ARTES PLÁSTICAS EN TIEMPOS DE
LA COVID – 19
LA OBRA DE
Cyntia Saura
DE ARBOLES Y
OTROS MOTIVOS
ESCRIBE: Fausto Hernández
COMENTARIOS: Julio Ríos
Cyntia Saura tiene 28
años y es oriunda de Santa Lucía, donde ha sido reconocida por sus locales. HOY
CANELONES dialogó con la joven artista, quien aseguró estar contenta porque
esta es su primera participación en una muestra que promete acercar su obra a
un público más exigente.
La primera: “Esta
muestra es como la posta”, expresó Saura para calificar la oportunidad que le
ofrece la exposición en la capital del país. “No es la primera muestra que
hago, pero la diferencia es que es un lugar importante, va a haber mucha gente
que está afín con el arte, habrá profesores, compañeros y público que está
acorde con la muestra”, comentó. Las obras que Saura presenta fueron realizadas
dentro del Taller Seveso (que funciona en coordinación con la Escuela de Bellas
Artes).
Una de las obras de
Cyntia en exposición en Montevideo. Para participar en la exposición, Cyntia
debió postularse a un concurso de llamado abierto para todos los que forman
parte de Bellas Artes, docentes y alumnos. Fueron ocho propuestas las
seleccionadas, de las cuales una es la suya.
Cyntia aclaró que
dentro de la exposición cabían propuestas de diferente índole: “Son todas
distintas, además de que cursamos diferentes años e incluso distintas carreras.
Hay trabajos de fotografía, grafitis, collages… es muy variado”.
El trabajo de Cyntia.La
artista contó que la obra en cuestión consiste en óleos sobre cartón: “Son
materiales nuevos. Si bien el óleo ya lo venía trabajando ahora fue sobre
cartón y son trabajos de mayor tamaño de los que estaba acostumbrada. Y la
técnica también difiere, es mucho más suelta y con una pincelada más libre y no
hay tanto detalle”.
El tema que ha venido trabajando desde hace tiempo la joven es la personificación de árboles utilizando la figura femenina, por lo que, según dice, más allá de hacerlo con otra técnica se mantiene en su línea conceptual.
“Los árboles no los
abandono, por ahora. La idea es esa. Siguen siendo personificaciones de
árboles, pero más libres, más sueltos, incluso, están medio confusos en el
fondo”, explicó.
El taller de la artista en la ciudad de Santa Lucía. También agregó que en la serie de la muestra “habrá tres cuadros que adelantan lo que se va a venir. Porque en el taller tengo más trabajo para mostrar.
Son como mi versión de obras conocidas de
artistas famosos. Por ejemplo ‘El beso’, de Gustav Klimt, yo lo tomo y lo hago
árbol”.
Cyntia eligió
representar la figura femenina a través de los árboles porque para ella “es la
vida. Todo lo que tiene que ver con el nacimiento, el renacer,
Por ejemplo, las raíces
las vínculo con la familia, el hogar, todo aquello que traemos; luego está la
corteza, que también dice muchas cosas, ya sea, si está dañada, si es suave, si
es fría y todo lo que esconde detrás; la parte de las ramas y las flores las vínculó
con el tema del fruto y lo que uno genera. Así es como represento a los árboles
diciéndonos cosas como si fueran una mujer”.
Junto a la pintura. Cyntia
comenzó a dibujar y pintar desde niña. Declara que siempre le gustó, pero que
luego de la experiencia con la asignatura Dibujo en el liceo se acercó mucho
más.
Hoy cursa el Quinto Año en la Escuela Nacional de Bellas Artes y tiene su propio taller de dibujo y pintura, Van Gogh, donde los días sábados recibe alumnos de todas las edades. Está ubicado en la intercepción de José Enrique Rodó y Constitución, en la ciudad de Santa Lucía.
Cyntia,
inspirada en el genio de Van Gogh, creó un taller que convoca a jóvenes y niños
deseosos de incursionar en el fascinante mundo de las artes plásticas. Producto
de este emprendimiento es la escuela que dirige en medio de una iniciativa
plausible digna de estímulo y aplauso.
Vincent van Gogh, por
quien el color era el símbolo principal de expresión, nació el 30 de marzo de
1853 en Groot-Zundert de Holanda. El hijo de un pastor, criado en una atmósfera
religiosa y refinada, Vincent era muy emocional y no tenía confianza en sí
mismo.
Entre 1860 y 1880,
cuando decidió finalmente ser artista, Van Gogh había tenido dos amores
inadecuados e infelices y había trabajado sin éxito como empleado en una
librería, vendedor de arte, y predicador en Le Borinage (una región aburrida de
minera en Bélgica), donde fue despedido por “exceso de celo.”
Se quedó en Bélgica a
estudiar el arte, dedicado para dar felicidad creando belleza. Las obras de
este período temprano en Holanda son pinturas de género muy iluminadas y de
tonos sombríos de las que la más famosa es Los comedores de papas (1885). En
ese año Van Gogh fue a Antwerp donde descubrió las obras de Rubens y compró
muchos grabados japoneses.
En 1886 fue a París
para unirse con su hermano Theo, el director de la Galería de Goupil. En París,
Van Gogh estudió con Cormon, conoció inevitablemente a Pissarro, Monet, y
Gauguin, y empezó a dar más luz a su paleta muy oscura y pintar en las brochadas
cortas de los impresionistas. Su temperamento nervioso le hizo un compañero
difícil y las discusiones que duraron toda la noche, en combinación con
pintando todo el día, afectaron a su salud.
Decidió ir al sur de
Arles donde tuvo la esperanza de abrir una escuela de arte con sus amigos.
Gauguin hizo el viaje a Arles pero el resultado fue un desastre. En el fin de
1888, después de un incidente, Gauguin tuvo que salir de Arles. Van Gogh le
persiguió con una cuchilla y fue parado por Gauguin, pero se cortó una parte de
su propia oreja. La vida de Van Gogh empezó a alternar entre los ataques de
locura y la lucidez. Van Gogh fue enviado al manicomio en Saint-Rémy para su
tratamiento.
En mayo de 1890,
sentía mucho mejor y fue a vivir en Auvers-su-Oise bajo el ojo atento de Doctor
Gachet. Murio dos meses después cuando se disparó a sí mismo “por el bien de
todo.” Durante su carrera breve vendió solamente una pintura.
Las obras más finas
de Van Gogh fueron producidas en menos de tres años por una técnica que crecía
más y más apasionada en la brochada, en color simbólico e intenso, en tensión
superficial, y en el movimiento y la vibración de forma y línea.
La fusión inimitable de forma y contenido de Van Gogh es poderosa, dramática, rítmica, imaginativa y emocional. El artista estaba absorto completamente en el esfuerzo para explicar su lucha contra su locura o en la comprensión de la esencia espiritual de hombre y naturaleza.
Cyntia nació en Santa Lucía, que es una ciudad del departamento de Canelones, Uruguay. Es además sede del municipio homónimo. La localidad se ubica al noroeste del departamento de Canelones, sobre la margen este del río Santa Lucía (límite con el departamento de San José). Las localidades más próximas son Pueblo Nuevo (5 km), Ituzaingó (7 km), 25 de Agosto (10 km) y Canelones (15 km). Pasan algunos años hasta que el 26 de octubre de 1781, llegan al lugar Francisco Zurdo y acompañado de su familia quienes serían los primeros pobladores.
Días más tarde el 9 de noviembre de
ese mismo año, por orden del entonces virrey Juan José de Vértiz y con
consentimiento del propietario se produce el reparto de tierras, que comprendía
la zona desde el paso del arroyo Canelón Grande al paso del Bote sobre el río
Santa Lucía.
En 1783 se realiza el primer cabildo de la ciudad siendo su primer nombre el de Villa San Juan Bautista. En ese mismo año se produce su fundación legal, si bien el comienzo del proceso se inicia en 1781.
Su primera capilla,
que se denominara San Juan Bautista, comenzó a construirse el 1º de diciembre
de 1782, quedando finalizada pocos meses después. Años más tarde, en 1830 se
coloca la piedra fundamental de la nueva iglesia, pero dicha obra no se
concreta hasta que en 1854 se obtienen los fondos para tal fin, siendo el
arquitecto Alberto Capurro el director de la obra que finalizara varias décadas
después con la consagración de la Parroquia San Juan Bautista.
A partir del año
1862, comienzan a instalarse en la localidad varias casas quintas y Palacetes
que se caracterizaban por ser viviendas suntuosas, con grandes jardines y
usadas para veraneo, un ejemplo de ello es el Palacio Lacueva, que fuera
construido por la familia Lacueva en 1866. Esto lleva a que la localidad sea
considerada como el primer centro turístico del país.
En 1872 llega el
servicio de ferrocarril a la localidad inaugurándose la estación Santa Lucía.
En ese mismo año, el 1º de septiembre, se inaugura el primer hotel turístico de
Uruguay, que hasta el año 1920 se denominó Hotel Oriental, en dicho año cambia
su nombre por el de The Biltmore Hotel.
El 15 de mayo de
1925, por Ley 7.837, la Villa San Juan Bautista es elevada a la categoría de
ciudad y cambia su nombre al actual Santa Lucía.
A partir del año
1920 decae su actividad turística, debido al surgimiento de los balnearios en
las costas de Canelones y Maldonado. Sin embargo, a partir de la década de 1940
se convierte en una importante zona fabril, aprovechando el proteccionismo
económico que el país llevó a cabo hasta finales de la década del 70.
Luego de la apertura económica, este auge llegó a su fin y Santa Lucía pasa a ser un centro de servicios, en cuyos alrededores se desarrolla la agricultura.
Cyntia Saura, joven artista plástica uruguaya, es referencia de un intelecto donde acierta con las bases de un estilo, cuyo empleo de imágenes alteradas sutilmente, se aplican en pinceladas silenciosas. Son los árboles su más importante inspiración y los plasma en lienzos por intermedio de un lenguaje basado en el ideario erótico.
La ternura no está alejada ante la pureza de su amor indicado en un sentimiento
que la artista quiera expresar. Hay de todo en el recuento de las obras de Cyntia,
y cada acercamiento hacia ellas, provoca nuevas imágenes y sorpresivos trazos
en las miradas que la infunden a producir con la espátula y el pincel,
resultados enternecedores.
La artista nos permite el ingreso en aquella apelación a la luz y a la sombra. La
sensibilidad al color ha caracterizado su pintura, donde la penumbra les da a
sus obras la motivación de existencia dirigida al arte. En tal sentido, asoma
luminosidad reflejada en el colorido de cada pintura sobre el lienzo. Hay
algunas imágenes abstractas entre otras, que dan lugar a pinceladas fuertes o
delicadas, en una reverberación de matices que retumban en un espacio común.
Existen también retratos muy bien logrados, y que sin duda, están relacionados
a su entorno.
Es frecuente en la pintura, dadas las visiones cambiantes que llegan a matizar
con el blanco en paso a la afonía, paréntesis de reflexión para todo virtuoso.
El rojo empleado por una artista que domina el color, cabe aludir sus cuadros
dedicados a rostros que parecen observarnos. Allí el rojo es decoro en
movimiento; ritmo en el humor de sus personajes retratados para el escenario.
En el encuentro con las sombras vuelven las tonalidades. Un primer plano con
poco colorido deja al descubierto el sentimiento del amor traducido en árboles
que representan a parejas en intimidad. Cyntia les da vida y les pone con el
pincel y la paleta, expresiones amorosas. Ella esta perdidamente enamorada de
las raíces, de los troncos, de las ramas, de las flores, que hablan solos, que
dicen poemas de amor y los traza con escenas sutilmente sexuales.
Lo bello en Cyntia, no es una sustancia en sí, sino un juego de claroscuros que
van formado el juego etéreo de las modulaciones de la sombra y la luz. Ambas
coexisten y son el impulso de fuerzas orientadas hacia fines trascendentales
capaces de dar ritmo a las manos con el pincel sobre las praderas, los bosques
y los prados, avasallados de árboles. Ahí esta el examen sagaz de la conciencia
creadora de Cyntia.
La búsqueda de nuevas técnicas, la mezcla de materiales y la forma de
trabajarlos, hacen inconfundible el sello personal de cada una de sus obras. Sin duda, una de sus señas
de identidad al contemplar sus cuadros es el constante juego de texturas,
tamaños o la provocación con la que maneja el color. No obstante, uno de los
aspectos que más la caracterizan es su preocupación por el medioambiente y el
cuidado de nuestro entorno.
Por ello, con el objetivo de ser coherente con sus pensamientos y filosofía de
vida y, del mismo modo, agitar conciencias y promover el reciclaje en nuestra
sociedad, Cyntia nos sorprende con una serie de cuadros que motivaron la entrevista
con el periodista uruguayo Fausto Hernández.
En estas obras, podemos encontrarnos con una sinfonía de amor, una sinfonía pastoral que nos remonta a Beethoven. Ella traduce la melodía, la armonía y el ritmo, con el objetivo de dar visibilidad al tesoro medioambiental que vivimos en la actualidad. El árbol se asocia con el libro y con el hijo, a decir del árabe que acuñó la frase que explica el sentido de la vida y el legado, y que está —para justificarse nuestro paso por la tierra—, en plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo.
Cyntia Saura es una joven mujer muy hermosa. Le acompaña a su talento, su sensibilidad y su dulzura, su belleza natural, como la observamos en la fotografía suya que ilustra esta crónica. Arropada con un vestido jaspeado casual, elegante y muy escotado, la artista lo lleva puesto a través de la piel, usándolo con el cuerpo desnudo debajo. Cyntia, en tiempos de pandemia, mira con ojos nuevos, lo que otros con miran con retina cegada y cansada por la angustia de sobre existir. Cada día es un milagro y para la artista uruguaya cada cuadro es un milagro, cada alumno es un hijo, y cada experiencia en el taller que dirige y que lleva el nombre del célebre Vicent Van Gogh, es una semilla que en el tiempo se convertirá en un árbol.
By Julio Ríos
THE SWEET EYES OF CYNTIA, TALENTED PAINTER THROUGH THE EYES OF CYNTIA SAURA THE NAKED SKIN SHE WEARS UNDER HER VERY LOW-CUT DRESS
Cyntia Saura, a young Uruguayan plastic artist, is a reference of an intellect where she hits the bases of a style, whose use of subtly altered images, are applied in silent brushstrokes. Trees are his most important inspiration and he captures them on canvas through a language based on the erotic ideology.
Tenderness is not far from the purity of her love indicated in a feeling that the artist wants to express. There is everything in Cyntia's works, and each approach to them, provokes new images and surprising strokes in the looks that infuse her to produce with the spatula and the brush, touching results.
The artist allows us to enter into that appeal to light and shadow. Sensitivity to colour has characterised her painting, where the penumbra gives her works the motivation of existence directed to art. In this sense, luminosity is reflected in the colouring of each painting on the canvas. There are some abstract images among others, which give rise to strong or delicate brushstrokes, in a reverberation of shades that reverberate in a common space. There are also some very well achieved portraits, which are undoubtedly related to their environment.
It is frequent in painting, given the changing visions that come to shade with white in passing to aphony, parentheses of reflection for every virtuoso. The red used by an artist who masters colour, it is worth alluding to her paintings dedicated to faces that seem to observe us. There, red is decorum in movement; rhythm in the mood of her characters portrayed for the stage.
In the encounter with the shadows, the tonalities return. A close-up with little colour reveals the feeling of love translated into trees representing couples in intimacy. Cyntia gives them life and gives them, with brush and palette, loving expressions. She is madly in love with the roots, the trunks, the branches, the flowers, which speak to themselves, which speak love poems and which she traces with subtly sexual scenes.
Beauty in Cyntia is not a substance in itself, but a play of chiaroscuro that forms the ethereal play of the modulations of shadow and light. Both coexist and are the impulse of forces oriented towards transcendental ends capable of giving rhythm to the hands with the brush on the meadows, forests and meadows, overrun with trees. Therein lies the astute examination of Cyntia's creative consciousness.
The search for new techniques, the mixture of materials and the way she works with them, make the personal stamp of each of her works unmistakable. Undoubtedly, one of her signs of identity when contemplating her paintings is the constant play of textures, sizes or the provocation with which she handles colour. However, one of the aspects that most characterises her is her concern for the environment and the care of our surroundings.
Therefore, with the aim of being coherent with her thoughts and philosophy of life and, in the same way, to shake consciences and promote recycling in our society, Cyntia surprises us with a series of paintings that motivated the interview with the Uruguayan journalist Fausto Hernández.
In these works, we can find a symphony of love, a pastoral symphony that takes us back to Beethoven. She translates the melody, the harmony and the rhythm, with the aim of giving visibility to the environmental treasure we live in today. The tree is associated with the book and with the son, to quote the Arab who coined the phrase that explains the meaning of life and legacy, which is — justify our passage on earth— in planting a tree, writing a book and having a son.
Cyntia Saura is a very beautiful young woman. Her talent, her sensitivity and her sweetness are accompanied by her natural beauty, as we can see in the photograph of her that illustrates this chronicle.
Dressed in a casual, elegant and very low-cut marbled dress, the artist wears it through the skin, wearing it with her naked body underneath. Cyntia, in times of pandemic, looks with new eyes, what others look at with a blinded retina, weary from the anguish of over-existence.
Every day is a miracle and for the Uruguayan artist every painting is a miracle, every pupil is a child, and every experience in the workshop she directs, which bears the name of the famous Vincent Van Gogh, is a seed that in time will become a tree.
Julio Ríos, escritor y crítico de arte, licenciado en ciencias de la comunicación, en la actualidad se desempeña como asesor en proyectos de redacción. Escribió el libro DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO (1986), la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), EL ALTO PARA TODOS (2017), LA GENERACIÓN NINI en co-autoría con Alberto Liendo Romero (2023), UNA HISTORIA PARA CONTAR (2024).
En la fecha trabaja en una novela basada en la vida y obra del compositor Wolfgang Amadeus Mozart. Ríos estudió en la Universidad Mayor Real y Pontifica de San Francisco Xavier de Sucre y en la Universidad Católica de La Paz. Hizo un diplomado en investigación periodística en la Universidad de La Jolla en San Diego California.
CYNTIA SAURA. En su
mundo, junto a sus cuadros esbozando una sonrisa tierna y una mirada dulce. El
talento suyo hace de la artista uruguaya uno de los mejores exponentes de la plástica
femenina. Emprendedora y docente, trabaja junto a jóvenes y niños en el taller
que dirige bajo el nombre de Vicent Van Gogh.
Una segunda foto permite entrever a Cyntia en la libertad de una joven artista rociada de ternura, sonrisas y elegancia a través de la indumentaria muy escotada que ella la viste con el cuerpo desnudo debajo. Cyntia mira con ojos nuevos lo que los demás observamos con vista cansada o atufada en la angustia de sobre existir. Para ella cada día es un milagro, cada cuadro es un milagro, cada alumno pequeño, una raíz, un pequeño tronco y un futuro árbol.
Una tercera foto, la ubica
en un canal de televisión Uruguay donde explica su obra, el sentido que le da
al árbol, el juego y la magia del color junto lo que entraña su espíritu
altruista en dar oportunidad a la juventud y la niñez de cultivar el arte.
Una cuarta y quinta foto, Cyntia, junto a un niño, junto a una amiga, guardando las medidas de bioseguridad a consecuencia de la pandemia que tiene como enemigo invisible a la temible Covid 19. Su fe y optimismo, reavivan su actitud siempre positiva, perseverante y en un camino inquebrantable de constancia
CYNTIA SAURA. In her
world, next to her paintings, with a tender smile and a sweet look. Her talent
makes this Uruguayan artist one of the best exponents of female plastic art. An
entrepreneur and teacher, she works with young people and children in the
workshop she runs under the name of Vicent Van Gogh.
A second photo allows
us to glimpse Cyntia in the freedom of a young artist sprinkled with
tenderness, smiles and elegance through the very low-cut clothes she wears with
her naked body underneath. Cyntia looks with new eyes at what the rest of us
observe with weary eyes or with the anguish of over-existence. For her every day
is a miracle, every picture is a miracle, every small pupil, a root, a small
trunk and a future tree.
A third photo places
her in a television channel in Uruguay where she explains her work, the meaning
she gives to the tree, the game and the magic of colour together with what her
altruistic spirit entails in giving the opportunity to youth and childhood to
cultivate art.
A fourth and fifth photo, Cyntia, next to a child, next to a friend, keeping the biosecurity measures as a consequence of the pandemic whose invisible enemy is the dreaded Covid 19. Her faith and optimism, rekindle her always positive attitude, persevering and on an unwavering path of constancia.