El más grande del mundo se llama
Carnaval de ORURO
LAS BELLAS "MORENAS"
EN BLANCO Y NEGRO
DIABLOS
El Carnaval de Oruro es una festividad folclórica y cultural en la ciudad de Oruro, así como la máxima representación de los carnavales en Bolivia, “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”, justa y destacada declaratoria de la UNESCO.
Un jurado internacional de personalidades, convocado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), proclamó al Carnaval de Oruro como “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”.
El 18 de mayo de 2001, se transmitió la proclamación desde París, Francia. El jurado internacional fue presidido por el escritor Juan Goytisolo.
El mundo artístico, cultural, académico y gubernamental estaba representado por el presidente de la República de Malí, Alpha Oumar Konare, el Kabaka de Uganda, Su majestad Ronald Muwenda Mutebi il, la princesa Basma Bint Talal de Jordania, la cantante boliviana Zulma Yugar y el escritor mexicano Carlos Fuentes.
Para la postulación la UNESCO solicitó una carpeta con la información esta fue elaborada por la ACFO (Asociación de Conjuntos del Folclore de Oruro) a la cabeza del presidente de esta entidad Dr. Walter Zambrana Balladares al cual se sumaron una serie de personalidad entre historiadores e intelectuales.
Esta información fue entregada al ministerio de cultura de Bolivia para posteriormente ser enviada a la UNESCO.
El carnaval de Oruro al ser la conjunción de más de 28 000 danzantes, cerca de 10 000 músicos distribuidos en 150 bandas, baile callejero con un escenario repleto de más de 400.000 espectadores del país y extranjeros en casi cuatro kilómetros de distancia, en una reunión inimaginable de niños, niñas, mujeres y hombres, que cantan, bailan y trabajan, en honor a la Virgen del Socavón, Patrona de los mineros y Reina del folclore de Bolivia.
Llegó a convertirse en un centro de irradiación de danza y música de Diabladas, morenadas, caporales, tobas, tinkus, etc. y constituirse de esta forma en una “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”.
A lo largo del carnaval participan más de 48 conjuntos folklóricos que son distribuidos en 18 especialidades de danzas que reúnen de distintas partes de Bolivia y que realizan su peregrinación hacia el Santuario del Socavón cada sábado de carnaval en la tradicional “Entrada”.
Esta celebración, por la gran popularidad que alcanzó en los últimos años y debido a su gran manifestación cultural y atracción turística, pasó a volverse uno de los carnavales más importantes conjuntamente con el de Río de Janeiro, Brasil y otros carnavales en el mundo.
Alrededor de 400 000 personas visitan anualmente el carnaval, generando un movimiento económico de al menos 125 millones de bolivianos.
Todos los años, durante seis días, este carnaval da lugar al despliegue de toda una gama de artes populares en forma de máscaras, tejidos y bordados. Más de 28 mil bailarines y 10 mil músicos participan de este desfile.
El Carnaval de Oruro de este año se realiza entre el 18 al 21 de febrero, según informaron los organizadores. La gran peregrinación al Socavón, fiesta central, será el sábado 18 de febrero y la entrada del Corso el domingo 19 de febrero.
Su origen se remonta a la época pre colonial, periodo en el cuál, los indígenas de los Andes asistían a la ciudad de Oruro para celebrar grandes fiestas y honrar a sus dioses.
¿Cuál es el origen del Carnaval? Tal y como lo conocemos ahora, se remonta a más de 5.000 años y algunos lo sitúan en el Imperio Romano, ya que está relacionado con las Saturnales, unas festividades realizadas en honor al dios Saturno.
Las montañas del oeste de Bolivia, fueron un importante centro de ceremonias precolombino antes de convertirse en un importante centro minero en los siglos XIX y XX.
La ciudad fue refundada por los españoles en 1606 y siguió siendo un lugar sagrado para el pueblo uru, al que venían desde muy lejos para cumplir con los ritos, especialmente la gran fiesta de Ito.
Los españoles prohibieron esas ceremonias en el siglo XVII, pero éstas continúan bajo la fachada de la liturgia cristiana: los dioses andinos se ocultaban tras los iconos cristianos, convirtiéndose así en santos. La fiesta de Ito fue transformada en ritual cristiano: la Candelaria (el 2 de febrero), y la tradicional “lama lama” o “diablada” se convirtió en el baile principal de Oruro.
Lo infernal de su aspecto, lo maravilloso de su danza y lo extraordinario de su atuendo, reflejan el alto nivel de creación artesanal.
Las máscaras, los bordados, la música y la sincronización de cientos de bailarines, dan al carnaval de Oruro el mayor espectáculo del mundo, razón por el cual se le otorga a Oruro el título de Capital del Folclore Boliviano y, a nivel internacional, el de Patrimonio Intangible de la Humanidad.
Visitar Oruro en esa festividad, es vivir inmerso en un mundo de fantasías donde el realismo mágico y lo real maravilloso, danzan del brazo al compás de conjuntos musicales tradicionales.
En Oruro existe el santuario en honor a la Virgen del Socavón, pero esta fecha se desplazó a las fechas del carnaval en esta ciudad; esta transición fue producto de la guerra de la independencia boliviana.
Existe una leyenda que cuenta que durante el sábado de carnaval del año 1789 un bandido llamado Anselmo Bellarmino conocido como el Nina-Nina o Chiru-Chiru fue mortalmente herido en una pelea callejera y antes de morir él fue confrontado por la Virgen de la Candelaria.
Algunas versiones dicen que él solía adorar a una imagen de tamaño natural de la Virgen pintada en una pared de una casa abandonada, otros dicen que esta pintura apareció milagrosamente en la casa del bandido tras su muerte, también se dice que el cura Carlos Borromeo Mantilla escuchó la confesión de Anselmo Belardino quien confesó haber raptado a Lorenza Chuquiamo, en la confesión declaró haber sido socorrido por una joven que prendía dos cirios en la cima de cerro Pie de Gallo.
Esta leyenda concluye con el relato de una tropa de diablos danzando en honor a la Virgen durante el carnaval del año siguiente. El santuario presente en Oruro fue completado para el año 1891.
Sin embargo, de acuerdo al doctor en estudios religiosos y director ejecutivo del Consejo de Humanidades de Wisconsin en la Universidad de Wisconsin-Madison, Max Harris, esta leyenda estaría relacionada a una realidad histórica.
Durante el virreinato rebelión de Túpac Amaru II, Oruro experimentó una breve pero sangrienta revolución. Durante la noche del sábado 10 de febrero de 1781, la mayoría criolla atacó a la minoría gobernante conformada por chapetones o descendientes directos de españoles nacidos en el cono sur. Con la llegada del ejército indígena, los criollos formaron una alianza.
El 15 de febrero, un mensajero llegó desde el Cuzco a Oruro con órdenes de Túpac Amaru II. Él había instruido a su ejército respetar a las iglesias y al clérigo, no hacer daño a los criollos, y sólo procesar a los chapetones.
Aseguró también la victoria al entrar a La Paz "por carnestolendas", la ocupación indígena de Oruro se había comenzado a retirar dejando miles de muertos.
Pero durante marzo y abril ellos lanzaron más ataques a la ciudad pero esta vez en contra de los criollos y los españoles restantes quienes unificaron fuerzas para repelerlos.
El carnaval del año 1781, cayó el 24 de febrero, colocando la ocupación de Oruro exactamente entre la fiesta de la Candelaria y carnaval, tornando esta situación en palabras de Harris "carnavalesca".
Procesiones religiosas compartieron su espacio con desfiles seculares, europeos y criollos se disfrazaban como indígenas, casos como la de un español disfrazado de mujer en un vano intento de salvar su vida y miles de hombres armados en las calles de la ciudad colonial.
Para el 19 de febrero la gente en la ciudad a pesar del conflicto continuó celebrando y durante carnaval, los mercados de la ciudad estaban llenos de ladrones vendiendo el oro y la plata saqueados nuevamente a sus dueños o a los cholos y mestizos. Para el año 1784 era ya costumbre regocijar, bailar, jugar y formar comparsas para el carnaval de Oruro.
Harris considera que es con este trasfondo que la leyenda de la Virgen del Socavón de 1789 apareció favoreciendo a la rebelión ya que los indígenas veneraban a la Virgen de la Candelaria, mientras que los chapetones solían venerar a la Virgen del Rosario.
Según las creencias de los revolucionarios, la Virgen del Socavón habría tolerado a las deidades indígenas o "demonios" y, según Harris, si la leyenda es correcta, para 1790 los mineros de Oruro habrían movido la celebración de la Candelaria para carnaval y habrían añadido a los dioses indígenas, enmascarados como diablos cristianos, a las festividades.
Una generación después, en 1825, Bolivia alcanzó su independencia y Separación de los Virreinatos de la Plata y del Perú, el Carnaval de Oruro adoptó un nuevo significado para los residentes de Oruro.
Dos de las comparsas de diablada y la calle desde la cual el desfile comienza recibieron sus nombres en honor a Sebastián Pagador, uno de los héroes criollos de la revuelta. La plaza principal que está en la ruta del carnaval hacia el santuario de la Virgen del Socavón se denomina Plaza 10 de febrero recordando la fecha de la rebelión.
Una de las características del Carnaval de Oruro es la existencia de bandas de Bronce que acompañan el baile de las fraternidades, las bandas tienen un evento exclusivo denominada Festival de bandas que congrega a las agrupaciones que participan de la fiesta.
Las bandas poseen elaborados uniformes, coreografías y estilos de arreglo de música popular del momento. Entre las más conocidas se encuentran la banda Intercontinental Poopó, y la banda Pagador.
Espectadores, bailarines y músicos: Existe una gran variedad de personas que contribuyen en la realización del Carnaval de Oruro. Sin embargo, los bailarines que participan en este carnaval oscilan entre 28.000 y 35.000. Los músicos entre 5.000 y 10.000. Y la asistencia de los turistas se desglosa en la siguiente tabla.
Julio Ríos
Asoman circunstancias que llaman profundamente la atención de los carnavales de Oruro. Uno de ellos es la forma cómo se originaron. Fue, sin vacilación alguna, producto del devenir de diferentes rituales indígenas, para la siembra, para la cría, y otros, bajo su visión ancestral del mundo. Pero es su majestuosidad que no tiene nada que apetecer a los del Brasil o de México, y hoy se difunde mundialmente.
En los días actuales, amplificados a todo el país y enriquecidos con la presencia de comparsas de todos los departamentos de Bolivia, las carnestolendas de los Andes han sido en sus albores una manifestación de fe y de regocijo, por entonces sólo reservada a cultores de la tradición nacional, es decir, a la esencia misma de lo folclórico.
El tiempo y lo espectacular de las danzas, fueron cediendo paso a instituciones organizadas, a grupos juveniles de la sociedad y a una multitud de gente que sólo quería danzar, o en el mejor de los casos, difundir la coreografía de otras regiones del país.
Los carnavales actuales suman miles de bailarines agrupados en comparsas llamativas por vestimentas y bailes. Son portadores de una nacionalidad que se encumbra en la danza, entre la reiteración de lo religioso y lo pagano.
Allí, en medio de ese beato fervor y del sentimiento impío, resalta la Diablada, portadora de la más extraordinaria muestra de fe hacia la imagen de la Virgen del Socavón. Lo infernal de su aspecto, lo maravilloso de su danza y lo extraordinario de su atuendo, reflejan el alto nivel de creación artesanal.
Durante la realización del Carnaval en el año 2018, mujeres orureñas y de todas las regiones del país —en esta crónica se pone de relieve la presencia de la bellísima empresaria y emprendedora orureña, Claudia Saracho Montaño, quien destaca un sombrero de “Morena”, un pantalón negro y su torso desnudo se arropa a través de una elegante y muy escotada blusa blanca—, manifestaron la indiscutible belleza femenina boliviana. La preciosidad y el sensualismo de la mujer orureña y boliviana se constituyen en uno de los principales atractivos de la principal expresión folklórica religiosa del mundo.
Las máscaras, los bordados, la música y la sincronización de cientos de bailarines, dan al carnaval de Oruro el mayor espectáculo del mundo, razón por la que se le otorga a Oruro el título de Capital del Folclore Boliviano y, a nivel internacional, el de Patrimonio Intangible de la Humanidad.
Visitar Oruro en esa festividad, es vivir inmerso en un mundo de fantasías donde el realismo mágico y lo real maravilloso, danzan del brazo al compás de conjuntos musicales tradicionales.
Si aquellos personajes de leyenda fueron los que animaron las horas cotidianas de los orureños, en los primeros cincuenta años del siglo XX, los otros, los surgidos en la otra tradición del pueblo, son los que aún perduran en la literatura, el diálogo y las reuniones de intelectuales. Allí está el Chiru Chiru. No hay duda que en los socavones mineros se tejieron las historias más fantásticas y apasionantes de Oruro.
La creencia en seres superiores, como el Tío de las minas, es algo que pervive en la gente del subsuelo y en la festividad del carnaval. Pero también está el misticismo llevado a la devoción por la Virgen del Socavón, la joven Candelaria, así denominada por un franciscano. Entre el bien y el mal, constante en la vida de todos los pueblos, el cielo y el infierno mantienen distancia en medio de creencias arraigadas, supersticiones y fe religiosa.
By Julio Ríos
Dance of the morenada highlighting the black hat as well as the trousers and Claudia's naked torso underneath through an elegant and very low-cut white blouse
There are circumstances that are deeply striking about the Oruro carnivals. One of them is the way they originated. It was, without any hesitation, a product of the evolution of different indigenous rituals, for sowing, for breeding, and others, under their ancestral vision of the world. But it is its majesty that has nothing to appeal to those of Brazil or Mexico, and today it is spread worldwide.
Nowadays, amplified throughout the country and enriched with the presence of troupes from all the departments of Bolivia, the carnestolendas of the Andes have been in their beginnings a manifestation of faith and rejoicing, then only reserved to the culturists of the national tradition, that is to say, to the very essence of folklore.
Time and the spectacular nature of the dances gradually gave way to organised institutions, youth groups and a multitude of people who only wanted to dance, or in the best of cases, to spread the choreography of other regions of the country.
Today's carnivals are made up of thousands of dancers grouped in groups of dancers whose costumes and dances are striking. They are the bearers of a nationality that is raised in dance, between the reiteration of the religious and the pagan.
There, in the midst of this pious fervour and ungodly sentiment, the Diablada stands out, the bearer of the most extraordinary display of faith towards the image of the Virgen del Socavón. The infernal aspect of its appearance, the marvellous dance and the extraordinary costume reflect the high level of craftsmanship.
During the 2018 Carnival, women from Orureña and from all regions of the country -this chronicle highlights the presence of the beautiful businesswoman and entrepreneur from Orureña, Claudia Saracho Montaño, who wears a "Morena" hat, black trousers and her naked torso tucked into an elegant and very low-cut white blouse-, showed the unquestionable Bolivian feminine beauty. The preciousness and sensuality of the Orureña and Bolivian woman is one of the main attractions of the main religious folkloric expression of the world.
The masks, the embroidery, the music and the synchronisation of hundreds of dancers, give the Oruro carnival the greatest show in the world, which is why Oruro is awarded the title of Capital of Bolivian Folklore and, at international level, the title of Intangible Heritage of Humanity.
To visit Oruro during this festival is to live immersed in a world of fantasies where magical realism and the marvellous real dance hand in hand to the beat of traditional musical groups.
If those legendary characters were the ones who animated the daily lives of the people of Oureño in the first fifty years of the 20th century, the others, those who emerged from the other tradition of the people, are the ones who still live on in literature, dialogue and intellectual gatherings. There is Chiru Chiru Chiru. There is no doubt that the most fantastic and exciting stories of Oruro were woven in the mining pits.
The belief in superior beings, such as the Uncle of the mines, is something that lives on in the people of the underground and in the carnival festivities. But there is also the mysticism that leads to the devotion to the Virgen del Socavón, the young Candelaria, so called by a Franciscan. Between good and evil, a constant in the life of all peoples, heaven and hell maintain a distance in the midst of deep-rooted beliefs, superstitions and religious faith.
UNA HISTORIA
PARA CONTAR
El investigador Niver Montes, en su libro Proceso íntimo del Carnaval de Oruro (1986), habla de la primera aparición de la Virgen del Socavón y señala que, según la mitología andina, Wari, un semidiós del fuego, envió víboras, hormigas y sapos contra el pueblo Uru, por su desobediencia. Ellos convocaron a una hermosa y bella ñusta que convirtió a los animales en piedras y arena; la ñusta no era otra que la Virgen del Socavón.
Otra leyenda refiere al personaje de nombre Nina-Nina (Anselmo Belarmino), un ladrón que ayudaba a los pobres, pero fue mortalmente herido por el padre de su amada (Lorenza Choquiamo). Desangrándose llegó a su habitación ubicada en las faldas del Pie de Gallo, a la cabecera de su lecho se encontraba la imagen de la Virgen de la Candelaria, quien convertida en una hermosa mujer lo socorrió y lo llevó al hospital San Juan de Dios para luego desaparecer.
Un tercera epopeya narra la historia de un ladrón, el Chiru-Chiru, que también vivía en las faldas del cerro Pie de Gallo. En su guarida tenía la imagen de la Virgen de la Candelaria, robaba a los ricos para dar a los pobres, pero en una ocasión fue sorprendido robando a un pobre y en la feroz pelea fue herido de gravedad. Una hermosa mujer la llevó hasta su guarida, donde falleció.
La gente, extrañada por la desaparición de Chiru-Chiru, fue en su busca, pero yacía muerto en su camastro, y en la cabecera estaba pintada la imagen de la Virgen de la Candelaria. Los mineros y vecinos reunidos decidieron denominar al lugar el Socavón de la Virgen y todos los años se celebraría en su honor una gran fiesta donde todos bailarían disfrazados de diablos.
El historiador, folklorista y presidente del Comité de Etnografía y Folklore, Mauricio Cazorla, dice que la imagen de la Virgen de la Candelaria, patrona de las Islas Canarias, fue traída a esta tierra por los padres agustinos. “Es la Virgen de la luz que tenía la idea de sacar del oscurantismo a todas las comunidades indígenas que se encontraban sumidas en la ignorancia de la palabra de Dios”.
Añade que en el caso particular de Oruro, la imagen de la Virgen de la Candelaria ya fue pintada incluso antes de la fundación de la Villa de San Felipe de Austria, porque había una ermita (santuario) en el sector del cerro de San Miguel con la imagen de una Virgen, el lugar era un rancho de los indígenas y todavía no formaba parte de la población principal española y criolla.
En 1781 se encontró un documento, según el cual el cura de la Villa, Gabriel Menéndez, había intercedido por la comunidad indígena, ya que un franciscano cobraba una colecta por descubrir la imagen de la Virgen del Socavón. “Eso demuestra que eran los indígenas los que tenían un proceso mayor a la presencia de la Virgen y las historias sobre Nina-Nina, Chiru-Chiru son construcciones literarias que hizo José Víctor Zaconeta”, comenta.
En realidad, agrega, la Virgen siempre ha existido. “Lo que pasa es que para ese año, la división se extendió a toda la población y dejó de ser marginal y el nombre completo es Virgen María de la Candelaria del Socavón”.
UN COMPROMISO CON
LA FE Y DEVOCION
Bolivia está a punto de vivir una de las mayores expresiones folklóricas y culturales de fe y devoción, donde miles de danzarines profesaran su amor y entrega a la virgencita del Socavón, patrona de los mineros. Esta celebración es una de las fiestas más populares de tradición cristiana que por su gran despliegue, fastuosidad y elegancia fue denominada por la UNESCO como patrimonio oral e intangible de la Humanidad.
Alrededor de 50.000 danzarines recorrerán su danza y destreza por las principales avenidas de la ciudad del Pagador, haciendo de este peregrinaje una alineación de folklore, belleza y majestuosidad.
Los orígenes de la fraternidad se deben a la inquietud de los comerciantes de la hoja de coca, que se asentaron en gran cantidad en Oruro, para aprovisionar a los mineros.
Fueron tiempos del auge de la minería, el gremio de comerciantes de la hoja de coca, con migrantes originarios de las comunidades de Cairiri, Yacariri, Paruta, P´uchu, entre otras, aldeas próximas a Umala, Provincia Aroma, Departamento de La Paz.
Los cocanis se apostaban en las aceras de la calle Cochabamba, desde la Presidente Montes hasta la Velasco Galvarro. Un grupo de entusiastas dirigentes, se organizaron y dieron vida a la danza el 29 de noviembre de 1924. Fueron entre 20 y 25 personas las que llegaron a formar dos filas de morenos para bailar.
En esa época se prohibía el baile a las mujeres, por lo que los hombres se vestían de cholas o chinas morenas, para lo cual usaban pollera sobre la rodilla, una careta y tacos de alfiler. Además había un caporal que fustigaba con su chicote, para acelerar el cansino paso de la tropa de morenos.
En 1932, varios fueron a la Guerra del Chaco. Después de esta contienda bélica nuevamente se reunieron para organizar la Institución y el año 1944 participan del Carnaval de Oruro, perdiéndose el siguiente año; posteriormente Don Miguel Mamani Escobar y su hijo Froilan Mamani refundan la morenada, con el nombre de: Conjunto Folklórico Tradicional "Morenada Auténtica Zona Central".
Transcurre más de una década y a fines de los años 60, algunas mujeres se incorporan a la danza, hasta que en 1971 se crea el bloque de cholitas.
Para principios de los años 80, los Cocanis ya contaban con 300 a 500 danzarines. Para ese entonces la vestidura cambió sustancialmente, pues del uso del pollerín, al estilo de los diablos, se pasó al fuelle para una mayor comodidad.
La Fraternidad Conjunto Folklórico Morenada Zona Central se dividió en 1993, y dio paso a la Morenada Central "Fundada por la Comunidad Cocanis". La institución mantiene la historia de la Central Oruro, porque fue fundada por los vendedores de coca y los descendientes. Por eso, la institución mantiene el 29 de noviembre de 1924, como fecha de su fundación.
El 6 de julio de 2002 se reconoce oficialmente a esta Institución dividida, como Morenada Central "Fundada por la Comunidad Cocani" y es así que la Asociación de Conjuntos del Folklore de Oruro abre las puertas para que la Morenada Central "Fundada por la Comunidad Cocani" participe en el Carnaval.
La característica principal es la hoja de coca, y los colores de la Institución: azul y amarillo, utilizando en su indumentaria (plumas, guantes, pañoletas, etc.), y el tradicional poncho de vicuña, además de portar el barrilito de plata y el bastón de mando.
El casco de la careta del Moreno, incluye elementos decorativos, como la escarapela de los colores del Conjunto, un quirquincho y la tradicional hoja de coca.
Por otra parte, la Agrupación folklórica se diferencia entre las demás, por llevar una matraca en forma de quirquincho. Asimismo, se puede apreciar que las mujeres portan en sus blusas, una bolsa con hojas de coca, haciendo énfasis a la Institución que representan.
Entre sus canciones más populares están: “Mantilla de Vicuña”, “Jacha Cultura”, “Chiquita Orureñita”, “Viva Oruro, Viva mi San José”, “Eres Bien Bonita”, “Donde pueda verte”, “Quiero la Felicidad”, Etc.
Uno de los pilares fundamentales de la Morenada fue José “Jach’a” Flores Orozco, por la gran variedad de piezas musicales que dedicó a esa institución. José Flores se aferró a los cocanis, porque creía en la originalidad de su danza, su historia, su música y su fe en la Virgen del Socavón.
En 1993 la fraternidad sufrió una crisis que dio paso a la división, y es a partir de esta nueva etapa cuando se identifican con un nuevo nombre Fraternidad Morenada Central fundada por la comunidad Cocanis, que rápidamente halló popularidad por el carisma de sus integrantes y sobre todo por sus pegajosas canciones como Chiquita orureñita y Coca no es cocaína, del fallecido José Jach"a Flores, uno de los fraternos históricos y más queridos.
Actualmente más de mil danzarines integran la fraternidad que cuenta con cuatro bandas para la entrada del carnaval Oruro.
Carnaval de Oruro | ||
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Patrimonio cultural inmaterial de la Unesco | ||
Diablada, danza típica del "Carnaval de Oruro". | ||
Localización | ||
País | Bolivia | |
Datos generales | ||
Tipo | Cultural inmaterial | |
Identificación | 00003 | |
Región | América Latina y el Caribe | |
Inscripción | 2001 (como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, y como PCI en 2008, III sesión) | |
Sitio web oficial | ||
Julio Ríos Calderón, nació en LA PAZ BOLIVIA, el 12 de julio de 1956. Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación, estudió en las universidades Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca, Sucre y Universidad Católica San Pablo de La Paz. Hizo un diplomado en investigación periodística en la Universidad de la Jolla, en San Diego California USA. Ha sido Presidente y Director General CEO de la revista especializada en turismo GBT. Ha ganado el PREMIO INTERNACIONAL DE PERIODISMO MARRIOTT GOLDEN CIRCLE AWARD. Como periodista ha visitado 50 ciudades en Latinoamérica, Centroamérica, Norteamérica y Europa. Es escritor, periodista, orador y crítico de arte. Es columnista del periódico PÁGINA SIETE de la ciudad de La Paz. Sus padres fueron Mario D. Ríos Gastelú, escritor y periodista, y Elva Calderón de Ríos, profesora de lenguaje. Por otra parte, hizo estudios de filosofía contemporánea. En la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), EL ALTO PARA TODOS (2017), Historia de ALCOS (2021), LA GENERACIÓN NINI en co-autoría con Alberto Liendo Romero (2023).
La belleza y sensualidad de la mujer orureña y boliviana además de danzarinas extranjeras, se constituyen en uno de los principales atractivos de la principal expresión folklórica religiosa del mundo, puesta de relieve a través de la indumentaria muy escotada y exenta de prendas interiores. El colorido y la elegancia de los atuendos, sin vacilación se destaca en la generosa anatomía de quienes bailan al ritmo estudiado de figuras coreográficas asombrosas.
Miles de danzarinas de las 18 especialidades de danza, volverán a transcurrir por la ruta del Carnaval de Oruro, haciendo gala de su belleza natural, complementada con sus hermosos disfraces folklóricos, que ponen en muy alto la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.
Durante la realización del Carnaval, mujeres orureñas y de todas las regiones del país, manifestaron la indiscutible belleza femenina boliviana, que fue contrastada con la hermosura de féminas provenientes de prácticamente todos los continentes del planeta, deseosas de participar de este espectacular carnaval, comprobando de esta manera que, al margen de las razas y procedencias étnicas, las mujeres tienen una peculiar característica que el género contrario no posee. Una verdadera pasarela de arte.
Al margen de las predilectas de los 48 conjuntos folklóricos de la Asociación de Conjuntos del Folklore de Oruro (ACFO) ahora ingresaran portando sus bandas que les confiere este título (acción que no se puede producir el Sábado de Peregrinación, porque la Reina de la Jornada es la Virgen del Socavón), las demás integrantes de especialidades de danza, como la morenada, el caporal, la kullawuada, los tobas o los tinkus, engalanaran el Domingo de Carnaval.
The beauty and sensuality of the Orureña and Bolivian women, as well as foreign dancers, constitute one of the main attractions of the main religious folkloric expression of the world, highlighted through the very low-cut clothing and the absence of undergarments. The colourful and elegant attire, without hesitation, stands out in the generous anatomy of those who dance to the studied rhythm of amazing choreographic figures.
Thousands of dancers of the 18 specialities of dance, will once again pass through the route of the Carnival of Oruro, showing off their natural beauty, complemented with their beautiful folkloric costumes, which put the Masterpiece of the Oral and Intangible Heritage of Humanity in a very high position.
During the Carnival, women from Oruro and from all the regions of the country, showed the indisputable Bolivian feminine beauty, which was contrasted with the beauty of women from practically all the continents of the planet, eager to participate in this spectacular carnival, proving in this way that, regardless of the races and ethnic origins, women have a peculiar characteristic that the opposite gender does not possess. A veritable catwalk of art.
Apart from the favourite women of the 48 folkloric groups of the Association of Folklore Groups of Oruro (ACFO) who will now enter carrying their sashes that confers them this title (an action that cannot take place on Pilgrimage Saturday, because the Queen of the Day is the Virgen del Socavón), the other members of the dance specialities, such as the morenada, the caporal, the kullawuada, the tobas or the tinkus, will adorn Carnival Sunday.