jueves, 20 de enero de 2022

La ejecución de MURILLO

 

TESTIMONIO EN TIEMPOS DE

LA COVID – 19 

6 MESES DESPUÉS DEL

16 DE JULIO DE 1809

 

La ejecución de

MURILLO

El 29 de enero es una fecha aciaga para la historia de Bolivia. Hace 212 años un emisario de la muerte, Manuel de Goyeneche, ejecutó el acto mercenario más agresivo en términos de tiranía, asesinato y sin compromiso con el bando que le dio la misión de acabar con patriotas, como Pedro Domingo Murillo a finales de enero de 1810.

Los revolucionarios de la ciudad de La Paz que habían decidió levantarse en armas, destituyendo a las autoridades españolas y formado un nuevo gobierno, el 16 de julio de 1809, sufrieron las consecuencias de estos actos con una sangrienta represión emprendida por el sicario Goyeneche, quien, por mandato del virrey del Perú, llegó a Bolivia para poner de relieve la tiranía, hoy vigente en nuestro país.

La fría mañana del 29 de enero, la entonces plaza de Armas estaba reguardada por la artillería realista. Por un callejón que daba a subterráneos llamados Santa Bárbara, asomaron nueve hombres: Pedro Domingo Murillo, Gregorio García Lanza, Melchor Jiménez, Juan Catacora, Buenventura Bueno, Mariano Graneros, Apolinar Jaén, Juan Bautista Sagárnaga y Juan Antonio Figueroa.

En la plaza estaba instalado un tablado o patíbulo con una horca. Murillo llegó arrastrado por un burro, venía atado con grilletes, al subir a la horca exclamó: “Compatriotas, la llama que dejó encendida, nadie la podrá apagar”. Inmediatamente el verdugo cumplió con su macabra tarea. Siguieron a Murillo en el sacrificio: Gregorio García Lanza, Melchor Jiménez, Juan Catacora, Buenventura Bueno, Mariano Graneros, Apolinar Jaén, Juan Bautista Sagárnaga (ejecutado al garrote) y Juan Antonio Figueroa.

Todos murieron, pero en el caso del gallego Figueroa, cuando creyeron que estaba muerto en el garrote, éste se levantó andando porque tenía la garganta muy angosta, entonces se ordenó que fuera ahorcado, así se hizo, pero inexplicablemente la cuerda se rompió, el patriota volvió a levantarse del suelo y quiso huir, finalmente se ordenó que fuera degollado y fue muerto con un cuchillo que fue dado por un chapetón. La ejecución del presbítero José Antonio Medina fue aplazada, los otros revolucionarios sufrieron confinamiento a tierras lejanas.

La ira de Goyeneche, hombre perverso se exaltó al conocer el manifiesto de la retórica y el estilo propio de los juristas de la Academia Carolina. En esta Academia estudiaron numerosos abogados paceños que participaron en el levantamiento del 16 de julio de 1809: Basilio Catacora, Juan Bautista Sagárnaga, Manuel de Oma y Echevarría, Gregorio Lanza, Tiburcio León de la Barra, Joaquín de la Riva, Felipe de la Riva, Juan Pórcel; Manuel Ortiz, Federico de Castro, José Aliaga,Bartolomé Andrade, Gabino Estrada, Baltasar Alquiza, Crispín Santos Diez de Medina y Gerónimo Calderón de la Barca. Todos ellos estudiaron en Chuquisaca y precisamente ahí entraron en contacto con las redes independentistas y estuvieron con varios de los más importantes revolucionarios sudamericanos.

El texto, de carácter universal, habida cuenta que al releerlo ratifica al día, los criterios escritos, como “tiranía de un usurpador injusto”, “hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez”, “ya es tiempo de levantar el estandarte de la libertad en estas desgraciadas colonias, adquiridas sin el menor título y conservadas con la mayor injusticia y tiranía”.

Han transcurrido 212 años desde aquella página de sangre, y hoy continúa la represión. La tarea que se presenta no es fácil: abordar la Bolivia actual a partir de un hecho histórico libertario nos sugiere un número considerable de posibilidades e ideas. ¿Cuáles debemos priorizar? Aquellas cuyas herramientas y recursos como sociedad poseemos para generar una conciencia nacional que sortee las discriminaciones y que pueda erigir una unidad. Una historia que no terminamos de conocer ni de comprender.

Desafortunadamente, la forma de hacer política permanece enquistada dentro de la mentalidad de ciertos políticos. La manipulación mediática de la historia ha pasado a ser en sus manos un peligroso instrumento de odio del que no hemos visto todavía su peor rostro. La estrategia política que vemos configurarse hoy es la de utilizar un recurso poco usual, vale decir, la maniobra histórica. Ciertos intereses políticos erigen entonces un discurso histórico que alimenta el odio y la violencia.

La "tea de luz y esperanza" que fue sostenida por Murillo pero que ha de ser reavivada por cada uno de nosotros, es el fuego que no se puede encender. Es la "tea de luz y esperanza", como un símbolo que contiene en su interior diversas historias, vidas y luchas.

No es la ley del más fuerte la que gobierna al hombre; es la ley del poder: eliminar el obstáculo que se interpone en el camino. Medrar en las sombras. Acallar las voces que exigen su derecho. No dejar vestigio de semilla en el surco sembrado.

La verdad es el obstáculo. Nuestra voz los enloquece, por eso podrán silenciar palabras, pero no matarán jamás el clamor de justicia. Proclaman la mentira, intimidando al prójimo. Proclaman la libertad amordazando la verdad. Bolivia, sin duda alguna, entenderá que psicológicamente nos reclutaron para marchar con la bandera de un régimen autoritario.

29 January is a fateful date in the history of Bolivia. 212 years ago an emissary of death, Manuel de Goyeneche, executed the most aggressive mercenary act in terms of tyranny, murder and uncompromising commitment to the side that gave him the mission to wipe out patriots such as Pedro Domingo Murillo at the end of January 1810.

The revolutionaries in the city of La Paz who had decided to take up arms, ousting the Spanish authorities and forming a new government on 16 July 1809, suffered the consequences of these acts with a bloody repression undertaken by the hitman Goyeneche, who, on the orders of the Viceroy of Peru, arrived in Bolivia to highlight the tyranny that is still in force in our country today.

On the cold morning of 29 January, the then Plaza de Armas was guarded by royalist artillery. Nine men emerged from an alley that led to the underground passage called Santa Bárbara: Pedro Domingo Murillo, Gregorio García Lanza, Melchor Jiménez, Juan Catacora, Buenventura Bueno, Mariano Graneros, Apolinar Jaén, Juan Bautista Sagárnaga and Juan Antonio Figueroa.

A platform or scaffold with a gallows was set up in the square. Murillo arrived dragged by a donkey, bound in shackles, and as he climbed up to the gallows he exclaimed: "Compatriots, the flame he left burning, no one will be able to extinguish it". Immediately the executioner carried out his macabre task. Murillo was followed by Gregorio García Lanza, Melchor Jiménez, Juan Catacora, Buenventura Bueno, Mariano Graneros, Apolinar Jaén, Juan Bautista Sagárnaga (executed by garrote) and Juan Antonio Figueroa.

They all died, but in the case of the Galician Figueroa, when they thought he was dead in the garrote, he got up walking because he had a very narrow throat, so it was ordered that he be hanged, which was done, but inexplicably the rope broke, the patriot got up from the ground again and wanted to flee, finally it was ordered that he be beheaded and he was killed with a knife that was given by a chapetón. The execution of the priest José Antonio Medina was postponed, the other revolutionaries were confined to distant lands.

The anger of Goyeneche, a perverse man, was aroused when he learned of the manifesto of the rhetoric and style of the jurists of the Carolina Academy. Numerous lawyers from La Paz who took part in the uprising of 16 July 1809 studied at this academy: Basilio Catacora, Juan Bautista Sagárnaga, Manuel de Oma y Echevarría, Gregorio Lanza, Tiburcio León de la Barra, Joaquín de la Riva, Felipe de la Riva, Juan Pórcel; Manuel Ortiz, Federico de Castro, José Aliaga,Bartolomé Andrade, Gabino Estrada, Baltasar Alquiza, Crispín Santos Diez de Medina and Gerónimo Calderón de la Barca. All of them studied in Chuquisaca and it was there that they came into contact with the independence networks and were with some of the most important South American revolutionaries.

The text, of a universal character, given that on rereading it, ratifies up to date, the written criteria, such as "tyranny of an unjust usurper", "we have kept a silence quite similar to stupidity", "it is time to raise the banner of freedom in these unfortunate colonies, acquired without the slightest title and preserved with the greatest injustice and tyranny".

212 years have passed since that page of blood, and today the repression continues. The task ahead is not an easy one: approaching today's Bolivia from a libertarian historical fact suggests a considerable number of possibilities and ideas. Which ones should we prioritise? Those whose tools and resources we possess as a society to generate a national consciousness that can overcome discrimination and build unity. A history that we do not fully know or understand.

Unfortunately, the way of doing politics remains entrenched in the mentality of certain politicians. The media manipulation of history has become in their hands a dangerous instrument of hatred whose worst face we have not yet seen. The political strategy that we see taking shape today is to use an unusual resource, namely historical manoeuvring. Certain political interests are therefore creating a historical discourse that fuels hatred and violence.

The "fire of light and hope" that was held by Murillo, but which must be rekindled by each one of us, is the fire that cannot be lit. It is the "fire of light and hope" as a symbol that contains within it diverse stories, lives and struggles.

It is not the law of the strongest that governs man; it is the law of power: to remove the obstacle that stands in the way. To thrive in the shadows. To silence the voices that demand their right. To leave no trace of seed in the furrow sown.

Truth is the obstacle. Our voice drives them mad, so they may silence words, but they will never kill the cry for justice. They proclaim lies by intimidating others. They proclaim freedom by gagging the truth. Bolivia will undoubtedly understand that we were psychologically recruited to march under the banner of an authoritarian regime.

Julio Ríos, escritor y crítico de arte, en la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).

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