lunes, 15 de febrero de 2021

DE NECESIDAD A UNA TENDENCIA DE LA MODA

MODA Y REFLEXIÓN EN PANDEMIA

COVID – 19

BARBIJOS


DE NECESIDAD A UNA

TENDENCIA DE LA MODA

LA MASCARILLA CAPTA EL INTERES

DE LA FIRMAS DE MODA QUE SE

DECANTAN POR PRESNETAR VERSIONES

ATRACTIVAS E INCLUSO LUJOSAS

 

"El vestido es la expresión de la sociedad", decía el escritor Honoré de Balzac, una frase que ahora toma fuerza cuando todo el mundo utiliza el tapabocas sanitario para hacer frente a la pandemia. Y así, ese trozo de tela que cubre nariz y boca está pasando de necesidad a tendencia.

Más allá de ser elemento indispensable para hacer frente a la crisis sanitaria, el tapabocas, barbijo -o mascarilla- capta el interés de las firmas de moda que se decantan por presentar versiones atractivas, simpáticas y optimistas; algunos, incluso, brindan modelos de alta gama, de lujo.

Frivolidades aparte, ¿se convertirá en un nuevo complemento de moda?. "Sí, absolutamente", dice este viernes a Efe el diseñador español Yvan Andreu, quien creó una mini colección para que sus clientes se sientan "guapos y modernos en un momento en el que debemos extremar las precauciones higiénicas".

Los tapabocas están confeccionados con tres capas de tejidos, son repelentes al agua e "incluyen un bolsillo para poder introducir un filtro protector y así reforzar la filtración del aire", añade Andreu, quien detalla que diseñó tres líneas.

La primera línea, elaborada con algodón 100% orgánico. La segunda está confeccionada con neopreno en dos tonos, verde y beis, y rematada con charol negro. La tercera, es más exclusiva, está confeccionada con charol irisado, "con cierto aire fetichista", apunta Andreu.

Mientras las autoridades sanitarias debatieron sobre el uso obligatorio o no de los tapabocas, el mundo de la moda ideó diseños atractivos con alma solidaria.

Marina Conde, directora creativa de La Condesa, no paró de confeccionarlos. Todo empezó el 20 de marzo cuando escribió en Instagram: "¡Si se cree ese bicho que por llevar corona nos va a intimidar, no sabe con quién está tratando!".

Todo un reto que le condujo a fabricar modelos reutilizables lavables, con filtro de algodón, estampados o lisos y "por cada uno que se compre, dono otro", dice la diseñadora en su cuenta de Instagram.

Juana Martín ideó unos tapabocas con propiedades antibacterianas, antifúngicas, además son repelentes a los líquidos y transpirables, modelos reutilizables en los que ha impreso su sello flamenco.

Con algodón cien por cien orgánico, estampado con lunares blancos y fondo negro, estos tapabocas "resisten un mínimo de 5 lavados a 60º manteniendo el 100% de protección", dice la diseñadora española.

A estos diseños se suman otros de talla más pequeña para niños entre 3 y 6 años, y para los mayores de 9 a 12 años. En esta misma línea, la empresa "Mr Bro" impulsa la venta de tapabocas solidarios para niños.

"Una protección que ha venido para quedarse", advierte desde este negocio español, que destina el 30% de cada venta a la confección de nuevos tapabocas que serán donados a diferentes farmacias para que se repartan entre familias vulnerables.

Este accesorio se ha instalado en nuestra vida y gran parte de la sociedad ha decidido apostar por modelos coloristas y vitales, en definitiva menos aburridas.

Por otra parte, la revista WOMAN en un artículo escrito por Silvia Vázques el 30 de julio de 2020 escribe: “Emilly Ratajkowsi con camisa transparente de su marca, Inamorata: Jackson Lee / GTRES. Vas a alucinar con este truco de estilista para que no se vea el sujetador con las camisas transparentes (como le ha pasado a Emily Ratajkowski)”

“¿Lo mejor? No tardarás ni 30 segundos en hacerlo y solo necesitas unas medias de color carne para ponerlo en práctica”, agrega la escritora. 

Puntualiza: “A todas nos ha pasado: estrenas una camisa transparente o una blusa de organza para una ocasión especial y ¡drama! no hay forma de disimular el sujetador. Hasta ahora, ante esta situación, teníamos tres opciones: elegir una pieza de lencería bonita para lucirla con orgullo (en verano, incluso, podíamos optar por un bikini), prescindir de la ropa interior (siempre que la opacidad de la prenda lo permita) o hacer como Emily Ratajkowski y llevar el sujetador con normalidad bajo la tela.”

Más adelante, dice: “Todas estas posibilidades tienen sus contras: para empezar porque no todas nos sentimos cómodas renunciando a la sujeción (algo que sufren especialmente las chicas con mucho pecho) pero también porque, en ocasiones, mostrar la lencería bajo la tela transparente puede arruinarnos un look, sobre todo si es para una cita señalada”.

Subraya la escritora: “Por esta razón nos vemos obligadas a compartir con todas vosotras este hallazgo: un truco de estilista visto en Instagram con el que llevar camisas transparentes SIN sujetador, pero con la seguridad de no enseñar más de la cuenta en un percance.” 

“La responsable de este 'tip' que nos ha cambiado la vida es Lera Paperlight, una 'influencer' que comparte contenidos de moda muy interesantes y de una forma realmente original. Gracias a ella hemos descubierto, por ejemplo, cómo transformar un pareo de playa en el bolso estilo pañuelo que está super de moda este verano o qué hacer para anudar (bien) una camisa cortita sin que se vea el sujetador”, concluye. 

 FUENTE: PÁGINA SIETE / EFE / woman.es







 

 

By Silvia Vásques

WOMAN MAGAZINE

On the other hand, WOMAN magazine in an article written by Silvia Vázques on July 30, 2020 writes: "Emilly Ratajkowsi with transparent shirt from her brand, Inamorata: Jackson Lee / GTRES. You're going to freak out with this stylist trick to keep your bra from showing with transparent shirts (as has happened to Emily Ratajkowski)."

"The best part? It won't even take you 30 seconds to do it and you only need some flesh-colored tights to put it into practice," adds the writer.

She adds: "It's happened to all of us: you wear a sheer shirt or an organza blouse for a special occasion and drama, there's no way to hide the bra. Until now, faced with this situation, we had three options: choose a nice piece of lingerie to show it off proudly (in summer, we could even opt for a bikini), do without underwear (provided that the opacity of the garment allows it) or do like Emily Ratajkowski and wear the bra normally under the fabric."

Further on, she says: "All these possibilities have their cons: to begin with because not all of us feel comfortable giving up the fastening (something that girls with a lot of chest suffer especially) but also because, sometimes, showing the lingerie under the transparent fabric can ruin a look for us, especially if it is for an important date."

Underlines the writer: "For this reason we are forced to share with all of you this finding: a stylist's trick seen on Instagram with which to wear transparent shirts WITHOUT a bra, but with the security of not showing more than the account in a mishap."

"The person responsible for this 'tip' that has changed our lives is Lera Paperlight, an 'influencer' who shares very interesting fashion content and in a really original way. Thanks to her we have discovered, for example, how to transform a beach sarong into the scarf style bag that is super trendy this summer or how to tie a short shirt (well) without showing the bra", she concludes.

 FUENTE: woman.es
















Julio Ríos

Primero el ascensor. La oficina, a tres cuadras. La farmacia, cinco. Mi café sólo con bajar del edificio. Lo usual. Es espejo del elevador en intento de remediar algo, verme con mascarilla y advertir que la Covid es por el momento es inevitable. Sólo la voluntad con oraciones y fe. Escribir para no enloquecer. Siestas destacables; sin embargo, demasiado cortas. Biblioteca con desafío de leer mi vista en libros que otra vez los quiero leer. Y sé por qué.

La moda, cual aonsiolítico destaca a Emily Ratajkowski, con su natural belleza, luciendo el barbijo y asomando mucha piel, como un cuerpo desnudo y muy escotado a través de la elegante y delgada camisa transparente a cuadros. En el gráfico la artisa y modelo viste una blusa traslucida que sutilmente la usa con piel desnuda debajo y un sujetador de media copa. Al mal tiempo una hermosa presencia.

La calle novedosa, punzante. Es la tarde, es el Sol dando cuarto a la Luna. Es el desierto atravesado, disfrazado de alejamientos y barbijos. La mayoría son con diseño, y para darle vida a la máscara o tapabocas, se advierte combinación con la blusa o la bufanda; también el top de rejilla que lo usan con piel desnuda debajo, o la camisa transparente que permite entrever el sujetador del mismo color que el barbijo. El mío es blanco. Algunos, coloridos, algunos con dibujos. Advierto que los ojos y los dientes irradian. Visiones con reto al miedo. Así las percibo. Y entonces, así me siento a mí mismo. 

Siento. Veo. Una joven con barbijo de estrellas. Añorando a su amado y amador. Cada barbijo, cada pañuelo conserva su historia. Igual que los árboles. No puedo abrazarlos ya. Camino con el miedo disimulado detrás. Camino con el miedo delante, también disimulado. Convertido, con la medicación psiquiátrica, en Zombie Nivel 5, se supone que nada podría sentir o ver. Aun así, siento, veo. No es mío. Contemplo los ojos, el paso. Es abierta la clave. Aquella que desafía cualquier salida de emergencia. Cada mirada la hallo en el centro de mi pecho. Parece hundirse, latir. Soy sin casco, sin carruaje, sin armadura. Voy con protectores, lentes y a veces doble barbijo. No dan ganas de ponerse corbata, caminamos sin camiseta y con traje azul o combinado entre la chaqueta y el pantalón, con la camisa abierta porque sin vacilación esa corbata ya es poesía

Los pocos pasajeros de la tarde son para mirarlos o saludarlos. El miedo se apaga como una luz que no dará jamás calor. Tristeza de esqueleto blando en una mujer de barbijo negro. También mía su tristeza. Mis ojos melancólicos en cocción de agua turbulenta. Cada barbijo me otorga su historia. Imágenes para toda ocasión. Devoran o agasajan. Al unísono de las emociones. Un abanico ocultando a la humanidad, que no hemos perdido. Un virus sin carne, al igual que un espíritu que pretende subyugar a su médium.

Deambulo en este horario. Más temprano, numerosas las máscaras, los barbijos, los pañuelos. Son más fuertes que la discriminación que pueda alcanzar. Lo que me pertenece y lo que no. Emociones y vidas. Cada barbijo conserva su historia. Su esperanza.

 

By Julio Ríos

EMILY WALKING IN A SHEER, LOW-CUT SHIRT WORN WITH BARE SKIN UNDERNEATH

First the elevator. The office, three blocks. The pharmacy, five. My coffee just down the block. The usual. It's elevator mirror in attempt to remedy something, see me with mask and warn that the Covid is for the moment is inevitable. Only the will with prayers and faith. Writing so as not to go mad. Remarkable naps; however, too short. Library with challenge to read my sight in books that again I want to read them. And I know why.

Fashion, like an aonsiolitic, highlights Emily Ratajkowski, with her natural beauty, wearing the chinstrap and showing a lot of skin, like a naked and very low-cut body through the elegant and thin transparent plaid shirt. In the graphic the artist and model wears a translucent blouse that she subtly wears with bare skin underneath and a half-cup bra. In bad weather a beautiful presence.

The street is new, sharp. It is the afternoon, it is the Sun giving quarter to the Moon. It is the desert traversed, disguised in away and chinstraps. Most of them are with design, and to give life to the mask or mask cover, you can see the combination with the blouse or scarf; also the mesh top that they wear with bare skin underneath, or the transparent shirt that allows to glimpse the bra of the same color as the chinstrap. Mine is white. Some, colorful, some with drawings. I notice that the eyes and teeth radiate. Visions that defy fear. That's how I perceive them. And then, that's how I feel myself.

I feel. I see. A young woman with a chinstrap of stars. Longing for her beloved and lover. Each chinstrap, each handkerchief preserves its history. Just like the trees. I can no longer embrace them. I walk with fear disguised behind. I walk with fear in front, also disguised. Turned, with psychiatric medication, into Zombie Level 5, I'm not supposed to feel or see anything. Still, I feel, I see. It is not mine. I contemplate the eyes, the step. It is open the key. The one that defies any emergency exit. Every glance I find it in the center of my chest. It seems to sink, to beat. I am without helmet, without carriage, without armor. I go with protectors, glasses and sometimes double chinstrap. There is no need to wear a tie, we walk without a shirt and with blue suit or combined between jacket and pants, with the shirt open because without hesitation that tie is already poetry.

The few passengers of the afternoon are to look at them or greet them. Fear goes out like a light that will never give warmth. Sadness of soft skeleton in a woman with a black chinstrap. Her sadness is mine too. My melancholic eyes in turbulent water boiling. Each chinstrap gives me its history. Images for every occasion. They devour or entertain. In unison of emotions. A fan hiding humanity, which we have not lost. A virus without flesh, like a spirit that pretends to subjugate its medium.

I wander in this schedule. Earlier, numerous masks, masks, masks, handkerchiefs. They are stronger than the discrimination I can reach. What belongs to me and what doesn't. Emotions and lives. Each mask preserves its history. Its hope.
















Julio Ríos, escritor y crítico de arte, en la actualidad se desempeña como consultor, asesor de seguros y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).