CUARESMA EN PANDEMIA
LA COVID – 19
PROPÓSITO Y SIGNIFICADODE LAS TENTACIONES
¿Cuál era el significado y propósito de las ‘tentaciones’ de Jesús?" Después de Su bautismo, Jesús fue llevado por el Espíritu en el desierto por cuarenta días, siendo tentado por el mal. (Lucas 4:1-2).
Las tres tentaciones en el desierto fueron un intento por
seducir la lealtad de Jesús a Dios y rendirla al mal. Vemos una tentación
similar en Mateo 16:21-23 donde el mal, a través de Pedro, intenta que Jesús
renuncie a la cruz para la que fue destinado. Lucas 4:13 nos dice que después
de las tentaciones en el desierto, el mal se alejó de Él esperando un tiempo
oportuno.” Lo que parece indicar que Jesús posteriormente fue tentado por el
mal, aunque los siguientes incidentes no quedaron registrados. El punto
importante es que, a pesar de las varias tentaciones, Él jamás pecó.
Es claro que Dios tenía un propósito al permitir que Jesús fuera tentado en el
desierto, de acuerdo a la declaración de “fue llevado por el Espíritu en el
desierto”. Un propósito era asegurarnos que tenemos un Sumo Sacerdote quien es
capaz de compadecerse de todas nuestras debilidades (Hebreos 4:15) porque Él
fue tentado en todas las áreas, al igual que nosotros somos tentados. La
naturaleza humana de nuestro Señor, le permite que Él pueda compadecerse de
nuestras debilidades, porque Él también fue sometido a debilidad.
“Pues en cuanto Él mismo fue tentado en el sufrimiento, es poderoso para socorrer a los que son tentados.” (Hebreos 2:18). La palabra griega traducida aquí como “tentado” significa “poner a prueba.” Así que, cuando somos puestos a prueba y atribulados por las circunstancias de la vida, podemos asegurar que Jesús comprende y se compadece como alguien que ha pasado por las mismas pruebas.
Las tentaciones de Jesús siguen tres patrones que son comunes para todos los hombres: La primera tentación tiene que ver con los deseos de la carne (Mateo 4:3-4), lo cual incluye toda clase de deseos físicos. Nuestro Señor estaba hambriento, y el mal lo tentó a convertir las piedras en panes, pero Él respondió citando Deuteronomio 8:3. La segunda tentación fue concerniente al orgullo de la vida (Mateo 4:5-7), y aquí el mal trató de usar un pasaje de la Escritura contra Él (Salmo 91:11-2) pero el Señor nuevamente respondió con la Escritura de manera opuesta (Deuteronomio 6:16), declarando que sería un error que Él abusara de Sus propios poderes.
La tercera tentación es respecto al deseo de los ojos (Mateo 4:8-10), y si hubiera una ruta rápida por la que el Mesías pudiera cumplir su misión evitando la pasión y crucifixión para lo que Él originalmente vino, sería ésta. El mal ya tenía control sobre los reinos del mundo (Efesios 2:2), pero estaba listo para cederle todo a Cristo a cambio de Su lealtad. El solo pensarlo casi causa que la divina naturaleza del Señor se estremeciera, y Él contesta bruscamente, “AL SEÑOR TU DIOS ADORARÁS, Y SOLO A ÉL SERVIRÁS.” (Mateo 4:10; Deuteronomio 6:13).
Hay muchas tentaciones en las que caemos porque nuestra
carne es débil por naturaleza, pero “fiel es Dios, que no permitirá que
vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la
tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla.”
(1 Corintios 10:13). Por tanto podemos obtener la victoria y agradecerle a Dios
por librarnos de la tentación. La experiencia de Jesús en el desierto, nos
ayuda a ver estas tentaciones comunes que nos impiden servirle a Dios
eficazmente.
Más aún, de las respuestas de Jesús a las tentaciones, aprendemos exactamente
cómo debemos responder con la Escritura. Las fuerzas del mal vienen a nosotros
con miríadas de tentaciones, pero todas ellas contienen las mismas tres cosas
en su esencia: la pasión de la carne, la pasión de los ojos y la arrogancia de
la vida (1 Juan 2:16). Solo podemos reconocer y combatir estas tentaciones,
saturando nuestros corazones y nuestras mentes con la verdad.
La armadura del soldado cristiano en la batalla espiritual, incluye solo una arma ofensiva, la espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios (Efesios 6:17). El conocer la Biblia íntimamente pondrá la espada del espíritu en nuestras manos y nos permitirá salir victoriosos de las tentaciones
Julio Ríos
EL ABRAZO CON PAPÁ
En la aurora del DOMINGO DE TENTACIÓN. En un almuerzo con Papá, hablamos de todo, nos pusimos al día; advertimos del peligro que entraña vernos. Es un riesgo, sin duda, pero deseamos que Dios nos conceda la gracia para convertir nuestro corazón y acercarnos a lo que más nos pide ÉL, a saber, la entrega absoluta de nuestra vida.
Cuando llegué a su casa él terminaba de escribir un texto para el DOMINGO DE TENTACIÓN, en momentos en que el país vive la gestión de un gobierno, que no habla de paz, y al contrario ejerce un camino de venganzas y odio.
Después de nuestra reunión nos tomamos una foto, no con un abrazo, pues este sentimiento lo transmitimos en espíritu. Las medidas de bioseguridad nos imponen a guardar distanciamiento. Duele entre padre e hijo, pero no podemos arriesgarnos. Basta con nuestras palabras, o las de él, siempre rociadas de sabiduría:
“Ya llega el domingo de tentación con polleras mecidas al viento en acompasada danza, como un recurso a la coquetería matizada por cascabeles lujuriosos.
Macizos bordados avanzan en un lento ritmo, como caparazones de galápagos movidos por monótonos sonidos de cajas y tamboras: izquierda–centro–derecha–con reiterados giros, al igual que las sombras proyectadas por ramas de tiernos manzanales.
Adolescentes ñustas, concebidas con mancha de pecado original, observan sonrientes el paso de alegres comparsas modeladas al sopor de la embriaguez.
Tras ellas van mortificantes las espuelas infernales; amor de tinieblas resucitadas en vapores de azufre, con encendida lujuria en la mirada del saurio y palpitaciones del roedor.
Este es el domingo de tentación, diablo del arenal, saltarín de circo, pirueta de artista, bailarín de alquitrán, orejas de estaño, lengua de ofidio.
Retorné a mí hogar llevándome el último párrafo de su poética expresión: "La tarde ya insinúa el ocaso y la oscuridad avanza por las faldas de los cerros. Dejen ya de bailar y recojan la flor del perdón, porque ya los pecados, el socavón se tragó y la brisa suspiró en las ramas, al inundarse de oraciones la santa María Candelaria". (M.D.Ríos Gastelú
Julio Ríos, escritor y crítico de arte, en la actualidad se desempeña como consultor, asesor de seguros y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).