Artistas
plásticos en tiempos de
LA COVID - 19
LA
OBRA DE
PILI TEJEDO
Cuadros
asomados de
TERNURA
REPORTAJE: Página de Pili
Tejedo
Pintora del color, la alegría y la emoción
COMENTARIO: Julio Ríos
Siempre has tenido claro que querías ser artista? ¿Cómo te iniciaste? ¡Pues no! Jajajaja, siempre he sido espontánea y teatrera, pero no era
consciente. Vengo de una familia tradicional y peculiar. Mi madre, polivalente,
cuidaba de sus 3 hijos y de sus padres. Ayudaba a mi padre en la consulta y
mantenía todo en orden, mientras él, médico de profesión y vocación, fue el que
me hizo sacar lo que llevo dentro. Era un artista en todo lo que hacía.
Me obligó a estudiar medicina, yo no quería pero dijo que el arte, como en su
caso, debía ser un hobby y no algo que nos diera quebraderos de cabeza, “es muy
difícil vivir de él” (solía decir) “y además ser libre “.
De él aprendí muchas cosas y la pasión por el arte sin ninguna duda, incluido
el del séptimo. Dibujaba de una forma muy característica (no he vuelto a ver a
nadie hacerlo así) y su carga genética estoy segura que me dio este instinto
artístico y soñador.
Cursé
dos años de medicina, pero me cambié a psicología porque mi personalidad me
hacía incompatible con determinados métodos de estudio. No llegué a terminarla,
la vida me cambió y me quedé a muy poquito de terminar. Por otro lado, cuanto
más tenía que estudiar, más me apetecía pintar y poco a poco lo fui haciendo mi
modo de vida.
Mis
primeros cuadros los firmaba como “Nena”, que era como me llamaban mi familia y
amigos (y algunos lo siguen haciendo). De hecho, para los hijos de mis hermanos
soy tía Nena. Cuando empecé a vender, mi padre dijo: “pero hija ¿no tienes
apellido?” jajaja. Desde entonces soy Pili Tejedo.
Hice cursos y talleres para completar mis inquietudes con más técnicas. Cursos
de investigación personal y estudios de otras habilidades, pero no cursé Bellas
Artes (en mi ciudad no había Facultad, había escuela, en la sí participé).
Después practiqué y me dejé llevar por la curiosidad y la intuición, mis instintos
y gustos personales según las épocas.
Al principio, mi padre me llevaba de la mano, me pasaba horas embobada viéndole hacer todo tipo de arte: pintaba, labraba, esmaltaba, dibujaba. Usaba todo lo que tenía al alcance y creaba siempre con lo último que salía al mercado. Más adelante, y gracias a esa ventana al mundo (Internet), sigo investigando por mi cuenta, buscando ser más fuerte en mi parte más débil.
Lo importante, como casi todo en la vida es la constancia y no rendirse. Las
personas que se enteraban que pintaba, venían a casa y empezaron a comprarme
cuadros desde el caballete. Eso me ayudó a confiar en mí misma y me hizo
plantearme exponer. Lo organizamos y para mi sorpresa lo hice con mucho éxito.
Por casualidades de la vida, miembros de la NASA también adquirieron algunas de mis obras. Recuerdo que les fascinaban las ranas, las iguanas, el color. Por aquella época incluso me ofrecieron exponer en el Reina Sofía de Nueva York, pero aún no había llegado el momento, había otras prioridades.
«Soy color y fantasía, ese es mi universo favorito, mi mundo.» ¿Por qué pintura y no otra expresión artística? La pintura me parece la expresión artística más adaptada a mi personalidad. Más fácil de transportar, no requiere tantísimo espacio como, por ejemplo, la escultura.
He probado un poco de todo, claro que no con tanto tesón, pero la conclusión (al menos por el momento, no me quiero cerrar puertas), es que mi fuerte ha sido siempre el color y la fantasía. Ese es mi mundo y mi estilo personal.
¿Qué recuerdas de tus primeras obras? Recuerdo que buscaba motivos llamativos,
era una pintura más naíf, los colores eran mucho más primarios los veía como si
les faltara brillo.
Después,
con la operación de mis ojos, pude observar que veía las imágenes teñidas de un
color amarillento y por eso necesitaba subir tanto los tonos, para que mi
visión fuera el resultado de lo que quería ver. Podría destacar que, aun
siguiendo el mismo hilo, todo era más redondo, tal vez menos poético, aunque si
atractivo.
Pintaba
más sostenida, menos valiente y decidida, siempre temerosa de no gustar. Las
primeras obras tienen algo de niñez (siempre queda algo de inocencia en mis
telas) y más tarde ha ido saliendo cada trocito del camino que he ido
recorriendo.
¿Te
has encontrado con alguna dificultad a lo largo del camino? ¿Y quién no? ¡Soy
tremendamente emocional y pasional! Todo me influye mucho en el trato con los
pinceles. He sorteado muchas dificultades, sobre todo porque yo siempre pinto
desde la alegría y cuando estoy triste mi cabeza no genera lo que quiero ver.
Cuando
pinto en ese estado ahogo los cuadros, o me hartan y los devuelvo al blanco
para que no existan, a pesar de que para otras personas puedan haber sido más
que válidos y luego me riñan por borrarlos.
Una vez, con la presión de pintar felinos, dibujé tres muy realistas,
haciéndole frente a la vida y de pronto dije: “¿por qué voy a dibujar tigres,
panteras o leones, tal como los ve todo el mundo?”. No soy yo. No soy de
arañar, ¡casi toda mi vida me he mordido las uñas! Así que, haciendo algo tan
simple como una tortilla, la aparté del fuego y corrí a borrarlos y a empezar
de nuevo.
Esto
me ha pasado más veces cuando me presionan para que pinte algo determinado,
empiezo, desarrollo y llega un punto en el que no me siento cómoda y castigo
las telas, les doy la vuelta. Cuando me ordeno y retomo, casi siempre cambio el
concepto.
Mi
padre enfermó, eso sí me hizo parar, excepto en las clases que he impartido
durante 20 años, ahí no podía detenerme, hay que seguir y transmitir, sino no
funciona.
Cuando mejoró volví a pintar más, pero mi primer matrimonio se deshacía y volví a parar por exigencias del guión. Fue entonces cuando la vida puso en mi camino a mi amor de juventud, Eduardo. Uno de esos amores que te paralizan y de los que crees morir si te alejas, pero no pudo seguir su camino en aquel momento, lo retomamos 25 años más tarde.
Mi última dificultad ha sido el cáncer de mi esposo. Se instaló justo en el momento en el que comenzaba este proyecto. Gracias a Dios, él ya está bien después de meses tremendos de dedicación plena a su recuperación y ahora ha llegado el momento de alcanzar la meta.
«Podría decir que las obras que más me definen son mis mundos, son de las que más me cuesta desprenderme.» ¿Dónde nace tu inspiración?
¡De cualquier cosa! Según mi hijo ese ha sido siempre mi principal problema, mi talón de Aquiles, ¡cualquier cosa me inspira!. Todo me gusta llevarlo a mi mundo y me cuesta mucho centrarme en un solo tema, excepto cuando empecé a vivir con Eduardo que, por algún motivo, sólo pintaba mujeres, como si me dijera a mí misma: “¡tú puedes!, ni frágil, ni fea, ¡ni nada!, ¡tú puedes!”.
Me inspira cada rincón del mundo que he visitado, los animales y su comportamiento, me inspira la ternura, la pasión, el revoltijo de energías, los defectos de las personas que los hacen ser quienes son, la melena revuelta, las burbujas de colores mezcladas en las dimensiones que me invento.
Me inspira encontrar imágenes que me llevan a mi mundo alternativo, en el que me gusta habitar y que tiene de todo, pero sobre todo alegría y buen rollo, que da confianza y siempre suma.
¿Cuál ha sido la obra que más te
ha marcado? Supongo que en cada época he tenido una favorita. Mis casas
torcidas y mis gorditas, las ranas, los perros. La gente se suele enamorar casi
siempre de las mismas, pero a veces me sorprenden escogiendo las que menos me
definen o aquellas en las que yo atravesaba un momento que no podría calificar,
esas que he pintado sin tanta atención o dedicación, con menos mimo.
A medida que mi relación con los pinceles avanza, noto que me gusta más pintar
unas cosas que otras y que hay elementos que se repiten y transformo en
diferentes atmósferas.
Ahora mismo, arriesgándome, podría decir que las obras que más me han marcado son mis “mundos”. Estas telas son de las que más me cuesta desprenderme. Yo suelo disfrutarlas en casa y cuando se las llevan, siento el vacío. Me cuesta mucho sustituir esa sensación.
¿Si tus obras pudiesen hablar ¿Qué crees que dirían sobre el artista? Jajajaja ¿¡Que dirían!? Creo que todas juntas dirían: “¡Pero bueno! ¿esta tipa de dónde ha salido? Unas veces pinta gordas, alarga a la gente, tuerce las casas, luego tacha los cuadros y los revive con colores diferentes. Se lleva sus acuarelas, lápiz y papel y después de hacer 7 rayas pinta esto que no tenía nada que ver con lo que estaba haciendo”.
Pero, por otro lado, creo que también dirían: “Esta chica me gusta, triste o contenta, siempre nos pone sonrientes o tirando para adelante. Nos coloca en bonitos espacios siempre que puede, nos acaricia con colores hasta la última esquina. Lástima que a veces nos meta en un armario y solo nos saque de vez en cuando a respirar, pero sabemos que a nada que puede nos saca a la luz”.
¿Con qué estilo te sientes más cómoda? Estoy más cómoda con lo que yo invento sin muchas referencias, a mi libre albedrío. Solos, mi cabeza y yo, yo y mi cabeza. Mi mundo, mis recuerdos, mis dedos cada uno de un color revolviéndose por conseguir el que me gusta. Ese es mi estilo, sin sometimientos ni demasiados pinceles de un pelo.
¿Qué es lo que quieres transmitir con tus obras? Creo que mis cuadros muestran mi esencia, mis valores, también mis miedos. Quiero que haya emoción al ver mis pinturas, que alegren, que no pase desapercibido el bien hacer. Creo que eso me diferencia. Quiero jugar con los ojos de la gente para que sea verdadera, quiero transmitir paz y armonía y atraer siempre las buenas energías.
¿Hay
algún artista pasado que te haya influido? Sí, claro, me han influido muchos.
Dalí por su fantasía y ese personaje que se creó. Klimt que, a pesar de su
historia, lo que pintaba transmite ternura y un toque algo hippy que me
encanta. Velázquez, porque como a mí, algo le debía pasar en los ojos. Me han
dejado huella muchos artistas y sus maneras, tanto los maestros clásicos como
los más contemporáneos.
Si
no hubieras elegido ser artista ¿a qué te habrías dedicado? Sin duda alguna la
psicología. Me gusta la gente, soy de ayudar. Me hace feliz que mi alrededor se
sienta bien. Esa disciplina habría sido un camino que, a pesar de los
problemas, también me habría llevado a sentirme plena.
¿Crees que el artista nace o se hace? Yo creo que nace, pero también se hace.
Muchos artistas nacen y mueren sin saber que lo son y otros muchos se hacen y
se creen artistas sin serlo, así que ahí andamos a la búsqueda de qué fue
antes, ¿el huevo o la gallina?.
Un
pajarito me ha dicho, que no haces cuadros por encargo ni retratos, ¿A qué se
debe? Me gusta disfrutar y que no haya imposiciones. Con los retratos a la
gente le gusta verse mejorada y uno se vuelve maniático. Los retratos no son mi
fuerte y cuando los hago son con mi estilo. Puedo hacer un retrato y al
terminarlo le meto una veladura. Para mi está precioso pero la expectativa del
cliente puede no ser esa y es una frustración que prefiero evitar.
Sólo hago encargos no figurativos o dentro de mi estilo. Debo sentirme libre.
Pueden pedirme un determinado arco de color, pero si el cliente ya imagina lo
que quiere es difícil coincidir con su expectativa ya que aún no tenemos
Bluetooth en el pensamiento.
«Así
soy yo, mis obras muestran mi esencia, mis valores y también mis miedos. Te
invito a que te des una vuelta por aquí y lo descubras por ti mismo”
¿Cuál
es tu próximo proyecto? Mi próximo proyecto es el que comienza con esta web y
su maravilloso equipo. Iremos utilizando mis cuadros y diseños en diferentes
productos. Se servirán en una tienda online y más tarde, si es posible, en
tienda física.
Enseguida
comenzaremos un Blog. Queremos mostrar cómo vive y se desarrolla un artista,
que al final somos personas “normales”. Todos tenemos talentos, los artistas no
somos una especie diferente, ni bichos raros (aunque hay de todo en todas
partes) sólo nos diferenciamos en ese talento en particular que es el que hay
que enseñar a los que ven los cuadros. Mostrar mi mundo a través de la pintura
es lo que pretendo y yo siempre digo que “hay que ponerse los ojos de ver”.
Por Julio Ríos
La libertad es un aire habitual, sin
perfumes exóticos, que se respira junto con el oxígeno sin pensarlo, pero
conscientes de que existe. Siguiendo el cauce de esta idea creo que podemos
vislumbrar con claridad el sentido primordial de la obra pictórica de Pili
Tejedo (artista plástico nacida en Zaragoza, España, el 23 de julio de 1962, bajo el signo zodiacal de Leo, ese año, pero sintiéndose ella del signo de Cáncer,
con mezcla de ambos que la entreveran lunática y soñadora), habida cuenta que
se enmarca en el escenario “naif”, corriente en el que esta talentosa
española, ilustra el mundo de acuerdo con una interpretación personal y
espontánea.
Sus cuadros, desde una perspectiva
personal mía, me recuerdan a Picasso, por una parte, que se esforzaba siempre
por ampliar hasta el infinito el mundo de sus formas, y por otra, a Rousseau
que edificó con reprimida pertinacia y sencillez su autenticidad
eminentemente “naif”, que él descubrió de una vez para siempre.
Pili, busca las cosas mismas: en el
paso desde la idea a su realización se le plantean menos problemas estéticos
que técnicos. En ella existe una relación de identidad como la que hallamos en
los niños, junto a una inconsciencia que no distingue entre el ser y la
representación. Pero lo que pinta la zaragozana es ternura pura. Ella está
perdidamente enamorada de los peces, los elefantes, las flores y el mismo mundo
al que plasma en un cuadro que podríamos llamar geografía de la ternura.
Muchos se pusieron en camino para ir
en busca del Paraíso perdido, en el que el arte no pertenece a ningún estrato
profesional, sino que tanto la plasticidad como la palabra son otorgadas a
todos. Pocos alcanzaron las islas del “naif”. Una de
ellas es Pili Tejedo.
Los cuadros de la artista, nacida en
Zaragoza, España (a quien apreciamos en las fotos que ilustran mi crónica, con
mascarilla para cuidarse de la Covid, y sin ella, donde destaca su belleza
femenina arropada con una muy escotada y semitransparente camisa blanca que trasluce
su cuerpo desnudo por dentro, a través de la pureza de Pili, que permite ver el
alma y el corazón desnudos de la pintora), oscilan entre una infantilidad
innata en ella misma, y otra adquirida inconscientemente. Con tonalidades
suavemente matizadas y sencilla espontaneidad, configura las vivencias ópticas
de su mundo íntimo. La habilidad de observar con ojos no velados por los
convencionalismos y con plasticidad, le permite a Pili, entrever la perspectiva
de rostros, algunos identificados con el carácter faunesco, sus inspiraciones
de la flora y la pintura del concepto de un árbol de la vida que es un
mitema o arquetipo generalizado en las mitologías del mundo, relacionado con el
concepto más general de árbol sagrado y, por lo tanto, en la tradición
religiosa y filosófica, como metafísica y esotérica.
El elefante es el más sabio de todos
los animales porque recuerda sus vidas anteriores y se detiene a reflexionar
sobre ellas. Es en la naturaleza universal tan hermoso, cómo lo es en la
pintura de Pili, que lo pinta como un espacio bendecido y la eterna postal de
bienvenida a quienes quieren zambullirse en el Mar de Aragón y convivir con
amor con los peces.
La temática suya asoma
primorosamente labios, orejas, ojos, junto a presencias que dejan ver un
brindis y la exquisitez de saborear un cóctel por el personaje creado por Pili;
también la compañía amorosa del paquidermo y el detalle en las expresiones. Una
distinguida dama vestida, con lo que podría llamarse un escote pronunciado, que
se luce en la temática llamada,” Sueños de cambio”.
Son cuadros de culto ingenuo, en los
que coinciden lo conocido y lo posible: rostros adheridos unos a otros,
personajes imaginarios amalgamados entre sí. A pesar del movimiento de los
hechos que pinta, sus pinturas se caracterizan por una paz plena.
Pili pintora, esta colmada de sus
visiones y percepciones, se atreve incluso con los temas más difíciles y consigue
a veces mediante la tensión entre conocimientos técnicos e imagen real interna,
entre la sencillez ideológica y la representación visual, aquella peculiaridad
de la expresión creadora que la diferencia de otros artistas. Las deformaciones
y transformaciones de su manifestación pictórica no se deben en ella a una
intención estilística, sino que son proyección de su verdad interna.
En cada pincelada hay una bendición.
Es el comienzo de la vida donde van el pan y la plegaria. En el arte de Pili
Tejedo, lo místico está frenado por el candor de sus expresiones ingenuas.
Perfiles de rostro serio y de labios cerrados. Ellos no llevan la carga
belicosa de los arcabuceros porque su obra se hace poema cuando menciona a la
luna.
Rostro infantil. Admiración íntima en la mirada perdida. Quietud sólo para un instante. Es un rostro mirándonos desde la luna en cuarto creciente. Fisonomías delicadas en su contextura física. Estos son otros talantes, tan puros como aquellos que sólo son animados por el extraordinario talento de la artista, pero en la concepción del arte moderno.
By Julio Ríos
THROUGH PILI'S VERY LOW-CUT WHITE SHIRT WITHOUT A BRA ON HER NAKED BODY,
WHICH REVEALS THE HEART AND SOUL OF THE ARTIST
Freedom is a common air, without exotic perfumes, which is breathed
together with oxygen without thinking about it, but aware that it exists.
Following the course of this idea, I believe that we can clearly glimpse the
primordial sense of the pictorial work of Pili Tejedo (plastic artist born in
Zaragoza, Spain, on 23 July 1962, under the zodiac sign of Leo, that year, but
feeling herself to be of the sign of Cancer, with a mixture of both that make
her a lunatic and a dreamer), given that it is framed in the "naïf"
scenario, a current in which this talented Spaniard illustrates the world
according to a personal and spontaneous interpretation.
Her paintings, from my personal perspective, remind me of Picasso, on
the one hand, who always strove to expand the world of his forms to infinity,
and on the other hand, of Rousseau, who built with repressed pertinacity and
simplicity his eminently "naïve" authenticity, which he discovered
once and for all.
Pili seeks the things themselves: in the passage from the idea to its
realisation, she has fewer aesthetic problems than technical ones. In her there
is a relationship of identity such as we find in children, together with an
unconsciousness that does not distinguish between being and representation. But
what she paints is pure tenderness. She is madly in love with fish, elephants,
flowers and the world itself, which she captures in a painting that we could
call the geography of tenderness.
Many set off in search of the lost Paradise, where art does not belong
to any professional stratum, but where plasticity and words are given to all.
Few reached the islands of the "naif". One of them is Pili Tejedo.
The paintings of the artist, born in Zaragoza, Spain (whom we appreciate
in the photos that illustrate my chronicle, with mask to take care of the
Covid, and without it, where her feminine beauty stands out wrapped with a very
low-cut and semitransparent white shirt without bra or basic inner garment or
t-shirt, which reveals her naked body on the inside, through Pili's purity,
which allows us to see the painter's naked heart and soul), oscillate between
an innate childishness in herself, and another acquired unconsciously. With
softly nuanced tones and simple spontaneity, she shapes the optical experiences
of her intimate world. The ability to observe with eyes not veiled by
conventionalisms and with plasticity, allows Pili to glimpse the perspective of
faces, some identified with the faunal character, her inspirations from the
flora and the painting of the concept of a tree of life which is a myth or
archetype generalised in the mythologies of the world, related to the more
general concept of the sacred tree and, therefore, in the religious and
philosophical tradition, as metaphysical and esoteric.
The elephant is the wisest of all animals because it remembers its
previous lives and pauses to reflect on them.
It is as beautiful in universal nature as it is in Pili's painting,
which paints it as a blessed space and the eternal postcard of welcome to those
who want to dive into the Sea of Aragon and live lovingly with the fish.
The theme of the fishes is beautifully shown with lips, ears, eyes,
together with presences that reveal a toast and the exquisiteness of savouring
a cocktail for the character created by Pili; also the loving company of the
pachyderm and the detail in the expressions. A distinguished lady dressed, with
what could be called a plunging neckline, who shows off in the theme called,
"Dreams of Change".
They are paintings of naïve worship, in which the known and the possible
coincide: faces stuck to each other, imaginary characters amalgamated with each
other. Despite the movement of the events she paints, her paintings are
characterised by a complete peace.
Pili, the painter, is full of her visions and perceptions, she dares to
tackle even the most difficult subjects and sometimes achieves through the
tension between technical knowledge and real inner image, between ideological
simplicity and visual representation, that peculiarity of creative expression
which sets her apart from other artists. The deformations and transformations
of her pictorial manifestation are not due to stylistic intention, but are a
projection of her inner truth.
In each brushstroke there is a blessing. It is the beginning of life
where bread and prayer go. In Pili Tejedo's art, the mystical is restrained by
the candour of her naive expressions. Profiles with serious faces and closed
lips. They do not carry the bellicose burden of the arquebusiers because her
work becomes a poem when she mentions the moon.
A child's face. Intimate admiration in the lost look. Stillness only for an instant. It is a face looking at us from the crescent moon. Delicate physiognomies in its physical frame. These are other moods, as pure as those that are only animated by the extraordinary talent of the artist, but in the conception of modern art.
ATRAVÉS DA CAMISA
BRANCA MUITO DECOTADA DE PILI SEM SUTIÃ SOBRE SEU CORPO NU, O QUE REVELA O
CORAÇÃO E A ALMA DO ARTISTA
A liberdade é um ar
comum, sem perfumes exóticos, que é respirado junto com o oxigênio sem pensar
nisso, mas consciente de que existe. Seguindo o curso desta idéia, acredito que
podemos vislumbrar claramente o sentido primordial da obra pictórica de Pili
Tejedo (artista plástico nascido em Zaragoza, Espanha, em 23 de julho de 1962,
sob o signo zodiacal de Leo, naquele ano, mas sentindo-se do signo de Câncer,
com uma mistura de ambos que a tornam lunática e sonhadora), dado que se
enquadra no cenário "naïf", uma corrente em que este talentoso
espanhol ilustra o mundo segundo uma interpretação pessoal e espontânea.
Suas pinturas, de minha
perspectiva pessoal, me lembram Picasso, por um lado, que sempre se esforçou
para expandir o mundo de suas formas ao infinito, e por outro, Rousseau, que
construiu com reprimida pertinácia e simplicidade sua eminentemente
"ingênua" autenticidade, que ele descobriu de uma vez por todas.
Pili busca as coisas em
si: na passagem da idéia à sua realização, ela tem menos problemas estéticos do
que técnicos. Nela há uma relação de identidade como a que encontramos nas
crianças, juntamente com uma inconsciência que não faz distinção entre ser e
representação. Mas o que ela pinta é pura ternura. Ela está loucamente
apaixonada por peixes, elefantes, flores e pelo próprio mundo, que ela captura
em um quadro que poderíamos chamar de geografia da ternura.
Muitos partem em busca
do Paraíso perdido, onde a arte não pertence a nenhum estrato profissional, mas
onde a plasticidade e as palavras são dadas a todos. Poucos chegaram às ilhas
do "naif". Uma delas é Pili Tejedo.
Os quadros da artista,
nascida em Zaragoza, Espanha (que apreciamos nas fotos que ilustram minha
crônica, com uma máscara para cuidar da Covid, e sem ela, onde se destaca sua
beleza feminina envolta por uma camisa branca muito decotada e
semitransparente, sem sutiã ou roupa de baixo básica ou camiseta, que revela
seu corpo nu no interior, através da pureza de Pili, que nos permite ver o
coração e a alma nua do pintor), oscilar entre uma criança inata em si mesma, e
outra adquirida inconscientemente. Com tons suaves e espontaneidade simples,
ela molda as experiências óticas de seu mundo íntimo. A capacidade de observar
com olhos não velados pelos convencionalismos e com plasticidade, permite a
Pili vislumbrar a perspectiva de rostos, alguns identificados com o caráter
faunístico, suas inspirações da flora e a pintura do conceito de árvore da vida
que é um mito ou arquétipo generalizado nas mitologias do mundo, relacionado
com o conceito mais geral da árvore sagrada e, portanto, na tradição religiosa
e filosófica, como metafísica e esotérica.
O elefante é o mais
sábio de todos os animais porque se lembra de suas vidas anteriores e faz uma
pausa para refletir sobre eles. É tão
bela na natureza universal quanto na pintura de Pili, que a pinta como um
espaço abençoado e o eterno cartão postal de boas-vindas àqueles que querem
mergulhar no Mar de Aragão e viver amorosamente com os peixes.
Seu tema é belamente
mostrado com lábios, ouvidos, olhos, juntamente com presenças que revelam um
brinde e o requinte de saborear um coquetel para o personagem criado por Pili;
também a companhia amorosa do pachiderm e o detalhe nas expressões. Uma ilustre
senhora vestida, com o que se poderia chamar de um decote mergulhante, que se
exibe no tema chamado "Sonhos de Mudança".
São quadros de adoração
ingênua, nos quais o conhecido e o possível coincidem: rostos presos uns aos
outros, personagens imaginários amalgamados uns com os outros. Apesar do
movimento dos eventos que ela pinta, suas pinturas são caracterizadas por uma
paz completa.
Pili, uma pintora, está
cheia de suas visões e percepções, ousa abordar até mesmo os temas mais
difíceis e às vezes consegue através da tensão entre conhecimento técnico e imagem
interior real, entre simplicidade ideológica e representação visual, aquela
peculiaridade de expressão criativa que a diferencia de outros artistas. As
deformações e transformações de sua manifestação pictórica não são devidas à
intenção estilística, mas são uma projeção de sua verdade interior.
Em cada pincelada há
uma bênção. É o início da vida para onde o pão e a oração vão. Na arte de Pili
Tejedo, o místico é contido pela candura de suas expressões ingênuas. Perfis
com rostos sérios e lábios fechados. Eles não carregam a carga belicosa dos
arquebusiastas porque seu trabalho se torna um poema quando ela menciona a lua.
O rosto de uma criança. Admiração intimista no olhar perdido. Quieto apenas por um momento. É um rosto que nos olha desde a lua crescente. Fisionomias delicadas em sua moldura física. Estes são outros estados de espírito, tão puros quanto aqueles animados apenas pelo extraordinário talento do artista, mas na concepção da arte moderna.
Julio Ríos, licenciado en Ciencias de la Comunicación UCB y diplomado en investigación periodística por la Universidad de la Jolla, San Diego California USA, es escritor y crítico de arte. En la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO (1986), la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), EL ALTO PARA TODOS (2017), LA GENERACIÓN NINI en co-autoría con Alberto Liendo Romero (2023), UNA HISTORIA PARA CONTAR (2024).
PILI TEJEDO