UNA CLÁSICA SERIE EN PANDEMIA
LA COVID – 19
UNA CREACIÓN DE
David Jacobs
DALLAS
PROTAGONISTAS
Larry Hagman / Patrick Duffy
Linda Gray / Victoria Principal
Charlene Tilton
Dallas es una serie de televisión
estadounidense desarrollada a lo largo de 397 episodios de 45 minutos, un
episodio de 70 minutos, dos telefilmes de 90 minutos y otro de 135 minutos. Fue
creada por David Jacobs y emitida entre el 2 de abril de 1978 y el 3 de mayo de
1991 en la cadena CBS, y producida por Lorimar Television.
El primer país hispanohablante
donde se transmitió y de donde proviene el doblaje para toda Latinoamérica fue
México en 1979 y durante casi toda la década de los 80 por canal 5. En
Argentina se emitió por primera vez en Canal 9, y luego, con la llegada de la
televisión por cable, fue re-emitida por el canal Tele Uno, a comienzos de la
década de 1990. En Chile se exhibió por primera vez en Televisión Nacional de
Chile. En España, la serie se emitió por TVE entre 1979 y 1982, pasando luego a
las cadenas autonómicas integradas en la FORTA. Actualmente se emite para toda
Latinoamérica por la señal TCM Classic Hollywood y por el canal UK Gold para
Gran Bretaña.
La serie como en el libro escrito
por Burt Hirschfeld (Los hombres de Dallas) cuenta las turbulentas relaciones
de los Ewing, una familia multimillonaria, poderosa y muy influyente en el
estado de Texas, teniendo como escenario principal el negocio del petróleo en
la empresa familiar Ewing Oil, y en segundo plano el ganadero a través de su
rancho Southfork, en el cual la familia vivía, cercano a la ciudad de Dallas
(Texas, Estados Unidos).
Fue una de las series más
vendidas a todo el mundo y doblada para su emisión en muchísimos países,
consagrándose como una de las series dramáticas de mayor duración, llegando a
alcanzar las 14 temporadas. De sus personajes, el más popular sin dudas fue
J.R. Ewing (interpretado por Larry Hagman), el hijo
mayor mujeriego y sin escrúpulos, con un matrimonio completamente infeliz, y
caracterizado por la avaricia y el ansia de poder y dinero, en medio de los
negocios más turbulentos que lo enfrentaban a toda la familia.
Desde que la televisión se asentó en la mayoría de los hogares occidentales, allá por la década de 1950 en Estados Unidos e Inglaterra y algo después en el resto, las series fueron ganándose las preferencias de un amplio sector de público. Inicialmente, los protagonistas de estas series eran detectives, doctores o abogados de conducta modélica, o bien familias, casi siempre numerosas, que luchaban por salir adelante en un medio rural o urbano, simbolizando el conocido way of life estadounidense.
Con el paso del tiempo, tanto las
familias como los héroes televisivos, empezaron a evolucionar, revelándose
menos perfectos y más normales, con todo lo que esta palabra implica. El drama
se convirtió en melodrama, y las soap operas, seriales programados a la hora de
la sobremesa, obtuvieron un éxito insospechado en EE. UU., especialmente entre
el público femenino. Herederas directas de las Woman´s Pictures (películas de
mujeres) que en los años 1930 y 1940 protagonizaron actrices como Bette Davis y
Joan Crawford, sus características esenciales eran un elevado número de
episodios (se emiten a diario), una gran cantidad de personajes y unos
argumentos tan complicados como masivamente aceptados.
A finales de la década de 1970, hizo su aparición un nuevo subgénero, entre los numerosos shows musicales, series policíacas y comedias de situación, llegando a conquistar al público de todo el mundo: se trataba de las super soaps, telefilmes melodramáticos (en el mejor sentido de la palabra) cuyo presupuesto aumentaba a medida que pasaban los años, ya que iban dirigidos a un sector de audiencia mucho más amplio. Los humildes y bondadosos miembros de las familias de los años 1970, dieron paso a los corruptos personajes dominados por el poder y el sexo, que captaron la atención del público de los años 1980. Los sociólogos intentaron explicarse el porqué del éxito de estas series, aunque la respuesta era mucho más sencilla de lo que imaginaban. No dejaba de ser paradójico que este género cautivara a una sociedad en crisis, especialmente Europa, como si, de esa manera, viendo a un grupo de millonarios destruyéndose entre sí, la gente con problemas hallase algún tipo de consuelo a sus propios conflictos.
La fórmula de Dallas, la serie
que abrió brecha, se repitió hasta la saciedad en los años siguientes: la
historia paralela de varias familias cuyos miembros no eran precisamente
ejemplares, y en las que los buenos constituían una excepción. Con un reparto
que reunía a veteranos secundarios por un lado, y a jóvenes con cierta
experiencia por otro, lo que convirtió a Dallas en un éxito fue, básicamente,
la estructura narrativa: una serie de tramas entrelazadas que formaban una
historia cuyo argumento giraba en torno a una familia tejana, los Ewing,
millonarios en petróleo y ganado. También se evoca la magnificencia de Gigante
(1956), la película en la que actuaron Elizabeth Taylor, Rock Hudson y James
Dean con temas similares: mucho petróleo, ganado, dinero, poder e igualmente
problemas familiares.
Los efectos de la serie no solo
se manifestaron en ello. Cuando se implantó la Perestroika en la URSS, se
exhibió esta serie en la televisión de dicho país. El estilo de vida opulento
que se mostraba abrió el apetito de muchos, que cuestionaron los valores
tradicionales del comunismo, iniciándose un rápido proceso de descomposición
que tuvo como final la caída de los socialismos reales en Europa Oriental y el
colapso y posterior desintegración de la Unión Soviética.
A principios de 1978, el director
y guionista David Jacobs tuvo idea de poner en marcha la serie mientras veía en
TV la película Secretos de un matrimonio de Ingmar Bergman, donde una difícil
relación de pareja era analizada en profundidad por el director sueco,
considerado como uno de los más herméticos del cine europeo. Jacobs tuvo la
original ocurrencia de plantear este mismo tema en un ambiente típicamente USA
y extenderlo a varias parejas de forma simultánea, lo que permitiría un
análisis más completo... y más rentable.
Pero la CBS, la cadena que le
encomendó el proyecto, le pidió algo más espectacular, estilo saga. Su idea
inicial se acabaría convirtiendo luego en Knots Landing, la serie paralela a
Dallas. Así que imaginó en principio que la serie podía situarse en el mundo de
las altas finanzas de Nueva York, pero se consideró que la ciudad de los
rascacielos había sido ya muy frecuentada en el cine. Ganado y pozos
petrolíferos, en cambio, constituían un elemento nuevo y a la vez real, ya que
Texas había sido uno de los estados que conoció un desarrollo económico más vertiginoso
en los años 1970.
El siguiente paso fue contactar
con una productora que estuviera dispuesta a llevar a buen término el proyecto.
Lorimar accedió a ello, pues tenía en su haber diversos éxitos con series como
Family o Eight is Enough (Con ocho basta), de temática opuesta a la de Dallas
Rodada inicialmente como una etapa-piloto o miniserie en 5 partes, el 2 de abril de 1978 se emitía el primer episodio, La hija de Digger (Digger´s Daughter). El secreto de su inesperado éxito consistía en unos brillantes guiones y un ajustado reparto. Los papeles de los patriarcas estaban destinados desde el comienzo a Barbara Bel Geddes, notable actriz con unagran experiencia teatral, y a Jim Davis, un viejo actor de reparto de incontables westerns que nunca había tenido oportunidad de sobresalir.
El papel central de la serie, que
alcanzaría una mítica popularidad, fue a parar a Larry Hagman, actor entonces
cincuentón, hijo de la estrella teatral Mary Martin que no consiguió triunfar
en sus incursiones cinematográficas y televisivas. Su único éxito relativo lo
había obtenido en los 60 con la serie Mi bella genio (I Dream Of Jeannie) que
protagonizó junto a Barbara Eden. Hagman no hubiera imaginado jamás que un
papel de esas características (un malo sin paliativos) le iba a convertir en el
actor más popular y mejor pagado de la historia de la TV norteamericana. La
persona que lo convenció para que aceptara el rol de John Ross II
"J.R." Ewing, un hombre adúltero y sin escrúpulos, fue precisamente
su esposa Maj.
Los demás papeles se repartieron mediante diversas pruebas realizadas por Lorimar. Un papel de transexual en una comedia sirvió para que los productores se fijaran en Linda Gray y la convocaran para una prueba, que consistía en decir 4 líneas y llorar. Y por lo visto, resultó tan convincente, que el rol de Sue Ellen Shepard Ewing Lockwood, la esposa de J.R., pasó a ser interpretado por ella. En cuanto al personaje de Pamela Jean "Pam" Barnes Ewing, el productor ejecutivo Philip Capice y la directora de reparto Irene Mariano, no dudaron en elegir a Victoria Principal cuando la vieron nadar en seco tras decir su diálogo, tal como especificaba el guion.
Esa escena pertenecía al primer
episodio y junto a Victoria, actuaría Steve Kanaly, quien por su lado se
presentó en el plató vestido de capataz. De este modo, consiguió el papel de
Raymond "Ray" Ewing Krebbs, el capataz del rancho donde vivían los
protagonistas, aunque optaba a cualquiera de los papeles masculinos del
reparto. El personaje de la rebelde Lucy Ann Ewing Cooper fue asignado a la
vital Charlene Tilton, y Patrick Duffy completaba el elenco de la serie en su
1ª temporada, como Robert "Bobby" James Ewing.
Aunque fue algo que durante mucho
tiempo se mantuvo en secreto, el último episodio de los 5 que conformaban la
etapa-piloto, finalizaba con la muerte de Bobby, que dejaba sola a Pamela en su
lucha contra J.R. Por ironías del destino, el menor de los Ewing fallecería 7
años después a petición de su intérprete... y, un año más tarde, volvería a la
vida, por expreso deseo de los espectadores, demostrándose así que era el
público quien regía los destinos de sus héroes televisivos.
Sin embargo, en aquel lejano
1978, David Jacobs fue persuadido para eliminar del guion aquella primera
tragedia que, como luego se vio, no hubiera proporcionado larga vida a la serie,
precisamente. Ken Kercheval (Clifford "Cliff" Barnes) pasó a formar
parte del grupo protagonista en la 2ª etapa, tras aparecer como “also starring”
en la 1ª. A partir de entonces, los productores contratarían a un extenso
número de actores para reforzar el reparto. De este modo, se sucedieron los
fichajes de desconocidas bellezas como Mary Crosby (Kristin Shepard), Audrey
Landers (Afton Cooper), Morgan Brittanny (Katherine Wentworth) o Sheree J.
Wilson (April Stevens Ewing).
La 4ª etapa registró una baja:
Jim Davis, el patriarcal John Ross "Jock" Ewing, había fallecido
antes de concluir el rodaje del anterior bloque de episodios. Para cubrir el
vacío dejado por este actor, fue contratado como personaje fijo Howard Keel
como Clayton Farlow, 2º esposo de Eleanor "Miss Ellie" Southworth
Ewing Farlow. Al mismo tiempo, Susan Howard, intérprete de la futura esposa del
capataz, fue considerada protagonista en esa misma etapa.
Actores como Jared Martin, Leigh
McCloskey, Timothy Patrick Murphy, John Beck, Christopher Atkins, Dack Rambo y
Sasha Mitchell hicieron su intervención más o menos extensa, según el caso,
como atractivo adicional para el público femenino. Otros papeles fueron
interpretados por actrices ya conocidas en EE. UU.: Susan Flannery, Joanna Cassidy,
Priscilla Pointer, Lois Chiles, Bárbara Carrera, Leigh Taylor-Young,
Lesley-Anne Down o Barbara Eden.
Ocasionalmente se recurrió a
estrellas como Alexis Smith y Donna Reed, mientras que, otras veces, las
elegidas eran ya famosas por su vida sentimental (Priscilla Presley, viuda de
Elvis Presley) o por haber ganado concursos de belleza (Deborah Shelton,
Jenilee Harrison y Karen Kopins, entre otras).
Junto al heterogéneo grupo
formado por los actores de Dallas, mencionaremos a aquellos que rehusaron participar
en la serie, como Robert Foxworth (que luego aceptaría un papel principal en
Falcon Crest), o bien abandonaron sus personajes (como Colleen Camp, Morgan
Fairchild, Francine Tacker, David Ackroyd y David Wayne). A consecuencia de
tantas deserciones, los productores se vieron obligados a buscar sustitutos con
demasiada frecuencia. Entre los artistas que, supuestamente, rechazaron papeles
en Dallas, destacaremos a Madonna, Warren Beatty, Nastassia Kinski, Dorothy
Malone, Lori Singer y Ryan O´Neal. Todos ellos prefirieron continuar con sus
carreras en cine o TV.
De los 5 episodios de que iba a
constar inicialmente, se pasó a 13 y luego a 29, finalizando la 1ª temporada.
En marzo de 1982 se emitió el episodio n.º 100, y en noviembre del 85, se
registraba la asombrosa cifra de 200 capítulos, hasta superar de largo los 300.
Hay algo que para los productores estaba siempre fuera de discusión: Larry
Hagman debía quedarse en la serie, ya que su personaje J.R. era el símbolo de
Dallas, con su sombrero tejano y su ambivalente sonrisa.
Julio Ríos
La década de los 80 fue el momento de gloria de las primeras series y
capítulos por temporada y de producción estadounidense.
Aquellos empresarios protagonizados por familias ricas y poderosas, cuyos
miembros se llevaban a morir por un quítame allá esas vides (o esos pozos de
petróleo), dominaron en cuanto a audiencias la televisión durante aquellos
años. Los Channing, los Ewing y los Carrington conquistaron a los espectadores
con aquellos triángulos amorosos, aquellas casonas y aquellas tramas llenas de
secretos y giros inesperados. Esta realidad televisiva retornó al año 2021 en
el que está vigente la Covid, a consecuencia de la pandemia que azota al mundo.
Redescubrirlas temporadas guardadas en el estante de DALLAS, fue una manera
interesante de perder contacto con la desvaída realidad que nos rodea.
Por los diez nuevos episodios, de esta serie 'Dallas' no es exactamente
un remake si no una continuación de la original, que se emitió en CBS entre
1978 y 1991. Cuenta con tres de los protagonistas de la serie original, JR
(Larry Hagman), Bobby (Patrick Duffy) y Sue Ellen (Linda Gray), con JR
internado en una residencia y Bobby como dueño del rancho Southfork. Los Ewing
han perdido el control de Ewing Oil y Bobby se dedica a la cría de ganado en el
rancho, sin querer saber nada del negocio del petróleo. Pero, por supuesto, las
cosas no se quedarán tranquilas porque John Ross, el hijo de JR, y Christopher,
el hijo adoptado de Bobby, continúan con las rencillas y las peleas por la
herencia familiar, con uno centrado en volver a usar el petróleo para recuperar
la gloria perdida, y el otro buscando fuentes alternativas de energía (una de
las tramas, por cierto, más extrañas del primer capítulo).
Una aspecto hay que dejar muy claro desde el principio: 'Dallas' es una
soap opera desatada y sabe perfectamente que lo es, operando acorde a esa
asunción. Y no sólo eso, sino que sabe que es una telenovela de los 80, y
construye su primer episodio como si hubiéramos vuelto casi 30 años atrás en el
tiempo. Las escenas cortas, los planos y contraplanos incesantes (y, a veces,
hasta confusos), las miradas intensas, los primeros planos de reacciones a circunstancias
inesperadas, las incesantes puñaladas por la espalda. La nueva 'Dallas' es
efectivamente una continuación con todas las de la ley de la serie de los 80, y
se nota hasta en sus títulos de crédito, prácticamente iguales a los de la
original. Están tirando mucho del factor nostalgia, aunque, en teoría, los
protagonistas sean los hijos.
Sin embargo, aunque sean Josh Henderson, Jesse Metcalfe, Jordana
Brewster y Julie Gonzalo los que recogen el testigo, el episodio sólo adquiere
cierta chispa cuando JR empieza a hacer de las suyas, otra vez.
En apenas cinco minutos eclipsa a casi todos los actores más jóvenes y a sus personajes, y veremos si no termina adueñándose de nuevo de toda la serie. Da la sensación de que esto no va a ser sólo JR contra Bobby, sino que JR va a tener que pelear también contra su propio hijo, un quiero y no puedo que todavía tiene mucho que aprender. Desde luego, en esta 'Dallas' todo se va a hacer a lo grande (hasta han rodado dentro del estadio de los Dallas Cowboys), y es ideal para un visionado en compañía de más gente, que puede ayudar a superar que, por ejemplo, algunos actores están bastante perdidos. Si sabemos que lo que estamos viendo es un culebrón, podemos pasar unos buenos ratos con las ambiciones y las traiciones pasadas de rosca de los Ewing.
By Julio Ríos
BEAUTIFUL FACE AND
NAKED BODY THROUGH THE VERY LOW-CUT LINEN SHIRT THAT CHARLENE WEARS WITH BARE SKIN
UNDERNEATH.
All the buttons of Charlene's very open shirt, which is open at the waist, show off the naked and very low-cut body of the actress, who wears a flowered silk shirt with bare skin underneath. With no underwear (no T-shirt, no top, no bra), her generous anatomy clings to the sheer blouse which reveals a lot of bare skin and sensuality.
The decade of the 80's
was the glory time of the first series and episodes per season and American
production. Those businessmen starring rich and powerful families, whose
members would take each other to death for a take me away those vines (or those
oil wells), dominated television ratings during those years. The Channings, the
Ewings and the Carringtons won over viewers with those love triangles, those
big houses and those plots full of secrets and unexpected twists and turns.
This television reality returned to the year 2021 in which the Covid is in
force, as a consequence of the pandemic that is sweeping the world.
Rediscovering the seasons stored on the DALLAS shelf was an interesting way to
lose touch with the fading reality around us.
For the ten new
episodes, this series 'Dallas' is not exactly a remake but a continuation of
the original, which aired on CBS between 1978 and 1991. It features three of
the original series' main characters, JR (Larry Hagman), Bobby (Patrick Duffy),
and Sue Ellen (Linda Gray), with JR being placed in a nursing home and Bobby
owning the Southfork ranch. The Ewings have lost control of Ewing Oil and Bobby
takes to raising cattle on the ranch, wanting nothing to do with the oil
business. But, of course, things won't stay quiet because John Ross, JR's son,
and Christopher, Bobby's adopted son, continue with the squabbles and fights
over the family inheritance, with one focused on using oil again to regain lost
glory, and the other looking for alternative sources of energy (one of the
strangest plots, by the way, of the first chapter).
One aspect must be made
very clear from the beginning: 'Dallas' is a soap opera unleashed and knows
perfectly well that it is, operating according to that assumption. Not only
that, but it knows it's an 80s soap opera, and constructs its first episode as
if we've gone back almost 30 years in time. The short scenes, the incessant
(and, at times, even confusing) shots and counter-shots, the intense stares,
the close-ups of reactions to unexpected circumstances, the incessant
backstabbing. The new 'Dallas' is indeed a full-fledged continuation of the
80's series, and it shows even in its credits, practically the same as those of
the original. They are pulling a lot on the nostalgia factor, even though, in
theory, the main characters are the sons.
However, even though
Josh Henderson, Jesse Metcalfe, Jordana Brewster and Julie Gonzalo are the ones
picking up the baton, the episode only acquires a certain spark when JR starts
doing his thing, again. In just five minutes he eclipses almost all of the
younger actors and their characters, and we'll see if he doesn't end up taking
over the whole series again. You get the feeling that this isn't just going to
be JR vs. Bobby, but that JR is going to have to fight his own son as well, a
wanna-be who still has a lot to learn. Of course, in this 'Dallas' everything
is going to be done in a big way (they even shot inside the Dallas Cowboys
stadium), and it's ideal for a viewing in the company of more people, which can
help overcome that, for example, some actors are quite lost. If we know that
what we are watching is a soap opera, we can have a good time with the
ambitions and betrayals of the Ewing family.
Julio Ríos,
escritor y crítico de arte, en la actualidad se desempeña como consultor,
asesor de seguros y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros
DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera
Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).