sábado, 2 de enero de 2021

La pintura de SANDRA DOMÍNGUEZ MARTILOTTI


 

ARTE EN TIEMPOS DE

 LA 

COVID – 19

 


ARTISTAS EN EL PINCEL

 


La pintura de

SANDRA DOMÍNGUEZ MARTILOTTI

 


La libertad es un aire habitual, sin perfumes exóticos, que se respira junto con el oxígeno sin pensarlo, pero conscientes de que existe, ha dicho, Juan Carlos Onetti, escritor uruguayo. Siguiendo el cauce de esta idea creo que podemos vislumbrar con claridad el sentido primordial de la obra pictórica de Sandra Domínguez Martilotti, expresándolo así: el arte de Sandra se enmarca en el escenario “naif”, corriente en el que esta artista ilustra el mundo de acuerdo con una interpretación personal y espontánea. Ofrece una visión de conjunto, de una pintora.

Sus cuadros desde una perspectiva personal mía, me recuerdan a Picasso, por una parte, que se esforzaba siempre por ampliar hasta el infinito el mundo de sus formas, y por otra, a Rousseau que edificó con reprimida pertinacia y sencillez su autenticidad eminentemente “naif”, que él descubrió de una vez para siempre.

Sandra busca las cosas mismas: en el paso desde la idea a su realización se le plantean menos problemas estéticos que técnicos. En ella existe una relación de identidad como la que hallamos en los niños, junto a una inconsciencia que no distingue entre el ser y la representación.

Muchos se pusieron en camino para ir en busca del Paraíso perdido, en el que el arte no pertenece a ningún estrato profesional, sino que tanto la plasticidad como la palabra son otorgadas a todos. Pocos alcanzaron las utópicas islas del “naif”. Una de ellas es Sandra Domínguez Martilotti.

Los cuadros de la artista (uruguaya-boliviana) oscilan entre una infantilidad innata en ella misma, y otra adquirida inconscientemente. Con tonalidades suavemente matizadas y sencilla espontaneidad, configura las vivencias ópticas de su mundo íntimo. La habilidad de observar con ojos no velados por los convencionalismos y con plasticidad, Sandra permite entrever la perspectiva de rostros, algunos identificados con el carácter boliviano, sus montañas, sus árboles y la pintura del concepto de un árbol de la vida que es un mitema o arquetipo generalizado en las mitologías del mundo, relacionado con el concepto más general de árbol sagrado y, por lo tanto, en la tradición religiosa y filosófica, como metafísica y esotérica.

El nevado Illimani es en la naturaleza universal tan hermoso, cómo lo es en la pintura de Sandra, que lo pinta como un espacio bendecido y la eterna postal de bienvenida a quienes nos visitan de los países del interior de Bolivia y del exterior.

Las caras en su mayoría femeninas asoman primorosamente labios, orejas, ojos, trenzas, moños, pelo largo, crespo, cabellera casi siempre con aretes, lentes; presencias que dejan ver un brindis y la exquisitez de saborear un cóctel por el personaje creado por Sandra; también la compañía de la pareja y el detalle en la indumentaria. Distinguimos damas vestidas, con lo que podría llamarse escotes pronunciados, que se lucen con prendas sensuales usadas con piel desnuda por debajo.

Son cuadros de culto ingenuos, en los que coinciden lo conocido y lo posible: casas adheridas unas a otras, frontis de viviendas amalgamadas entre sí. A pesar del movimiento de los hechos que pinta, sus pinturas se caracterizan por el silencio.

Sandra pintora, esta colmada  de sus visiones y percepciones, se atreve incluso con los temas más difíciles y consigue a veces mediante la tensión entre conocimientos técnicos e imagen real interna, entre la sencillez ideológica y la representación visual, aquella peculiaridad de la expresión creadora que la diferencia de otros artistas. Las deformaciones y transformaciones de su manifestación pictórica no se deben en ella a una intención estilística, sino que son proyección de su verdad interna.

En cada pincelada hay una bendición. Es el comienzo de la vida donde van el pan y la plegaria. En el arte de Sandra Domínguez, lo místico esta frenado por el candor de sus rostros ingenuos. Perfiles de rostro serio y de labios cerrados. Ellos no llevan la carga belicosa de los arcabuceros porque su obra se hace poema cuando menciona a la luna.

Rostro infantil. Admiración íntima en la mirada perdida. Quietud sólo para un instante. Es un rostro mirándonos desde la luna en cuarto creciente.

Sandra Domínguez Martilotti. Fisonomías delicadas en su contextura física, muy alejadas de los regordetes del renacentista Rafael de Urbino. Tampoco llevan la idea de lo etéreo, ni la sensación de ángeles cazadores, como la corte celestial de pintura colonial. Estos son otros talantes, tan puros como aquellos que sólo son animados por el extraordinario talento de la artista, pero en la concepción del arte moderno.

 
























 

Para la mejor impresión de su pintura, Sandra busca colores tenues. Reitero, labios pronunciados, carnosos, sobre un fondo que evoca cierta influencia de la vida y los países por donde anduvo la artista en su camino coronado de éxito.

Sin la precisión de lo técnico y más allá de la misma escuela de arte, está la búsqueda de la belleza lograda con el color, con la idea y la realización de la percepción inicial, para entregar al público la pintura que cautiva, la pintura embellecida por su contenido y armonía. Mujeres, árboles, arena, agua, flores, aves, montañas, casas, urbanismo moderno, entorno y dintorno en una atmósfera vivida desde la niñez para tejer el tiempo, la luz evocadora de las horas perdidas.

Sandra recogió la filosofía de la vida sobre (en sentido figurado) las tablas de un infinito teatro, donde actores y públicos siguen representando dramas y comedias de la vida cotidiana, entre bucólicos paisajes y mujeres de belleza venusiana compartiendo el jardín de las rosas, orquídeas y azucenas. Sandra vibra, no hay que empujarla, no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. Es gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad.

Tras ese realismo mágico en la obras de Sandra, también se presiente la fusión de sensibilidad, humanismo y talento, muy unidos en un giro no frecuente y, por tanto, llamativo. Ella capta y entrelaza sentimientos profundos extraídos de páginas indelebles.

Toda su obra está proyectada al amor glorificado y al sentimiento humano hacia los seres que saben de la ternura y conocen la plegaria. Con pintura acrílica sobre trupán, da a luz Sandra, a sus cuadros. El trupán es como el fibropanel de densidad media, un producto de madera reconstituida, con el que esta gran artista, este gran talento uruguayo-boliviano, entrelaza sentimientos profundos extraídos de páginas indelebles.  

 











Julio Ríos

PERFIL DE SANDRA

Sandra Domínguez Martilotti, nació el 12 de julio de 1962 en Montevideo, Uruguay. ¡Qué coincidencia! Yo también nací un 12 de julio; lo que no recuerdo es que año… Nació Sandra bajo el signo de Cáncer, astronómicamente la constelación del cangrejo y la constelación de la Hidra que están relacionadas con uno de los doce trabajos del  Hércules, a quien recompensó por sus esfuerzos esta diosa y formó las constelaciones del Cangrejo y la Hidra en el cielo.

Cáncer, cuarto signo del Zodíaco, cardinal, y primero del elemento Agua, representa lo femenino, lo fecundo y está regido por las emociones de la Luna. Es el signo del hogar, de las raíces, la madre. Sus nativos poseen una gran sensibilidad emocional y una profunda fe. Son por naturaleza talentosos, soñadores, artistas y sentimentales. La sensibilidad de un cáncer es insospechada y muy profunda. Nacieron para triunfar.

Sandra ostenta tener la doble nacionalidad uruguaya, boliviana. Desde muy pequeña, habida cuenta del exilio de su Señor Padre, que en épocas de dictadura en el Uruguay, tuvo que exiliarse en Tarija, Bolivia. Para tomar lo bueno de la circunstancia es que ese exilio fue nada más y nada menos que en la Chura Tarija.

Pero Sandra para llegar a Tarija, desde Montevideo tuvo que atravesar por un ritual que la topografía de su barrio imponía: por las ironías de la vida habitaba con su familia en la calle Cochabamba del Barrio Flor de Maroñas, cerca del barrio Unión (8 de Octubre), continuación de la avenida 18 de julio, cerca de la cancha del club Danubio “el club de Sandra”, desde una casa que a todo pulmón la construyeron su padres. De allí salió la familia rumbo a Bolivia, dejando en el recuerdo al gran equipo de fútbol en el que jugaron Piñeira y Caranni.

Su domicilio perpetuo, aunque estuvo ausente por años debido a su actividad diplomática, fue siempre Tarija, donde hoy reside con sus tres grandes amores, sus hijos Matías, Lucía y Florencia.

Sandra hizo de todo en su vida. Fue secretaria ejecutiva en la Paz de la Fábrica de Sombreros Charcas Glorieta, trabajó luego en la banca, en la Prefectura de Tarija en la jefatura del área de turismo; después en Servicios Eléctricos de Tarija S.A.

Inició su carrera diplomática en la Embajada de Bolivia en Montevideo, Uruguay, acompañando al recordado embajador Jorge Siles Salinas (época de la primera presidencia de Julio María Sanguinetti). Más adelante fue secretaria general de la Embajada de Bolivia y Representación permanente de Bolivia ante la ALADI en Montevideo. Años después participó de la misión permanente de Bolivia ante la O.E.A en Washington D.C., concluyendo en el CONSULADO GENERAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA EN TARIJA, como Asistente Consular y Encargada de la elaboración DNI, Opciones de Nacionalidad, Pasaportes, Venias de Viaje, Legalizaciones, Valija diplomática.

A nivel académico y técnico, Sandra estudió Secretariado Ejecutivo en el Instituto INSEJ de Tarija. Es Bachiller en Humanidades del Colegio San Bernardo de Tarija. Cursó el Primer y Segundo Semestre en la  Facultad de Ciencias Jurídicas, en la Carrera de  Derecho en la Universidad Autónoma Juan Misael Caracho de Tarija.

En relación al arte pictórico, de la que es una importante representante del arte plástico en Bolivia, estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de la República Oriental del Uruguay en Montevideo y otros estudios, gracias también a su versatilidad en todo terreno.

Hoy por fin su espacio principal y su actividad diaria es la de pintar, y como artista ya está consagrada gracias a su estilo y su incursión en la corriente “naive”.

Sandra, con su obra, mira con ojos nuevos, lo que el resto de la gente observa con vista cansada y atufada por la sobrevivencia de existir. Ella está perdidamente enamorada de los detalles que imponen sus personajes que ganan el lienzo y se vuelven cuadros y todos nos embelesamos con ellos, merced a la temática y el estilo “naive”, tan avasallador, tan penetrante, por el “carisma material” y la posibilidad de un comercio de menudeo.

Pero sobre todo, encima de todo, corolario de cuanto significa la estirpe Martilotti, iniciación y exaltación como artista esta su MADRE, quien dejó la tierra prematuramente y fue llamada a habitar en el cielo junto a Dios. Se llamaba Irma Martilotti León, gran mujer uruguaya que ha dejado a su familia una herencia invalorable de dignidad profesional. Sus hijas han recogido como legado la pasión por el arte. Un arte iniciado por Irma en la ciudad de Montevideo, su tierra natal, donde su formación intelectual, humanista, habilidad en la pintura y otros artes, caló en el alma de sus hijos Ana, Sandra, Eduardo y Daniela Domínguez Martilotti.

Sandra es una mujer poseedora de una extraordinaria sensibilidad, sentimiento, talento, romanticismo, perseverancia y sacrificio. Rostro bien parecido, propio de una mujer hermosa, permite hablar con sus ojos profundos, verdes de menta, diáfanos y alegres, junto a una bellísima sonrisa contagiosa que le da un ícono de alegría y un espíritu amoroso y carismático. 

 


By Julio Rios

SANDRA'S PROFILE

Sandra Domínguez Martilotti, was born on July 12, 1962 in Montevideo, Uruguay. What a coincidence! I was also born on July 12; what I don't remember is what year ... Sandra was born under the sign of Cancer, astronomically the constellation of the crab and the constellation of Hydra that are related to one of the twelve labors of Hercules, who was rewarded for her efforts by this goddess and formed the constellations of the Crab and Hydra in the sky.

Cancer, fourth sign of the Zodiac, cardinal, and first of the Water element, represents the feminine, the fruitful and is governed by the emotions of the Moon. It is the sign of the home, of the roots, the mother. Its natives possess great emotional sensitivity and deep faith. They are by nature talented, dreamy, artistic, and sentimental. The sensitivity of a cancer is unsuspected and very deep. They were born to succeed.

Sandra holds dual Uruguayan and Bolivian nationality. From a very young age, she had to go into exile in Tarija, Bolivia, given the exile of her Father, who during times of dictatorship in Uruguay. To take the good thing from the circumstance is that this exile was nothing more and nothing less than in Chura Tarija.

But Sandra to get to Tarija, from Montevideo she had to go through a ritual that the topography of her neighborhood imposed: due to the ironies of life, she lived with her family on Cochabamba Street in the Flor de Maroñas neighborhood, near the Unión neighborhood (8 de October), continuation of Avenida 18 de Julio, near the field of the Danubio club “Sandra's club”, from a house that her parents built at the top of their lungs. From there the family left for Bolivia, leaving in memory the great soccer team in which Piñeira and Caranni played. 

Her perpetual domicile, although she was absent for years due to her diplomatic activity, was always Tarija, where she lives today with her three great loves, hers, her children Matías, Lucía and Florencia.

Sandra did everything in her life. She was executive secretary in La Paz of the Charcas Glorieta Hat Factory, she later worked in the bank, in the Prefecture of Tarija at the head of the tourism area; later in Servicios Eléctricos de Tarija S.A.

She began her diplomatic career at the Bolivian Embassy in Montevideo, Uruguay, accompanying the remembered Ambassador Jorge Siles Salinas (time of the first presidency of Julio María Sanguinetti). Later on, she was Secretary General of the Bolivian Embassy and Permanent Representation of Bolivia to ALADI in Montevideo. Years later, she participated in the permanent mission of Bolivia to the OAS in Washington DC, concluding in the CONSULATE GENERAL OF THE ARGENTINE REPUBLIC IN TARIJA, as Consular Assistant and in charge of preparing ID, Nationality Options, Passports, Travel Tickets, Legalizations, Diplomatic bag.

At an academic and technical level, Sandra studied Executive Secretariat at the INSEJ Institute in Tarija. She is a Bachelor of Humanities from Colegio San Bernardo de Tarija. She attended the First and Second Semesters at the Faculty of Legal Sciences, in the Law School at the Juan Misael Caracho Autonomous University of Tarija.

In relation to pictorial art, of which she is an important representative of plastic art in Bolivia, she studied at the School of Fine Arts of the University of the Oriental Republic of Uruguay in Montevideo and other studies, also thanks to her versatility in all terrain.

Today, finally, her main space and her daily activity is painting, and as an artist she is already consecrated thanks to her style and her foray into the “naive” current.

Sandra, with her work, looks with new eyes, what the rest of the people observe with eyes that are tired and haunted by the survival of existing. She is madly in love with the details imposed by her characters that win the canvas and become paintings and we all love them, thanks to the theme and the "naive" style, so overwhelming, so penetrating, because of the "material charisma" and the possibility of a retail trade.

But above all, above all, a corollary of how much the Martilotti line means, initiation and exaltation of her as an artist is her MOTHER, who left earth prematurely and was called to live in heaven with God. Her name was Irma Martilotti León, a great Uruguayan woman who has left her family an invaluable legacy of professional dignity. Her daughters have inherited their passion for art. An art started by Irma in the city of Montevideo, her homeland, where her intellectual and humanistic training, her ability in painting and other arts, penetrated the soul of her children Ana, Sandra, Eduardo and Daniela Domínguez Martilotti.

Sandra is a woman with an extraordinary sensitivity, feeling, talent, romance, perseverance and sacrifice. Good-looking face, typical of a beautiful woman, she allows us to talk about her with her deep, mint green eyes, diaphanous and happy, together with a beautiful contagious smile that gives her an icon of contagious joy and a loving and charismatic spirit.

 









Pero sobre todo, encima de todo, corolario de cuanto significa la estirpe Martilotti, iniciación y exaltación como artista esta su MADRE, quien dejó la tierra prematuramente y fue llamada a habitar en el cielo junto a Dios. Se llamaba Irma Martilotti León, gran mujer uruguaya que ha dejado a su familia una herencia invalorable de dignidad profesional. Sus hijas han recogido como legado la pasión por el arte. Un arte iniciado por Irma en la ciudad de Montevideo, su tierra natal, donde su formación intelectual, humanista, habilidad en la pintura y otros artes, caló en el alma de sus hijos Ana, Sandra, Eduardo y Daniela Domínguez Martilotti.

Irma Martilotti León

 

Ana, Sandra, Eduardo y Daniela Domínguez Martilotti.






 

     

A CERCA DEL AUTOR

Julio Ríos, escritor, periodista y crítico de arte, en la actualidad se desempeña como consultor privado, asesor de seguros y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO y la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera y segunda edición 2008 y 2017. EL ALTO PARA TODOS (2017), es su última publicación relacionada con información cultural y turística de la ciudad boliviana. Ha escrito desde 1975 hasta la fecha más de 15 mil artículos, entre editoriales, entrevistas, análisis políticos, crítica de arte, filosofía, literatura y música. Es columnista del periódico Página Siete de La Paz, Bolivia y crítico de arte. Ha ganado premios como periodista, y ha visitado 50 ciudades en Latinoamérica, Norteamérica y Europa. Dirige la publicación "Artistas en el pincel", dedicada a pintores contemporáneos del mundo. Escribe comentarios sobre cine en su Blog que se publican en su cuenta de Twitter. Su hijo Juan-Cristóbal Ríos Violand, es cineasta y guionista de las películas: Quien mató a la llamita blanca, Norte Estrecho junto a Omar Villarroel, y la Virginia de los bolivianos.


JULIO RÍOS, ES ESCRITOR Y CRÍTICO DE ARTE