martes, 2 de agosto de 2022

PIANO / Marianela Aparicio

 

CONCIERTO EN TIEMPOS DE

LA COVID – 19

Marianela Aparicio

tchaikovsky04

CONCIERTO PARA PIANO Y ORQUESTA N° 1

P.I. TCHAICOWSI

ORQUESTA FILARMÓNICA DE SANTA CRUZ DE LA SIERRA

 SOLISTA EN PIANO Marianela Aparicio

    DIRECTOR Rubén Silva

LA PERFECCIÓN ES UNA

CONSTANTE BÚSQUEDA SIN FIN 

“¡Que Pianista!, firme en su técnica con un toque profundo, de intensa sonoridad y de una expresividad desbordante pero siempre controlada”. | ALBERTO VILLALPANDO

 ENTREVISTA: Paula Muñoz Encinas / LOS TIEMPOS 

 COMENTARIOS: Julio Ríos Calderón


No se hizo pianista por casualidad. A Marianela Aparicio, el piano la enamoró desde que era una niña. Fue una determinación de vida y una exigencia personal que la obligan a entregarse con pasión desbordante y expresiva en cada concierto.

“El piano para mí fue siempre una cosa seria”, dice. Heredera de una tradición musical familiar y egresada del Instituto Eduardo Laredo, cimientos para comenzar a germinar su talento, ha sido solista de orquestas de renombre a nivel nacional e internacional.

Sus maestros, conocidos por su exigencia,la han encaminado para encontrar una personalidad propia como intérprete de un instrumento que requiere disciplina y, sobre todo, alma, porque en el escenario no todo es articulación.

Su repertorio es amplio, incluye obras de Bach, Mozart, Chopin, Ravel, Rachmaninoff, Hala, Tchaikovsky hasta Gershwin, entre muchos otros, y los ha presentado con éxito en escenarios de Bolivia, Venezuela, Chile, Argentina, Brasil, México, Francia, Polonia, Bélgica, España e Italia.

A su retorno de su última gira por Europa donde ha ejecutado con orgullo la música de compositores bolivianos, parece alejarse un poco de los clásicos. Saca al aire libre su piano en Santa Cruz, donde radica hace casi seis años, para grabar una serie de 10 obrasque se encuentran en las redes sociales. El segundo video que lanza hoy, junto a la revista OH! es un tango brasileño de Ernesto Nazareth (Brasil) titulado “Escorregando”, en el que se aprecia su capacidad interpretativa y técnica.

Está cómoda en la piel en la que habita. Ha descubierto su singularidad más absoluta y su horizonte musical está claro. “Todavía hay mucho por hacer”.

¿Qué estilo o compositor te gusta más interpretar?

El estilo que va más con mi carácter es la música del período romántico yes conocido que tengo un crush con Rachamninoff.

¿Cuántas horas dedicas a tu profesión?

No las tengo contabilizadas y considerando que en nuestro país los artistas somos además nuestros propios gestores, productores y representantes, tendría que decirte que no sólo es el tiempo de ensayar, sino mucho tiempo de trabajo administrativo. Pero soy una persona muy disciplinada. Sumado al rol de esposa y madre, me siento muy completa.

¿Te invitan a giras internacionales o las buscas?

Es una mezcla de todo un poco, algunos conciertos surgen de invitaciones porque alguien me escuchó tocar o escuchó de mí, pero la planificación, la gestión y la creatividad son de vital importancia para sobrevivir como en cualquier profesión. Lo ideal es que todo artista trabaje con un representante, pero en Bolivia lo hacemos los artistas. Hay mucho campo cuando uno hace las cosas convencida y con pasión.

¿Existe capacidad de crítica en el público boliviano?

La fascinación por la música en nuestro país está en franco crecimiento y algunas personas son más conocedoras que otras. El verdadero objetivo de crear y hacer música es lograr una conexión con el público más allá del entendimiento consciente. Que te emocione, te seduzca, te envuelva. Ésa es la magia de la música, esa efímera pero estrecha relación público–intérprete.

¿Qué se entiende por perfección en el mundo del concertista es una de tus búsquedas?

Para mí es el balance perfecto entre una técnica sólida, impecable y una pasión y expresividad desbordantes. Es el balance perfecto donde no falla ni una sola nota, pero a pesar de ello eres capaz de transmitir y no te has convertido en una máquina.La perfección es una constante búsqueda sin fin.

¿En relación a la gira que recientemente realizaste, cuál fue la motivacióny balance?

La motivación fue la difusión y promoción de música para piano de compositores bolivianos. Muy poco o nunca se realiza conciertos de piano completamente dedicados a música boliviana.

La idea nace a propósito de un encuentro con Teresa Rivera de Stahlie a mi retorno de Polonia quien tocó para mí la Toccata de la Lluvia de Viscarra Monje que forma parte de la Publicación Póstuma que hizo ella de su Obra. Y eso despertó en mí un especial interés en buscar repertorio y conocer más sobre nuestros compositores. 

Una cosa llevó a la otra y si bien ésta gira nació con la idea de hacer mitad del repertorio con música del repertorio universal y mitad con música boliviana, al ir buscando y encontrando música tan variada e interesante decidí encarar un programa completo de música boliviana titulándolo “Encuentro con la Música boliviana”.

Por Julio Ríos

Tchaikovski, la fuerza de la pasión, fue el título de la segunda temporada de la Orquesta Filarmónica de Santa Cruz de la Sierra, que estuvo dedicada al célebre compositor ruso.

En esta ocasión, la orquesta tuvo como invitada a la pianista cochabambina Marianela Aparicio y al maestro Rubén Silva, que dirigió a los más de 150 integrantes de la orquesta, para ejecutar el Concierto para   para piano N.º 1 en si bemol menor, Op. 23.

Fue escrito por el compositor Piotr Ilich Chaikovski entre noviembre de 1874 y febrero de 1875, siendo revisado por primera vez en 1879 y una segunda vez en diciembre de 1888.

En la Nochebuena de 1874, Tchaikovsky llevó la partitura completa de su Primer Piano Concierto al piano virtuoso Nicholas Rubinstein, con la esperanza de que el intérprete estrenara la obra y, a través de su defensa, encontrara un lugar para ella en el repertorio. Rubinstein había tocado otras obras de Tchaikovsky y, hasta ese momento, había sido uno de los más firmes partidarios del compositor.

Expectativa y alegría en el auditorio, avasallado por un numeroso público que esperaba el ingreso de la solista y director. Al momento aparece, en el escenario el director Rubén Silva y la prestigiada pianista Marianela Aparicio (la artista vestía un vestido largo color morado con detalles dorados con espaciados contornos de piel desnuda, a través de la muy escotada prenda sin sujetador que ella la lució con el cuerpo desnudo por debajo), e inmediatamente en medio de los aplausos cado uno tomo su lugar. La apertura de Allegro non troppo e molto maestoso es ciertamente eso, majestuosa y medida. Después de un florecimiento introductorio dominado por los metales, una serie de acordes inevitables puestos de relieve por la pianista Aparicio, asoman cual cabalgata una melodía apasionada en la orquesta. Antes de que este primer tema se haya agotado por completo, los arrebatos del segundo entran, prefigurando su inminente aparición en una doble exposición de estructura única. El desarrollo tormentoso se construye en dos clímaxes demoledores, primero para la participación de Marianela en el piano con asombrosa digitación, prolijidad y seguridad, puntuado por la orquesta, y luego para la orquesta, con una figura ardiente para las cuerdas ocupadas por la solista con estruendosa bravura. El movimiento se cierra con gran seguridad y autoridad, con deslumbrantes pasajes para Aparicio que da forma melódica a una serie de acordes decididos tocados por la orquesta.

El movimiento central es único. Es un hermoso y fundido semplice Andantino, justo lo que uno esperaría de un movimiento lento, da paso a un Prestissimo de la clase más veloz. La melodía de esta sección viene de una canción francesa, "Il faut s'amuser, danser, et rire", que era una de las favoritas de la antigua novia de Tchaikovsky, la soprano Désirée Artôt.

El final, marcado Allegro con fuoco (rápido con el fuego) se abre con una extravagante melodía ucraniana que se disuelve en un segundo tema, tocado primero por los violines y luego por la pianista Aparicio en loable y talentosa ejecución. Tchaikovsky hace todo lo posible para la coda del Concierto, con la orquesta tocando el segundo tema por todo lo que vale antes de que todos se lancen a las deslumbrantes páginas finales.

Haciendo resbalar las manos de Marianela, estas golpean el teclado con sorprendente técnica, junto a la fuerza, sentimiento y final conmovedor. El público emocionado aplaude con entusiasmo agradecido, ampliándose a una ovación que dura, mientras la pianista saluda el director, y luego al primer violín. Un ramo de flores es entregado en testimonio a una bella y magistral ejecución.


By Julio Ríos

THROUGH A PURPLE AND VERY SCARK PURPLE SUIT WITH A BARE BODY UNDERWEARING TALENTED AND ELEGANT MARIANELA PERFORMING THE CONCERT

Tchaikovsky, the power of passion, was the title of the second season of the Santa Cruz de la Sierra Philharmonic Orchestra, which was dedicated to the famous Russian composer.

On this occasion, the orchestra had as guest pianist Marianela Aparicio from Cochabamba and maestro Rubén Silva, who conducted the more than 150 members of the orchestra, to perform the Piano Concerto No. 1 in B flat minor, Op. 23.

It was written by composer Pyotr Ilyich Tchaikovsky between November 1874 and February 1875, being revised for the first time in 1879 and a second time in December 1888.

On Christmas Eve 1874, Tchaikovsky took the complete score of his First Piano Concerto to piano virtuoso Nicholas Rubinstein, hoping that the performer would premiere the work and, through his advocacy, find a place for it in the repertoire. Rubinstein had played other works by Tchaikovsky and, up to that point, had been one of the composer's strongest supporters.

Expectation and joy in the auditorium, overwhelmed by a large audience awaiting the entrance of the soloist and conductor. At that moment, conductor Rubén Silva and the prestigious pianist Marianela Aparicio appeared on stage (the artist was wearing a long purple dress with golden details and spaced outlines of bare skin, through the very low-cut garment without bra, which she wore with her naked body underneath), and immediately, amidst the applause, each one took his or her place. The opening Allegro non troppo e molto maestoso is certainly that, majestic and measured. After an introductory flourish dominated by the brass, a series of unavoidable chords highlighted by pianist Aparicio, a passionate melody rides the orchestra. Before this first theme is completely exhausted, the outbursts of the second enter, foreshadowing its imminent appearance in a uniquely structured double exposition. The stormy development builds to two shattering climaxes, first for Marianela's participation at the piano with astonishing fingering, neatness and assurance, punctuated by the orchestra, and then for the orchestra, with a fiery figure for the strings engaged by the soloist with thunderous bravura. The movement closes with great assurance and authority, with dazzling passages for Aparicio who gives melodic shape to a series of determined chords played by the orchestra.

The central movement is unique. It is a beautiful, melting semplice Andantino, just what one would expect from a slow movement, gives way to a Prestissimo of the swiftest kind. The melody of this section comes from a French song, "Il faut s'amuser, danser, et rire," which was a favorite of Tchaikovsky's former girlfriend, the soprano Désirée Artôt.

The finale, marked Allegro con fuoco (quick with fire) opens with an extravagant Ukrainian melody that dissolves into a second theme, played first by the violins and then by pianist Aparicio in laudable and talented execution. Tchaikovsky pulls out all the stops for the Concerto's coda, with the orchestra playing the second theme for all it's worth before everyone launches into the dazzling final pages.

Making Marianela's hands slip, they strike the keyboard with astonishing technique, along with power, feeling and poignant finale. The thrilled audience applauds with grateful enthusiasm, extending to a standing ovation as the pianist greets the conductor, and then the first violin. A bouquet of flowers is given in testimony to a beautiful and masterful performance.

 Por Julio Ríos

EM UM VESTIDO ROXO COM O CORPO NU, COM UMA MARIANELA TALENTOSA E ELEGANTE QUE APRESENTA O CONCERTO

Tchaikovsky, o poder da paixão, foi o título da segunda temporada da Orquestra Filarmônica de Santa Cruz de la Sierra, que foi dedicada ao famoso compositor russo.

Nesta ocasião, a orquestra teve como sua pianista convidada Marianela Aparicio de Cochabamba e o maestro Rubén Silva, que conduziu os mais de 150 membros da orquestra, para tocar o Concerto para Piano No. 1 em Si menor, Op. 23.

Foi escrito pelo compositor Pyotr Ilyich Tchaikovsky entre novembro de 1874 e fevereiro de 1875, sendo revisado pela primeira vez em 1879 e uma segunda vez em dezembro de 1888.

Na noite de Natal de 1874, Tchaikovsky levou a partitura completa de seu Primeiro Concerto para Piano ao virtuoso piano Nicholas Rubinstein, esperando que o intérprete estreasse a obra e, através de sua defesa, encontrasse um lugar para ela no repertório. Rubinstein tinha tocado outras obras de Tchaikovsky e, até aquele momento, tinha sido um dos mais ferrenhos apoiadores do compositor.

Expectativa e alegria no auditório, dominado por um grande público aguardando a entrada do solista e maestro. Naquele momento, o maestro Rubén Silva e a prestigiosa pianista Marianela Aparicio apareceram no palco (a artista estava usando um longo vestido roxo com detalhes dourados e contornos de pele nua espaçados, através da roupa sem sutiã muito decotada que ela usava com seu corpo nu embaixo), e imediatamente, em meio aos aplausos, cada um tomou seu lugar. A abertura Allegro non troppo e molto maestoso é certamente isso, majestoso e medido. Após um florescimento introdutório dominado pelos metais, uma série de acordes inevitáveis trazidos à tona pelo pianista Aparicio, uma melodia apaixonada monta a orquestra. Antes que este primeiro tema se esgote completamente, as explosões do segundo entram, antecipando sua iminente aparição em uma dupla exposição estruturada de forma única. O desenvolvimento tempestuoso se desenvolve em dois clímaxes abaladores, primeiro para a participação de Marianela ao piano com dedilhação, limpeza e segurança surpreendentes, pontuados pela orquestra, e depois para a orquestra, com uma figura ardente para as cordas engajadas pelo solista com bravura trovejante. O movimento se fecha com grande segurança e autoridade, com passagens deslumbrantes para Aparicio dando forma melódica a uma série de acordes determinados tocados pela orquestra.

O movimento central é único. É um semplice Andantino maravilhosamente derretido, exatamente o que se esperaria de um movimento lento, dando lugar a um Prestissimo do tipo mais rápido. A melodia desta seção vem de uma canção francesa, "Il faut s'amuser, danser, et rire", que era a favorita da ex-namorada de Tchaikovsky, a soprano Désirée Artôt.

O final, marcado Allegro con fuoco (rápido com fogo) abre com uma extravagante melodia ucraniana que se dissolve em um segundo tema, tocado primeiro pelos violinos e depois pelo pianista Aparicio em uma performance louvável. Tchaikovsky faz todas as paradas para o coda do Concerto, com a orquestra tocando o segundo tema por quanto vale, antes que todos se lancem nas deslumbrantes páginas finais.

Fazendo as mãos de Marianela escorregarem, elas golpeiam o teclado com uma técnica surpreendente, junto com poder, sensação e um final comovente. O entusiasmado público aplaude com entusiasmo agradecido, estendendo-se a uma ovação de pé enquanto o pianista saúda o maestro, e depois o primeiro violino. Um buquê de flores é apresentado em testemunho de uma bela e magistral performance.




Julio Ríos, licenciado en Ciencias de la Comunicación, estudió en las universidades Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca y Católica de La Paz, y diplomado en investigación periodística por la Universidad de la Jolla, San Diego California USA, es escritor y crítico de arte. En la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).

© 2022.


Marianela Aparicio

Rubén Silva