sábado, 27 de febrero de 2021

 

UNA CLÁSICA SERIE EN PANDEMIA

LA COVID – 19


UNA CREACIÓN DE

David Jacobs

 


DALLAS

 


PROTAGONISTAS

Larry Hagman / Patrick Duffy

Linda Gray / Victoria Principal 

Charlene Tilton


Dallas es una serie de televisión estadounidense desarrollada a lo largo de 397 episodios de 45 minutos, un episodio de 70 minutos, dos telefilmes de 90 minutos y otro de 135 minutos. Fue creada por David Jacobs y emitida entre el 2 de abril de 1978 y el 3 de mayo de 1991 en la cadena CBS, y producida por Lorimar Television.

El primer país hispanohablante donde se transmitió y de donde proviene el doblaje para toda Latinoamérica fue México en 1979 y durante casi toda la década de los 80 por canal 5. En Argentina se emitió por primera vez en Canal 9, y luego, con la llegada de la televisión por cable, fue re-emitida por el canal Tele Uno, a comienzos de la década de 1990. En Chile se exhibió por primera vez en Televisión Nacional de Chile. En España, la serie se emitió por TVE entre 1979 y 1982, pasando luego a las cadenas autonómicas integradas en la FORTA. Actualmente se emite para toda Latinoamérica por la señal TCM Classic Hollywood y por el canal UK Gold para Gran Bretaña.

La serie como en el libro escrito por Burt Hirschfeld (Los hombres de Dallas) cuenta las turbulentas relaciones de los Ewing, una familia multimillonaria, poderosa y muy influyente en el estado de Texas, teniendo como escenario principal el negocio del petróleo en la empresa familiar Ewing Oil, y en segundo plano el ganadero a través de su rancho Southfork, en el cual la familia vivía, cercano a la ciudad de Dallas (Texas, Estados Unidos).

Fue una de las series más vendidas a todo el mundo y doblada para su emisión en muchísimos países, consagrándose como una de las series dramáticas de mayor duración, llegando a alcanzar las 14 temporadas. De sus personajes, el más popular sin dudas fue J.R. Ewing (interpretado por Larry Hagman), el hijo mayor mujeriego y sin escrúpulos, con un matrimonio completamente infeliz, y caracterizado por la avaricia y el ansia de poder y dinero, en medio de los negocios más turbulentos que lo enfrentaban a toda la familia.

Desde que la televisión se asentó en la mayoría de los hogares occidentales, allá por la década de 1950 en Estados Unidos e Inglaterra y algo después en el resto, las series fueron ganándose las preferencias de un amplio sector de público. Inicialmente, los protagonistas de estas series eran detectives, doctores o abogados de conducta modélica, o bien familias, casi siempre numerosas, que luchaban por salir adelante en un medio rural o urbano, simbolizando el conocido way of life estadounidense.

Con el paso del tiempo, tanto las familias como los héroes televisivos, empezaron a evolucionar, revelándose menos perfectos y más normales, con todo lo que esta palabra implica. El drama se convirtió en melodrama, y las soap operas, seriales programados a la hora de la sobremesa, obtuvieron un éxito insospechado en EE. UU., especialmente entre el público femenino. Herederas directas de las Woman´s Pictures (películas de mujeres) que en los años 1930 y 1940 protagonizaron actrices como Bette Davis y Joan Crawford, sus características esenciales eran un elevado número de episodios (se emiten a diario), una gran cantidad de personajes y unos argumentos tan complicados como masivamente aceptados.

A finales de la década de 1970, hizo su aparición un nuevo subgénero, entre los numerosos shows musicales, series policíacas y comedias de situación, llegando a conquistar al público de todo el mundo: se trataba de las super soaps, telefilmes melodramáticos (en el mejor sentido de la palabra) cuyo presupuesto aumentaba a medida que pasaban los años, ya que iban dirigidos a un sector de audiencia mucho más amplio. Los humildes y bondadosos miembros de las familias de los años 1970, dieron paso a los corruptos personajes dominados por el poder y el sexo, que captaron la atención del público de los años 1980. Los sociólogos intentaron explicarse el porqué del éxito de estas series, aunque la respuesta era mucho más sencilla de lo que imaginaban. No dejaba de ser paradójico que este género cautivara a una sociedad en crisis, especialmente Europa, como si, de esa manera, viendo a un grupo de millonarios destruyéndose entre sí, la gente con problemas hallase algún tipo de consuelo a sus propios conflictos.











La fórmula de Dallas, la serie que abrió brecha, se repitió hasta la saciedad en los años siguientes: la historia paralela de varias familias cuyos miembros no eran precisamente ejemplares, y en las que los buenos constituían una excepción. Con un reparto que reunía a veteranos secundarios por un lado, y a jóvenes con cierta experiencia por otro, lo que convirtió a Dallas en un éxito fue, básicamente, la estructura narrativa: una serie de tramas entrelazadas que formaban una historia cuyo argumento giraba en torno a una familia tejana, los Ewing, millonarios en petróleo y ganado. También se evoca la magnificencia de Gigante (1956), la película en la que actuaron Elizabeth Taylor, Rock Hudson y James Dean con temas similares: mucho petróleo, ganado, dinero, poder e igualmente problemas familiares.

Los efectos de la serie no solo se manifestaron en ello. Cuando se implantó la Perestroika en la URSS, se exhibió esta serie en la televisión de dicho país. El estilo de vida opulento que se mostraba abrió el apetito de muchos, que cuestionaron los valores tradicionales del comunismo, iniciándose un rápido proceso de descomposición que tuvo como final la caída de los socialismos reales en Europa Oriental y el colapso y posterior desintegración de la Unión Soviética.

A principios de 1978, el director y guionista David Jacobs tuvo idea de poner en marcha la serie mientras veía en TV la película Secretos de un matrimonio de Ingmar Bergman, donde una difícil relación de pareja era analizada en profundidad por el director sueco, considerado como uno de los más herméticos del cine europeo. Jacobs tuvo la original ocurrencia de plantear este mismo tema en un ambiente típicamente USA y extenderlo a varias parejas de forma simultánea, lo que permitiría un análisis más completo... y más rentable.

Pero la CBS, la cadena que le encomendó el proyecto, le pidió algo más espectacular, estilo saga. Su idea inicial se acabaría convirtiendo luego en Knots Landing, la serie paralela a Dallas. Así que imaginó en principio que la serie podía situarse en el mundo de las altas finanzas de Nueva York, pero se consideró que la ciudad de los rascacielos había sido ya muy frecuentada en el cine. Ganado y pozos petrolíferos, en cambio, constituían un elemento nuevo y a la vez real, ya que Texas había sido uno de los estados que conoció un desarrollo económico más vertiginoso en los años 1970.

El siguiente paso fue contactar con una productora que estuviera dispuesta a llevar a buen término el proyecto. Lorimar accedió a ello, pues tenía en su haber diversos éxitos con series como Family o Eight is Enough (Con ocho basta), de temática opuesta a la de Dallas

Rodada inicialmente como una etapa-piloto o miniserie en 5 partes, el 2 de abril de 1978 se emitía el primer episodio, La hija de Digger (Digger´s Daughter). El secreto de su inesperado éxito consistía en unos brillantes guiones y un ajustado reparto. Los papeles de los patriarcas estaban destinados desde el comienzo a Barbara Bel Geddes, notable actriz con unagran experiencia teatral, y a Jim Davis, un viejo actor de reparto de incontables westerns que nunca había tenido oportunidad de sobresalir.

El papel central de la serie, que alcanzaría una mítica popularidad, fue a parar a Larry Hagman, actor entonces cincuentón, hijo de la estrella teatral Mary Martin que no consiguió triunfar en sus incursiones cinematográficas y televisivas. Su único éxito relativo lo había obtenido en los 60 con la serie Mi bella genio (I Dream Of Jeannie) que protagonizó junto a Barbara Eden. Hagman no hubiera imaginado jamás que un papel de esas características (un malo sin paliativos) le iba a convertir en el actor más popular y mejor pagado de la historia de la TV norteamericana. La persona que lo convenció para que aceptara el rol de John Ross II "J.R." Ewing, un hombre adúltero y sin escrúpulos, fue precisamente su esposa Maj.

Los demás papeles se repartieron mediante diversas pruebas realizadas por Lorimar. Un papel de transexual en una comedia sirvió para que los productores se fijaran en Linda Gray y la convocaran para una prueba, que consistía en decir 4 líneas y llorar. Y por lo visto, resultó tan convincente, que el rol de Sue Ellen Shepard Ewing Lockwood, la esposa de J.R., pasó a ser interpretado por ella. En cuanto al personaje de Pamela Jean "Pam" Barnes Ewing, el productor ejecutivo Philip Capice y la directora de reparto Irene Mariano, no dudaron en elegir a Victoria Principal cuando la vieron nadar en seco tras decir su diálogo, tal como especificaba el guion.










Esa escena pertenecía al primer episodio y junto a Victoria, actuaría Steve Kanaly, quien por su lado se presentó en el plató vestido de capataz. De este modo, consiguió el papel de Raymond "Ray" Ewing Krebbs, el capataz del rancho donde vivían los protagonistas, aunque optaba a cualquiera de los papeles masculinos del reparto. El personaje de la rebelde Lucy Ann Ewing Cooper fue asignado a la vital Charlene Tilton, y Patrick Duffy completaba el elenco de la serie en su 1ª temporada, como Robert "Bobby" James Ewing.

Aunque fue algo que durante mucho tiempo se mantuvo en secreto, el último episodio de los 5 que conformaban la etapa-piloto, finalizaba con la muerte de Bobby, que dejaba sola a Pamela en su lucha contra J.R. Por ironías del destino, el menor de los Ewing fallecería 7 años después a petición de su intérprete... y, un año más tarde, volvería a la vida, por expreso deseo de los espectadores, demostrándose así que era el público quien regía los destinos de sus héroes televisivos.

Sin embargo, en aquel lejano 1978, David Jacobs fue persuadido para eliminar del guion aquella primera tragedia que, como luego se vio, no hubiera proporcionado larga vida a la serie, precisamente. Ken Kercheval (Clifford "Cliff" Barnes) pasó a formar parte del grupo protagonista en la 2ª etapa, tras aparecer como “also starring” en la 1ª. A partir de entonces, los productores contratarían a un extenso número de actores para reforzar el reparto. De este modo, se sucedieron los fichajes de desconocidas bellezas como Mary Crosby (Kristin Shepard), Audrey Landers (Afton Cooper), Morgan Brittanny (Katherine Wentworth) o Sheree J. Wilson (April Stevens Ewing).

La 4ª etapa registró una baja: Jim Davis, el patriarcal John Ross "Jock" Ewing, había fallecido antes de concluir el rodaje del anterior bloque de episodios. Para cubrir el vacío dejado por este actor, fue contratado como personaje fijo Howard Keel como Clayton Farlow, 2º esposo de Eleanor "Miss Ellie" Southworth Ewing Farlow. Al mismo tiempo, Susan Howard, intérprete de la futura esposa del capataz, fue considerada protagonista en esa misma etapa.

Actores como Jared Martin, Leigh McCloskey, Timothy Patrick Murphy, John Beck, Christopher Atkins, Dack Rambo y Sasha Mitchell hicieron su intervención más o menos extensa, según el caso, como atractivo adicional para el público femenino. Otros papeles fueron interpretados por actrices ya conocidas en EE. UU.: Susan Flannery, Joanna Cassidy, Priscilla Pointer, Lois Chiles, Bárbara Carrera, Leigh Taylor-Young, Lesley-Anne Down o Barbara Eden.

Ocasionalmente se recurrió a estrellas como Alexis Smith y Donna Reed, mientras que, otras veces, las elegidas eran ya famosas por su vida sentimental (Priscilla Presley, viuda de Elvis Presley) o por haber ganado concursos de belleza (Deborah Shelton, Jenilee Harrison y Karen Kopins, entre otras).

Junto al heterogéneo grupo formado por los actores de Dallas, mencionaremos a aquellos que rehusaron participar en la serie, como Robert Foxworth (que luego aceptaría un papel principal en Falcon Crest), o bien abandonaron sus personajes (como Colleen Camp, Morgan Fairchild, Francine Tacker, David Ackroyd y David Wayne). A consecuencia de tantas deserciones, los productores se vieron obligados a buscar sustitutos con demasiada frecuencia. Entre los artistas que, supuestamente, rechazaron papeles en Dallas, destacaremos a Madonna, Warren Beatty, Nastassia Kinski, Dorothy Malone, Lori Singer y Ryan O´Neal. Todos ellos prefirieron continuar con sus carreras en cine o TV.

De los 5 episodios de que iba a constar inicialmente, se pasó a 13 y luego a 29, finalizando la 1ª temporada. En marzo de 1982 se emitió el episodio n.º 100, y en noviembre del 85, se registraba la asombrosa cifra de 200 capítulos, hasta superar de largo los 300. Hay algo que para los productores estaba siempre fuera de discusión: Larry Hagman debía quedarse en la serie, ya que su personaje J.R. era el símbolo de Dallas, con su sombrero tejano y su ambivalente sonrisa. 

Julio Ríos

La década de los 80 fue el momento de gloria de las primeras series y capítulos por temporada y de producción  estadounidense. Aquellos empresarios protagonizados por familias ricas y poderosas, cuyos miembros se llevaban a morir por un quítame allá esas vides (o esos pozos de petróleo), dominaron en cuanto a audiencias la televisión durante aquellos años. Los Channing, los Ewing y los Carrington conquistaron a los espectadores con aquellos triángulos amorosos, aquellas casonas y aquellas tramas llenas de secretos y giros inesperados. Esta realidad televisiva retornó al año 2021 en el que está vigente la Covid, a consecuencia de la pandemia que azota al mundo. Redescubrirlas temporadas guardadas en el estante de DALLAS, fue una manera interesante de perder contacto con la desvaída realidad que nos rodea.

Por los diez nuevos episodios, de esta serie 'Dallas' no es exactamente un remake si no una continuación de la original, que se emitió en CBS entre 1978 y 1991. Cuenta con tres de los protagonistas de la serie original, JR (Larry Hagman), Bobby (Patrick Duffy) y Sue Ellen (Linda Gray), con JR internado en una residencia y Bobby como dueño del rancho Southfork. Los Ewing han perdido el control de Ewing Oil y Bobby se dedica a la cría de ganado en el rancho, sin querer saber nada del negocio del petróleo. Pero, por supuesto, las cosas no se quedarán tranquilas porque John Ross, el hijo de JR, y Christopher, el hijo adoptado de Bobby, continúan con las rencillas y las peleas por la herencia familiar, con uno centrado en volver a usar el petróleo para recuperar la gloria perdida, y el otro buscando fuentes alternativas de energía (una de las tramas, por cierto, más extrañas del primer capítulo).

Una aspecto hay que dejar muy claro desde el principio: 'Dallas' es una soap opera desatada y sabe perfectamente que lo es, operando acorde a esa asunción. Y no sólo eso, sino que sabe que es una telenovela de los 80, y construye su primer episodio como si hubiéramos vuelto casi 30 años atrás en el tiempo. Las escenas cortas, los planos y contraplanos incesantes (y, a veces, hasta confusos), las miradas intensas, los primeros planos de reacciones a circunstancias inesperadas, las incesantes puñaladas por la espalda. La nueva 'Dallas' es efectivamente una continuación con todas las de la ley de la serie de los 80, y se nota hasta en sus títulos de crédito, prácticamente iguales a los de la original. Están tirando mucho del factor nostalgia, aunque, en teoría, los protagonistas sean los hijos.

Sin embargo, aunque sean Josh Henderson, Jesse Metcalfe, Jordana Brewster y Julie Gonzalo los que recogen el testigo, el episodio sólo adquiere cierta chispa cuando JR empieza a hacer de las suyas, otra vez.

En apenas cinco minutos eclipsa a casi todos los actores más jóvenes y a sus personajes, y veremos si no termina adueñándose de nuevo de toda la serie. Da la sensación de que esto no va a ser sólo JR contra Bobby, sino que JR va a tener que pelear también contra su propio hijo, un quiero y no puedo que todavía tiene mucho que aprender. Desde luego, en esta 'Dallas' todo se va a hacer a lo grande (hasta han rodado dentro del estadio de los Dallas Cowboys), y es ideal para un visionado en compañía de más gente, que puede ayudar a superar que, por ejemplo, algunos actores están bastante perdidos. Si sabemos que lo que estamos viendo es un culebrón, podemos pasar unos buenos ratos con las ambiciones y las traiciones pasadas de rosca de los Ewing.

By Julio Ríos

BEAUTIFUL FACE AND NAKED BODY THROUGH THE VERY LOW-CUT LINEN SHIRT THAT CHARLENE WEARS WITH BARE SKIN UNDERNEATH.

All the buttons of Charlene's very open shirt, which is open at the waist, show off the naked and very low-cut body of the actress, who wears a flowered silk shirt with bare skin underneath. With no underwear (no T-shirt, no top, no bra), her generous anatomy clings to the sheer blouse which reveals a lot of bare skin and sensuality.

The decade of the 80's was the glory time of the first series and episodes per season and American production. Those businessmen starring rich and powerful families, whose members would take each other to death for a take me away those vines (or those oil wells), dominated television ratings during those years. The Channings, the Ewings and the Carringtons won over viewers with those love triangles, those big houses and those plots full of secrets and unexpected twists and turns. This television reality returned to the year 2021 in which the Covid is in force, as a consequence of the pandemic that is sweeping the world. Rediscovering the seasons stored on the DALLAS shelf was an interesting way to lose touch with the fading reality around us.

For the ten new episodes, this series 'Dallas' is not exactly a remake but a continuation of the original, which aired on CBS between 1978 and 1991. It features three of the original series' main characters, JR (Larry Hagman), Bobby (Patrick Duffy), and Sue Ellen (Linda Gray), with JR being placed in a nursing home and Bobby owning the Southfork ranch. The Ewings have lost control of Ewing Oil and Bobby takes to raising cattle on the ranch, wanting nothing to do with the oil business. But, of course, things won't stay quiet because John Ross, JR's son, and Christopher, Bobby's adopted son, continue with the squabbles and fights over the family inheritance, with one focused on using oil again to regain lost glory, and the other looking for alternative sources of energy (one of the strangest plots, by the way, of the first chapter).

One aspect must be made very clear from the beginning: 'Dallas' is a soap opera unleashed and knows perfectly well that it is, operating according to that assumption. Not only that, but it knows it's an 80s soap opera, and constructs its first episode as if we've gone back almost 30 years in time. The short scenes, the incessant (and, at times, even confusing) shots and counter-shots, the intense stares, the close-ups of reactions to unexpected circumstances, the incessant backstabbing. The new 'Dallas' is indeed a full-fledged continuation of the 80's series, and it shows even in its credits, practically the same as those of the original. They are pulling a lot on the nostalgia factor, even though, in theory, the main characters are the sons.

However, even though Josh Henderson, Jesse Metcalfe, Jordana Brewster and Julie Gonzalo are the ones picking up the baton, the episode only acquires a certain spark when JR starts doing his thing, again. In just five minutes he eclipses almost all of the younger actors and their characters, and we'll see if he doesn't end up taking over the whole series again. You get the feeling that this isn't just going to be JR vs. Bobby, but that JR is going to have to fight his own son as well, a wanna-be who still has a lot to learn. Of course, in this 'Dallas' everything is going to be done in a big way (they even shot inside the Dallas Cowboys stadium), and it's ideal for a viewing in the company of more people, which can help overcome that, for example, some actors are quite lost. If we know that what we are watching is a soap opera, we can have a good time with the ambitions and betrayals of the Ewing family.
















Julio Ríos, escritor y crítico de arte, en la actualidad se desempeña como consultor, asesor de seguros y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).