miércoles, 24 de noviembre de 2021

 

SANTA CECILIA PATRONA DE LA MÚSICA

Julio Ríos Calderón

Página Siete, lunes 22 de noviembre de 2021



El Día internacional de la música –fecha (22 DE NOVIEMBRE) instituida en testimonio espiritual a SANTA CECILIA patrona del arte sonoro–, sin vacilación alguna es una fecha conmemorativa y asoma un testimonio a todos los protagonistas de tan bello arte.

Ludwig Van Beethoven, en sus pensamientos escribió uno muy particular que refiere a que sólo la música y la ciencia elevan al hombre hasta la divinidad. Dios, por tanto, omnipotente, omnipresente y omnisciente, creó por intermedio de los pájaros, lo que hoy traduce el pentagrama.

Son tan variados los géneros, que desde la música clásica –también llamada culta–, hasta el tecno y la música popular internacional han avasallado el espíritu del ser humano inclinado a tocar un instrumento, cantar, formar conjuntos, llamar al baile, la danza, en un ejercicio que permite entrever cuán grande y sin limitaciones es la música.

El arte de combinar los sonidos  y el tiempo –es la definición universal– junto a tres elementos que entrevera la armonía, la melodía y el ritmo, conjugan la práctica del arte sonoro. No existe mala música, sólo se puede expresar que en todo caso sería mal ejecutada; entiéndase también que toda música bien interpretada es el logro final de todo artista entregado al piano, la guitarra, la trompeta, el violín, el contrabajo, el vibráfono; larga es la lista pues instrumentos hay miles.

El jazz por ejemplo es tan cautivador que su historia refiere épocas de nacimiento, estructura y auge que nació en Nueva Orleans, USA, desde los negros spirituals, hasta los blues, encontrándose la improvisación como el elemento fundamental. Hablar de jazz es recordar a Louis Armstrong, Duke Ellington, Count Basie, Oscar Peterson, Ella Fitzgerald, Ray Brown, Chick Corea y un sinnúmero de célebres músicos que han enriquecido este género que lleva a definirlo como la sensación que anima al jazzista o espectador, a marcar el ritmo con el pie.

Mi vida, por ejemplo, tuvo un tiempo de entrega a la música. Desde niño, merced al ejemplo de melómano que, Mario D. Ríos Gastelú, mi Padre –una existencia vigente en sus 90 años–, desde el vientre materno posibilitó que yo nazca escuchando música clásica. A los 15 años comencé estudiando el piano e integrando instituciones corales. El destino y las decisiones siempre impredecibles, provocaron que dejé este arte que hasta ahora permite que pueda tocar jazz en circunstancias donde aparece un piano y me siento a tocar.

Las letras, fueron sí la constancia de poder escribir, comentando conciertos, realizando entrevistas y ampliando mi amor por el periodismo y la escritura, a redactar semblanzas sobre músicos inclusive de música popular, que en un caso específico motivaron mi atención por la cantante boliviana Rosby Nava Ruiz, de quien escribí sobre su arte, acompañando a la crónica una historia del género musical que ella interpreta.

La música es a la vez –lo refiere Beethoven– un arte y una ciencia. Como arte, su apreciación depende de la sensibilidad innata o adquirida y de una adecuada educación del oído, como ciencia, la música tiene sus propias leyes.

En esta realidad, la universalidad de la música ha calado el corazón de miles de intérpretes y de oyentes, tanto en nuestro país como en todo el mundo. Recordar a SANTA CECILIA, es llamar a una oración y agradecer al Padre Celestial, por vivir un arte tan noble y divino. Hoy en tiempos de pandemia, avasallados por la Covid 19, la música es más que un ansiolítico, es una bendición. 

JULIO RÍOS, ES ESCRITOR Y CONSULTOR