SANTA
CECILIA PATRONA DE LA MÚSICA
Julio Ríos Calderón
Página Siete, lunes 22 de noviembre
de 2021
El Día
internacional de la música –fecha (22 DE NOVIEMBRE) instituida en
testimonio espiritual a SANTA CECILIA patrona del arte sonoro–, sin vacilación
alguna es una fecha conmemorativa y asoma un testimonio a todos los
protagonistas de tan bello arte.
Ludwig
Van Beethoven, en sus pensamientos escribió uno muy particular que refiere a
que sólo la música y la ciencia elevan al hombre hasta la divinidad. Dios, por
tanto, omnipotente, omnipresente y omnisciente, creó por intermedio de los
pájaros, lo que hoy traduce el pentagrama.
Son
tan variados los géneros, que desde la música clásica –también llamada culta–,
hasta el tecno y la música popular internacional han avasallado el espíritu del
ser humano inclinado a tocar un instrumento, cantar, formar conjuntos, llamar
al baile, la danza, en un ejercicio que permite entrever cuán grande y sin
limitaciones es la música.
El
arte de combinar los sonidos y el tiempo –es la
definición universal– junto a tres elementos que entrevera la armonía, la
melodía y el ritmo, conjugan la práctica del arte sonoro. No existe mala
música, sólo se puede expresar que en todo caso sería mal ejecutada; entiéndase
también que toda música bien interpretada es el logro final de todo artista
entregado al piano, la guitarra, la trompeta, el violín, el contrabajo, el
vibráfono; larga es la lista pues instrumentos hay miles.
El
jazz por ejemplo es tan cautivador que su historia refiere épocas de
nacimiento, estructura y auge que nació en Nueva Orleans, USA, desde los negros
spirituals, hasta los blues, encontrándose la improvisación como el elemento
fundamental. Hablar de jazz es recordar a Louis Armstrong, Duke Ellington,
Count Basie, Oscar Peterson, Ella Fitzgerald, Ray Brown, Chick Corea y un
sinnúmero de célebres músicos que han enriquecido este género que lleva a
definirlo como la sensación que anima al jazzista o espectador, a marcar el
ritmo con el pie.
Mi
vida, por ejemplo, tuvo un tiempo de entrega a la música. Desde niño, merced al
ejemplo de melómano que, Mario D. Ríos Gastelú, mi Padre –una existencia
vigente en sus 90 años–, desde el vientre materno posibilitó que yo nazca
escuchando música clásica. A los 15 años comencé estudiando el piano e
integrando instituciones corales. El destino y las decisiones siempre
impredecibles, provocaron que dejé este arte que hasta ahora permite que pueda
tocar jazz en circunstancias donde aparece un piano y me siento a tocar.
Las
letras, fueron sí la constancia de poder escribir, comentando conciertos,
realizando entrevistas y ampliando mi amor por el periodismo y la escritura, a
redactar semblanzas sobre músicos inclusive de música popular, que en un caso
específico motivaron mi atención por la cantante boliviana Rosby Nava Ruiz, de
quien escribí sobre su arte, acompañando a la crónica una historia del género
musical que ella interpreta.
La
música es a la vez –lo refiere Beethoven– un arte y una ciencia. Como
arte, su apreciación depende de la sensibilidad innata o adquirida y de una
adecuada educación del oído, como ciencia, la música tiene sus propias leyes.
En
esta realidad, la universalidad de la música ha calado el corazón de miles de
intérpretes y de oyentes, tanto en nuestro país como en todo el mundo. Recordar
a SANTA CECILIA, es llamar a una oración y agradecer al Padre Celestial, por
vivir un arte tan noble y divino. Hoy en tiempos de pandemia, avasallados por
la Covid 19, la música es más que un ansiolítico, es una bendición.
JULIO
RÍOS, ES ESCRITOR Y CONSULTOR