miércoles, 10 de noviembre de 2021



ARTES PLÁSTICAS EN TIEMPOS DE

LA COVID – 19


EL MEDIO AMBIENTE EN LOS PINCELES DE

Marcela Once




TALENTO

SENSIBILIDAD

BELLEZA



Marcela nace en Mendoza, Argentina. Su formación académica comienza a los 4 años en el estudio de la artista mendocina Adelina Tarditi. A los 10 años comienza a estudiar dibujo y pintura en el taller del pintor Eduardo González. Posteriormente estudió bachillerato y magisterio en artes en el colegio provincial de Bellas Artes de Mendoza. Luego, se traslada a Buenos Aires, donde realiza diversas exposiciones colectivas. A los 21 años se instala en Madrid, ciudad que marca una importante evolución autodidacta.

Marcela nos dice: “Actualmente estoy trabajando con materiales recuperados: botellas de cristal molidas, papeles, plásticos, bolsas de plástico, óxidos y pigmentos molidos y consigo una materia relativamente fina para poder de esta manera mezclarla con otros ingredientes que utilizo a diario como arenas, serrín y pigmentos naturales. Así consigo diferentes texturas. Estas obras están trabajadas con sutileza, mezclando la materia reciclada con arenas, serrín y pigmentos. Así, se consigue que el resultado pase desapercibido sin caer en lo evidente, en una obra conceptual ligera y etérea”.

-¿Cuándo empezaste a interesarte por el medio ambiente? -Me he interesado desde hace algunos pocos años. Nunca tenemos una conciencia completa del daño que le hacemos al medio ambiente y no nos planteamos las consecuencias. ¿A quién no le gusta usar pasta de dientes con microesferas, desmaquillarse con discos de algodón o toallitas húmedas, perfumar la ropa con suavizantes, beber refrescos enlatados o tomar café de cápsulas? A diario hacemos gestos altamente dañinos para nuestro planeta y no somos conscientes. Creo que tenemos mucho trabajo por delante y el primer paso es la información para, a continuación, poder pasar a la acción.

EL RECLICAJE -¿Cuándo fuiste consciente de las posibilidades del reciclaje y la reutilización? -La preocupación por la cantidad de residuos que yo misma generaba a la hora de trabajar fue el principal motivo que me llevó a preguntarme si podría aprovecharlos de alguna manera. “¿Y si hago trocitos todo lo que va al contenedor y luego lo mezclo con microcemento y agrego pigmentos?”: Así fue como empecé a descubrir nuevas texturas y diferentes efectos que me animaron a seguir investigando.

-¿Qué es lo que más te preocupa de las crisis ambientales actuales? ¿El cambio climático? ¿El mar de plástico? ¿La exposición a químicos? -Me preocupa todo, absolutamente todo lo que atente contra la vida.

ACTIVISMO COTIDIANO -¿De qué manera, además de pintar con residuos, intentas llevar el activismo ambiental a tu vida diaria para ser consecuente? ¿Comes ecológico? ¿Compras a granel? -Soy vegana de nacimiento. Actualmente estoy simplificando mucho mi día a día con pequeños hábitos como hacer mi propia leche vegetal, comer poco y de buena calidad, comprar solo lo que necesito, evitar productos de un solo uso, apoyar los mercados ecológicos, transformar el agua del grifo en agua sin metales, comprar a granel, rechazar las bolsas y envases de plástico, reciclar ropa o evitar supermercados. Una de las cosas que más me preocupan es usar coche todos los días.

-¿Qué artistas son tus referencias? -Me gusta mucho la obra de Gerard Richter. “Me gustaría continuar con mi humilde lucha para que mi arte sirva para hacer reflexionar y ver que una botella, un plástico, un trozo de cartón o una lata rescatada de la basura pueden convertirse en una bonita obra de arte. La belleza no está relacionada con lo joven o lo nuevo, y no siempre es basura lo que descartamos”.

-¿Y quién son referencias tuyas en el ámbito de la ecosofía? -Mi referente es la ecologista, feminista y filósofa Vandana Shiva. -¿Quién está interesado en comprar obra de estas características? ¿Quiénes son tus coleccionistas?: -Espero que mi obra la compre cualquier persona que le impacte y valore el suprareciclaje.

-Dices de tu obra que es conceptual y ligera y etérea. ¿Nos puedes dar algún dato más? -Mi última obra es conceptual porque la idea nace del concepto del rescate; ligera, porque en mis cuadros apenas se nota que llevan materia reciclada y pesan muy poco; y etérea, porque está poco definida. Mi única pretensión es que el espectador al contemplar mi obra sienta la necesidad de dejar un mundo mejor tras nuestro paso por la vida.

CRISIS AMBIENTAL -¿Cómo imaginas tu obra en el futuro si la crisis ambiental va a más (y todo parece indicar que así será)? -Me gustaría continuar con mi humilde lucha para que mi arte sirva para hacer reflexionar y ver que una botella, un plástico, un trozo de cartón o una lata rescatada de la basura pueden convertirse en una bonita obra de arte. La belleza no está relacionada con lo joven o lo nuevo, y no siempre es basura lo que descartamos.

-¿Hemos llegado al punto de no retorno en el cambio climático? -No sé. Me voy a centrar solo en la basura que producimos. Ya sabemos que el problema está en quien genera los residuos y también en los consumidores. 

En este caso, se debe seguir insistiendo con respecto al reciclaje para conseguir el cambio urgente que necesitamos. Si cada individuo, independientemente de la edad, toma conciencia y atribuye aunque sea en pequeños gestos se podría conseguir disminuir los daños. 

Si bien es cierto que no nos lo ponen fácil, ya que todo lo que consumimos viene envasado. En la sociedad en la que vivimos, donde es más importante el marketing que el producto, es toda una osadía no sucumbir a los encantos del envasado.

-¿Tu obra es muy orgánica como respuesta frente a la era digital que tanto daño está haciendo a la Naturaleza? -Mi obra es orgánica para dar un claro mensaje: “Todos en cualquier profesión, trabajo o actividad podemos, con seguridad, hacer nuestra pequeña aportación en cuanto a conciencia medioambiental”.

La artista, muy comprometida con el medio ambiente, en sus cuadros usa materiales reciclados como una manera de llamar la atención sobre la degradación del planeta y la necesidad del cuidar el entorno. Una de las señas de identidad de su trabajjo es el constante juego de texturas, tamaños, nuevas técnicas o la provocación con la que maneja el color.

Sobre estas líneas, Marcela Once junto a una de sus piezas. Arriba, trabajando en un cuadro. En sus obras, el espectador se encontrará con materiales molidos como el plástico o el vidrio, cuadros hechos con botellas rotas, papeles reciclados o pigmentos naturales, sobre tabla, que vuelven a posicionar a Marcela Once como una de las artistas más comprometidas con esta causa.

En sus propias palabras: “Estas obras están trabajadas con sutileza, mezclando la materia reciclada con arenas, serrín y pigmentos, intentando contribuir un poquito con el medio ambiente, usando lo que descartamos en nuestro día a día y que el resultado sea desapercibido sin caer en lo evidente, en una obra conceptual, ligera y etérea”.

Tras más de veintisiete años en nuestro país, la artista ha conseguido estar presente gracias a sus exposiciones en lugares emblemáticos como la Plaza Mayor de Madrid, la plaza Antonio Banderas de Marbella o recientemente en la Feria de Arte Contemporáneo “Affordable ArtFair Milán 2019”, como artista representada por la galería Van Gogh de Madrid.

Su objetivo es seguir concienciando a través del arte para que el reciclaje acabe siendo tan cotidiano como los materiales que usa, y que sus obras no sean noticia por apostar por la conservación de, al fin y al cabo, nuestro hogar y nuestro futuro.

La pintora también está muy comprometida con la integración social. El pasado 10 de junio llevó a cabo una perfomance en Cement Design (marca internacional de referencia en la fabricación de cemento decorativo), en el barrio madrileño de La Latina (Cava Baja), en la que participaron personas con discapacidad intelectual de la Fundación AMÁS Social.

Así, junto a la pintora, estos participantes, armados de rodillos, espátulas, pinceles y el cemento decorativo, crearon un cuadro abstracto de 1,55 x 1,20 centímetros al que pusieron por título El despertar de la unión. Una obra que fue donada por la artista y Cement Design a la Fundación AMÄS Social.



Julio Ríos

La pintura de Marcela Once da la bienvenida a un mundo imaginado y amable de admirables texturas, bellos colores y composiciones atrevidas. Sus obras son sueños, sentimientos y reflexiones que Marcela asoma a la realidad. Su pintura abstracta es la esencia de la realidad y reflejo de las emociones experimentadas, logrando avasallar al observador y hacerle perder todo posible contacto con la desvaída circunstancia del día a día.

Para la artista plástica -cuya obra se rocía de elementos que contribuyen al medio ambiente-, pintar es resucitar al alma dormida, es resguardarse del mundo y sentir como nos encontramos con nosotros mismos.

Marcela pinta en libertad. En la fotografía la artista observa un cuadro suyo, vestida con un muy escotado vestido azul a través del cuerpo desnudo por debajo. Mira con otros ojos lo que nosotros dejamos que nuestra retina entreverare una óptica atufada por la angustia de sobre existir. La pandemia que azota al mundo a consecuencia de la vigencia de la temible Covid 19, es asimilada por Marcela, advirtiendo por intermedio de sus cuadros la necesidad de cuidar la naturaleza.

La ternura no está alejada de Marcela, ante la pureza de su amor expresado en un sentimiento que la artista lo transforma en pintura de mensaje en el lienzo. Hay de todo en el recuento de las obras de Marcela, y cada acercamiento hacia ellas, provoca nuevas imágenes y sorpresivos trazos en las miradas que la inspiran a producir con la espátula y el pincel, resultados conmovedores.

La artista nos permite el ingreso en aquella apelación a la luz y a la sombra. La sensibilidad al color ha caracterizado su pintura, donde la penumbra les da la motivación de existencia dirigida al arte. En tal sentido, encontramos luminosidad reflejada en el colorido de cada pintura sobre el lienzo. Hay algunas imágenes abstractas entre otras, que dan lugar a pinceladas fuertes o delicadas, en una reverberación de matices que retumban en un espacio común.

Es frecuente en las artes plásticas -dadas las visiones cambiantes que llegan a matizar el color blanco-, dar paso a la afonía, paréntesis de reflexión para todo virtuoso. El rojo empleado por una artista que domina el color, permite aludir en sus cuadros dedicados a rostros que parecen observarnos. Allí el rojo es decoro en movimiento; ritmo en el humor de sus personajes retratados para el escenario.

Sin duda, una de sus señas de identidad al contemplar sus cuadros es el constante juego de texturas, tamaños o la provocación con la que maneja el color. No obstante, uno de los aspectos que más la caracterizan es su preocupación por el medioambiente y el cuidado de nuestro entorno.

La artista es muy simpática y atractiva. Pinta al aire libre vestida siempre con un delgado vestido con piel desnuda debajo. A veces acompañada de su perro. Pintar en libertad con la presencia de la luz del sol y de la naturaleza, hacen que Marcela se inspire y ponga en el lienzo hermosas imágenes. Ella ejerce, también, el llamado arteterapia, una tendencia de la psicoterapia que utiliza medios de arte y artísticos para ayudar a explorar pensamientos y emociones de una manera única. La idea detrás de esta terapia es utilizar el arte como medio principal de comunicación, que permite a Once, explora y expresarse a través del arte.

De cara en este 2021, no obstante la pandemia, continua llamando a la conciencia por intermedio de sus obras y, mostrando cómo se puede hacer arte y belleza en base a materiales a los que Marcela, recicla.

By Julio Ríos

A ESPALDA DESNUDA MARCELA OBSERVA LA NATURALEZA A TRAVÉS DE LA MUY ESCOTADA PRENDA QUE VISTE CON EL CUERPO DESNUDO DEBAJO

Marcela Once's paintings welcome us to an imagined and friendly world of admirable textures, beautiful colors and daring compositions. Her works are dreams, feelings and reflections that Marcela brings to reality. Her abstract painting is the essence of reality and a reflection of the emotions experienced, managing to overwhelm the observer and make him lose all possible contact with the dull circumstances of everyday life.

For the plastic artist -whose work is sprinkled with elements that contribute to the environment-, to paint is to resurrect the sleeping soul, to take shelter from the world and to feel how we find ourselves.

Marcela paints in freedom.In the photograph the artist observes a painting of herself, dressed in a very low-cut blue dress, with no undergarments, through the naked body underneath.  She looks with other eyes at what we allow our retina to glimpse through an optic stunned by the anguish of overexistence. Marcela assimilates the pandemic that is sweeping the world as a consequence of the dreaded Covid 19, warning through her paintings of the need to take care of nature.

Tenderness is not far from Marcela, before the purity of her love expressed in a feeling that the artist transforms it into a message painting on the canvas. There is everything in Marcela's works, and each approach to them, provokes new images and surprising strokes in the looks that inspire her to produce with the palette knife and the brush, moving results.

The artist allows us to enter into that appeal to light and shadow. The sensitivity to color has characterized her painting, where the penumbra gives them the motivation of existence directed to art. In this sense, we find luminosity reflected in the colorfulness of each painting on the canvas. There are some abstract images among others, which give rise to strong or delicate brushstrokes, in a reverberation of shades that reverberate in a common space.

It is frequent in the plastic arts -given the changing visions that come to nuance the color white-, to give way to aphonia, a parenthesis of reflection for every virtuoso. The red used by an artist who dominates the color, allows to allude in her paintings dedicated to faces that seem to observe us. There, red is decorum in movement; rhythm in the mood of her characters portrayed for the stage.

Undoubtedly, one of his hallmarks when contemplating his paintings is the constant play of textures, sizes or the provocation with which he handles color. However, one of the aspects that most characterize her is her concern for the environment and the care of our surroundings.


The artist is very friendly and attractive.She paints outdoors always dressed in a thin dress with bare skin underneath and without a bra.  Sometimes accompanied by her dog. 

Painting in freedom with the presence of sunlight and nature, makes Marcela get inspired and put on the canvas beautiful images. She also practices so-called art therapy, a trend in psychotherapy that uses art and artistic means to help explore thoughts and emotions in a unique way. 

The idea behind this therapy is to use art as a primary means of communication, which allows Eleven to explore and express herself through art.

Looking ahead to 2021, despite the pandemic, she continues to raise awareness through her artwork and show how art and beauty can be made from the materials Marcela recycles.


Julio Ríos, escritor y crítico de arte, licenciado en ciencias de la comunicación, en la actualidad se desempeña como asesor en proyectos de redacción. Escribió el libro DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO (1986), la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), EL ALTO PARA TODOS (2017), LA GENERACIÓN NINI en co-autoría con Alberto Liendo Romero (2023), UNA HISTORIA PARA CONTAR (2024).

En la fecha trabaja en una novela basada en la vida y obra del compositor Wolfgang Amadeus Mozart. Ríos estudió en la Universidad Mayor Real y Pontifica de San Francisco Xavier de Sucre y en la Universidad Católica de La Paz. Hizo un diplomado en investigación periodística en la Universidad de La Jolla en San Diego California.

Marcela Once, es una artista plástica española que nace en Mendoza (Argentina). Sorprende con una serie de cuadros sobre tabla con materiales reciclados que usa en su día a día, con el objetivo de concienciar a la sociedad sobre el cuidado del entorno y comprometerse con el medio ambiente.

Una de sus señas de identidad al contemplar sus cuadros es el constante juego de texturas, tamaños o la provocación con la que maneja el color. No obstante, uno de los aspectos que más la caracterizan es su preocupación por el medio ambiente y el cuidado de nuestro entorno.

Once empezó su formación académica en el mundo de la pintura con tan solo 4 años de la mano de la artista mendozina Adelina Tarditi. Con 10 años empezó a estudiar dibujo y pintura en el taller del pintor Eduardo González, una etapa esencial que posteriormente la llevaría a estudiar Bellas Artes en Buenos Aires, ciudad en la que realizó sus primeras exposiciones, tanto colectivas como individuales. Ya en la mayoría de edad, 20 años, Marcela Once se trasladó a Madrid, donde arranca una nueva etapa y una notable evolución en su carrera.

Tras más de 27 años en nuestro país, la artista logra estar presente gracias a sus exposiciones en lugares emblemáticos como la Plaza Mayor de Madrid, la Plaza Antonio Banderas de Marbella o en reconocidas galerías de arte de la capital de nuestro país.

Con el objetivo de ser coherente con sus pensamientos y filosofía de vida y, del mismo modo, agitar conciencias y promover el reciclaje en nuestra sociedad, Marcela Once sorprendió con una serie de cuadros a base de materiales reciclados que presentó recientemente en la Feria de Arte Contemporáneo “Affordable ArtFair Milán 2019”, como artista representada por la galería Van Gogh de Madrid.

En estas obras, podemos encontrarnos con materiales molidos como el plástico o el cristal. Pretende, con esto dar visibilidad al maltrato medioambiental que vivimos en la actualidad.

Estos cuadros, hechos con botellas molidas, papeles reciclados, serrín, óxidos y pigmentos naturales, sobre tabla, no dejaron a nadie indiferente, volviendo a posicionar, una vez más, a Marcela Once como una de las artistas más comprometidas con esta causa.


Marcela Once, es una artista plástica española que nace en Mendoza (Argentina).