lunes, 1 de marzo de 2021

 

RELATOS / CUENTOS

EN PANDEMIA

LA COVID – 19 

EL MARTILLO, EL TORNILLO,

LA LIJA Y EL METRO


Trata de Ada la hija de Jefté, quien libremente sacrificó su vida para conservar el honor de su padre. Trata de Ruth, quien aunque pobre y humilde fue fiel a las demandas del honor y la justicia. Trata de Esther, noble Reina, quien estaba preparada para sacrificar su corona y su vida, con la noble intensión de salvar a su pueblo de la destrucción. Trata de Martha, quien demostró su fe inquebrantable y la esperanza en una vida inmortal. Trata de Electa, quien fiel a toda actividad loable, fue notable por su caridad heroica en su resistencia contra los desmanes de la persecución.

Cinco mujeres, que sufrieron por causa de su “maestría” la pérdida del hogar, la familia, la riqueza y la vida misma.

De la fundición que brilla enrojecida en las tinieblas de la noche se alzó una sombra luminosa. El fantasma avanzó hacia Ada; ella, lo contempló con estupor. Su cuerpo gigantesco estaba presidido por una dalmática sin mangas; aros de hierro adornaban sus brazos desnudos; su cabeza bronceada encarnada por una cabellera cuadrada, trenzada y rizada en varias filas, iba cubierta por una mitra de plata dorada; sosteniendo en la mano un martillo. Sus ojos, grandes y brillantes, se posaron en la dulzura de Ada y, con una voz que parecía arrancada de las entrañas del bronce le arremetió un golpe con el martillo.

Casi terminadas las obras dentro del templo, tres desconocidas que veían difícil ser admitidas en la maestría capitular, decidieron conseguirla por la fuerza. Apostadas cada una en una puerta del templo, invitaron a Ruth a desvelar sus secretos. Como ella se negó, consciente de su juramento inquebrantable, una le penetró un tornillo sobre el pecho izquierdo. Al venir Esther en su auxilio asomó la otra desconocida y la golpeó con un metro. Sorprendida Martha por lo ocurrido fue interceptada por una de ellas quien le cortó el cuello con una lija. Electa a quien no le era desconocida esta crueldad, fue atrapada por las tres y antes de ser sacrificada exclamó:

Si hay una herramienta popular entre todas las que conforman el envoltorio de herramientas, ésa es el martillo. Imprescindible en cualquier hogar y útil para muchas tareas, los martillos son utilizados en diferentes profesiones y es una de las herramientas básicas junto con el tornillo.

¡No!, respondió una de las malhechoras. El martillo hace demasiado ruido, y solo sirve para dar golpes. Electa, impresionada por esa ignorancia, se refirió también al Tornillo, subrayando que es una máquina gravimétrica utilizada para elevación de agua, harina o cereales. Fue inventado en el siglo III a. C. por Arquímedes, del que recibe su nombre, aunque existen hipótesis de que ya era utilizado en el Antiguo Egipto.

La mala mujer la interrumpió, y contradiciéndola de su explicación le dijo: Para que el tornillo tenga sentido habría que darle muchas vueltas. Así serviría de algo.

¡Ignorante!, exclamó Electa, y observando la lija comentó: Lijar significa alisar, pulir, abrillantar o limpiar algo mediante el frotamiento con un objeto abrasivo, generalmente una lija. El lijado es una tarea fundamental en cualquier trabajo de acabado (pintura, barniz, etc). Un buen acabado es imposible sin un perfecto lijado.

¡Bah!, espetó la ignorante, haciéndola ver que la lija era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. Electa más sorprendida aún, tomó en su mano el metro, e intentando ilustrarla le dijo:

La palabra metro proviene de la palabra griega (metrón), que significa medida y que fue convertida en una posibilidad de longitud en Francia con el nombre de "métre", agregó Electa.

El metro es la unidad principal de longitud del Sistema Internacional de Unidades. Su símbolo es “m” (adviértase que no es una abreviatura: no admite mayúscula, punto ni plural), acotó.

El metro interrumpió la asesina , se la pasa midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto. Dicho esto, ¡ingresó en el paroxismo del desequilibrio y herida en el sistema nervioso le asestó un golpe tremendo en la cabeza de Electa!









Julio Ríos

El oscuro manto de la muerte siempre asecha. Un pan o un palacio, un grano o una palabra, cualquier motivo puede mover las pasiones más sórdidas del hombre para que la luz se disipe y extinga.

El uso de personajes muy característicos es una manera de mostrar la moraleja de la historia; elimina la complejidad de las distintas personalidades: permite al investigador idóneo transmitir claramente el mensaje.

En toda la historia de literatura, la mayoría de escritura de ficción, ha servido no sólo para entretener, sino también para instruir, informar o mejorar a su público o lectores. Pero un mito (del griego «relato», «cuento») es una narración tradicional que refiere acontecimientos prodigiosos, protagonizados por seres extraordinarios, tales como heroínas dioses y héroes.

Eso es lo que nos hace valiosos. No pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos.

El martillo mediante golpes contundentes, construye. El tornillo une y da fuerza. La lija es especial para afinar y limar asperezas. El metro es preciso y exacto. Seamos un equipo espiritual capaz de producir bondad. Sintámonos orgullosos de nuestras fortalezas y trabajemos juntos.

Ocurre lo mismo con los seres humanos. Observen y lo comprobarán. Cuando algunos miembros de un capítulo buscan a menudo defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros humanos.

Es fácil encontrar defectos, cualquier loco puede prender fuego al templo de Diana; cualquier tonto puede hacerlo. Pero encontrar cualidades, eso es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.

Nosotros, hermanas y hermanos, hemos sido presentados en las cinco puntas de nuestra Estrella Emblemática, y confiamos que las lecciones que allí recibimos, nos haya causado una honda y duradera impresión que se reflejará a través de su existencia. Será una inspiración para toda la humanidad.

Reanudemos, ahora, hermanas y hermanos nuestros trabajos, al sonido del martillo. Unamos nuestras fuerzas, ajustando el tornillo. Limemos nuestras asperezas con la ayuda de la lija, y midamos a nuestros semejantes, midiéndonos a nosotros mismos con la ayuda del metro y, amémonos los unos a los otros.

El relato se desprende de una inspiración basada en la reflexión ASAMBLEA EN LA CARPINTERÍA.

Se dice que una noche de hace muchos siglos, en un pequeño taller de carpintería famoso por los bellos muebles que allí se elaboraban, estando totalmente solas las herramientas, surgió una pelea entre todas ellas.

Si bien eran trabajadoras conocidas de toda una vida, la discusión apareció a propósito de cuál de ellas era la más importante en el taller y debía por lo tanto quedarse con la presidencia para dirigir los debates. El altercado se desarrolló en los siguientes términos:

El martillo fue quien dio comienzo a la pelea y con dos imponentes golpes ordenó silencio, lo que obligó a las demás herramientas -que parloteaban sin escucharse- a enmudecer asustadas.  Reivindicaba la presidencia, pues consideraba que era quien debía dirigir la caja de herramientas, por ser el mejor con diferencias, ya que sus opiniones eran firmes y contundentes, saberes respecto de los cuales nadie podía albergar ninguna duda.

Sin embargo, poco a poco y superados los primeros golpes, el resto de las herramientas comenzaron a protestar y le exigieron su renuncia; ¿la causa? el martillo hacia demasiado ruido y además se pasaba todo el tiempo golpeando. Era ruidoso y machacante. Definitivamente no podía presidir la caja de herramientas.

Abrumado el martillo con la acusación, comenzó a sentirse pequeño y resolvió esconderse en un rincón para no intervenir más, no sin antes, solicitar a los presentes, que también fuera expulsado el destornillador, dado que se trataba de una herramienta que daba demasiadas vueltas para conseguir algo y ser útil. Todos gritaron que le asistía razón al martillo en solicitar esa expulsión. Avergonzado el destornillador se metió dentro de un cajón.

En ese momento dijo la lija: yo sé acabar bien las cosas que comienzo y me considero la más idónea para poner orden en la caja de herramientas. De inmediato todos vociferaron: ¡no! eres áspera en el trato diario con los demás con quienes tienes constantes fricciones.

La lija desolada se quedo quieta en la estantería desde donde hablaba, pero exigió con voz firme que fuera expulsado también el metro, porque prejuicioso como era, media todo según su propia consideración o medida, como si él fuera el único perfecto.  El metro saltó de pronto a lo más alto del taller y dijo: precisamente por esa razón, es decir, por tener la forma de medir, soy el más idóneo para tomar las medidas del asunto que nos ocupa.

Todos dudaron y consideraron que tal vez, el metro tenía razón.  Pero pronto comenzaron de nuevo las disputas, no podía ser creíble que alguien como el metro, pudiese ser justo. De repente fueron interrumpidos, la puerta del taller se abrió y entró el carpintero con un trozo de madera en las manos. Todos callaron. 

Se puso el delantal, buscó y reunió a todas las herramientas y comenzó su trabajo. Usó el martillo, la lija, el metro, los tornillos y otras herramientas como la sierra, el destornillador… y convirtió aquel trozo de madera en un precioso mueble. Al terminar la labor, el carpintero miró el resultado de su trabajo con satisfacción, organizó las herramientas en la caja, se quitó el delantal, salió del taller y cerró la puerta con llave. 

Sin embargo, las herramientas retomaron la deliberación. Fue el serrucho el primero en hablar: ha quedado claro que todos tenemos defectos y puntos débiles, pero también virtudes y cualidades. Los primeros nos separan, las segundas nos unen y no existen dudas: es con éstas últimas que trabaja el carpintero. 

Y, ante estas palabras, una sonrisa salió de todas las herramientas. La asamblea -en pleno- comprendió que no había razón para continuar peleando por la presidencia: el martillo era fuerte, el destornillador unía y aportaba sostén, la lija servía para limar las asperezas y el metro daba exactitud y precisión. Entendieron que eran un equipo capaz de producir belleza y de repente se emocionaron al ver que era una suerte poder trabajar unidos.

De esta forma, la reunión terminó y todas las herramientas se iluminaron de sonrisas, se miraron con complicidad y reconocieron el valor que cada uno de ellos aportaba para la elaboración de preciosos muebles. 

 By Julio Ríos

ENTERS THE CARPENTRY SHOP WITH THE NAKED BODY THROUGH THE VERY LOW-CUT BLOUSE KNOTTED AT THE WAIST WEARING IT WITH BARE SKIN UNDERNEATH.

She enters the carpentry shop with the materials to work with a hammer, a screw, sandpaper and a tape measure. Very sensual and with her body naked through the vaporous and very low-cut plaid blouse knotted at her waist, the worker wears the press with bare skin exempt of undergarments. She wears no undershirt. She does not wear a top. She wears no bra. She is a sensual worker with all the energy to work as a carpenter.

The dark cloak of death always lurks. A loaf of bread or a palace, a grain or a word, any motive can move the most sordid passions of man so that the light dissipates and extinguishes.

The use of very characteristic characters is a way of showing the moral of the story; it eliminates the complexity of the different personalities: it allows the apt researcher to clearly convey the message.

Throughout the history of literature, most fiction writing has served not only to entertain, but also to instruct, inform or improve its audience or readers. But a myth (from the Greek "relato", "tale") is a traditional narrative that refers to prodigious events, starring extraordinary beings, such as heroines, gods and heroes.

That is what makes us valuable. Let's stop thinking about our bad points and concentrate on the usefulness of our good points.

The hammer, by means of forceful blows, builds. The screw binds and gives strength. The sandpaper is special for sharpening and filing rough edges. The meter is precise and accurate. Let us be a spiritual team capable of producing goodness. Let us be proud of our strengths and work together.

It is the same with human beings. Watch and you will see. When some members of a chapter often look for faults in others, the situation becomes tense and negative. On the other hand, it is by sincerely trying to perceive the strengths of others that the best human achievements flourish.

It is easy to find faults, any fool can set fire to Diana's temple; any fool can do it. But finding qualities, that is for the higher spirits who are able to inspire all human successes.

We, sisters and brothers, have been introduced to the five points of our Emblematic Star, and we trust that the lessons we received there have made a deep and lasting impression on us that will be reflected throughout your existence. It will be an inspiration to all humanity.

Let us now, sisters and brothers, resume our work to the sound of the hammer. Let us join our forces, tightening the screw. Let us smooth our rough edges with the help of the sandpaper, and let us measure our fellow men, measuring ourselves with the help of the meter, and let us love one another.

The story comes from an inspiration based on reflection ASSEMBLY IN THE CARPENTRY.

It is said that one night many centuries ago, in a small carpentry workshop famous for the beautiful furniture that was made there, when the tools were all alone, a fight broke out among them all.

Although they had known each other for a lifetime, the argument arose over which of them was the most important in the workshop and should therefore take the chair to lead the discussions. The altercation developed in the following terms:

The hammer was the one who started the fight and with two imposing blows ordered silence, which forced the other tools - who were chattering without listening to each other - to become mute in fright.  He claimed the presidency, since he considered that he was the one who should lead the toolbox, for being the best by far, since his opinions were firm and forceful, knowledge about which no one could harbor any doubt.

However, little by little and after the first few blows, the rest of the tools began to protest and demanded his resignation; the reason? the hammer was too noisy and it kept banging all the time. It was noisy and pounding. It definitely could not preside over the toolbox.

The hammer, overwhelmed by the accusation, began to feel small and decided to hide in a corner so as not to intervene any more, but not without first asking those present to expel the screwdriver as well, since it was a tool that went around too much to be useful. Everyone shouted that the hammer was right to request this expulsion. Embarrassed, the screwdriver went into a drawer.

At that moment the sandpaper said: I know how to finish the things I start well and I consider myself the most suitable to put order in the toolbox. Immediately everyone shouted: no! you are rough in your daily dealings with others with whom you have constant friction.

The desolate sandpaper remained still on the shelf from where it spoke, but demanded with a firm voice that the tape measure be expelled as well, because prejudiced as it was, it measured everything according to its own consideration or measure, as if it were the only perfect one.  The meter suddenly jumped to the top of the workshop and said: precisely for that reason, that is, because I have the way to measure, I am the most suitable to take the measurements of the matter at hand.

Everyone doubted and considered that maybe the subway was right.  But soon the disputes began again, it could not be credible that someone like the subway could be right. Suddenly they were interrupted, the door of the workshop opened and the carpenter entered with a piece of wood in his hands. Everyone fell silent.

He put on his apron, searched and gathered all the tools and began his work. He used the hammer, the sandpaper, the tape measure, the screws and other tools such as the saw, the screwdriver... and turned that piece of wood into a beautiful piece of furniture. At the end of the work, the carpenter looked at the result of his work with satisfaction, organized the tools in the box, took off his apron, left the workshop and locked the door.

However, the tools resumed deliberation. It was the sawyer who spoke first: it has become clear that we all have defects and weaknesses, but also virtues and qualities. The former separate us, the latter unite us and there is no doubt: it is with the latter that the carpenter works.

And, at these words, a smile came from all the tools. The assembly - in plenary - understood that there was no reason to continue fighting for the presidency: the hammer was strong, the screwdriver united and provided support, the sandpaper served to smooth the rough edges and the tape measure gave accuracy and precision. They understood that they were a team capable of producing beauty and were suddenly thrilled to see that they were lucky to be able to work together.

In this way, the meeting ended and all the tools lit up with smiles, they looked at each other with complicity and recognized the value that each one of them contributed to the elaboration of precious furniture.











Julio Ríos, escritor y crítico de arte, en la actualidad se desempeña como consultor, asesor de seguros y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).