martes, 19 de enero de 2021

DEL MIEDO AL CUIDADO

 

 

REFLEXIONES EN PANDEMIA

COVID – 19

 


COVID


DEL MIEDO AL CUIDADO

 

Para muchos, la finalización de un año representa el término de un ciclo en sus vidas, por eso es un momento idóneo para que, como personas y sociedad, hagamos un alto en el camino y reflexionemos sobre las cosas buenas y malas que nos han sucedido, así como los retos y oportunidades que están frente a nosotros.

Concluyó el 2020 con un balance francamente desolador. La pandemia vigente en el mundo a consecuencia del Covid-19, avasalló en una perspectiva aciaga, con el fallecimiento de miles de bolivianos. A 20 días del Nuevo año 2021, el rebrote de este terrible virus, continúa cobrando vidas. Son los médicos que arriesgan sus vidas en un trabajo con limitados equipos. Otra vez los hospitales colapsaron.

Se expresa que la vida es como un viaje en tren, con sus estaciones, sus cambios de vías y sus imprevistos. Al nacer nos subimos en él y a lo largo del trayecto coincidimos con gente con la que convivimos, crecemos, amamos y aprendemos para ser mejores seres humanos. Debemos reconocer que el año que termina no fue sencillo, como la vida misma, se presentaron una serie de dificultades que, como sociedad, tuvimos que sobrellevar, desde la actividad política, hasta la pandemia.

Como bolivianos continuamos viviendo graves problemas que nos dan incertidumbre en cuanto a la seguridad, la salud, la economía y la política, ello debido a acciones incontrolables, pero también externas. No hay que olvidar que somos parte de un mundo en constante peligro.

Las mascarillas pueden ayudar a prevenir que las personas que las llevan propaguen el virus y lo contagien a otras personas. Sin embargo, no protegen frente al COVID-19 por sí solas, sino que deben combinarse con el distanciamiento físico y la higiene de manos. Seguir las recomendaciones de los organismos de salud pública.

El mundo se ha replegado sobre sí mismo para combatir la pandemia mientras el covid-19 se expande y se contrae por los territorios poniendo al límite la sanidad y las morgues. El coronavirus ha reducido nuestro universo, ha ocupado nuestros vacíos e inquietudes, ha disparado nuestra ansiedad, ha interferido el presente y ha ensombrecido el futuro. Retrocede, pero su amenaza sigue avanzando. Ha instaurado un momento cero que incita preguntas y reclama respuestas en todos los ámbitos.

Y a pesar de que pareciera que estos hechos nos desestabilizan como Estado, es importante reconocer que seguimos de pie y en algunos casos, los hemos superado. Pero lo importante de comenzar un nuevo año no es el poder dejar atrás los fracasos del año que se fue, sino empezar el día de hoy haciendo una diferencia: buscar la paz, el amor, con fe inquebrantable y esperanzas, modificar actitudes, ayudar y servir a los demás, poniendo de nuestra parte para hacer que las cosas sean mejores. Se impone como nunca la solidaridad.

Resulta tradicional y propicio reflexionar al inicio de un nuevo año, época en la que se establecen algunas metas, y que haciendo abstracción de los planes individuales, también nos permite plantearnos algunos propósitos ciudadanos para mejorar las condiciones de vida actual y de las futuras generaciones, entre éstas, la de aportar desde nuestras actividades cotidianas a conservar la salud que sigue peligrosamente descompuesta, y en especial el virus, hoy por hoy, en su control bastante escasa. Estos temas deben ser los que llamen la atención del Estado. Salir de los paradigmas de escándalo, crear un escenario para un debate cierto por la vida de la gente.

En nuestras manos está la capacidad de lograr que todo sea diferente este año: conseguir cambios en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestras amistades, comunidad, pueblo, país y mundo. Por insignificantes que nos sintamos, si aportamos con nuestro propio ladrillo, lograremos la majestad de un gran año. Que este nuevo año sea el año de la vacuna. mejor Que se renueven las esperanzas, sueños y anhelos; y que a pesar de las adversidades de la vida, continuemos entregando lo mejor de nosotros, para construir un mejor futuro para nuestro país, y pronto todos podamos abrazarnos.















 


 

 

Julio Ríos

Uno de los looks más llamativos fue el protagonizado por una blusa de gasa rosa, muy transparente y muy escotada y con lazo en la cintura, la prenda usada con piel desnuda debajo dejaba ver un corpiño negro de encaje. Con este apunte que nos espabila, que nos hace perder todo posible contacto con la desvaída realidad que nos rodea, inicio mi comentario al tema inevitable: EL COVID, 19.

Es el centro de casi todas las conversaciones. Hoy en día no se habla de otra cosa. El coronavirus se ha convertido en un problema global que afecta a miles de personas en todo el mundo y se teme ya que evolucione hacia una pandemia de dimensiones hasta ahora desconocidas.   

Unas emociones que debemos controlar, tal y como apuntan los psicólogos, para no caer en el pánico y afrontar la situación de la mejor manera posible.  

¿Por qué es tan peligroso el coronavirus y cómo puedo prevenir el contagio? Así nos afectan a nivel psicológico las epidemias. Estos días se habla mucho en los medios de las consecuencias médicas y económicas y sociológicas del virus, pero no debemos subestimar las consecuencias psicológicas que generan las epidemias. La sobreinformación provoca en algunas personas una preocupación excesiva a enfermar o morirse. Aislarnos sin motivo, no entrando por ejemplo a trabajar, así como evitar subir en el transporte público, o llevar mascarillas sin sospecha de tener la enfermedad ni haber estado en contacto con enfermos, es el escenario.

Las precauciones que deben tenerse en cuenta pueden volverse en nuestra contra cuando estas se convierten en una obsesión innecesaria. Lo lícito es informarse sólo de fuentes serias como la página de la Organización Mundial de la Salud para evitar propagar bulos perniciosos. Se busca y se comparte información en ocasiones sin contrastar. Hay que evitar el interés por las informaciones alarmistas. Pensemos que cuando una noticia es negativa se la suele reiterar muchísimo más que cuando es positiva, además hay medios que alimentan el morbo pues viven de ello, como ciudadanos tenemos que ser críticos y reconocer esto.

La prensa debe ofrecer una información veraz, suficiente y de manera continua para evitar los rumores y bulos que tanto daño hacen. La información veraz es el arma para combatir el pánico.

Estas son algunas de las mentiras sobre Salud que circulan por Internet y las redes sociales. ¿El miedo al contagio se puede superar? El miedo es una emoción normal y necesaria como todas las demás. Es una reacción fisiológica de defensa y adaptación que activa el estado de alarma ante potenciales amenazas. Hasta aquí sería útil y funcional, pero hay un miedo que ya no es adaptativo: cuando se trata de una reacción desproporcionada por intensidad y frecuencia y limita nuestra actividad cotidiana. Para superar el miedo al contagio del virus como al igual que ocurre con otro tipo de miedos lo primero es aceptarlo. Utilizar este miedo sólo como herramienta para motivar rutinas de autocuidado razonables.

Hay que diferenciar también entre miedo y fobia. Cuando se trata de fobia lo recomendable es que acuda a un profesional de la psicología porque en este caso la ansiedad es tan elevada que hará difícil que la persona por sí sola se autocontrole.

Eso sí, nos explica que el miedo en sí no tiene por qué ser malo, es una reacción humana y el umbral es distinto en cada persona. El miedo no solo lo generan las situaciones reales sino también nuestros pensamientos como cuando le damos demasiada importancia a algo y pasamos mucho tiempo pensando en ello. La clave está en controlar las emociones para que no se conviertan en psicosis.

Hay que valorar nuestra situación real, si hemos estado expuestos o no al virus. Si la respuesta es negativa, no hay que preocuparse. No anticiparnos a lo negativo ni recrearnos en el miedo. Vamos a hacer las cosas que hacíamos antes, llevar la misma rutina y sólo cuando los expertos y autoridades digan que no podemos hacer algo, entonces actuar.

Si vamos al trabajo en minibús, teleférico o Pumakatari, sigamos tomandolo, acudiendo a los mismos lugares de ocio, no excluyamos a nadie sin un motivo, que el miedo no nos pare o podemos caer en una situación de agitación emocional sin equivalencia con la realidad. El miedo surge del desconocimiento y por eso es importante seguir una estrategia informativa adecuada, evitar aislarse manteniendo una vida social normal, no involucrarse en conversaciones donde cada uno aporta más alarma, evitar transmitir miedos. Ya sabemos que nada hay más contagioso que el miedo.

El problema adquiere multitud de derivadas, también desde el punto de vista sociológico, que han llevado incluso a cambiar la forma de nombrar el virus para evitar estigmatizar a una población o país. Así, la Organización Mundial de la Salud ha decidido dar un nombre distinto a este fenómeno, catalogado como un virus que puede crear más trastornos políticos, económicos y sociales que cualquier ataque terrorista.   

Ante el riesgo actual que provoca el Covid-19, un organismo tan ilustre y reconocido como la OMS, procura cuidarnos socialmente desde el uso del lenguaje, aunque probablemente este renombre sea poco utilizado en conversaciones locales, la intencionalidad de las altas esferas es una invitación a tomar conciencia de nuestro lenguaje.


By Julio D. Ríos

 EMILY WEARS A TRANSPARENT BLOUSE WITH BARE SKIN UNDERNEATH. FOR A MOMENT WE FORGET THE COVID - 19

One of the most striking looks was the one starring the model and actress, Emily Ratajkowski, with a pink chiffon blouse, very transparent and very low-cut, and with a bow at the waist. The garment worn with bare skin underneath showed a black lace bra. With this note that makes us lose all possible contact with the reality that surrounds us I start my comment to the inevitable topic: THE COVID -19 

It is the center of almost every conversation. Today, nothing else is talked about. The coronavirus has become a global problem that affects thousands of people around the world and it is already feared that it will evolve into a pandemic of hitherto unknown dimensions.  

These are emotions that we must control, as psychologists point out, in order not to fall into panic and to face the situation in the best possible way. 

Why is the coronavirus so dangerous, and how can I prevent its spread? This is how epidemics affect us on a psychological level. These days there is a lot of talk in the media about the medical and economic and sociological consequences of the virus, but we should not underestimate the psychological consequences that epidemics generate. Over-information causes some people to worry too much about getting sick or dying. Isolating ourselves without reason, not going to work for example, as well as avoiding getting on public transport, or wearing masks without suspicion of having the disease or having been in contact with sick people, is the scenario.

The precautions to be taken can turn against us when they become an unnecessary obsession. The lawful thing is to be informed only of serious sources as the page of the World Health Organization to avoid to propagate pernicious hoaxes. Information is sought and shared at times without contrast. We must avoid interest in alarmist information. Let's think that when a news is negative it is usually repeated much more than when it is positive, besides there are media that feed the morbidity because they live from it, as citizens we have to be critical and recognize this.

The press must offer truthful, sufficient and continuous information to avoid the rumors and hoaxes that do so much damage. Truthful information is the weapon to fight panic.

These are some of the lies about health that circulate on the Internet and social networks. Can the fear of contagion be overcome? Fear is a normal and necessary emotion like all others. It is a physiological reaction of defense and adaptation that activates the state of alarm in the face of potential threats. So far it would be useful and functional, but there is a fear that is no longer adaptive: when it is a reaction disproportionate to intensity and frequency and limits our daily activity. In order to overcome the fear of virus infection, as with other types of fears, the first thing to do is to accept it. Use this fear only as a tool to motivate reasonable self-care routines.

We must also differentiate between fear and phobia. When it comes to phobia it is advisable to go to a professional psychologist because in this case the anxiety is so high that it will make it difficult for the person to control himself.

However, it explains to us that fear in itself does not have to be bad, it is a human reaction and the threshold is different in each person. Fear is not only generated by real situations but also by our thoughts, such as when we give too much importance to something and spend too much time thinking about it. The key is to control the emotions so that they do not become psychosis.

We have to value our real situation, whether we have been exposed to the virus or not. If the answer is negative, there is no need to worry. Don't anticipate the negative or indulge in fear. Let's do the things we used to do, keep the same routine and only when experts and authorities say we can't do something, then act.

If we go to work in a minibus, cable car or Pumakatari, let's keep taking it, going to the same places of leisure, let's not exclude anyone without a reason, let's not let fear stop us or we can fall into a situation of emotional turmoil without equivalence with reality. Fear arises from ignorance and that is why it is important to follow an appropriate information strategy, to avoid isolating ourselves by maintaining a normal social life, not to get involved in conversations where each one brings more alarm, to avoid transmitting fears. We already know that nothing is more contagious than fear. 

The problem takes on a multitude of derivatives, also from the sociological point of view, which have even led to a change in the way the virus is named to avoid stigmatizing a population or country. Thus, the World Health Organization has decided to give a different name to this phenomenon, catalogued as a virus that can create more political, economic and social disorders than any terrorist attack.  

Given the current risk caused by Covid-19, an organization as illustrious and recognized as the WHO, tries to take care of us socially from the use of language, although probably this reputation is little used in local conversations, the intention of the highest levels is an invitation to become aware of our language.















A CERCA DEL AUTOR

Julio Ríos, escritor, periodista y crítico de arte, en la actualidad se desempeña como consultor privado, asesor de seguros y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO y la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera y segunda edición 2008 y 2017. EL ALTO PARA TODOS (2017), es su última publicación relacionada con información cultural y turística de la ciudad boliviana. Ha escrito desde 1975 hasta la fecha más de 15 mil artículos, entre editoriales, entrevistas, análisis políticos, crítica de arte, filosofía, literatura y música. Es columnista del periódico Página Siete de La Paz, Bolivia y crítico de arte. Ha ganado premios como periodista, y ha visitado 50 ciudades en Latinoamérica, Norteamérica y Europa. Dirige la publicación "Artistas en el pincel", dedicada a pintores contemporáneos del mundo. Escribe comentarios sobre cine en su Blog que se publican en su cuenta de Twitter. Su hijo Juan-Cristóbal Ríos Violand, es cineasta y guionista de las películas: Quien mató a la llamita blanca, Norte Estrecho junto a Omar Villarroel, y la Virginia de los bolivianos.

JULIO RÍOS, ES ESCRITOR Y CONSULTOR