Pantalla
Grande en tiempos de
LA COVID – 19
Elena
Anaya
VUELVE A LOS CINES
ELENA
ANAYA
Está espectacular
ESCRIBE: Paka Díaz / VOGUE
COMENTARIOS: Julio Ríos / Escritor
Elena Anaya vuelve a
los cines con una historia tan potente que la atrapó desde el guion y pide la
complicidad de los periodistas para guardar las sorpresas que cuenta.
"Tenemos que conseguir entre todos que los espectadores lleguen a los
cines sin saber nada, que la descubran allí", pide la actriz.
Aunque pueda parecer
una película de miedo, lo cierto es que Jaula es un escalofriante thriller, que
mantiene al espectador con la mirada clavada en la pantalla hasta un final
perfecto. Podría calificarse como un filme de terror social de autor, que
descubre la mirada de Tatay, un cineasta a seguir, y que se estrena en cines el
9 de septiembre.
Como es habitual,
Elena Anaya está espectacular, en esta ocasión dando viva a Paula, una mujer
que sueña con tener un hijo y, de repente, se ve convertida en la cuidadora
eventual de una niña con la que genera un fuerte vínculo y que vive encerrada
en unos círculos de tiza que dibuja en el suelo. Descubrir el origen del miedo
que impide a la cría vivir en libertad se convertirá en una obsesión para ella.
La actriz dota de
realidad a esa madre accidental. Hay tanto de genuino en las interpretaciones
de Anaya, como en su modo de estar en el mundo. No tiene redes sociales, es
sumamente celosa de su vida privada y, sin embargo, puede emocionarse hasta las
lágrimas porque una mujer anónima le agradezca su trabajo en el cine.
Ella también agradece a su familia, a los hados por haberle dado una carrera que le apasiona, al público que siempre la ha valorado.
Deslumbró desde que,
con 19 años, apareció en África, de Alfonso Ungría y luego, casi seguido, en
Familia, de Fernando León de Aranoa. Desde entonces, y van 27 años, no ha
dejado de trabajar. Ha logrado, además, una reconocida carrera internacional
con éxitos arrolladores como Wonder Woman. Sin embargo, los focos y los
oropeles no la ciegan, porque regresa, siempre, a lo que de verdad importa: su
gente, esa vida privada que protege y su historia de amor con la
interpretación.
Por eso, reivindica
hacerse mayor y que se note. "Quiero defender mis arrugas, mostrar en mi
rostro la experiencia vivida. Que la gente entienda que las personas se hacen
mayores y es maravilloso", asegura con vehemencia. Porque ese paso del
tiempo le es indispensable para crear esos personajes magnéticos a los que da
vida, para poder "conmover al público y conmoverme yo contando lo que
viven mis personajes".
Además, admite que a
ella "la eligen los personajes", con los que vive algo muy parecido
al enamoramiento, y reconoce poner toda la carne en cada uno de ellos,
"como si fuera el último, como si cada vez jugara una final. Cuando me
decido por un personaje, me lo tomo muy en serio y me pongo super pesada".
Con otra película
pendiente de estreno, Fatum, y en pleno rodaje de Mentiras pasajeras, una serie
de El Deseo, con Hugo Silva, Pilar Castro, María León y Quim Gutiérrez, para
Paramount+, hablamos con Elena Anaya de su nueva película, Jaula.
¿Son
los peores monstruos los que podemos encontrar en la vida real?
Tal cual y, sin hacer
spoilers, creo que esta película logra hacer partícipe al espectador de lo que
supone tener uno a tu lado.
¿Te
removió interpretar a Paula, tu personaje, una mujer que tiene que optar por la
reproducción asistida para convertirse en madre?
A mí todos los personajes que interpretó me
remueven porque tengo que hacer una inmersión en ellos y se quedan para siempre
en mí. No es que los haga y los deje ahí para volver a casa, no. Cada uno de
los personajes que he interpretado se viene para siempre conmigo, y yo con
ellos. Nunca los termino de independizar (risas).
"Cada uno de los
personajes que he interpretado se viene para siempre conmigo. Nunca los termino
de independizar"
Sí, yo me hago mayor
y ellos siguen de 20, 30, 35. Todos, me acompañan. Y este, en concreto, no por
la manera de reproducción, pero sí por el deseo de ser mamá, algo que, a veces,
supone una dificultad tan grandísima de conseguir. Algo tan deseado para tantas
parejas, no solo mujeres, también para muchos hombres, engendrar un hijo o
tenerlo de la manera que sea.
Sí, conozco muy bien
el tema y me toca mucho, claro. Pero de este personaje no fue eso lo que más me
impactó. Al empezar a leer el guion, me dije "qué barbaridad, cuántos
temas pone sobre la mesa y qué inteligencia la hora de contarlo". Ignacio
Tatay ha logrado hacer una película de género muy entretenida y con una factura
impecable pero, perdona, ¡a qué nivel de profundidad llega! Jaula habla de
asuntos básicos en nuestra vida, la de cualquier espectador. Creo que hará
reflexionar mucho.
Después de verla, he
apuntado una definición: ‘terror social de autor’, porque tiene una factura de
película de miedo, plantea un tema real que afecta a la sociedad y estamos ante
un cineasta con una mirada muy personal de autor.
Pues que sepas que me
lo estoy apuntando yo también, porque me parece muy buena definición. Yo he
trabajado con muchos directores que son autores, que pelean por cada detalle de
la película porque saben que es fundamental, y desde luego, Ignacio ha luchado
por cada matiz, cada trazo de tiza en el suelo. En esta película, cada detalle
significa algo. Todo estaba muy planificado, ensayamos muchísimo.
¿Cómo
ha sido trabajar con Ignacio Tatay, un director novel, como en aquella Familia
de Fernando León de Aranoa?
Él sabía exactamente
como quería contar cada cosa y lo peleaba hasta el final. Los autores son así.
Fernando León con Familia era igual. Y a la gente le pueden parecer tonterías,
pero él sabía que no lo eran y no lo fueron. Con esa mirada única y su
criterio, crean películas que puedes ver varias veces y cada vez vas a
descubrir cosas nuevas.
¿Qué
queda en ti de aquella Elena Anaya que llegó a Madrid a ser actriz?
De aquella Elena Anaya queda mucho. Las mismas ganas, o más, porque ahora tengo más conocimiento del oficio. Afortunadamente, sigo estudiando, aprendiendo de los mismos profesores y peleando mucho por dar siempre lo máximo que pueda, para que sorprenda, para que te quedes cuajada en la butaca viéndolo y, sobre todo, para que no te deje indiferente. No quiero hacer algo del montón.
Y sigue quedando el
agradecimiento absoluto a lo que sea que me ha puesto en ese lugar de la vida,
a mis padres por permitirme cumplir mis sueños, a la profesión por confiar en
mí, a la vida por darme la oportunidad y a los dioses por haberme escogido
desde hace 27 años.
"He tenido que
sacrificar mucho y tener una gran disciplina, para mantener mi carrera, y dar
siempre lo máximo"
¿Qué
le dirías a la Elena de entonces?
Cuando empecé, tenía
19 años y ahora tengo 47. Le diría tantas cosas, pero sobretodo, le daría las
gracias, por su entrega y por su valentía. Yo empecé a trabajar como una
profesional, no como una niña. A esa edad, puedes tener la posibilidad de
equivocarte o de llegar tarde, pero yo no me lo permitía. Entré por la puerta
grande, con muchísima responsabilidad primero con África y luego con Familia, y
ya no paré.
He tenido una gran
continuidad, pero también he tenido que sacrificar mucho y tener una gran disciplina,
para mantener mi carrera, y dar siempre lo máximo. Así que a la Elena de 19
años, le daría un súper abrazo, las gracias y le diría que aquí está, que aquí
estamos.
¿Miras
al pasado mucho?
No, pero sí recuerdo
mi infancia, mi adolescencia, que vienen siempre conmigo, y valoro mucho haber
sido una persona muy feliz, muy querida, con una familia deliciosa que me ha
acompañado y me acompaña siempre, y que me ha dado unos valores que, para mí,
son herramientas básicas en mi día a día. Eso es también estaba en esa niña,
que fue muy valiente, porque tenía mucho tesón y mucha decisión para lograr
algo que era muy difícil de conseguir.
Destacar en el mundo
del cine es muy difícil, pero tú enamoraste a la cámara desde el principio, a
la crítica y a los espectadores. No imaginas las de mensajes de cariño para ti
que me han dado…
Lo agradezco
muchísimo, el público me ha tratado siempre muy bien. Hoy venía en el tren
estudiando un guión, repitiendo una y otra vez, para no pensarlo y que luego
salga con naturalidad. En el vagón, ayudé a una señora con su maleta al entrar
y, al llegar a Madrid, a bajarla. Y me dice "muchas gracias por la maleta
pero, sobretodo, muchas gracias por hacerme pasar tan buenos ratos en el
cine".
¡Y casi me echo a
llorar! Fue tan bonito… Luego nos encontramos en el cercanías, le di las
gracias y le dije "perdona, que no te las he dado al principio, porque
porque te soy muy tímida". Yo tengo muy claro que son personas así quienes
me han dejado estar aquí. Sentir ese cariño es muy importante y yo he tenido la
suerte de notarlo durante toda mi carrera. No tengo redes sociales para darles
las gracias, pero sí tengo la oportunidad de decírtelo en entrevista y que
quede constancia. Gracias, a todos, muchas gracias.
Cierto,
he mirado en todas y no tienes redes sociales.
No, nunca las he
tenido, mi manera de conectar es hablando cara a cara, o por teléfono. La
satisfacción del momento real, no se puede comparar con nada. Me parece muy
bien que todo el mundo las tenga, no estoy criticándolo, simplemente estoy
diciendo que a mí, personalmente, no me gustan. Me parece que te quita más de
lo que te da y creo que provocan en el cerebro daños. Las redes sociales hacen
que la hormona del cortisol se dispare cada vez que recibes un like y eso es
peligroso. A mí, no me compensa. No es que haya decidido dejarlas, es que ni
las he probado. No me interesan. Ni siquiera tengo notificaciones en mi
teléfono, siempre se me olvida dónde lo he dejado.
Totalmente y, muy
importante, nos quitan el tiempo de aburrirnos, vivimos en una
hiperestimulación constante, contemplando la vida de los demás, esperando a que
te cuentan los demás qué hacen. Yo creo que voy a otro ritmo, lo necesito y me
protejo para que sea así.
¿Crees
que la exposición a la fama supone un peligro para la salud mental?
Pues no soy una
experta psiquiatra (risas). Aunque sí que escucho mucho, por ejemplo, a Marian
Rojas Estapé, que sí lo es y, además, es una gran comunicadora y cuenta muy
bien las verdaderas adicciones que generan las pantallas y las redes sociales.
El tratamiento que se le tiene que dar a las personas adictas es muy bestia, el
mismo que para la adicción a la cocaína o al alcohol.
Por eso, me preocupa
gravemente cómo pueden afectar a los bebés, a los niños… Y sin embargo, quienes
han creado estas adictivas redes sociales, están educando a sus hijos sin
pantallas. Da qué pensar.
Tienes
47 años, ¿hay buenos papeles para actrices de esa edad, notas algún cambio?
Toda la vida he
tenido este miedo a sentirme mayor, aunque no uso ni crema hidratante, me cuido
poco, algo de deporte y ya. A veces, me digo, ay, madre mía, cómo voy a llegar,
¿habrá papeles para mí? Pero, cuando he decidido parar, única y exclusivamente
porque necesitaba tiempo para mí, al volver al trabajo, han vuelto a ofrecerme
papeles. Esther García [productora de El Deseo] me llamó para la serie Mentiras
pasajeras, pero le dije que no podía, que me iba a tener que esperar un año.
Y me contestó, no te
preocupes, te espero. Que alguien como ella me diga que me va a esperar lo que
haga falta, cuando seguro que hay otras 27 actrices maravillosas que lo
hubieran hecho mejor que yo, me hace sentir que, a mi edad, hay esperanza. Me
respetan y respetan mi trabajo, así que he regresado reforzada y sintiéndome
muy apreciada, a darlo todo.
"Te ponen un
filtro que te quita los contornos de la cara, que no le ponen a un hombre de tu
edad"
¿Encuentras
diferencias al madurar entre actrices y actores?
Sí. Este oficio sigue
siendo muy cruel, sigue teniendo unos niveles de exigencia con las mujeres
super machistas. De repente, te ponen un filtro que te quita los contornos de
la cara, que no le ponen a un hombre de tu edad.
No quieren que se
vean tus arrugas. Yo quiero defenderlas, mostrar en mi rostro los años de
experiencia vivida, defender ese rostro, que se me vea envejecer porque es un
lujo para mí. Quiero que la gente entienda que las personas se hacen mayores y
es maravilloso que así sea. Además, mi cara transmite expresiones ahora que no
tenía hace 20 años. Para poder conmover al público y conmoverme yo contando lo
que viven mis personajes.
Al final, eso es lo
que notas como espectador y, seguramente por eso, tus interpretaciones nos
parecen tan veraces.
Sí, a mí también me
ocurre. Yo también soy espectadora y me encanta ver cine. Cuando sientes ese
impacto inmediato, va directo a mi corazón. En la vida diaria, me parece de
salvajemente bello, pero cuando me pasa en el cine, es un momento de intimidad
bestial, que te lleva al viaje del unos personajes y ya no piensas en nada más,
solamente estás sintiendo. Me parece un regalazo, esa es, seguramente, la
verdadera magia del cine.
¿Qué
tipo de audiovisual te interesa más como espectadora?
Me flipa el cine de
autor, las historias. Por eso me gustan los cineastas exigentes y machacones,
que no paran hasta conseguir lo que quieren. Hay gente que viene y me dice
"vamos a fluir, a ver qué sale". Y yo digo "fluid con patines en
la Gran Vía (risas)". Para mí, el cine conlleva mucho trabajo, se fluye
solo después de mucho esfuerzo. Por lo menos, en mi experiencia personal. Me
fascina la gente que vive el cine como una necesidad vital y que hacen
películas para convertirnos en personas mejores.
Y
a los personajes que interpretas, ¿arriesgas mucho al elegirlos?
Elegir siempre
implica riesgo pero, si te digo la verdad, creo que son los personajes los que
me eligen a mí. Sé que suena raro, pero yo leo los guiones siempre, desde hace
27 años, afortunadamente, con mucha ilusión y todas las expectativas del mundo,
pensando, "este va a ser". Pero muy pocas veces ocurre (risas).
A veces, en la página
10 ya sé que el personaje no es para mí, aunque esté muy bien escrito. Luego,
empiezas a leer un guion como el de Jaula y te da un viaje que no te suelta y
se te dispara el cortisol… Cuando siento eso, ya estoy enganchada y quiero
rodar la película. A partir de ahí, me lo tomo muy en serio y me pongo súper
pesada. Para mí es como enamorarte, te dices a ti misma, ¿qué hago ahora? Pues
tirar para adelante, y ser muy feliz porque sea así.
Has
rodado varias películas y series en Estados Unidos, como Wonder Woman o Jett.
¿Qué diferencias encuentras en la forma de trabajar allí?
Cada rodaje es
distinto, un mundo, con un equipo que es como una familia que se reúne en torno
a un proyecto. Allí, en vez de 80 personas, hay 500 y en lugar de dos
camioncitos y una caravana y media, hay cien y a la prueba de cámara, te toca
ir 27 veces. La directora Patty Jenkins [la directora de Wonder Woman], me
decía: "Eres la eres la actriz que más pruebas de cámara se ha hecho en la
historia del cine (risas").
Todo es costosísimo
pero, en realidad, en lo que a mí me concierne, no cambia tanto. La respuesta
que le tienes que dar a Jenkins o a Tatay, es la misma: lo máximo, como si
fuera la última vez, para crear un personaje a partir de ti, que no tiene nada
que ver contigo, ni con tu vida, al que tienes que darle forma, voz, corazón y
hacer el viaje con él, para que puedan hacerlo los espectadores conmigo.
"En la première
de Wonder Woman, Gal Gadot y yo no parábamos de hablar de lo más importante que
nos había pasado ese año: tener a nuestros hijos"
¿Recuerdas
algún momento de tu carrera en el que te dijeras "¡hasta dónde has llegado
Elena!"?
No, pero me da mucha
satisfacción llegar al set cada día, como si jugara una final, siempre con una
sonrisa gigantesca, aunque esté reventada. Como te dije al principio de la
entrevista, me parece un regalo de la vida poderme seguir dedicando a esto.
También he vivido momentos impresionantes, como cuando llegué a la première en
Los Ángeles de Wonder Woman, con un vestido precioso de Lanvin, que me flipó
que me lo dejasen. Había mogollón de gente. Además, acababa de haber un
atentado en Londres, por el que se suspendió el estreno allí y había muchísima
seguridad.
Pero, sobre todo,
recuerdo que yo tenía una mastitis y estaba con 40 de fiebre. Me encontré con
Gal Gadot. Las dos habíamos hecho los retakes de la película embarazadas, yo
casi a punto de parir y ella con dos meses menos. Fue genial vernos, ya con
nuestros niños casi andando. En plan "tía, estoy con mastitis" y
ella, "ay, qué horror", en medio de la alfombra roja. Las dos
hablando de lo más importante que nos había pasado ese año, que era tener a
nuestros hijos. Hasta tuvieron que venir los productores a decirnos que nos
pusiéramos para la foto (risas). Pese a los dolores, disfruté muchísimo de
aquella proyección. Pero al día siguiente, vuelvo a mi vida, sin más, a los
temas que importan.
Hablando
de los temas que importan, ¿qué te quita el sueño hoy?
Muchas cosas. Estoy
muy preocupada por la situación actual a nivel político. No puedo comprender
esta guerra, me provoca un dolor de alma infinito. Ni cómo los demás países
permiten que los intereses económicos o geopolíticos superen la necesidad de
detenerla. Por otro lado, me preocupa el destrozo del planeta que estamos
haciendo. Hace años, tuve la suerte de colaborar con Greenpeace e ir al Ártico,
con ellos.
Para mí, son héroes
anónimos que se juegan la vida por defender nuestro planeta. Fue escalofriante
que te expliquen el deshielo y sus consecuencias. Te dicen que somos la última
generación que estamos a tiempo de parar esto, pero nadie hace nada. A veces, lloro
de impotencia al ver, por ejemplo, que vas a comprarte un coche y te animan a
llevarte un diésel. Tú piensas "¿de verdad me estás contando esto?" Y
te vas del concesionario con un cabreo, pero es que así es nuestro sistema. La
balanza está muy desequilibrada. También me preocupa mucho la infancia, lo
desprotegidos que están los más de 100 millones de refugiados y desplazados que
hay en el mundo.
Estuviste
en Etiopía con el ACNUR visitando campos de refugiados. ¿Qué viviste allí?
Aquello me cambió la
percepción de la vida y me enseñó mucho. Los países que tenemos la capacidad de
ser más generosos, somos tremendamente egoístas. Me duele ver, hace unas
semanas, que 45 personas murieron intentando cruzar una valla a golpes, a la
puerta de nuestro país.
En Etiopía, veías entrar de países como Somalia o Sudán del Sur a cientos de personas refugiadas a diario y los reciben con los brazos abiertos, porque saben que pueden aportar, además de riqueza, emprendimiento y ganas de mejorar, para beneficiar a la sociedad que les acoge. Nosotros también hemos necesitado en el pasado asilo, refugio. Qué fuerte que lo hayamos olvidado.
Julio Ríos
Suyo es el privilegio y la condena. De un lado, el sueño de todo actor o actriz de reencontrarse con un director con el que ha crecido, se ha formado y ha aprendido a todo, incluso a amar. Del otro, el doliente trabajo de convertirse en daño colateral de la polémica que persigue a ese mismo director. Elena Anaya (Palencia, 1975) es desde el viernes la estrella del Festival de San Sebastián. Y lo es por ser la heredera del testigo de Penélope Cruz después de 'Vicky Cristina Barcelona'. Su papel en 'Rifkin's Festival' es la de una doctora que sufre tanto al pesado del protagonista como de mal de amores. Fuera de la pantalla, sigue sufriendo la penitencia de aclarar una y otra vez los motivos que le han llevado a aceptar un trabajo que rechazarían (y, de hecho, han rechazado) buena parte de sus compañeros. Recuérdese, después de que Ronan, el hijo de Allen, desenterrara la acusación de abusos a su hermana Dylan, el propio Allen publicó este mismo año la biografía 'A propósito de nada' en la que ofrece su versión detallada de lo ocurrido.
Woody Allen –dice Anaya–, forma parte de la vida de cualquiera que tenga el más mínimo interés por el cine. “Trabajar con él ha sido un sueño muy lejano que, de repente, se ha hecho realidad. Y por sorpresa. Cuando me llamó y me ofreció la película, lo primero que sentí es la pena por no haber podido contar a mis padres algo así. Se sentirían muy orgullosos”.
Siente no ser original. Sin duda, cada instante de 'Annie Hall' es para ella casi sagrado. Luego, ya más recientemente, el trabajo de Cate Blanchett en 'Blue Jasmine' le resulta casi milagroso. Se sale de la pantalla con ese personaje tan cerca de Blanche DuBois de 'Un tranvía llamado deseo'; un personaje desesperado, neurótico, fuera de sí.
Elena Anaya (la artista ilustra en colores blanco y negro, un muy escotado enterizo que lo usa sin sujetador, con medio torso desnudo debajo; no se aprecia ninguna prenda interior; es sólo la piel desnuda de Elena, exenta de prendas interiores), le parece bien la última decisión de la Academia de Hollywood de condicionar las candidaturas a los Oscar al cumplimiento de una serie de requerimientos para combatir la discriminación, Anaya se refiere a eso que se llama de forma despectiva "política de cuotas".
Javier Bardem hablaba de que trabajar con Woody Allen es como hacerlo con un señor que pasa por ahí, que desconcierta que nunca diga nada ni dé ninguna orden a los actores. El caso es justo el contrario. A ella lo decía todo. Son siempre anotaciones extremadamente brillantes, aunque no siempre muy amables. Hay que encajarlas. No pueden hundirla.
Cuando quiere es muy bestia y si te caes, puede que no te levantes en el resto de tu carrera. Es muy directo. Eso sí, todo lo dice de manera educada y aclarando muy bien el motivo de lo que quiere y por dónde tienes que ir. A veces, le gusta dar el visto bueno a una toma y acto seguido piede hacer exactamente lo contrario. Podía cambiar de opinión en mitad del rodaje. Ya no quería lo que él había planeado en el guión.
Sobre la autobiografía de Allenn 'A propósito de nada'. Ella está en ello. legustaría que los días tuvieran cinco días dentro para acabársela cuanto antes. Pero no le da la vida para más. Lo que lleva leído es absolutamente brillante y deja muy claro cómo es. Es una perfecta introducción para quien no le conozca.
¿Qué opina de los capítulos más duros? ¿Le convence su versión de los hechos sobre el abuso de su hija y su relación con Mia Farrow? ¿Ha cambiado su opinión de él tras leer algo tan duro? Marina aún no ha llegado a ello. Esta en la parte que habla de su niñez. Lleva sólo 50 páginas. Por lo demás, ella siempre ha creído en la Justicia. Se ha estudiado dos veces su caso y se ha desestimado. ¿Qué más tiene ella que pensar al respecto?
La llamaron sus agentes americanos y le preguntaron: "¿Trabajarías con Woody Allen?". Y, la verdad, no entendía la pregunta. Y luego, ya con más reflexión, ella lo único que puede expresar al respecto es que ella no se pondra delante de la Justicia. Eso sí, exigí leer el guión.
¿Si la propuesta viniera de Roman Polanski aceptaría igual? Elana subraya que sólo espero que nunca le llame Roman Polanski para trabajar con él. ¡Le daría tal susto! ¿Entonces? Vuelve a lo mismo. Polanski sí ha sido juzgado y está en busca y captura. Pues no, no quiere ni tomarse un café con una persona que está en su situación. Pero tampoco conoce tan bien en su caso. No le da la vida para tanto. ¡Si va por la página 50 de la biografía de Allen!
La pregunta la pone contra la espada y la pared. Honestamente, cree que el arte no debe tener género ni color de piel. Pero está convencida de que tiene que haber más presencia de mujeres cineastas. Elena es de la idea de que hay que dar más visibilidad a la gente discriminada.
No puede ser que cada vez que aparece un negro sea el malo. Y eso mismo pasa mucho con las mujeres. Todas deben de estar ahí apoyando y luchando por la igualdad, pero sin cuotas.
Pero es complicado. En cualquier caso, ella está implicada, asoma en tres academias y quiere estar para poner su aporte y en consecuencia que haya más multiculturalismo. Hay que pensar en grande.
By Julio Ríos
ELENA NAKED THROUGH THE VERY LOW-CUT DRESS WITH NO BRA AND BARE BREASTS
AND TORSO UNDERNEATH THE GARMENT
Hers is the privilege and the condemnation. On the one hand, the dream
of every actor or actress to be reunited with a director with whom he or she
has grown up, trained and learnt everything, including how to love. On the
other, the painful task of becoming collateral damage in the controversy that
follows that same director. Elena Anaya (Palencia, 1975) has been the star of
the San Sebastian Festival since Friday. And she is the heir to Penélope Cruz's
baton after 'Vicky Cristina Barcelona'. Her role in 'Rifkin's Festival' is that
of a doctor who suffers both from the protagonist's heavy heart and from
lovesickness. Off-screen, she continues to suffer the penance of repeatedly
explaining the reasons that led her to accept a job that many of her colleagues
would (and have) rejected. Remember, after Allen's son Ronan unearthed the
accusation of abuse against his sister Dylan, Allen himself published this year
the biography 'Apropos of Nothing' in which he offers his detailed version of
what happened.
Woody Allen," says Anaya, "is part of the life of anyone who
has the slightest interest in cinema. "Working with him has been a very
distant dream that has suddenly come true. And by surprise. When he called me
and offered me the film, the first thing I felt was regret for not having been
able to tell my parents about it. They would have been very proud.
She's sorry she's not original. Without a doubt, every moment of 'Annie
Hall' is almost sacred to her. Then, more recently, Cate Blanchett's work in
'Blue Jasmine' is almost miraculous for her. She comes off the screen with that
character so close to Blanche DuBois in 'A Streetcar Named Desire'; a
desperate, neurotic character, out of her mind.
Elena Anaya (the artist illustrates in black and white colours, a very
low-cut one-piece that she wears without a bra, with half a naked torso
underneath; no undergarment is visible; it is only Elena's naked skin, free of
undergarments), is fine with the latest decision of the Hollywood Academy to
make Oscar nominations conditional on compliance with a series of requirements
to combat discrimination, Anaya refers to what is derogatorily called
"quota policy".
Javier Bardem talked about how working with Woody Allen is like working
with a man who passes by, who never says anything or gives any orders to the
actors, which is disconcerting. The opposite is the case. He said everything to
her. They are always extremely brilliant annotations, though not always very
kind. They have to be fitted in. They can't bring her down.
When she wants to, she's a beast and if you fall down, you might not get
up for the rest of your career. He is very direct. Of course, he says
everything politely and makes it very clear why he wants to do what he wants
and where you have to go. Sometimes he likes to give the go-ahead for a shot
and then he might do the exact opposite. He could change his mind in the middle
of the shoot. He no longer wanted what he had planned in the script.
About Allenn's autobiography 'Apropos of Nothing'. She's working on it.
She'd like the days to have five days in them to finish it as soon as possible.
But she doesn't have time for more. What she's read is absolutely brilliant and
makes it very clear what she's like. It's a perfect introduction for anyone who
doesn't know him.
What do you think of the hardest chapters, and are you convinced by his
version of events about the abuse of his daughter and his relationship with Mia
Farrow, and has your opinion of him changed after reading something so hard?
Marina is not there yet. She's in the part that talks about her childhood. It's
only 50 pages in. Otherwise, she has always believed in justice. Her case has
been heard twice and dismissed. What else does she have to think about?
Her American agents called her and asked her: "Would you work with
Woody Allen? And I didn't really understand the question. And then, on
reflection, the only thing she could say about it was that she would not go to
court. Of course, I demanded to read the script.
ELENA
De perfil
Medidas:
Tamaño: 1.65 m
Peso: 53 Kg
Nombre: Elena Anaya
Fecha de nacimiento:
17 de julio de 1975
Signo del Zodiaco:
Cáncer
Nacionalidad:
Española
Edad:
47 años
Ojos
Castaño
Pelo
Marrón
¿Quien es Elena?
Elena Anaya es una
actriz española conocida por interpretar el papel de Isabel Maru / Doctor
Poison en la película de superhéroes de 2017, Mujer Maravilla. Ella ganó
inmensa popularidad con su papel de Vera Cruz en la película de 2011, La piel en la que vivo, junto al actor
Antonio Banderas y también obtuvo un Premio Goya a la Mejor Actriz. Su parte en
la película Sexo y lucía, también le trajo su inmensa aclamación crítica y
reconocimiento.
Modelo de pasarela:
Si hay cuatro firmas que le
apasionan son Chanel, Roberto Cavalli, Dior y Miu Miu, aunque también la hemos
visto luciendo moda made in Spain en numerosas ocasiones. Y si hay algo que
define su forma de vestir es su gran actitud camaleónica y versátil con la que
siempre nos sorprende. Su rostro de eterna niña le permite, además, jugar con
maquillajes muy marcados y cinematográficos y con peinados nada convencionales.
Uno de sus looks fetiche es el recogido hacia atrás totalmente tirante.
¿Qué marca de pijama usa?
“No uso pijama; duermo como vine
al mundo: piel desnuda entre sábanas.
¿Cómo duerme?
No uso nada. Duermo desnuda
Elena Anaya | ||
---|---|---|
Elena Anaya en 2015 | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Elena Anaya Gutiérrez | |
Nacimiento | 17 de julio de 1975 (47 años) Palencia, España | |
Residencia | Madrid | |
Nacionalidad | Española | |
Lengua materna | Español | |
Características físicas | ||
Altura | 1,6 m | |
Ojos | Marrón castaño y avellana | |
Cabello | Castaño | |
Familia | ||
Pareja | Beatriz Sanchís (2008-2013) Tina Afugu Cordero (2013-presente)1 | |
Hijos | 3, Lorenzo Anaya (enero de 2017) | |
Información profesional | ||
Ocupación | Actriz | |
Años activa | desde 1995 | |
Rol debut | Amiga en "Adiós Naboelk" | |
Año de debut | 1995 | |
Sitio web | ||
Premios artísticos | ||
Premios Goya | Mejor Actriz 2011 La piel que habito | |
Otros premios | Premio Málaga en 2012 | |
Distinciones |
| |
Julio Ríos, licenciado en Ciencias de la Comunicación UCB y diplomado en investigación periodística por la Universidad de la Jolla, San Diego California USA, es escritor y crítico de arte. En la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).
© 2022. Todos los derechos reservados. Condiciones de uso y Política de Privacidad.
Elena Anaya, es una
de las más famosas actrices españolas. Talentosa, inteligente y muy sensual. Se
destaca en la fotografía, vestida con un vestido color beige a través del
cuerpo desnudo sin sujetador, con el torso y la configuración de los pechos
desnudos por debajo.
En 2011, Pedro
Almodóvar la seleccionó para ser la protagonista, junto a Antonio Banderas, de
su nueva película La piel que habito, aunque en un inicio, cuando la película
era solo un proyecto, el director manchego pensó en Penélope Cruz para el papel
protagonista. Por dicho papel ganó el premio Goya 2011 a la mejor actriz.4 Ese
mismo año reconoció públicamente su homosexualidad.5
En 2012, recibió el
Premio Málaga, galardón honorífico del FMCE. La actriz tuvo su primer hijo con
su actual pareja, la diseñadora de vestuario Tina Afugu Cordero, en febrero de
2017.
Elena Anaya is one of
the most famous Spanish actresses. Talented, intelligent and very sensual. She
stands out in the photograph, dressed in a beige dress across her naked body
without a bra, with her torso and breasts bare underneath.
In 2011, Pedro
Almodóvar selected her to star alongside Antonio Banderas in his new film The
Skin I Live In, although initially, when the film was just a project, the La
Mancha-born director thought of Penélope Cruz for the lead role. For this role
she won the 2011 Goya Award for Best Actress.4 That same year she publicly
acknowledged her homosexuality.5
In 2012, she received
the Malaga Prize, an honorary award from the FMCE. The actress had her first
child with her current partner, costume designer Tina Afugu Cordero, in
February 2017.