jueves, 25 de noviembre de 2021


Acción de Gracias 

JULIO RÍOS CALDERÓN

Página Siete, jueves 25 de noviembre de 2021



Cada día es un milagro. En tiempos de una aciaga pandemia a consecuencia de la vigencia del temible Covid 19 –cuando despertamos abrazamos y besamos con ternura a nuestra esposa, esposo y lo primero que expresamos, juntos, es gracias Dios mío, por un día más de vida–, el propósito principal del Día de Acción de Gracias es el de expresar nuestra gratitud al Padre Celestial por sus muchos favores. Empero en el momento crítico, donde la vida está siempre en peligró la principal acción de gracias es por una jornada de existencia el momento de abrir nuestros ojos en las primeras horas de la mañana.

Sin embargo, esta temporada del año también nos da la oportunidad de decirle gracias a las personas. Podemos expresar nuestra gratitud a aquellos que forman parte de nuestras vidas con quienes estamos agradecidos y quienes a veces no lo escuchan por nuestra parte.

A poco de celebrar las fiestas de fin de año, asoma el espiritual pedido que hacemos a Dios es de irradiar a los gobernantes para que se acostumbren a sopesar sus decisiones antes de liberarlas. El país y el mundo, necesitan acciones que unan, que sean para el bien común, que no dejen aristas o sean motivo de pelea o enfrentamientos.

Para celebrar el Día de Acción de Gracias, es preciso preguntarnos, ¿cómo esta hermosa fecha no asoma la misma facilidad que la de Halloween?

Es verdad que se rememora una hermosa parte de la historia norteamericana –la podemos hacer nuestra–, que es muy significativa a todo nivel porque da la oportunidad de hacer un alto en el camino para tomarnos de las manos y agradecer a Dios por la familia, por el amor, la salud, la prosperidad y todos los dones y bienes recibidos. La gratitud, nos predispone a ver cuán bendecidos somos ante las necesidades de otros hermanos que sufren y comprender ese sufrimiento.

Nos lleva a mirar más allá de las diferencias de pensamiento y credo, para sólo ver lo humano que nos hace uno solo. Agradecer por lo bueno que nos alegra y lo malo que nos enseña. A ver la vida con optimismo, reflexionando que el mundo lo hacemos todos, cada uno desde su particular espacio; que la felicidad, no depende de las circunstancias o de quienes rodean sino de cómo vamos campeando los temporales y los problemas.

un país pluricultural como el nuestro, hace falta un día como éste. Dejar de lado la rabia, la hipocresía, los dedos y comentarios acusadores y crueles contra quienes se equivocan sin mirar siquiera los propios pecados. Hacer a un lado todo lo que separa y abrir los brazos a lo que nos une.

Entre las buenas costumbre que aprendemos de los Estados Unidos está la reunirnos con la familia la noche de este Jueves para dar gracias a Dios por todos los favores recibidos durante el año, ocasión que aprovechamos para degustar con simbolismo un pavo y servirnos un pastel de zapallo, siguiendo la tradición de los primero “Pilgrims” o peregrinos que llegaron a vivir en nuestro Continente desde tierras europeas.

Adoptemos este día como propio, aprovechándolo para asomar nuestras virtudes y quejarnos menos. Para abrir la puerta al amor y a la positividad. Para que la esperanza crezca en nuestros corazones y estemos preparados para celebrar una Navidad plena sin que poco importen los regalos sino la alegría de estar rodeados de familiares y amigos.

JULIO RÍOS, ES ESCRITOR Y CONSULTOR