miércoles, 8 de diciembre de 2021

 

TENDENCIAS DE ALTA COSTURA

EL BARBIJO


REFLEXIONES EN TIEMPOS DE

LA COVID – 19



LA REVANCHA

DE LOS 40


 

Barbijos Schütt & Schütt

SEGURIDAD Y GLAMOUR 



AUTORES:

Nicole Vargas

 Bernardita Brown

COMENTARIOS

Julio Ríos


Los 40 años parecen estar de moda. A esta edad, la mujer va acercándose a la cima de la vida y, al parecer, la vista desde arriba no es tan mala como la pintan.

Porque las cuarentonas se ven mejor que nunca; conocen sus fortalezas y debilidades; se sienten espléndidas, llenas de vitalidad, y nada parece detenerlas. 

Son independientes, ingeniosas, atractivas; Y son suficientemente libres para hacer lo que se les da la gana.

Basta salir a la calle o prender el televisor para entender que la mujer de 40 vive su mejor momento, si no, mire bien a su alrededor… los 40 se han transformado en los nuevos 30.

¿Conoce a Lauren Santo Domingo? ¿Ha escuchado hablar de Diane Kruger? ¿No envidia la elegancia de Aerin Lauder? Todas ellas bordean —o ya atravesaron— las cuatro décadas con una apariencia fresca, y ante todo, estilosa.La moda lo sabe. ¡Y salta de felicidad!

Porque ya no existen los estereotipos; ya no hay reglas tan estrictas ni dogmas irrevocables. 

Por fin se están acabando los prejuicios, y sea cual sean los años que sume, hoy en día, la mujer premia su agitada agenda de la manera más simple: invirtiendo en su look. 

Y aquí es donde entra en juego un concepto que todas amamos: la transversalidad de la moda.

Valentina Espinoza, Gerente de Marketing y Comunicaciones de Lacoste, lo confirma y está convencida de que este nuevo escenario significa una mayor apertura:

-Creo que la mujer de hoy puede experimentar en colores, texturas y cortes que años atrás podían haber sido vistos como demasiado atrevidos o "no adecuados" para su edad. 

Y no se trata sólo de que las "mayores" se atrevan a ponerse cosas encasilladas como de "joven", sino que de olvidarse de los prejuicios a la hora de vestir y de atreverse a usar ropa que favorezca el cuerpo en cuanto a cortes, colores, y largos.

Para Paula Cahen, de Anvers, la edad no es tema. Cada temporada propone una colección completísima y variada, dirigida a un espectro de clientas tan amplio como informado. 

Josefina Zuazola, relacionadora pública de esta marca argentina, ve con muy buenos ojos el hecho de que se esté derribando la segmentación por edad. 

Según ella, "ahora ésta se da por lo que las mujeres están dispuestas, y tienen ganas, de usar, lo que abre las posibilidades de establecer más dinámicos, y entretenerse a la hora de vestirse".

Por eso, para cada área de la ajetreada vida de quienes bordean los cuarenta años hay una alternativa estilosa esperando. 

Bien lo sabe Adidas, con una propuesta Cross Age, que aplica a todas las edades, y una línea deportiva diseñada por la mismísima Stella McCartney, irresistiblemente moderna y transversal.

"No existen límites para ninguna prenda. Tenemos todas las tallas, todos los colores, distinta materialidades, tecnologías y precios. 

Tenemos modelos más recatados, otros más sexies, siluetas más pegadas y otras más sueltas", explica Alexandra Oré, Training Merchandising Manager de la marca.

Su nombre le suena a cualquiera que haya trabajado en el mundo de la moda. Y eso se debe a que la periodista Bernardita Braun ha vinculado su trabajo a este mundo desde hace más de 10 años. Su pasión por la moda pasa por la ropa, las editoriales (es cosa de echar un vistazo a su trabajo con Vogue) y a la asesoría de imagen.

“Creo que el estilo no es algo que uno propone, si no que fluye, algo muy personal y espontáneo que se refleja en la manera de combinar la ropa” afirma.

Trabajo Actual: Coordinadora editorial de Vogue Latam en Chile y Creadora Agencia Philocaly.

1. Cuéntanos un poco de tu carrera profesional y cómo llegaste a tu actual trabajo.

Mi carrera ha sido bien metódica y ordenada, y creo que todo lo que he hecho me ha llevado exactamente a donde estoy ahora. Yo estudié periodismo, pero siempre me gustó la moda, y aunque partí en televisión, toda la vida me atrajo la creatividad en todo nivel, el diseño y el mundo de las revistas.

A Vogue llegué -como todo en mi-, de patuda. Sabía que había una vacante y estaba segura de que el cargo era para mi… nunca lo dudé; aunque al principio estuve a punto de renunciar porque era demasiado. Sentía que no me la podía; que la exigencia era muchísimo mayor de lo que pensé, que habían protocolos rígidos, además de la distancia y la falta de presupuesto.

Pero logré revertir esa sensación y creo que hicimos un trabajo precioso y muy valioso para los diseñadores y para una diversidad enorme de gente que tiene algo que decir. 

Hoy agradezco todo eso porque mi agencia de contenido digital, philocalycl, no sería lo que es si yo no tuviera esa mirada; esa exigencia y la búsqueda continua de algo relevante.

De Vogue quedan las editoriales; pero también ese sello único al redactar un artículo… siento que al final todo eso se traduce en las asesorías e indudablemente en el contenido que desarrollo para marcas en Chile.

2. ¿Cuál ha sido el mayor logro de tu carrera profesional?

Que mi nombre se asocie a un trabajo serio, a una estética muy concreta y a un lenguaje que tiene un efecto innegable en el que lo lee. Creo que es muy mía la manera como desarrollo conceptos y cómo los traduzco en una imagen, en un texto o en un concepto.

3. ¿Qué es lo que más te gusta de lo que haces?

La libertad creativa que tengo. Trabajo sin horario; sin tanto esquema, con un grupo de personas adorable y admirable, que sueña lo mismo que yo. Parece un cliché, pero lo paso muy bien en mi trabajo.

4. ¿Cómo ha sido tu experiencia laboral trabajando en moda y en la industria de las comunicaciones y cuál crees tú que es el mayor desafío que tienen las mujeres para desarrollarse en este mundo?

Mi experiencia ha sido muy diversa y variada. Creo que hay cosas que salen ya por pura intuición, sin haberlo estudiado… y eso me demuestra que sé de lo que hablo y que estoy aplicando todo lo que he aprendido en estos años de profesión. Siempre estoy aprendiendo; de cada persona que conozco, de cada experiencia que vivo, de cada idea que fluye…

Creo que el desafío de las mujeres es el de todas las personas por igual: lograr lo que uno se propone. Tener planes y metas y hacer lo imposible por cumplirlas… lo posible y lo imposible.

5. ¿Qué es lo que te gusta hacer cuando llegas a tu casa después de un largo día de trabajo?

Tomarme un café y oír música… puedo pasar horas oyendo el mismo playlist. Cuando me dan ganas, bailo.

6. ¿Qué consejos le darías a una mujer que quiere trabajar en la industria de la moda?

Lo mismo que le diría a un hombre: estar en el lugar adecuado con la persona adecuada; aprovechar cada oportunidad (aunque te paguen mal, aunque trabajes como chino, aunque….)

7. ¿Algún consejo de estilo que nunca falla para las mujeres que trabajan?

Me gusta la formalidad bien informal. Creo que hoy hay más libertad y uno puede llevar zapatillas y verse muy correcta. Eso me encanta de estos tiempos… que no hay tantas reglas. Y si las hay, siempre uno puede ponerle su propio sello.

Una blusa blanca o una camiseta blanca y un blazer siempre se verá bien con pantalones o un jeans… y la formalidad la puedes poner con los complementos.



   Los barbijos rojos - Salud con lupa

Julio Ríos

Motivadora, experta en exposiciones, por intermedio de la técnica del coach, comunicadora y escritora, Laura Posada, nos invita a una reflexión y aborda el tema del positivismo en tiempos de la Covid 19. Época aciaga, sin vacilación alguna, a consecuencia de un virus que protagoniza la pandemia y golpea la redondez del globo de manera implacable.

Vivimos los peores tiempos, y asoman dos vertientes fundamentales. La resignación y el acto de reinventarnos; luchar contra la crisis económica y el desempleo. Muchas circunstancias adversas se produjeron a consecuencia de las drásticas medidas de bioseguridad, como la cuarentena que obligó a quedarnos en casa y no salir a las calles. El panorama fue desolador, habida cuenta que causaba pavor al vació increíble de las avenidas, calles, donde sólo el sonido del aire se percibía desde nuestras ventanas.

Muchos amigos, seres queridos, parientes fallecieron de manera constante sin freno. El luto de apoderó de las familias que observaron volar alto a sus más íntimas personas. Poco a poco se fue sobreviviendo y acostumbrándonos a los cambios que exigía el quehacer del Coronavirus. La tecnología digital se aprovechó al máximo, pero también con dos posiciones, la de quienes están acostumbrados al diálogo presencial, y las que hacen de su celular parte de su organismo, donde sin celular parecería morir de incomunicación.

La imposición más visible, la medida contra la infección del virus, tuvo en el tapabocas, barbijo o máscara quirúrgica, la prenda esencial por encima de la ropa diaria, común o casual. Mujeres emprendedoras, personas ingeniosas, artistas, encontraron en el barbijo una oportunidad de trasladarlo al mundo del alto diseño. Inclusive el tapabocas más común tuvo su relieve atractivo. Empero bajo el lema de al mal tiempo un buen barbijo, aparecieron los diseños más increíbles, en telas de licra, seda, cuero y todos los materiales imaginarios. Aportaron a la elegancia y al realce de los ojos, quedando en segundo plano la nariz y la boca.

El año 2019, marco el inicio de la tendencia, y el 2020 la vigencia y producción del barbijo. El 2021 que ya concluye fue de mayor difusión a partir de quienes lo usan y las redes sociales se llenaron de rostros en primer plano portando el tapabocas. Instagram, Facebook, Twitter, y por ende el Google, llenaron de fotografías todas las circunstancias posibles.

El buen gusto en la combinación, posibilitó diseñar tapabocas con estampados que hagan juego con la camisa, la blusa, el vestido. Los trajes sastres ganaron una presencia destacada, donde la elegancia se puso de manifiesto. Artistas de diferentes rubros comenzaron a usarlos en modalidades braless, donde el muy escotado detalle en los sacos revelaba piel desnuda y se apreciaba que los vestían con el cuerpo desnudo por debajo y sin sujetador. Transparencias, blusas abiertas, tops y toda la ropa posible se inclinó por la sensualidad. El bikini ganó presencia y se combina con la máscara.

Un me gusta en una página de las redes, era un triunfo para el dueño de su página. Más tendencias, mas glamur se entreveró –apréciese la fotografía que ilustra esta crónica donde la protagonista viste una camisa blanca de tela de hilo transparente que combina con elegancia con el barbijo. Muy escotada la modelo, prescinde del sujetador. Sólo piel desnuda. No usa camiseta, ni top, menos una básica. Es ella a transparencia reflejada a través de la fina camisa que, en el caso de la foto referida, la modelo la usa con el cuerpo totalmente desnudo por debajo–, y Facebook e Instagram avasallaron sus cuentas graficadas con el barbijo primero y luego la ropa.

Una nueva cultura está vigente; es la cultura del barbijo, es la cultura de enfrentar la incertidumbre y exaltar el ingenio. Todos nacemos artistas, todos tenemos un don. Es tiempo de independizarnos y trabajar en emprendimientos que ayuden a superar la Pandemia.

By Julio Ríos

TRANSLUCENT TRANSPARENT THREAD SHIRT THROUGH THE VERY LOW-CUT GARMENT THAT THE MODEL WEARS WITH HER NAKED BODY UNDERNEATH

Motivator, expert in expositions, through the coach technique, communicator and writer, Laura Posada, invites us to a reflection and tackles the subject of positivism in times of the Covid 19. A fateful time, without any hesitation, as a consequence of a virus that is the protagonist of the pandemic and hits the roundness of the globe in an implacable way.

We are living through the worst of times, and two fundamental aspects are emerging. Resignation and the act of reinventing ourselves; fighting the economic crisis and unemployment. Many adverse circumstances came about as a result of the drastic biosecurity measures, such as the quarantine that forced us to stay at home and not go out on the streets. The panorama was desolate, given the incredible emptiness of the avenues and streets, where only the sound of the air could be heard from our windows.

Many friends, loved ones, relatives passed away steadily and without restraint. Mourning gripped the families who watched their most intimate persons fly high. Little by little we survived and got used to the changes that the Coronavirus demanded. Digital technology was exploited to the maximum, but also with two positions, that of those who are accustomed to face-to-face dialogue, and those who make their mobile phone part of their organism, where without a mobile phone they would seem to die of lack of communication.

The most visible imposition, the measure against the virus infection, had in the face mask, chin mask or surgical mask, the essential garment above the daily clothes, common or casual. Enterprising women, ingenious people, artists, found in the mask an opportunity to transfer it to the world of high design. Even the most commonplace moustache cover had its attractive relief. However, under the motto of a good mask for bad weather, the most incredible designs appeared, in lycra fabrics, silk, leather and all imaginable materials. They contributed to the elegance and the enhancement of the eyes, leaving the nose and mouth in the background.

The year 2019 marked the beginning of the trend, and in 2020 the chinstrap was in force and in production. The year 2021, which has already come to an end, was the year of the greatest diffusion from those who use it and the social networks were filled with faces in the foreground wearing the mask. Instagram, Facebook, Twitter, and therefore Google, filled every possible circumstance with photographs.

Good taste in combination made it possible to design loafers with prints to match the shirt, blouse or dress. Tailored suits gained a prominent presence, where elegance was evident. Artists from different fields began to wear them in braless styles, where the very low-cut detail on the jackets revealed bare skin and it was appreciated that they were dressed with the body naked underneath and without a bra. Transparencies, open blouses, tops and as much clothing as possible leaned towards sensuality. The bikini gained presence and was combined with the mask.

A like on a social media page was a triumph for the owner of the page. More tendencies, more glamour were intermingled -appreciate the photograph that illustrates this chronicle where the protagonist wears a white shirt of transparent thread fabric that combines elegantly with the chinstrap. Very low-cut, the model dispenses with a bra. Just bare skin. She wears no T-shirt, no top, let alone a basic one. It is her transparency reflected through the thin shirt that, in the case of the photo referred to, the model wears it with her body totally naked underneath-, and Facebook and Instagram overwhelmed her accounts with first the chinstrap and then the clothes.

A new culture is in force; it is the culture of the chinstrap, it is the culture of facing uncertainty and exalting ingenuity. We are all born artists, we all have a gift. It is time to become independent and work on ventures that will help overcome the Pandemic.

El uso de mascarillas de diseño es una costumbre que se originó en Asia como forma de protección ante la contaminación del aire. Hoy, por causas estrictamente medicinales, la pandemia del coronavirus extendió este hábito al mundo entero, al punto de convertir el tapabocas en el nuevo accesorio que cambiará por completo la industria de la moda. Ocurría en las calles de Pekín pocos meses antes del brote.

En febrero, por las tiendas más exclusivas del barrio de Sanlitun, que concentra marcas de moda y belleza de lujo, era muy común ver a grupos de jóvenes fashionistas con una especie de barbijo de tela que en sus inicios era negro o blanco, sobrio y sin ningún tipo de estampado y cumplía una función meramente sanitaria: proteger a los habitantes y visitantes de la capital china de los altos índices de contaminación ambiental a los que está expuesta la ciudad.

Estas mascarillas comenzaron a refinarse en su confección, materiales y prints hasta convertirse en accesorios de moda entre los adolescentes, que encontraron en este pedacito de tela con elástico un escudo de protección contra los aires poco puros de Pekín y una especie de barrera o refugio contra las inclemencias del mundo exterior. 

Las jóvenes asiáticas adoptaron la mascarilla, además, como un fashion statement que rezaba: “Enfrentemos este mundo contaminado que nos han dejado, pero hagámoslo con estilo”.

Hoy la situación del mundo cambió y la pandemia del coronavirus hizo de su uso una cuestión primordial para cuidar nuestra salud: llevarlo es obligatorio en gran parte de mundo, incluso hasta se aplicarán multas en la ciudad de La Paz, a quienes no acaten la norma de cubrirse la cara para proteger al resto de la población.


 
 

Julio Ríos, escritor y crítico de arte, licenciado en ciencias de la comunicación, es asesor en proyectos de redacción. Escribió el libro DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017). En la fecha trabaja una novela basada en la vida y obra de W.A.Mozart. Estudió en la Universidad Mayor Real y Pontifica de San Francisco Xavier de Sucre y en la Universidad Católica de La Paz. Hizo un diplomado en investigación periodística en la Universidad de La Jolla en San Diego, California.

Barbijos Schütt & Schütt, seguridad y glamour

NICOLE VARGAS 13 de junio de 2020

La cuarentena paralizó la producción pero no la creatividad de esta casa de moda. Los diseños combinan la elegancia y las medidas de protección recomendadas por la OMS.

El coronavirus COVID-19 generó un cambio absoluto en el mundo. La pandemia golpeó varios sectores, entre ellos la moda. En Bolivia, al igual que en los demás países, la producción se paralizó y con ello llegó la crisis económica. Sin embargo, frente a esta adversidad, varios diseñadores explotaron su creatividad y crearon atuendos de bioseguridad que, además, son elegantes y conservan el estilo.

El atelier de moda Schütt & Schütt by Chichina y Paola Schütt presenta una colección única de barbijos dedicados a todas las personas que quieren cuidarse del virus y mantener la elegancia.

La idea nació de la solidaridad de la familia Schütt. Al transcurrir los días del confinamiento, se evidenciaron las carencias de medidas de protección en varios trabajadores que cumplían su labor en primera línea. De esa forma, el primer lote de barbijos confeccionados fue para los policías que realizan controles en las calles. Los 180 tapabocas llegaron hasta los funcionarios del GACIP.

Luego, confeccionaron un segundo lote, con la misma cantidad, para entregar a las personas que viven en situación de calle y no pueden adquirir un barbijo (en total más de 350). La pandemia tocó los corazones de las dos mujeres que dirigen esta firma, al mismo tiempo que les sirvió para reinventarse como profesionales y superar la difícil situación actual.

“Nuestra segunda donación fue para la gente en las calles, los más vulnerables y desprotegidos. Así que por medio del GACIP, nuestros barbijos llegaron a las personas más necesitadas. Eso nos llenó el corazón de amor, nos inspiró y nos impulsó a sacar nuestra colección barbijos Schütt & Schütt, una fusión de tapabocas de bioseguridad con un toque de glamour y estilo”, cuenta Paola Schütt.

Motas, rayas, líneas, flores, camuflados y otros modelos más sobrios son parte de los diseños exclusivos de Schütt & Schütt. Además de confeccionar para personas individuales, también iniciaron la creación de tapabocas empresariales, con los logos que están presentes en la misma tela.

Lo primordial para la marca es ofrecer un producto que cumpla todas las normas de bioseguridad que exige la Organización Mundial de la Salud. Por ello, utilizan telas de algodón reforzado y polipropileno. Para mayor seguridad, tiene un compartimento que permite poner un filtro extra que puede ser de papel toalla.

Ahora que las actividades vuelven paulatinamente a la normalidad, se hizo necesario proteger a los niños que salen a las calles. Chichina y Paola se inspiraron en los más pequeños de su hogar para innovar y crear diseños para todos los infantes. Superhéroes, princesas y otros personajes animados son parte de los modelos que, debido al éxito, van en su segunda producción.

Por el momento, también elaboraron trajes de bioseguridad a pedido. El mercado es amplio y prefieren especializarse en una cosa. “Cuando el pescador no puede salir al mar, utiliza su tiempo reparando las redes”, es una frase que acompaña a estas mujeres desde siempre y ahora está más presente que nunca.