viernes, 17 de junio de 2022

 


ARTISTAS PLÁSTICOS EN TIEMPOS DE

LA COVID – 19 

El arte de

LUCÍA MAMAM

“Lo diferente me resulta

FASCINANTE E  INCREÍBLEMENTE BELLO”


ESCRIBE: Hinde Pomeraniec

COMENTARIO: Julio Ríos

¿Qué será de la vida y de la especie humana si se suprime la “anomalía”? Esta es la pregunta que se esconde detrás de las pinturas de la joven artista argentina, que a través de sus obras indaga sobre la diversidad humana y la potencial discriminación

Creció entre obras de arte y de ahí surgió naturalmente, dice, su inclinación hacia la pintura y la búsqueda de un lenguaje propio. Lucía Maman es hija del galerista argentino Daniel Maman y pinta desde la adolescencia. Hoy trabaja con intensidad en piezas, algunas de gran formato, en donde lo que destaca es la mirada sobre lo diferente. Niños y niñas con anomalías genéticas, estampas de la otredad y también sonrisas familiares en retratos que pasaron de la foto al cuadro o del documento a cuadro y que pueden verse en el nuevo espacio de exposición de obra que tiene Maman Fine Arts en Miami, además de la ya tradicional galería de Wynwood.

Se trata de un warehouse de 750 m2 ubicado en Allapattah, el nuevo distrito del arte de la ciudad y es en ese galpón enorme que la obra de Lucía comparte espacio con unas 500 obras nunca vistas ni expuestas en Argentina de los grandes artistas cinéticos Martha Boto y Gregorio Vardánega, producidas entre los años 50 a los 80 y que llegaron desde Francia, luego de que el marchand se las comprara a una sobrina, heredera de los artistas.

Lucía, entonces, trabaja allí, en el gran depósito, a pocos metros del flamante y notable museo Rubell. La charla con Infobae Cultura arrancó allí mismo en diciembre, durante la semana de Art Basel, y se continuó por mail y por audios de whatsapp, en un ida y vuelta que aquí se reproduce. “Lo primero que pinté fue una foto de mi hermano cuando era chico pateando una pelota, de esas de plástico, grande y multicolor. Fue alrededor de los 17 años, en el taller de pintura de Juan Doffo. El porqué tuvo mucho que ver con el ambiente familiar. Desde que tengo uso de memoria estuve rodeada de pinturas y sentí curiosidad de aprender”.


-¿Y cuándo comenzaste a sentirte artista? ¿Cuándo te diste cuenta de que ibas a dedicarte a esto?

-Me di cuenta que iba a dedicarme a esto desde ese primer día en el taller de Juan. Pero sentirme artista fue un proceso que tomó años y que se terminó de completar una vez que dejé de cuestionarme la práctica. Tuve varios desencuentros con la pintura, sobre todo al principio.

-¿Qué clase de desencuentros?

-Diferentes. Al principio, como soy autodidacta tuve muchos problemas con la técnica; pensaba que nunca me iba a salir pintar “bien”, tampoco me gustaba lo que hacía. Me costaba mucho dar con una imagen y con la técnica a la vez. Era todo experimental y yo tenía muchas ansias de que el resultado final fuera el esperado y no lo era. Y también me pasaba que no le encontraba el sentido a la pintura o que, cuando lo encontraba, a la semana se caía y entonces no le encontraba sentido a ser artista o al hecho de pintar. 

Fueron muchas crisis en distintos niveles, que por muchos años no hicieron de esto para mí un camino 100% disfrutable, como lo es ahora. No le encontraba sentido que me convenciera del todo para seguir en ese camino, siempre entraba en crisis. Ahora no tengo dudas, disfruto del proceso, disfruto del final, pero me costó bastante ser feliz y disfrutar de la profesión. Y sobre todo del sentido. Si lograba tener un concepto con los proyectos o tener un proyecto con una serie definida se agotaban muy rápido.

Al principio tuve una serie que era una serie de prostitutas, que fue coherente y me hizo sentir bien; estaba en una línea, me gustaba estéticamente y en términos de técnica, pero después de ese primer año empezó el caos. Me preguntaba ¿qué estoy haciendo, por qué estoy pintando?; empecé a buscar más técnica, mejor pintura, me di cuenta de que no sabía un montón de cosas. Después me fui olvidando y me di cuenta de que la técnica o querer pintar como Goya, por así decirlo, se aprende con el tiempo. Y que tampoco es necesario pintar como Goya o los grandes artistas.

-¿Cómo y cuándo surgió la idea de trasladar “casos” al arte? ¿Por qué?

-Me interesan los “casos” porque encuentro que es en ellos donde más se extrapola la diferencia. Trabajo con temáticas de la otredad, puntualmente con anomalías genéticas dentro de la especie humana. En estas imágenes, que obtengo de archivos médicos, el sujeto se vuelve objeto de investigación, pierde identidad. Se convierte en un mero elemento informativo que expone su patología en pos de ser clasificado o de ayudar a establecer una clasificación. Esta acción de anteponer lo patológico a lo humano es una metodología que escuda pensamientos o acciones discriminatorias tras fundamentos biologicistas. 

Pero, estas anomalías, que aparecen registradas en los casos, no son enfermedades ni defectos, sino condiciones. Y los “sujetos” que las portan no son enfermos ni incapacitados, sino identidades bioneurodivergentes o identidades con distintas configuraciones del cuerpo y de la mente que se alejan del estado corporal y mental delimitado por restricciones normativas. Pero por más que se busque “patologizarlo”, hay identidad en lo anómalo. 

Trabajo con estas nociones de diferencia por la potencialidad subversiva que entrañan al alejarse de la norma, y porque creo que son importantes a la hora de desarmar conceptos establecidos como el de capacitismo, y todos aquellos relativos a la discriminación. Y principalmente, porque lo diferente me resulta fascinante e increíblemente bello y porque creo que la sociedad es responsable de lograr igualdad de género, igualdad racial, y también igualdad genética.

-¿Cómo es el proceso de trasladar al lienzo lo que ves en las fotos de los casos? ¿Te pasa de quedarte tildada, enganchada con algunos de los sujetos de tus cuadros?

-Mi obra se desarrolla entre la pintura, el dibujo y la instalación. Trabajo con imágenes que saco de libros, archivos de medicina o de internet. Con respecto al proceso pictórico puedo identificar dos maneras en mi proceder que se repiten. Una es la de seguir hasta al final, o más que hasta el final, hasta el fondo.

En ese proceso, pierdo y vuelvo a encontrar la imagen múltiples veces, hasta que en algún punto el grado de saturación formal es tal que trabajo para darle un cierre. A veces, para sacar el exceso, rompo las capas de pintura con lija o espátula, dejando expuesto en ciertos lugares parte del estadio inicial, como si la pintura se hubiera descascarado por el paso del tiempo o por algún incidente fortuito.

Me gusta el diálogo entre la pintura desnuda y ciertas áreas de concentración de la materia. La otra manera es la de lo incompleto. A veces la imagen queda lavada, “sin terminar”, porque hay algo de esa “incompletitud” que funciona o ya habla.

Me pasa de quedarme fijada, pero no con el sujeto, ni con su historia particular, sino más bien con la pintura en sí. Suelo quedarme pensando en cómo retomarla al día siguiente, en lo que le falta o le sobra y en cómo lograr la expresión anhelada. En ese sentido, no trato a los sujetos como sujetos históricos o biográficos sino como pictogramas para contar o tratar una idea.

Busco trasmitir un concepto más que la problemática individual de cada caso. No pienso en ese chico o chica en particular sino en “la diferencia” y su relación: en y con el mundo. Y en ese pintar la diferencia, lo más importante es siempre tratar de representarla como una identidad, tratar que de la expresión del sujeto se desprenda la sensación de presencia. La búsqueda del contacto desde lo emocional en definitiva es lo que siempre termina triunfando en mi pintura.

-¿Dentro de qué serie del arte sentís que está tu obra? ¿Con quién sentís que dialogan tus cuadros dentro de la historia del arte en general?

-En la serie más actual, encuentro un diálogo con el renacimiento, sobre todo con las “sacra conversazione”. También con la arquitectura medieval y grecorromana. La serie trata sobre composiciones en las que diversos chicos, sacados de imágenes de archivos antropométricos, se agrupan alrededor de esculturas fúnebres en los que parecieran templos o estructuras distópicas. Con esta serie busco resaltar las discrepancias culturales de lo anómalo, y cómo en ciertas culturas se encuentra más cerca de la divinidad y en otras, de la muerte. 

En estos templos, relacionarse con la otredad no equivaldría a desotrarla. Lo sacro sería la relación con lo otro y las formas de pensarlo sin quitarle ni otorgarle nada, sin incluirlo ni excluirlo: un acercamiento. A la vez, también busco evocar la idea de limbo en estos “templos de lo otro”, como metáfora de los posibles escenarios futuros de la humanidad y la permanencia o impertinencia de las identidades bioneurodivergentes en el mundo. 

En otros trabajos, tal vez haya una relación con el expresionismo alemán que mostraba lo monstruoso de la guerra, y con la tradición de lo otro dentro del arte. Schiele es alguien a quien he visto mucho, al igual que Hans Bellmer o, más recientemente, Morandi, pensando al sujeto con esta idea de naturaleza muerta objetual.

-¿Por qué la elección de familias y, sobre todo, de chicos?

-Porque las familias son el núcleo o instancia social primera que decide sobre la diferencia. Es la elección intrafamiliar la que va a empezar a moldear el porvenir genético de la humanidad. Ya lo está haciendo, hoy en día, las elecciones individuales sobre las pruebas prenatales impactan países como India, donde el aborto selectivo de mujeres bajó la tasa demográfica de personas de sexo femenino; o como Islandia, donde ya casi no existen neurodiversidades. No muchos años atrás, el fruto de la reproducción quedaba librado al azar de la ruleta reproductiva.

Hoy en día, los padres tienen la posibilidad de elegir ciertas características fenotípicas de sus hijos (color de ojos, sexo), y de descartar embriones con anomalías genéticas. Los padres ya no son meros reproductores, son además creadores intelectuales de su descendencia. La noción de autoría se extiende, de biológica a intelectual. La libertad reproductiva plantea un problema moral ya que reside en elecciones culturales condicionadas por una sociedad que no contempla las singularidades.

Es en la decisión de los padres donde se nuclea el problema central de la eugenesia, elegir a quién le toca vivir según los valores o parámetros personales del que elige. En un futuro, con el avance de los reportes genómicos y de las pruebas polifónicas, los padres tal vez logren seleccionar rasgos más complejos como el grado de inteligencia, destreza física o altura de sus hijos, teniendo la posibilidad de “crearlos” con cualidades excelsas. Pero, si podemos hacer “mejores” humanos. ¿Por qué no deberíamos?

Hay opiniones muy diversas sobre dónde deberían de situarse los límites de la manipulación genética. Mientras algunos piensan que su uso es una abominación, otros creen que es el fruto del esfuerzo humano y la manifestación misma de lo que somos. Parte de mi trabajo radica en pensar qué sucederá en un futuro cuando la edición genética de línea germinal esté autorizada y sea posible, transfiriendo, de este modo, las modificaciones realizadas a futuras generaciones. ¿Qué sucederá entonces con la biodiversidad humana, qué será de la vida y de la especie humana si se suprime la “anomalía”?

Por otro lado, me interesa la idea de la diferencia genética ligada a la figura del niño porque es en donde más se refleja la vulnerabilidad de lo anómalo frente a su destino, y cómo se construye su lugar o su no lugar en el mundo a merced de un otro detentor. Sin embargo, también me interesa la figura del niño por su capacidad de producir nuevas posibilidades de sentido. Con su juego mimético, el niño puede volverse piedra, convertirse en doctor, o saltar como rana. Si bien el adulto también podría hacer cualquiera de estas cosas, el niño, aún no condicionado por el lenguaje ni por la historia, experimenta el mundo desde un lugar de entrega radical. Mientras que el niño aprende, el adulto sabe o cree saber. Mientras que la experiencia del niño es singular, la del adulto se halla formateada, circunscripta dentro de los formatos de lo establecido.

-¿Para vos es inmoral que las personas recurran a estudios genéticos y que eventualmente decidan no llevar adelante un embarazo si hay cuestiones genéticas de alta complejidad en el feto? Te lo pregunto porque el tema de la posible eugenesia es uno de los argumentos que utilizan quienes se oponen a la legalización del aborto.

-Mi intención no es juzgar las elecciones particulares de los padres con respecto a su descendencia, y de serlo, tampoco me sentiría capacitada. Creo que entra dentro de las libertades personales tener la facultad de elegir lo que uno quiere o considera correcto, y que la interrupción de un embarazo no deseado, independientemente cual sea el motivo, es un derecho que todas las mujeres deberíamos tener.

Por otro lado, como mujer que aboga por la igualdad genética y como mujer a favor de la despenalización del aborto , se me presentan, específicamente dentro del campo del aborto eugenésico, ciertos dilemas éticos que me interesa abordar a través de mi trabajo.

Así como hay embriones incompatibles con la vida que deben ser abortados, hay otros, con características genéticas anómalas, que sí son compatibles con la vida aunque su viabilidad sea determinada por la decisión de sus progenitores. Entiendo estas decisiones como circunscritas dentro de un sistema biopolítico que las regula. Su tendencia responde a valoraciones de la vida específicas de cada cultura.

En ese sentido, me interesa más pensar acerca de la influencia de estos dispositivos normativos que en el carácter moral de las elecciones particulares. Por otro lado, en lo que a mí respecta, creo que la variación humana nos enseña a interactuar y a adaptarnos a las distintas necesidades de otros. Y encuentro que en ese deseo de querer comprender a un otro diferente y el camino recorrido para llegar a él, reside uno de los valores más preciados de la humanidad, valor que considera todas las formas de vida al igual y que trata de comunicarse con cada una de ellas de la mejor manera correspondiente. Creo que el cuidado y la protección del prójimo resignifica nuestra condición humana y dignifica nuestra existencia.



Julio Ríos

La obra de arte particular no es solamente una cosa, es también una persona. Tiene un alma. En “Alteraciones”, su muestra debut en AMIA, toma las lecciones de Francis Bacon y Lucian Freud para su propio cosmos de texturas y personas vivas.  

El “expresionismo” es potenciar el impacto emocional del espectador a través del colorido y las formas retorcidas o la composición agresiva. Es una corriente artística que busca la expresión de los sentimientos y emociones del autor más que la representación de la realidad objetiva. A veces revela el lado pesimista de la vida, y la angustia existencial es el principal motor de su estética. Por eso muchas veces representan una escena dramática o una tragedia interior.

Francis Bacon tuvo un estilo expresionista basado en un simbolismo de terror y rabia, donde se manifestaba la crueldad y la violencia que rodeaba su vida; él configuraba o desfiguraba la materialidad de la carne. Lucian Freud retrató personas y amistades cercanas a su vida. El decía “Pinto gente no por lo que quieren ser, sino por lo que son”.

Esta exposición de Lucía Maman me transmite una intensa emoción en una sola embestida. Cada rostro experimenta un cambio en la expresión. Ellas, jóvenes veinteañeras como la pintora, gesticulan ante la cámara de nuestros ojos como si fuéramos un espejo.

En esta galería desprejuiciada de múltiples alteraciones también participan niños que padecen, que nos obligan a mirar, sentir y a reflexionar sobre nuestra propia subjetividad. Hoy estamos acostumbrados al bombardeo perceptivo de imágenes visuales que el ojo-mente ya no puede asimilar. Internet es un mundo virtual que destaca más que ningún otro medio la experiencia de una comunicación que aísla al individuo y lo mantiene ajeno a la realidad de lo cotidiano. Y en Internet uno puede des-personalizarse o cambiar la identidad.

Es fácil perder “el aura”. Lo más interesante en estos retratos es que son imágenes de jóvenes que se auto-fotografiaron y subieron su imagen vía Internet. La artista seleccionó y levantó las mismas, es decir tomó la reproducción virtual de una fotografía que es autorretrato y la pintó. En ese proceso de conversión se puede advertir lo que Lucía Maman les ha otorgado. Agazapadas detrás del rostro, miradas inquisitivas obligan a mirarnos detrás del maquillaje de nuestra propia representación.

Esta artista plástica de éxito internacional vive en Miami y se destaca en la escena local. Cada persona que pasa por su estudio, ubicado en el distrito de Allapattah, queda impactado por sus pinturas de gran tamaño y de extraordinaria materialidad.

“Me interesa la genética, la biotecnología, el lugar de lo anómalo o lo diferente en nuestra sociedad, la cuestión de la otredad. Indago sobre acontecimientos actuales como descubrimientos radicales que atañen a la industria de la ingeniería genética, por ejemplo CRISPR, o avances en tecnologías de la fertilidad y la reproducción asistida, o la manifestación de ideales transhumanistas,” dice Lucia, hija del mayor galerista de la Argentina.

Desde sus inicios, críticos distinguidos y artistas prestigiosos le han augurado un camino de éxito y no se han equivocado. Sus pinturas muestran un virtuosismo y un talento excepcional en el manejo del color y de la materia.

Desde su llegada a Miami (la artista ilustra esta crónica durante la conclusión de la muestra pictórica, vestida de negro no muy escotada, a través de una blusa que trasluce su cuerpo desnudo, mostrando piel desarropada debajo la prenda transparente), hace 4 años atrás, la artista se ha vuelto vital en la escena artística local, convirtiéndose en un must a la hora de visitar el distrito de Allapattah. Allí, a pocas cuadras de su estudio, también se encuentran espacios culturales claves de la ciudad del sol como el Museo Rubell y Espacio 23, centro cultural que exhibe la colección privada del coleccionista y empresario Jorge Pérez, entre otros.

Su obra se caracteriza por su potencia expresiva. Sus pinturas suelen girar en torno a discusiones bioéticas que profundizan la cuestión humana. ¿Quiénes somos y hacia dónde vamos? ¿Qué será de nuestra humanidad en un mundo con tendencias cada vez más tangibles hacia la amalgama de lo biológico y la ingeniería de la modificación sintética?

Estas son algunas de las preguntas que aparecen en su obra y que intenta responder con sus composiciones figurativas. Críticos y expertos en el campo del arte han ponderado y descripto su excelente cuerpo de obra como uno que interpela al espectador de manera visceral. Su obra impacta y emociona. Lucía coincide y comparte que uno de los comentarios más recurrentes a la hora de recibir visitas en su taller suele residir en la fuerza e intensidad de su propuesta artística.

Lucía se inició en la pintura en el taller de Juan Doffo, destacado artista plástico argentino. Allí, su amor por la practica artística se volvió evidente y luego de su paso por tal curso y al término de sus estudios secundarios, Lucía decidió comenzar a pintar a tiempo completo, asumiendo un compromiso con el arte que ya lleva más de una década.

Su obra hoy se encuentra en importantes colecciones privadas de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos y ha sido exhibida en espacios destacados de la esfera artística.

Actualmente su obra puede verse en su estudio o en los espacios expositivos de Maman Fine Art Gallery. Para la semana del arte en Miami, la galería organizará eventos privados donde se podrán observar algunas de sus obras. “Estoy lista para recibir en Miami a las personas que por la pandemia no han podido visitarme antes, y sobre todo espero poder compartir con ellos esa maravillosa experiencia de reconectarnos los artistas con los coleccionistas y apasionados en general,” concluye Lucia.


By Julio Ríos

THROUGH A TRANSPARENT BLOUSE, THE TALENTED LUCIA WEARS BLACK WITH A NAKED BODY UNDERNEATH THE GARMENT

The particular work of art is not only a thing, it is also a person. It has a soul. In "Alterations", her debut show at AMIA, she takes lessons from Francis Bacon and Lucian Freud for her own cosmos of textures and living people. 

Expressionism" is about heightening the viewer's emotional impact through colour and twisted forms or aggressive composition. It is an artistic current that seeks the expression of the author's feelings and emotions rather than the representation of objective reality. Sometimes it reveals the pessimistic side of life, and existential anguish is the main driving force of its aesthetics. That is why they often depict a dramatic scene or an inner tragedy.

Francis Bacon had an expressionist style based on a symbolism of terror and rage, where he manifested the cruelty and violence that surrounded his life; he shaped or disfigured the materiality of the flesh. Lucian Freud portrayed people and friends close to his life. He said "I paint people not for what they want to be, but for what they are".

This exhibition by Lucia Maman conveys an intense emotion to me in a single stroke. Each face undergoes a change in expression. They, young women in their twenties like the painter, gesticulate before the camera of our eyes as if we were a mirror.

In this unprejudiced gallery of multiple alterations, there are also children who suffer, who force us to look, to feel and to reflect on our own subjectivity. Today we are accustomed to the perceptual bombardment of visual images that the mind-eye can no longer assimilate. The Internet is a virtual world that emphasises more than any other medium the experience of a communication that isolates the individual and keeps him or her outside the reality of everyday life. And on the Internet one can become de-personalised or change one's identity.

It is easy to lose "the aura". The most interesting thing about these portraits is that they are images of young people who have self-photographed themselves and uploaded their image via the Internet. The artist selected and lifted them, that is to say, she took the virtual reproduction of a photograph that is a self-portrait and painted it. In this process of conversion, one can see what Lucia Maman has given them. Crouching behind the face, inquisitive glances force us to look at ourselves behind the make-up of our own representation.

This internationally successful visual artist lives in Miami and stands out on the local scene. Every person who passes by her studio in the Allapattah district is struck by her large-scale paintings of extraordinary materiality.

"I am interested in genetics, biotechnology, the place of the anomalous or the different in our society, the question of otherness. I inquire into current events such as radical discoveries concerning the genetic engineering industry, for example CRISPR, or advances in fertility technologies and assisted reproduction, or the manifestation of transhumanist ideals," says Lucia, daughter of Argentina's greatest gallerist.

Since her beginnings, distinguished critics and prestigious artists have predicted a path of success for her, and they have not been wrong. Her paintings show an exceptional virtuosity and talent in the handling of colour and matter.

Since her arrival in Miami (the artist illustrates this chronicle during the conclusion of the painting exhibition, dressed in black, not very low-cut, through a blouse that shows her naked body, revealing bare skin under the transparent garment), 4 years ago, the artist has become vital in the local art scene, becoming a must when visiting the district of Allapattah. There, a few blocks from her studio, are also key cultural spaces in the city of the sun, such as the Rubell Museum and Espacio 23, a cultural centre that exhibits the private collection of the collector and businessman Jorge Pérez, among others.

His work is characterised by its expressive power. His paintings often revolve around bioethical discussions that delve into the human question: who are we and where are we going? What will become of our humanity in a world with increasingly tangible tendencies towards the amalgamation of the biological and the engineering of synthetic modification?

These are some of the questions that appear in his work and which he attempts to answer with his figurative compositions. Critics and experts in the field of art have pondered and described his excellent body of work as one that challenges the viewer in a visceral way. His work impacts and moves. Lucía agrees and shares that one of the most recurrent comments when receiving visitors to her studio is the strength and intensity of her artistic proposal.

Lucía started painting in the workshop of Juan Doffo, an outstanding Argentinean artist. There, her love for the artistic practice became evident and after her passage through that course and at the end of her secondary studies, Lucía decided to start painting full time, assuming a commitment to art that has been going on for more than a decade.

Her work is now in important private collections in Latin America, Europe and the United States and has been exhibited in prominent art venues.

His work can currently be seen in his studio or in the exhibition spaces of Maman Fine Art Gallery. For Miami Art Week, the gallery will organise private events where some of her work will be on view. "I am ready to welcome people to Miami who have not been able to visit me before because of the pandemic, and above all I hope to be able to share with them the wonderful experience of reconnecting artists with collectors and art lovers in general," concludes Lucia.

 Por Julio Ríos

ATRAVÉS DE UMA BLUSA TRANSPARENTE, A TALENTOSA LUCIA VESTE-SE DE PRETO COM UM CORPO NU DEBAIXO DA PEÇA DE ROUPA

A obra de arte em particular não é apenas uma coisa, é também uma pessoa. Tem uma alma. Em "Alterations", seu show de estréia na AMIA, ela tira lições de Francis Bacon e Lucian Freud para seu próprio cosmo de texturas e pessoas vivas. 

Expressionismo" é o aumento do impacto emocional do espectador através da cor e formas retorcidas ou composição agressiva. É uma corrente artística que busca a expressão dos sentimentos e emoções do autor e não a representação da realidade objetiva. Às vezes revela o lado pessimista da vida, e a angústia existencial é a principal força motriz de sua estética. É por isso que muitas vezes eles retratam uma cena dramática ou uma tragédia interior.

Francis Bacon tinha um estilo expressionista baseado em um simbolismo de terror e raiva, onde ele manifestava a crueldade e a violência que rodeavam sua vida; ele moldou ou desfigurou a materialidade da carne. Lucian Freud retratou pessoas e amigos próximos à sua vida. Ele costumava dizer "Eu pinto as pessoas não pelo que elas querem ser, mas pelo que elas são".

Esta exposição de Lucia Maman me transmite uma emoção intensa em um só golpe. Cada rosto passa por uma mudança na expressão. Elas, jovens mulheres de vinte e poucos anos como a pintora, gesticulam diante da câmera de nossos olhos como se fôssemos um espelho.

Nesta galeria sem preconceitos de múltiplas alterações, há também crianças que sofrem, que nos obrigam a olhar, a sentir e a refletir sobre nossa própria subjetividade. Hoje estamos acostumados ao bombardeio perceptivo de imagens visuais que a mente-olho não consegue mais assimilar. A Internet é um mundo virtual que enfatiza mais do que qualquer outro meio a experiência de uma comunicação que isola o indivíduo e o mantém fora da realidade da vida cotidiana. E na Internet é possível se tornar despersonalizado ou mudar de identidade.

É fácil perder "a aura". O mais interessante sobre estes retratos é que são imagens de jovens que se auto-fotografaram e fizeram upload de sua imagem via Internet. A artista os selecionou e os levantou, ou seja, fez a reprodução virtual de uma fotografia que é um auto-retrato e a pintou. Neste processo de conversão, pode-se ver o que Lucia Maman lhes deu. Agachados atrás do rosto, olhares inquisitivos nos obrigam a olhar para nós mesmos por trás da composição de nossa própria representação.

Este artista visual de sucesso internacional vive em Miami e se destaca no cenário local. Cada pessoa que passa por seu estúdio no distrito de Allapattah é atingida por suas pinturas em grande escala de extraordinária materialidade.

"Estou interessado na genética, na biotecnologia, no lugar do anômalo ou do diferente em nossa sociedade, na questão da alteridade". Eu indago sobre eventos atuais, como descobertas radicais relativas à indústria da engenharia genética, por exemplo CRISPR, ou avanços nas tecnologias de fertilidade e reprodução assistida, ou a manifestação de ideais transhumanistas", diz Lucia, filha do maior galerista da Argentina.

Desde seu início, distintos críticos e artistas de prestígio têm previsto um caminho de sucesso para ela, e eles não se enganaram. Suas pinturas mostram um excepcional virtuosismo e talento no manuseio da cor e da matéria.

Desde sua chegada em Miami (a artista ilustra esta crônica durante a conclusão da exposição de pintura, vestida de preto, não muito decotada, através de uma blusa que mostra seu corpo nu, revelando a pele nua sob a roupa transparente), há 4 anos, a artista se tornou vital no cenário artístico local, tornando-se uma obrigação ao visitar o distrito de Allapattah. Ali, a poucos quarteirões de seu estúdio, estão também espaços culturais chave na cidade do sol, como o Museu Rubell e o Espacio 23, um centro cultural que exibe a coleção particular do colecionador e empresário Jorge Pérez, entre outros.

Seu trabalho é caracterizado por seu poder expressivo. Suas pinturas muitas vezes giram em torno de discussões bioéticas que aprofundam a questão humana: quem somos e para onde vamos? O que será de nossa humanidade em um mundo com tendências cada vez mais tangíveis para a amálgama da biologia e da engenharia da modificação sintética?

Estas são algumas das perguntas que aparecem em seu trabalho e que ele tenta responder com suas composições figurativas. Críticos e especialistas no campo da arte têm ponderado e descrito seu excelente corpo de trabalho como aquele que desafia o espectador de uma forma visceral. Seu trabalho impacta e se move. Lucía concorda e compartilha que um dos comentários mais recorrentes ao receber visitantes em seu estúdio é a força e a intensidade de sua proposta artística.

Lucía começou a pintar na oficina de Juan Doffo, um destacado artista argentino. Lá, seu amor pela prática artística tornou-se evidente e após sua passagem por esse curso e no final de seus estudos secundários, Lucía decidiu começar a pintar em tempo integral, assumindo um compromisso com a arte que vem se desenvolvendo há mais de uma década.

Seu trabalho está agora em importantes coleções privadas na América Latina, Europa e Estados Unidos e tem sido exibido em locais de arte de destaque.

Seu trabalho pode ser visto atualmente em seu estúdio ou nos espaços de exposição da Maman Fine Art Gallery. Para a Miami Art Week, a galeria organizará eventos privados onde alguns de seus trabalhos estarão à vista. "Estou pronta para receber em Miami pessoas que não puderam me visitar antes por causa da pandemia e, sobretudo, espero poder compartilhar com elas a maravilhosa experiência de reconectar artistas com colecionadores e amantes de arte em geral", conclui Lucia.

GENERICO - Caballete en madera pequeño tripode oleo pintura

 
GENERICO - Caballete en madera pequeño tripode oleo pintura

Julio Ríos, licenciado en Ciencias de la Comunicación UCB y diplomado en investigación periodística por la Universidad de la Jolla, San Diego California USA, es escritor y crítico de arte. En la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).

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