica
orureña) van complementados por la Cerveza Huari, bebida infaltable en las
recepciones de mantel largo y en todos los bares y restaurantes más selectos de
la ciudad.
¡Oruro
hermosa! con sus plazas y parques florecidos. Lugares embellecidos por aves del
paraíso, cisnes y otros plumíferos que asoman en el Parque Castro de Padilla.
La Plaza 10 de Febrero, tan singular, con su fuente y sus fieras.
Oruro
destaca una generación que podría ser la tercera, de mujeres que desde
intelectuales, artistas y profesionales, hasta las pasarelas de la moda y la
belleza, hoy en homenaje a esta tierra bendita, pongo de relieve los rostros de
esta mujer que trabaja, representa y hace evidente lo grande que es Oruro.
La educación, desde las aulas del Colegio Anglo, el Colegio Saracho, el Colegio Bolívar, la Universidad Técnica de Oruro, y por otro lado el deporte, con su gran equipo San José, pone en alto a esta tierra enaltecida que vio nacer a mi Padre, que, con sus 90 años de vida, jamás olvida sus años primaverales.
“Qué daría por verte, hoy por tu plaza pasear. Arriba de aquel faro, con mi niñez soñar. Cómo poder decir que te olvidé, cómo poder matar este mi amor, cómo poder decir te quiero más, Oruro te quiero más.”
Julio Ríos Calderón es escritor y
consultor