domingo, 21 de agosto de 2022

La pintura de CLAUDIA BALCÁZAR

ARTISTAS PLÁSTICOS EN TIEMPOS DE

LA COVID – 19 

La pintura de

CLAUDIA BALCÁZAR


LIENZOS DE COLORES

INTENSOS Y PUROS 


Claudia Balcázar, nació en Cochabamba, Bolivia, el 4 de noviembre de 1979. Estudió Arquitectura y Diseño de Interiores en la Universidad Mayor de San Simón de su ciudad natal. Además de artista plástica es decoradora. Claudia, poco a poco, se encuentra abriendo espacios en otros países. Madre de dos bellos hijos, Fernanda de 18 años; Pablo de 13, su vida son ellos. Fernanda es una artista con el lápiz y Pablo, expresa Claudia sonriente, un artista con el Play Cuatro.

Claudia es una mujer muy hermosa, de trato carismático, amoroso, sincero y sencillo. Pintó desde sus años primaverales, don que se transmutó en el camino más importante de su vida profesional.

Su formación pictórica es autodidacta. Es una artista plástica experimental a quien gusta reciclar, inventar, pintar paredes y diseñar muebles, pintarlos y restaurarlos.

Pinta colores intensos y puros que se relacionan y funden con rocíos de fuego, sangre, luz y oscuridad; formas suaves y pinceladas espatuladas decididas; todo ello convive con naturalidad y fluye al ritmo de una melodía interior que inunda el lienzo. Su talento es extraordinario. Claudia es definitivamente una iluminada.

Es ese impactante dinamismo, obtenido gracias a composiciones asimétricas pero de un sereno equilibrio, el que nos embarca —sin ninguna violencia—, en un sugerente viaje que parte de lo más recóndito del espíritu humano para llegar a insinuar la infinitud y grandeza del mismo. Un recorrido en el que solo existen los límites que el espectador quiera marcarse.

Claudia se hace pintora. Lo demás es producto del impulso filosófico que orienta a la búsqueda de los símbolos cósmicos. ¿Qué hay en la joven artista plástica? Hay el encuentro con sí misma. Hay la alegría de haber llegado a una reconciliación íntima. Con su pintura y sus ideas, Claudia nos pone frente a un principio del espíritu; su arte nace del alma donde tiene sus orígenes ese manantial de colores que es producto del examen sagaz de su conciencia creadora de artista.

El arte abstracto es un estilo moderno que se opone al realismo y a la fotografía, de esta manera, es necesaria la utilización de la imaginación y la comprensión más allá de lo que la lógica nos entrega para admirar una pintura u obra abstracta.

Claudia Balcázar, es una exponente de este arte. Las posibilidades son infinitas en la temática abstracta, y es el sentido cromático, la prolijidad en la elección y manejo del color, lo que permite ver en el lienzo de Claudia, una obra primorosamente elaborada.
 

PERFIL DE CLAUDIA  

 

  

1. ¿Principal rasgo de su carácter?

🎨Espontanea

2. ¿Qué cualidad aprecia más en un hombre?

🎨Lealtad

3. ¿Y en una mujer?

🎨Honestidad

4. ¿Qué espera de sus amigos?

🎨Lealtad y honestidad

5. ¿Su principal defecto?

🎨Impaciente

6. ¿Su ocupación favorita?

🎨Pintar

7. ¿Su ideal de felicidad?

🎨Sentir Paz

8. ¿Cuál sería su mayor desgracia?

🎨Enfermedad terminal

9. ¿Qué le gustaría ser?

🎨Lo que soy

10. ¿En qué país desearía vivir?

🎨Grecia

11. ¿Su color favorito?

🎨Rojo


12. ¿La flor que más le gusta?

🎨Girasol

13. ¿El pájaro que prefiere?

🎨Águila

14. ¿Político que admira?

🎨Nayib Bukele

15. ¿Su poeta preferdido?

🎨 Garcia Marquez

16. ¿Un héroe de ficción?

🎨Rambo

17. ¿Una heroína?

🎨Mi madre

18. ¿Su músico favorito?

🎨Hauser

19. ¿Su pintor preferido?

🎨Gustav Klimt

20. ¿Su héroe de la vida real?

🎨Jesús

21. ¿Su nombre favorito?

🎨Mirtha

22. ¿Qué hábito ajeno no soporta?

Que boten basura en la calle

23. ¿Qué es lo que más detesta?

🎨La mentira

24. ¿Es usted renegona?

🎨Por su puesto

25. ¿Un hecho que recuerde y que admire?

🎨Cuando mi padre cuidaba a mi madre hasta su último día de vida.

26. ¿Qué virtud desearías poseer?

🎨Paciencia

27. ¿Cómo le gustaría morir?

🎨Durmiendo

28. ¿Cuál es el estado más común de su ánimo?

🎨Intensa

29. ¿Qué defectos le inspiran mayor indulgencia?

🎨A los impacientes, renegones.

30. ¿Cuál es su lema?

🎨Haz más de eso que te hace feliz.

31. ¿Se sientes realizada?

🎨Totalmente

32. ¿Su complejo?

🎨No tengo ninguno

33. ¿Comida preferida?

🎨Pastas

34. ¿Bebida favorita?

🎨Vino, café

35. ¿Postre favorito?

🎨Torta helada de café

36. ¿Deporte favorito?

🎨Fútbol

37. ¿Sus talentos ocultos?

🎨Cocinar

38. ¿El colmo de la felicidad?

🎨Cuando estoy con mis hijos

39. ¿Su ideal de felicidad?

🎨Paz


40. ¿Ordenada?

🎨Extremadamente

41. ¿Desordenada?

🎨Jamás!

42. ¿Puntual?

🎨En lo posible

43. ¿Qué es lo primero que haces al despertar?

🎨Tomó agua

44. Signo del Zodiaco

🎨Escorpio

45. ¿Artistas de cine favoritos?  

🎨Alpaccino y Mel Gibson

46. ¿Cuál es su prenda de ropa favorita?

🎨Pantalones de Lino

47. ¿Qué usa para dormir?

🎨Pijama

 versais.


 



 
Julio Ríos

A través de una camisa blanca delgada y muy escotada que viste sobre su piel desnuda, Claudia se sumerge afanosa en el lienzo que dará vida a una pintura. Concentrada en el equilibrio del caballete, el pincel remarca la calidad del color adquirido para concluir estampando su firma.

Claudia, recoge la luz del sol al despuntar la mañana ruidosa de pájaros, cuando el verdinegro de las hojas resume los extremos del matiz en los colores, entre ese encendido de colores rojos fuertes en tonos variados, y los blancos de la sombra que las mismas ramas crean en torno suyo, en el enorme escenario creado por Dios. Es la luz que viene del levante y es la sombra que agoniza en el poniente.

Ahí está lo humano en la espátula, el pincel y la paleta de Claudia, cuando la sonrisa puede dejar caer una lágrima, a donde la vida se interpretada por la luz solar, los árboles, el mar, las flores. Esta artista agudiza el ingenio, suaviza las manos, ensaya las variaciones y pasa del impresionismo al realismo y, luego a la abstracción.

Lo más sobresaliente —que es producto del talento y la técnica suya— es cómo Claudia dibuja con la espátula. Tiene la habilidad y la concepción que mana de los grandes pintores para llevar a sus trabajos la línea perfecta de su inspiración a la que más tarde le añadirá el toque cromático, cuando así se los pida el tema. 

El trabajo que cumple Claudia, ante la riqueza de la imagen en el lienzo es desafiante, no es una mera transformación cromática de sus ideas, son la constante búsqueda de la obras por intermedio de una firme decisión de llegar a la última espatulada con el convencimiento de que su cuadro sí está terminando, pulido, casi perfecto. A eso le llamo una y mil veces pulcritud y profesionalismo.

Claudia enciende en su mente ese fuego que se transforma, eternamente, para dar paso a la profundidad del color. La naturaleza es el centro de su impenetrable incógnita, cautivada por el sortilegio del misterioso rojo. Lo infinito está siempre próximo a su creación. La metáfora del océano interior, con sus naufragios, atardeceres, alboradas y hasta con un rítmico agitar de alas de gaviotas, son visiones traídas desde la niñez a lomo de grandes recuerdos.

¡Océanos de pasiones! Aguas tranquilas. Aguas que rebasan. Aguas que se anegan. Lo poético y lo dramático, surgiendo desde ese mismo escenario de agua perdida en el horizonte besándose en el cielo. Claudia tomó el aire de sombra en la inquietud del erial. Los pájaros abrieron sus alas más allá de la circunferencia de su vuelo, y en la suma de elementos llevados al lienzo, todo el espacio entró en movimiento al impulso de la mirada singular de la joven artista, asomada a los sueños que ya veían la realidad en los párpados y el despertar que se hacía cercano a la conquista de un etilo prolijo.

Claudia sumó su nombre a una generación de pintores de ideas nuevas en una renovación de espíritu y arte, hoy reconocidos como una transición de lo reiterativo en pos de nuevas sensaciones plásticas.

Las perspectivas no se pierden en esa su carrera creativa. Las pinturas con ese apasionado rojo vuelven a transformarse en imágenes sugerentes. Sus cuadros ya tienen una razón de ser en la tela, porque de allí surgen sus destacadas obras.

Las ideas alinean y los ojos toman mirada arquitectónica para construir las nuevas figuras de pronto convertidas en rostros e imágenes que representan muchas circunstancias, y otros vuelos de imaginación y arte refinado. 

La purificación y exaltación del ser humano mostrando su calidad de artista plástica, reflejo de una escuela seriamente llevada a la concepción de la estética, se ubican en el alma de la artista tal como lo contempla en un día esperanzado o en una noche de paz.

Ya los colores surgen de la atmósfera. No existe analogía, sino estilo definido que identifica a la artista, pues Claudia conquistó la entrada a encontrar la veta, el filón que hoy permite ser reconocida, aun no estampe su firma. Hay en Balcázar similitud con sonrientes querubines de místicos artistas; todo es docilidad cromática sin influencia alguna, por esto se menciona la palabra artista.

Sus colores manejados con preciso conocimiento técnico, muestran su atractivo, surgido de la variedad de tonos y matices así como del acento de su intensidad. Bajo la superficie del desconcierto en la relación compositiva, yacen figuras enigmáticas que se transforman en auténticas imágenes bajo el proceso de recomposición que se opera en el acto de la contemplación.

Claudia Balcázar Amaya, es una de las pintoras bolivianas importantes de una nueva generación. De impecable oficio, su pintura la sitúa entre ese grupo reducidísimo de artistas que expresan valores y que los trascienden para convertirse en intérpretes universales.

Julio Ríos

Through a thin, low-cut white shirt that she wears over her bare skin, Claudia eagerly immerses herself in the canvas that will give life to a painting. Concentrated on the balance of the easel, the brush highlights the quality of the color acquired to conclude by stamping her signature.

Claudia, collects the sunlight at the dawn of the noisy morning of birds, when the green and black of the leaves summarizes the extremes of the hue in the colors, between that ignition of strong red colors in varied tones, and the whites of the shadow that the same branches create around him, on the enormous stage created by God.

It is the light that comes from the east and it is the shadow that is dying in the west. There is the human in Claudia's spatula, brush and palette, when a smile can drop a tear, where life is interpreted by sunlight, trees, the sea, flowers. This artist sharpens her wit, softens her hands, experiments with variations, and moves from impressionism to realism and then to abstraction.

The most outstanding thing —which is the product of her talent and her technique— is how Claudia draws with the palette knife. She has the ability and the conception that she emanates from the great painters to bring to her works the perfect line of her inspiration to which she will later add the chromatic touch, when the subject so requests.

The work that Claudia carries out, given the richness of the image on the canvas, is challenging, it is not a mere chromatic transformation of her ideas, it is the constant search for the works through a firm decision to reach the last spatula with the conviction that his painting is indeed finishing, polished, almost perfect.

That is what I call a thousand times neatness and professionalism. Claudia ignites in her mind that fire that transforms, eternally, to give way to the depth of color. Nature is the center of her impenetrable mystery, captivated by the spell of the mysterious red. The infinite is always close to her creation.

The metaphor of the inner ocean, with its shipwrecks, sunsets, dawns and even the rhythmic flapping of seagull wings, are visions brought back from childhood on the back of great memories. Oceans of passions! Calm waters. Waters that overflow Flooding waters. The poetic and the dramatic, emerging from that same scenario of water lost on the horizon kissing the sky. Claudia took in the air of shadow in the restlessness of the wasteland.

The birds spread their wings beyond the circumference of their flight, and in the sum of the elements taken to the canvas, the entire space began to move at the impulse of the unique gaze of the young artist, peering into the dreams that already saw reality. in the eyelids and the awakening that was close to the conquest of a neat style.

Claudia added her name to a generation of painters with new ideas in a renewal of spirit and art, today recognized as a transition from the repetitive in pursuit of new plastic sensations. Prospects are not lost on her creative career. The paintings with that passionate red are once again transformed into suggestive images. Her paintings already have a reason for being on the canvas, because that is where her outstanding works come from. The ideas align and the eyes take an architectural gaze to build the new figures suddenly converted into faces and images that represent many circumstances, and other flights of imagination and refined art.

The purification and exaltation of the human being showing the quality of her plastic artist, reflection of a school seriously led to the conception of aesthetics, are located in the soul of the artist as she contemplates it in a hopeful day or in a night. of peace. Already the colors emerge from the atmosphere.

There is no analogy, but rather a defined style that identifies the artist, since Claudia conquered the entrance to find the vein, the seam that today allows her to be recognized, even if she has not stamped her signature. There is in Balcázar similarity with the smiling cherubs of mystical artists; everything is chromatic docility without any influence, for this reason the word artist is mentioned.

Her colors handled with precise technical knowledge, show her attractiveness, arising from the variety of tones and nuances as well as the accent of her intensity. Beneath the surface of the confusion in the compositional relationship lie enigmatic figures that are transformed into authentic images under the process of recomposition that takes place in the act of contemplation.

ClauBalcázar Amaya, is one of the important Bolivian painters of a new generation. Of impeccable craft, her painting places her among that very small group of artists who express values ​​and who transcend them to become universal interpreters.

 Júlio Ríos

Através de uma camisa branca fina e decotada que veste sobre a pele nua, Claudia mergulha avidamente na tela que dará vida a uma pintura. Concentrado no equilíbrio do cavalete, o pincel enfatiza a qualidade da cor adquirida para concluir carimbando sua assinatura.

Cláudia, recolhe a luz do sol na alvorada da ruidosa manhã dos pássaros, quando o verde e o preto das folhas resumem os extremos da tonalidade nas cores, entre aquela ignição de fortes cores vermelhas em tons variados, e os brancos da sombra que os mesmos ramos criam ao seu redor, no enorme palco criado por Deus.

É a luz que vem do leste e é a sombra que está morrendo no oeste. Há o humano na espátula, pincel e paleta de Claudia, quando um sorriso pode derramar uma lágrima, onde a vida é interpretada pelo sol, pelas árvores, pelo mar, pelas flores. Esta artista aguça sua inteligência, suaviza suas mãos, experimenta variações e passa do impressionismo ao realismo e depois à abstração. O mais marcante —que é fruto de seu talento e técnica —é como Claudia desenha com a espátula.

Tem a capacidade e a concepção que brota dos grandes pintores para trazer às suas obras a linha perfeita da sua inspiração à qual acrescentará posteriormente o toque cromático, quando o tema assim o solicitar. O trabalho que Claudia realiza, dada a riqueza da imagem na tela, é desafiador, não é uma mera transformação cromática de suas ideias, é a busca constante pelas obras através de uma firme decisão de chegar à última espátula com a convicção de que sua pintura é de fato acabada, polida, quase perfeita. Isso é o que chamo mil vezes de asseio e profissionalismo.

Claudia acende aquele fogo em sua mente que se transforma, eternamente, para dar lugar à profundidade da cor. A natureza é o centro de seu mistério impenetrável, cativada pelo feitiço do misterioso vermelho. O infinito está sempre próximo de sua criação. A metáfora do oceano interior, com seus naufrágios, crepúsculos, alvoradas e até o bater ritmado das asas das gaivotas, são visões trazidas da infância nas costas de grandes lembranças. Oceanos de paixões!

Águas calmas. Águas que transbordam Águas de inundação. O poético e o dramático, emergindo desse mesmo cenário de água perdida no horizonte beijando o céu. Claudia tomou o ar de sombra na inquietação do deserto. Os pássaros abrem as asas para além da circunferência de seu voo, e na soma dos elementos trazidos à tela, todo o espaço começou a se mover no impulso do olhar único do jovem artista, perscrutando os sonhos que já viam a realidade nas pálpebras e o despertar que se aproximava da conquista de um estilo caprichado.

Claudia somou seu nome a uma geração de pintores com novas ideias em uma renovação do espírito e da arte, hoje reconhecida como uma transição do repetitivo em busca de novas sensações plásticas. As perspectivas não estão perdidas nessa sua carreira criativa. As pinturas com aquele vermelho apaixonante são mais uma vez transformadas em imagens sugestivas. Suas pinturas já têm uma razão de ser na tela, pois é daí que vêm suas obras marcantes.

As ideias se alinham e os olhos levam um olhar arquitetônico para construir as novas figuras subitamente convertidas em rostos e imagens que representam muitas circunstâncias, e outros vôos de imaginação e arte refinada. A purificação e exaltação do ser humano mostrando sua qualidade de artista plástico, reflexo de uma escola seriamente levada à concepção da estética, estão localizadas na alma da artista ao contemplá-la em um dia esperançoso ou em uma noite tranquila .

Já as cores emergem da atmosfera. Não há analogia, mas sim um estilo definido que identifica a artista, pois Claudia conquistou a entrada para encontrar a veia, a veia que hoje permite que ela seja reconhecida, mesmo que não tenha carimbado sua assinatura. Há em Balcázar semelhança com os querubins sorridentes dos artistas místicos; tudo é docilidade cromática sem qualquer influência, por isso a palavra artista é mencionada. Suas cores tratadas com apurado conhecimento técnico, mostram sua atratividade, decorrente da variedade de tons e nuances, bem como do acento de sua intensidade.

Sob a superfície da confusão na relação composicional estão figuras enigmáticas que se transformam em imagens autênticas no processo de recomposição que ocorre no ato da contemplação. Claudia Balcázar Amaya, é uma das importantes pintoras bolivianas de uma nova geração. De artesanato impecável, sua pintura a coloca entre aquele grupo muito pequeno de artistas que expressam valores e que os transcendem para se tornarem intérpretes universais.


El budismo es un medio de transformación individual y social que ofrece simplemente sus prácticas y enseñanzas a cualquier persona que desee aprender. La gente puede tomar tanto como desee, poco o mucho.

Claudia Balcázar pinta a BUDA, en un carácter eminentemente filosófico en su propio estilo. La meditación se pone de relieve en un cromatismo sorprendente, con el pincel de la artista.



Julio Ríos, licenciado en Ciencias de la Comunicación, estudió en las universidades Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca y Católica de La Paz, y diplomado en investigación periodística por la Universidad de la Jolla, San Diego California USA, es escritor y crítico de arte. En la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO(1986), la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), EL ALTO PARA TODOS (2017), LA GENERACIÓN NINI en co-autoría con Alberto Liendo Romero (2023), UNA HISTORIA PARA CONTAR (2024).

© 2022.



CLAUDIA BALCÁZAR