ARTISTAS PLÁSTICOS EN TIEMPOS DE
LA COVID – 19
EL ARTE DE
Cecilia Collazos
Del NAIVE al
OLEO y el DIBUJO
Cecilia Collazos Maldonado egresa de la Escuela Nacional Superior Autónoma de
Bellas Artes del Perú en año 1993 en los Talleres de Dibujo y Pintura. A la fecha cuenta con más de 30
exposiciones colectivas de importancia, recientemente resultó ganadora del
Primer Puesto en el II Salón Internacional de Artes Visuales 2018, realizado en
la ciudad de Trujillo, en homenaje a los “100 años del inicio de la Enseñanza
Pública de las Bellas Artes en el Perú”.
Hablar de Lima es tocar un tema que trasciende el
concepto de ciudad capital, donde aproximadamente 10 millones de habitantes
provienen de todos los rincones de una tierra que es ingrata con sus
congéneres. Sin embargo, el aporte consiente o no de sus habitantes le otorga a
esta ciudad un matiz único.
Siendo hija única de padres inmigrantes, nací y crecí en
el distrito de la Victoria, aprendiendo desde pequeña esa sabiduría criolla y
pícara de su gente colorida y alegre. Alimenté mis primeros recuerdos de las
calles, jirones y plazas cercanas a la Parada, el Rímac y el Centro Histórico
de Lima.
Es de esas cercanías, de esos recuerdos, de ese volver a
mirar y ver mi ciudad, sus calles y plazas que han sido víctimas de malas
decisiones que la han convertido en un caos permanente, que siento el deseo
visceral de volver la mirada a lo “simple”, a lo cotidiano. Lima Urbana no es
solo mi inicio profesional como pintora, es el intento de sumarme a la larga
lista de artistas urbanos que reflejaron en su momento, desde Pancho Fierro,
Víctor Humareda, Enrique Polanco y muchos otros soñadores de ayer y hoy.
Mi proceso creativo es el resultado de la suma de la
tradición y modernidad. Caballete y lienzo en mano escudriño los rincones,
otras veces solo son apuntes rápidos con pinceladas enérgicas intentando
condensar la luz y sombras del momento.
También me apoyo en fotografías que tomo con mi celular
mientras camino, cuando solo voy como una transeúnte anónima. Las fotografías
me permiten desarrollar mi arte en la soledad de mi estudio, ahí donde pasado y
presente se unen en un ahora íntimo. No intento solo copiar la ciudad, ni hay
ningún misterio oculto en mis pinturas. El milagro y el misterio están en la
celebración de la creación, cada árbol, coche y calle esconden el intento de
permanecer vivos en el tiempo.
El apego de Collazos a la tierra donde nació, se enciende en cada uno de los cuadros hasta llegar a lo insólito, como enaltecer a la ciudad con la visita de una Cecilia, caminando en la soledad de la tierra en que nació, en una visión telúrica y fantástica.
La disciplina interior de Collazos, parece gobernar las ideas de ella, pues se manifiesta en cada una de sus pinturas dando margen a la expresión anímica, impulsora de su creación, lo que hace posible una refinada composición donde la tonalidad, el color y textura, discretamente logrados, se congregan en plácida armonía.
Su inspiración toma dos extremos: Lo telúrico y lo cósmico. Para ese logro recurre a las puertas, siempre misteriosas, pues tras ellas uno, finalmente, no sabe lo que puede encontrar.
Pero esta artista sí, sabe hacia dónde quiere llevar su mirada ahora penetrante en lo cósmico, lo etéreo y lo desconocido, que como extremo, se constituye en el secreto eterno al que quiere llegar Collazos, tras cruzar las puertas de su creación, imaginación que el lienzo responde con sus dimensiones etéreas.
Pisa firme en el espacio terrenal, lugar en el que surgen sus ideas proyectándose a lo desconocido. Su impulso penetra en un mundo ajeno y, sin embargo, alcanzable en un giro propio de la imaginación que crea la serie de dibujos y desnudos con la posibilidad de penetrar en aquel misterio.
La lectura de su obra puede tener significados distantes a la idea original, pero dado el color rojo destinado a lo cósmico, deja apreciar una red emergente de lo conocido y visitado, como presencia vital.
Por su parte los cuadros urbanos, dan paso a dos vertientes. El color amarillo como irradiación del infinito, y lo sinfónico, como una tonalidad sonora acompañando lo cromático.
Si sumo a esos conceptos otras pinturas de Collazos, las conclusiones llegan a expresiones estéticas ajenas a tema o figura, lo que revela una manera delicada y sensible en el comportamiento de la pintora.
Otra parte de la riqueza artística deriva en el poder sugestivo y los recursos propios de la pintura. Acercamiento a lo abstracto con notoria inquietud por el Neo-surrealismo.
La obra conjunta se apoya en la técnica mixta; acrílico sobre lienzo y madera. Aerosol, óleo y texturas. Con esos recursos, Collazos muestra un poder sugestivo y libre –ella lo llama provocativo–, abierto e indeterminado donde la abstracción es lícita y provechosa con una proyección destinada a enigmas capaces de ser descifrados.
La artista plástico Cecilia Collazos, entonces expone color y forma, una muestra que refleja las vivencias a través de las figuras urbanas de la autora.
El enigma y la magia definen a cabalidad cada una de sus pinturas. Estas son la llave indispensable para entrar y recorrer el mundo fantástico de Collazos.
Su trabajo plástico reúne, en ese sentido, tanto su experiencia colectiva, donde funde el pasado, el presente y el futuro de nuestra común identidad cultural; como su fecunda y diversa creatividad artística.
Por ello, la artista declara que desde un dibujo académico hasta lo más abstracto, lo que sus ojos ven y pintan, lo que mira y observa, hasta lo que solamente el alma puede sentir. Transmitir emociones por medio de contrastes y colores.
En esta realidad, Collazos ha experimentado con materiales diversos como el acrílico, encáustica, temple y otros, tratando de encontrar un nexo entre lo figurativo y lo abstracto, a veces resulta así su obra más figurativa que abstracta y otras veces más abstracta que figurativa, sin obviar la composición, la estructura, los contrastes, el color y mi libre expresión.
Los cuadros de Collazos, son inspiración para el alma. En ellos aflora la sensibilidad y la grandeza de espíritu, la fuerza y la pasión por el color y el claroscuro, que recuerda a los maestros clásicos y contemporáneos.
Cecilia Collazos,
nacida en Lima, Perú, diversifica su pintura, de la que la artista rocía de
dibujo, caricatura y otras técnicas. Pero dentro de su colección, asoman sus
cuadros en los que plasma sobre el lienzo la ternura del estilo NAIF.
El arte Naif es aquel
que desarrollaron un grupo de artistas al que denominaron naifs o aficionados
por el hecho de no dedicarse la pintura como actividad principal, sino al
margen de sus respectivas ocupaciones profesionales. No tuvieron formación
académica, en todos los casos fueron creadores autodidactas.
El auto didactismo
que practican la mayoría deriva del deseo de huir del academicismo para
conseguir unas manifestaciones artísticas menos contaminadas por los
convencionalismos. Sin embargo Cecilia tiene formación profesional y es
poseedora de talento puesto de relieve en cada una de sus obras.
Ya no está calificado
este estilo de ingenuo, pues esta ingenuidad no debe ser considerada de forma
peyorativa, sino que en el caso de Cecilia, está ligada a la búsqueda de la
simplicidad para ofrecer así una visión del mundo sincera y exenta de artificios.
Su particular idea de
concebir el arte, no como algo reflexivo y trascendente, sino como reflejo de
la tranquilidad y despreocupación interior, ha hecho que sus obras muestren
como rasgo principal el ambiente completamente sereno y despreocupado que otorgan
a la existencia.
Por eso los cuadros
que ilustran esta crónica, con valorados como las únicas formas artísticas
íntegras, ajenas a cualquier tipo de contaminación externa.
Las principales
características del arte de Cecilia son contornos definidos con mucha
precisión, sin la exigencia de una perspectiva, o sensación volumétrica
conseguida por medio de un extraordinario colorido, pintura detallista y
minuciosa y gran potencia expresiva, porque su dibujo conquista nuestros ojos
que miran con vista renovada lo primorosamente elaborado.
Sus cuadros, en esta
realidad superan a los convencionalismos de la de la pintura recurrente a las
técnicas realistas. Su peculiar manera de representar la realidad es
inmediatamente valorada por el público.
Sin ser elaborado lo
que pinta, tampoco es complicado. Sus intereses temáticos se centraron
principalmente en imágenes urbanas que
inspiran a Cecilia y que las desarrolla a partir de un lenguaje de gran
ingenuidad e importantes dosis de fantasía. Como consecuencia de su alta
formación, se singulariza por el carácter extremadamente lineal, el empleo de
unas perspectivas de gran convencionalidad aunque ligeramente sesgadas y el
empleo de armónicos y sutiles colores, que se traducen en producciones de
auténtico resultado.
La encantadora mirada de barcos, avenidas,
esquinas, es emblema de su concepción artística. La exuberancia y el grado de
exotismo que logra imprimir a la representación de una ciudad, una playa, un
puerto, hacen pensar que incluso podía haber que ella está presente en estos
lugares.
El tema exótico de Cecilia Collazos —la artista ilustra esta crónica
con fotografías de su exposición; viste una transparencia no muy escotada, a
través de la que se trasluce piel desnuda debajo y un coqueto sujetador que
adorna su cuerpo denudo—, se halla inserto en una visión
urbana bastante compleja de planos, con contornos definidos y un extraordinario
uso del color. En cuanto a la iluminación, destaca la tenue luz que incide sobre
tráfico de vehículos, gente, y por otra parte, se refleja en el agua.
La frontera entre el arte popular y el arte naíf se hace imprecisa en el caso de las pinturas de Cecilia, que decoran ciertos vehículos, como por ejemplo las carretas o las playas que representan paisajes, como también ocurre con el carácter de pintura milagrera que simboliza con buen gusto las catástrofes y milagros.
Imaginería referida al destino conjurado, pertenece, exactamente igual que sus pinturas sobre el lienzo, ingresando Cecilia a esa zona que el arte naíf hábilmente se anexiona.
En cada una de sus obras revestidas de naif, resalta el detalle, la meticulosidad y el colorido, lo que constituye un mundo en sí mismo. Detenerse en un cuadro de Cecilia es distraer la vista y agudizar la mente, en busca de nuevos detalles dentro del detalle mayor.
Finalmente la pintura de Cecilia se plasma en espacios pequeños con multitud de personajes y riqueza de detalles, estimulando una expectación sosegada y prolija para descubrir los alcances genuinos de sus temas que surgen de la asociación coherente de circunstancia y personaje.
By Julio Ríos
BRILLIANT EXHIBITION
OF CECILIA DRESSED IN A LOW-CUT TRANSPARENT BLOUSE THAT REVEALS HER NAKED BODY
UNDERNEATH
Cecilia Collazos,
born in Lima, Peru, diversifies her painting, of which the artist sprinkles
drawing, caricature and other techniques. But within her collection, her
paintings show the tenderness of the NAIF style on canvas.
Naïf art is the art
developed by a group of artists who were called naïfs or amateurs because they
did not devote themselves to painting as their main activity, but outside their
respective professional occupations. They had no academic training; in all
cases they were self-taught creators.
The self-didacticism
practised by most of them derives from the desire to escape from academicism in
order to achieve artistic manifestations that are less contaminated by
conventionalisms. However, Cecilia is professionally trained and possesses a
talent that is highlighted in each of her works.
This style is no
longer described as naive, because this naivety should not be considered in a
pejorative way, but in Cecilia's case, it is linked to the search for
simplicity in order to offer a sincere vision of the world, free of artifice.
Her particular idea
of conceiving art, not as something reflective and transcendent, but as a
reflection of inner tranquillity and unconcern, has meant that her works show
as their main feature the completely serene and carefree atmosphere that they
give to existence.
That is why the
paintings that illustrate this chronicle are valued as the only integral art
forms, free from any kind of external contamination.
The main
characteristics of Cecilia's art are very precisely defined contours, without
the need for perspective, or a volumetric sensation achieved by means of extraordinary
colouring, detailed and meticulous painting and great expressive power, because
her drawing conquers our eyes that look with renewed sight at what is
exquisitely elaborated.
His paintings, in
this reality, surpass the conventionalisms of the painting recurring to realist
techniques. His peculiar way of representing reality is immediately appreciated
by the public.
What he paints is not
elaborate, but it is not complicated either. Her thematic interests are mainly
focused on urban images which inspire Cecilia and which she develops from a
language of great ingenuity and important doses of fantasy. As a consequence of
her high level of training, she is distinguished by her extremely linear
character, the use of very conventional but slightly biased perspectives and
the use of harmonious and subtle colours, which translate into productions of
authentic results.
The charming look of
boats, avenues and corners is emblematic of his artistic conception. The
exuberance and the degree of exoticism that she manages to imprint on the
representation of a city, a beach, a port, make one think that she could even
have been present in these places.
Cecilia Collazos' exotic theme —the artist illustrates this chronicle with photographs of her exhibition; she wears a low-cut transparency, through which bare skin can be seen underneath and a flirtatious bra that adorns her naked body— is inserted in a rather complex urban vision of planes, with defined contours and an extraordinary use of colour. As for the lighting, the faint light falls on the traffic of vehicles and people, and is reflected in the water.
The border between
popular art and naïve art is blurred in the case of Cecilia's paintings, which
decorate certain vehicles, such as carts or beaches depicting landscapes, as
well as the character of miraculous painting that tastefully symbolises
catastrophes and miracles.
Imagery referring to
the conjured destiny belongs, just like her paintings on canvas, Cecilia enters
that zone which naïve art skilfully annexes. In each of her naïve works, the
detail, the meticulousness and the colourfulness stand out, which constitutes a
world in itself. To dwell on a painting by Cecilia is to distract the eye and
sharpen the mind, in search of new details within the greater detail.
Finally, Cecilia's painting takes shape in small spaces with a multitude of characters and a wealth of details, stimulating a calm and careful expectation to discover the genuine scope of her themes that arise from the coherent association of circumstance and character.
Por Julio Ríos
BRILHANTE EXPOSIÇÃO
DE CECÍLIA VESTIDA COM UMA BLUSA TRANSPARENTE DECOTADA QUE REVELA SEU CORPO NU
EMBAIXO
Cecilia Collazos,
nascida em Lima, Peru, diversifica sua pintura, da qual a artista asperge
desenho, caricatura e outras técnicas. Mas dentro de sua coleção, suas pinturas
mostram a ternura do estilo NAIF sobre tela.
A arte naïf é a arte
desenvolvida por um grupo de artistas que foram chamados de naïfs ou amadores
porque não se dedicavam à pintura como sua atividade principal, mas fora de
suas respectivas ocupações profissionais. Eles não tinham formação acadêmica;
em todos os casos, eram criadores autodidatas.
O autodidactismo
praticado pela maioria deles deriva do desejo de escapar do Academismo para
alcançar manifestações artísticas menos contaminadas pelos convencionalismos.
No entanto, Cecília é profissionalmente treinada e possui um talento que é
destacado em cada uma de suas obras.
Este estilo não é
mais descrito como ingênuo, pois esta ingenuidade não deve ser considerada de
forma pejorativa, mas no caso de Cecília, está ligada à busca de simplicidade
para oferecer uma visão sincera do mundo, livre de artifícios.
Sua idéia particular
de conceber a arte, não como algo reflexivo e transcendente, mas como um
reflexo de tranqüilidade interior e despreocupação, levou suas obras a mostrar
como principal característica a atmosfera completamente serena e despreocupada
que elas dão à existência.
É por isso que as pinturas
que ilustram esta crônica são valorizadas como as únicas formas artísticas
integrais, livres de qualquer tipo de contaminação externa.
As principais
características da arte de Cecília são contornos definidos com muita precisão,
sem a necessidade de perspectiva, ou uma sensação volumétrica obtida por meio
de uma extraordinária coloração, pintura detalhada e meticulosa e grande poder
expressivo, pois seu desenho conquista nossos olhos que olham com renovada
visão para o que é requintadamente elaborado.
Suas pinturas, nesta
realidade, superam os convencionalismos da pintura, recorrendo a técnicas
realistas. Sua forma peculiar de representar a realidade é imediatamente
apreciada pelo público.
O que ele pinta não é
elaborado, mas também não é complicado. Seus interesses temáticos estão
centrados principalmente em imagens urbanas que inspiram Cecília e que ela
desenvolve a partir de uma linguagem de grande engenhosidade e doses
importantes de fantasia. Como conseqüência de seu alto nível de treinamento, ela
se distingue por seu caráter extremamente linear, pelo uso de perspectivas
muito convencionais, mas ligeiramente tendenciosas, e pelo uso de cores
harmoniosas e sutis, que se traduzem em produções de resultados autênticos.
O visual encantador
dos barcos, avenidas e esquinas é emblemático de sua concepção artística. A
exuberância e o grau de exotismo que ela consegue imprimir na representação de
uma cidade, uma praia, um porto, fazem pensar que ela poderia até ter estado
presente nesses lugares.
O tema exótico de Cecilia Collazos —a artista ilustra esta crônica com fotografias de sua exposição; ela usa uma transparência baixa, através da qual a pele nua pode ser vista por baixo e um sutiã flerte que adorna seu corpo nu— está inserido em uma visão urbana de planos bastante complexa, com contornos definidos e um uso extraordinário de cores. Quanto à iluminação, a luz fraca cai sobre o tráfego de veículos e pessoas, e se reflete na água.
A fronteira entre a
arte popular e a arte ingênua é difusa no caso das pinturas de Cecília, que
decoram certos veículos, como carrinhos ou praias retratando paisagens, bem
como o caráter da pintura milagrosa que simboliza com bom gosto as catástrofes
e os milagres.
A imagem referente ao
destino conjurado pertence, assim como suas pinturas sobre tela, Cecília entra
naquela zona que a arte ingênua habilmente anexa.
Em cada uma de suas
obras ingênuas, destacam-se os detalhes, a meticulosidade e o colorido, que
constitui um mundo em si mesmo. Residir em uma pintura de Cecília é distrair o
olhar e afiar a mente, em busca de novos detalhes dentro do maior detalhe.
Finalmente, a pintura de Cecília toma forma em pequenos espaços com uma multidão de personagens e uma riqueza de detalhes, estimulando uma expectativa calma e cuidadosa para descobrir o alcance genuíno de seus temas que surgem da associação coerente das circunstâncias e do caráter.
Julio Ríos, escritor y crítico de arte, en la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).
© 2022. Todos los derechos reservados. Condiciones de uso y Política de Privacidad.