lunes, 22 de noviembre de 2021

UNA PELÍCULA DE Rodrigo Ortúzar Lynch



PELICULAS DVD EN TIEMPOS DE

LA COVID - 19

 
 

UNA PELÍCULA DE

Rodrigo Ortúzar Lynch 



REROSPECTIVA AL CINE CHILENO

Mujeres infieles

Mujeres infieles es una película chilena dirigida por Rodrigo Ortúzar Lynch, estrenada el 18 de noviembre de 2004. Una película en donde se muestran las consecuencias de la infidelidad de varias mujeres.

La película inicia cuando Cecília Ureta (María José Prieto), la presentadora estrella del noticiario televisivo con mayor índice de audiencia de Chile, se dispone a dar una noticia en la que da a conocer los resultados de una encuesta que afirma que el 62% de las mujeres chilenas son o han sido infieles alguna vez.

Irónicamente, Cecília, pertenece a este 62%, habida cuenta que mantiene una relación extramatrimonial con el dueño del canal en el que ella trabaja. Con malicia, un colega rival pone al descubierto este vínculo durante la transmisión en directo del incendio en un motel en el cual se encontraba, derivando trágicos resultados.

La revelación desencadena otras más, y el tema se ramifica, incluyendo otros tópicos como la satisfacción sexual, la soledad o el abandono, convirtiéndose en una tema de interés nacional.

Muy pocas o ninguna película de este país llega a nuestras carteleras y de hacerlo es porque en sus países han sido un éxito rotundo. Según se afirma el 62% de las mujeres chilenas casadas son o han sido infieles con sus parejas. 

Este es el título de la película, Mujeres infieles y comienza con una pareja practicando sexo en un motel. Ella se llama Cecilia Ureta y trabaja en un canal de televisión como presentadora. 

Es infiel. Cuando el empresario, Alberto Valdés, presidente de la cadena de TV. se va a echar «el cigarrito de después» y apenas prende el encendedor, da lugar una explosión. Cecilia está nerviosa porque presume que su compañero Mario Guzmán sabe algo acerca de sus devaneos sexuales. La acción se retrotrae unas horas antes y vemos como a Mario lo destinan a un parque de bomberos a hacer un reportaje. 

Cuando está allí escuchan una explosión y los bomberos y los periodistas van a ver qué es lo que ha sucedido, allí encontrarán el cadáver de Alberto y a Cecilia, desnuda, bajo una manta, para escarnio público con la cámara «informando» a sus espectadores.

Otras mujeres, como Carola Fisher también buscan sexo y amor en los brazos de otros hombres, más jóvenes en su caso, que no son sus maridos, sino los hijos de estos, creando legiones de cornudos que deben recurrir a investigadores privados (como la pareja homosexual, creadores de «Los diez mandamientos de la mujer infiel» que expondrán en televisión en el programa de Mario) si quieren saber si sus mujeres riegan fuera del tiesto.

Una psicóloga, Eva Soler, es el puerto al que arriban las mujeres infieles a confesar sus faltas sexuales y explayarse. La sexóloga no juzga y dice cosas como estas a Virginia, una de sus pacientes la cual ha tenido un orgasmo mientras veía como el fornido jardinero de hercúleo tórax ponía a punto sus flores. 

Has de ser fiel a ti misma. Tu sigue el camino del orgasmo. El orgasmo es un derecho humano. En televisión Eva afirma que si hay tanta infidelidad femenina es porque los hombres son cómplices que, si el 62% de las mujeres es infiel, entonces lo podemos considerar como algo normal.

Roberta (Lucía Jiménez) llega a Santiago de Chile después de siete años en España para abrir un local, un sex-shop. «Calidad de sexo es calidad de vida» es su lema. Cristina casada con Mario cae rendida a sus pies y se enamora de ella a las primeras de cambio, como le cuenta a la sexóloga y se dan un homenaje con unas cuantas copas de más y el alcohol actuando como lubricante del deseo.

Virginia, arquitecta, quiere hacer el amor y esto le dice a su marido mientras comen, pero este le replica que cada cosa tiene su momento y que debe dar gracias a Dios con todo lo que tiene y no quejarse. El «sexo por goteo» hace que Virginia fantasee, y descubre la utilidad de un vibrador fuera del hogar conyugal.

La desinhibida Lucía Jiménez, aporta la presencia española al film, junto a las canciones que pertenecen a Quique González; Pequeño Rock and Roll, Crece la hierba, Aunque tú no lo sepas, del que se recomienda escuchar su disco Salitre 48.

Cecilia pagará sus culpas. Mujeres infieles no es más que una entretenida película sin mayor pretensión que la de hacernos echar unas risas, con varios controvertidos pasajes, con parejas a la deriva que encuentran en la cama ajena la manera de saciar sus deseos, con la profundidad en sus planteamientos y un puñado de hombres reducidos a infieles, si bien como dice, Eva, para que una mujer sea infiel con un hombre hace falta otro hombre, o que haga de amante o una mujer.



Cecilia Ureta, la conductora estrella del noticiero con mayor audiencia de Chile, no tolera a su colega Mario Guzmán. Es tanto desagrado entre ambos que solicita al productor del noticiero que lo saquen del piso y lo manden a la calle para realizar notas pintorescas.

Sus deseos se hacen realidad y aquel miércoles Mario parte velozmente a cubrir un incendio en un motel, en el que se encuentra Cecilia con su amante, Alberto Valdés, máximo directivo del canal.

El previo encuentro, muestra la asistencia de ambos amantes al motel, y ambos amantes empiezan su ritual sexual, hablando ella como presentadora de TV, circunstancia que agrada en lo profundo y estimula a Alberto.

Pero lo que podría ser una breve noche de placer completa, ésta jamás advirtió a los protagonistas de una circunstancia jamás imaginada. Unos roedores ingresan en los espacios del motel en los que asoma el sistema eléctrico conectado a las cámaras de gas, provocando la fuga del mismo.

El instante en que, a manera de corolario de una relación sexual intensa, desenfrenada, motiva a Alberto a fumar un cigarrillo, pidiendo a su amante el encendedor para prenderlo. Apenas manipula el instrumento que le dará lumbre, éste activa el espacio provocando una terrible exposición. El amante fallece en el instante, mientras Cecilia sufre heridas salvando su vida.

En un país en el cuál había un machismo crónico, como en el resto de Latinoamérica, poco a poco la mujer ha ido ganando ¨libertades o derechos¨ que exigen ¨igualdad de condiciones¨ respecto a los hombres. Y aunque parezca raro, ello también se ha ¨trasladado¨ al campo de las relaciones de pareja. Así, si el chileno es infiel, casi ¨por naturaleza¨, ¿por qué la mujer no puede serlo?

No voy a hacer juicios de valor acá, porque cada uno opinará a su modo de ver las cosas y no es preciso comentarlo, pero sí conviene hacer referencia al intento de Ortúzar de ahondar en las consecuencias del acto infiel.


 Julio Ríos

Tragicomedia chilena sobre la infidelidad femenina. Arranca con el anuncio, por boca de una popular y bella presentadora televisiva, de que el 62% de las chilenas han sido infieles alguna vez. Lo malo es que ella misma es botón de muestra de la veracidad del dato. El film adopta un tono frívolo y cínico en su dibujo de las relaciones extraconyugales.

Película interesante, revestida de técnicas útiles en las escenas eróticas. Lo más importante entrevera la muestra de porcentajes reales de la situación que viven las mujeres en Chile, y de la gran insatisfacción sexual y sentimental que se vive en los tiempos actuales.

Correcto drama del cineasta chileno Rodrigo Ortúzar, estrenado en 2004 hoy reavivado en una restrospectiva al cine chileno por intermedio del DVD—, que narra diversas historias de infidelidad relacionadas, donde supuestamente son las mujeres ¨las responsables¨, pero que conlleva a una reflexión más bien social, sobre el machismo, el engaño y la traición, la resignación matrimonial, la satisfacción sexual, el orgasmo y la experimentación.

La película inicia con la pugna profesional entre los periodistas y conductores del más exitoso noticiero en Chile, Cecilia Ureta y Mario Guzmán, que se refleja en una entrevista televisiva a la sexóloga Eva Soler, a propósito de una encuesta que revela que el 62% de las mujeres chilenas es o ha sido infiel.

Ante la tensión, Ureta, que es una estrella en el canal, pide al productor que saque a Guzmán del aire, y lo envíe a hacer notas a la calle, para degradarlo. Por esas curiosidades de la vida, Guzmán reporteará un incendio en un motel, en donde encuentran muerto al máximo ejecutivo del canal, Alberto Valdés y herida, a su amante, Cecilia Ureta. Guzmán, entonces, aprovecha la situación para vengarse de Ureta y exponerla al escarnio público.

En líneas generales, estamos ante una correcta película, sin mayores pretensiones que exponer el tema de la infidelidad, que en Chile, muchos se han atrevido a decir que ¨es deporte nacional¨.

Y en ello, entrará en vigor lo que cada uno opine de la infidelidad, por lo que los juicios de valor están siempre ahí en películas como éstas. No faltará entonces, aquel que critique la infidelidad femenina y defienda la masculina, por un asunto de machismo; o aquel que defienda la femenina y critique la masculina, al contrario, el feminismo; o aquel que condene la infidelidad en cualquiera de sus variantes; y finalmente, aquel al que le parezca divertido y hasta se sienta identificado y se lo tome de una forma más liviana. Sea como sea, hay mucho de hipocresía y doble estándar tanto en los que condenan como en los que defienden la infidelidad.  

De cualquier forma, Ortúzar pretende poner el tema en la palestra y verlo desde diferentes perspectivas. Que la película se llame ¨Mujeres Infieles¨ es en sí una sátira, puesto que el director no utiliza una perspectiva machista del asunto, condenando la infidelidad femenina, sino que aboga por el factor ¨responsabilidad compartida¨, en la que las mujeres infieles sustentan sus infidelidades por perder la atención o el interés de sus esposos, o por la sobreconfianza de éstos en sus incursiones sexuales o simplemente porque son libres de tener una aventurilla amorosa por ahí.

La sociedad chilena hay que decirlo, ha cambiado bastante en los últimos 25 años (después de la dictadura de Pinochet) en todos los aspectos, y dentro de éstos, la libertad de la mujer es un hito importante.

Tenemos así, en la infidelidad de Cecilia Ureta y Alberto Valdés; por el lado de Cecilia, la destrucción de su matrimonio y la guerra legal que su esposo inicia por la custodia de la hija de ambos; y en el lado de la viuda de Valdés, Teresa Vial, una curiosa reacción, que tendrá explicación hacia el final del film, en la que la viuda restituye a la amante de su ex marido en el canal y sin rencores.

En el caso de Álvaro, que descubre que su esposa Carola tiene un amante, que será su propio hijo Cristián, la destrucción de la relación padre-hijo; y en caso de la insatisfecha Cristina, que se involucra con la española Roberta, en una oda a ¨conozcámonos y experimentemos¨, por nombrar algunas.

Y aquí entra también la aparición de dos ridiculizados ¨detectives pasionales¨, Vilches y Liberona, una pareja homosexual, por cierto, que se dedican a extorsionar a sus propios clientes, cuando la contra-parte investigada les encarga una contra-investigación para contraatacar a sus atacantes.

Sin embargo, si bien la intención es bastante buena, en especial poner la infidelidad como un acto transversalmente responsable a ambos géneros, en donde la sexóloga Soler destaca que ¨si hay 62% de mujeres infieles, es porque hay otros 62% de hombre infieles que complementan esa infidelidad¨, recalcando en las responsabilidades, la película no deja de caer en una suerte de condescendencia acerca del problema.

Por lo tanto, su supuesto carácter reflexivo se apaga hacia el final cuando Ortúzar la reduce prácticamente a un rasgo de la naturaleza humana. Entonces, reconocerle que cumple con acabar con el mito casi exclusivo de las ¨mujeres infieles¨ como seres hipócritas, malagradecidas y lujuriosas, para denunciarlo como una práctica humana, pero decir que falla en su intento de reflexión sobre qué pasa cuando se es infiel y que le pasa al que sufre la infidelidad. Eso la vuelva al final, liviana.

A este hecho, hay que sumarle que la película no cuenta con grandes actuaciones, ni dramáticas ni tragicómicas (dicen que este film tiene naturaleza de tragicomedia, pero la verdad yo no le veo). Daniel Alcaíno (Guzmán) está desaprovechado como villano, pudiendo haber tenido su personaje una incursión más perversa y maquiavélica; María José Prieto (Ureta) se pasa más hospitalizada que nada, siendo por lo demás bastante frívola en su actuación, al igual de Viviana Rodríguez, que si bien ambas aportan con su belleza, en realidad no tienen una buena aparición; Benjamín Vicuña como Cristián no pasa de cumplir con su papel de ¨galán juvenil y seudo-alternativo¨ con un papel bastante patético, como el hijo que le pone los cuernos a su propio padre con su esposa; Aldo Parodi y Ramón Llao está ridiculizados y limitados a esta caricatura que se hace de ellos. Para terminar, Lucía Jiménez también queda caricaturizada como la típica europea que viene a ¨las Américas¨, prácticamente a enseñarle a ¨los nativos¨ a vivir el sexo en libertad.

Sidgrid Alegría  —quien ilustra esta crónica, destaca siempre su sensualidad y elegancia, como la observamos con un atuendo de lana color beige con solapas blancas, cubre el desarropado cuerpo que entrevera piel desnuda, mostrando el nacimiento de sus pechos desnudos, a través de la ligera prenda que Alegría viste con el cuerpo desnudo debajo—, en la película es Cristina Mujica (amiga de Virginia). 

 By Julio Ríos

SIDGRID'S SUBTLE DETAILING OF HER BARE BREASTS THROUGH THE VERY LOW-CUT OUTFIT SHE WEARS WITH A NAKED BODY UNDERNEATH

Chilean tragicomedy about female infidelity. It begins with the announcement by a popular and beautiful TV presenter that 62% of Chilean women have been unfaithful at some time. The bad news is that she herself is a proof of the veracity of this statistic. The film adopts a frivolous and cynical tone in its portrayal of extra-marital relationships.

It is an interesting film, with useful techniques in the erotic scenes. The most important thing is that it shows real percentages of the situation of women in Chile, and of the great sexual and sentimental dissatisfaction of the present times.

A correct drama by Chilean filmmaker Rodrigo Ortúzar, released in 2004 —today revived in a retrospective of Chilean cinema through DVD—, which narrates various stories of related infidelity, where women are supposedly "responsible", but which leads to a rather social reflection on machismo, deceit and betrayal, marital resignation, sexual satisfaction, orgasm and experimentation.

The film begins with the professional struggle between the journalists and hosts of the most successful news programme in Chile, Cecilia Ureta and Mario Guzmán, which is reflected in a television interview with sexologist Eva Soler, about a survey that reveals that 62% of Chilean women are or have been unfaithful.

Faced with the tension, Ureta, who is a star on the channel, asks the producer to take Guzmán off the air, and send him to make notes on the street, in order to degrade him. Due to these curiosities of life, Guzmán reports a fire in a motel, where the channel's top executive, Alberto Valdés, is found dead and his mistress, Cecilia Ureta, is found wounded. Guzmán then takes advantage of the situation to take revenge on Ureta and expose her to public scorn.

In general terms, this is a correct film, with no greater pretensions than to expose the subject of infidelity, which in Chile, many have dared to say, ¨is a national sport¨.

And in this, what each person thinks about infidelity will come into effect, so that value judgements are always there in films like these. There will be those who criticise female infidelity and defend male infidelity, as a matter of machismo; or those who defend female infidelity and criticise male infidelity, on the contrary, feminism; or those who condemn infidelity in any of its variants; and finally, those who find it funny and even feel identified with it and take it in a lighter way. Be that as it may, there is a lot of hypocrisy and double standards in both those who condemn and those who defend infidelity. 

Either way, Ortúzar aims to bring the issue to the fore and to see it from different perspectives. That the film is called ¨Mujeres Infieles¨ is in itself a satire, since the director does not use a macho perspective on the issue, condemning female infidelity, but rather advocates the factor of ¨shared responsibility¨, in which unfaithful women sustain their infidelities by losing the attention or interest of their husbands, or by their husbands' overconfidence in their sexual incursions, or simply because they are free to have a little fling around.

Chilean society, it must be said, has changed quite a lot in the last 25 years (after the Pinochet dictatorship) in all aspects, and within these, women's freedom is an important milestone.

Thus we have, in the infidelity of Cecilia Ureta and Alberto Valdés; on Cecilia's side, the destruction of her marriage and the legal war that her husband initiates for the custody of their daughter; and on the side of Valdés' widow, Teresa Vial, a curious reaction, which will be explained towards the end of the film, in which the widow returns her ex-husband's lover to the canal and without rancour.

In the case of Álvaro, who discovers that his wife Carola has a lover, who will be his own son Cristián, the destruction of the father-son relationship; and in the case of the unsatisfied Cristina, who gets involved with the Spanish Roberta, in an ode to "let's get to know each other and experiment", to name but a few.

And here enters also the appearance of two ridiculed "passionate detectives", Vilches and Liberona, a homosexual couple, by the way, who dedicate themselves to extorting money from their own clients, when the counter-investigated party commissions a counter-investigation to counterattack their attackers.

However, although the intention is quite good, especially to present infidelity as an act that is transversally responsible for both genders, where the sexologist Soler stresses that ¨if there are 62% of unfaithful women, it is because there are another 62% of unfaithful men who complement this infidelity¨, emphasising the responsibilities, the film does not cease to fall into a kind of condescension about the problem.

Therefore, its supposedly reflexive character is extinguished towards the end when Ortúzar practically reduces it to a trait of human nature. So, to recognise that it fulfils the almost exclusive myth of ¨unfaithful women¨ as hypocritical, ungrateful and lustful beings, to denounce it as a human practice, but to say that it fails in its attempt to reflect on what happens when one is unfaithful and what happens to the one who suffers infidelity. This makes it, in the end, light.

To this fact, we must add that the film does not have great performances, neither dramatic nor tragicomic (they say that this film has a tragicomedy nature, but the truth is that I don't see it). Daniel Alcaíno (Guzmán) is wasted as the villain, and his character could have had a more perverse and Machiavellian incursion; María José Prieto (Ureta) is more hospitalised than anything else, being otherwise quite frivolous in her performance, as is Viviana Rodríguez, who although both contribute with their beauty, they don't really make a good appearance; Benjamín Vicuña as Cristián does nothing more than fulfil his role as a ¨juvenile and pseudo-alternative gallant¨ with a rather pathetic role, as the son who cheats on his own father with his wife; Aldo Parodi and Ramón Llao are ridiculed and limited to this caricature that is made of them. Finally, Lucía Jiménez is also caricatured as the typical European who comes to "the Americas", practically to teach "the natives" how to have sex in freedom.

Sidgrid Alegría —who illustrates this chronicle, always stands out for her sensuality and elegance, as we observe her in a beige woollen outfit with white lapels, covering her developed body that covers bare skin, showing the birth of her naked breasts, through the light garment that Alegría wears with her naked body underneath—, in the film is Cristina Mujica (Virginia's friend).




Julio Ríos, escritor y crítico de arte, licenciado en ciencias de la comunicación, es asesor en proyectos de redacción. Escribió el libro DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017). En la fecha trabaja una novela basada en la vida y obra de W.A.Mozart. Estudió en la Universidad Mayor Real y Pontifica de San Francisco Xavier de Sucre y en la Universidad Católica de La Paz. Hizo un diplomado en investigación periodística en la Universidad de La Jolla en San Diego, California.

UN ANTES UN DESPUÉS. María José Prieto Larraín (Santiago, 20 de febrero de 1977) es una actriz chilena de cine y televisión. María José Prieto ingresó al colegio Villa María Academy de Santiago en 1981, donde cursó sus estudios primarios y parte de los secundarios hasta 1985, luego de lo cual se fue a vivir junto a su familia a Buenos Aires, Argentina, donde finalizó la secundaria en 1994.

De regreso en Chile, en 1995, ingresó a la Pontificia Universidad Católica de Chile a estudiar Bachillerato en Ciencias Sociales y Humanidades, egresando con el mejor promedio de su promoción en 1997.

María José Prieto a quien observamos en la primera foto, muy sensual con un atuendo ligero sin sujetador y vestido con cuerpo desnudo debajo—, debutó en televisión a los 21 años, en la telenovela A todo dar, producida y transmitida por Megavisión, participación que la llevó a obtener el premio APES como Mejor Proyección Actoral.

La segunda foto, entrevera a la actriz con una jardinera de jean y en la tercera muy elegante y muy escotada a través del vestido blanco con piel desnuda debajo—, aparece con su esposo, el actor Cristian Campos.

A BEFORE AND AN AFTER. María José Prieto Larraín (Santiago, 20 February 1977) is a Chilean film and television actress. María José Prieto entered the Villa María Academy school in Santiago in 1981, where she attended primary and part of secondary school until 1985, after which she went to live with her family in Buenos Aires, Argentina, where she finished high school in 1994.

Back in Chile, in 1995, she entered the Pontificia Universidad Católica de Chile to study a Bachelor's Degree in Social Sciences and Humanities, graduating with the best average of her class in 1997.

María José Prieto who we can see in the first photo, very sensual in a light outfit without a bra and a dress with a naked body underneath—, made her television debut at the age of 21, in the soap opera A todo dar, produced and broadcast by Megavisión, a role that won her the APES award for Best Actor Projection.

The second photo shows the actress in a denim gardener and in the third one very elegant and very low-cut through the white dress with bare skin underneath, she appears with her husband, the actor Cristian Campos.

UN DESPUÉS. Prieto, se ha dado cuenta en tiempos de cuarentena de que el yoga dejó de ser una actividad secundaria, y ha pasado a ser un servicio a la comunidad. “He vuelto a estudiar mucho y he podido llegar a personas de todas partes de Chile y del mundo. La verdad es que ha sido muy rico, me he dado cuenta que el yoga es lo que hoy en día todos necesitan, es muy libre, muy simple, muy sencillo y tiene tantos beneficios”.

La destacada actriz, casada con Cristián Campos, cree que durante todo este tiempo de encierro uno puedo vivir con muy poco, que no se necesita más y que es un gran aprendizaje, “estamos más preocupados de nosotros, de estar conectados con la familia más cercana. Necesitamos menos para vivir, no necesitamos consumir, necesitamos tener también una conexión espiritual para ver las cosas más importantes, que hoy en día es lo que más estamos al debe”.

AN AFTERMATH. Prieto, in times of quarantine, has realised that yoga is no longer a secondary activity, but a service to the community. "I have returned to study a lot and I have been able to reach people from all over Chile and the world. The truth is that it has been very rich, I have realised that yoga is what everyone needs nowadays, it is very free, very simple, very easy and has so many benefits".

The prominent actress, married to Cristián Campos, believes that during all this time of confinement one can live with very little, that one does not need more and that it is a great learning experience, "we are more concerned about ourselves, to be connected with the closest family. We need less to live, we don't need to consume, we also need to have a spiritual connection to see the most important things, which nowadays is what we are most in need of".