EL 2021 en camino
POR JULIO RÍOS CALDERÓN
Página Siete, martes 29 de enero de 2020
Para muchos, la finalización de un año representa el término de un ciclo en sus vidas, por eso es un momento idóneo para que, como personas y sociedad, hagamos un alto en el camino y reflexionemos sobre las cosas buenas y malas que nos han sucedido, así como los retos y oportunidades que están frente a nosotros.
Concluyó el 2020 con un balance francamente desolador. La pandemia vigente en el mundo a consecuencia del Covid-19, avasalló en una perspectiva aciaga, con el fallecimiento de miles de bolivianos. A 20 días del Nuevo año 2021, el rebrote de este terrible virus, continúa cobrando vidas. Son los médicos que arriesgan sus vidas en un trabajo con limitados equipos. Otra vez los hospitales colapsaron.
Se expresa que la vida es como un viaje en tren, con sus estaciones, sus cambios de vías y sus imprevistos. Al nacer nos subimos en él y a lo largo del trayecto coincidimos con gente con la que convivimos, crecemos, amamos y aprendemos para ser mejores seres humanos. Debemos reconocer que el año que termina no fue sencillo, como la vida misma, se presentaron una serie de dificultades que, como sociedad, tuvimos que sobrellevar, desde la actividad política, hasta la pandemia.
Como bolivianos continuamos viviendo graves problemas que nos dan incertidumbre en cuanto a la seguridad, la salud, la economía y la política, ello debido a acciones incontrolables, pero también externas. No hay que olvidar que somos parte de un mundo en constante peligro.
Las mascarillas pueden ayudar a prevenir que las personas que las llevan propaguen el virus y lo contagien a otras personas. Sin embargo, no protegen frente al COVID-19 por sí solas, sino que deben combinarse con el distanciamiento físico y la higiene de manos. Seguir las recomendaciones de los organismos de salud pública.
El mundo se ha replegado sobre sí mismo para combatir la pandemia mientras el covid-19 se expande y se contrae por los territorios poniendo al límite la sanidad y las morgues. El coronavirus ha reducido nuestro universo, ha ocupado nuestros vacíos e inquietudes, ha disparado nuestra ansiedad, ha interferido el presente y ha ensombrecido el futuro. Retrocede, pero su amenaza sigue avanzando. Ha instaurado un momento cero que incita preguntas y reclama respuestas en todos los ámbitos.
Y a pesar de que pareciera que estos hechos nos desestabilizan como Estado, es importante reconocer que seguimos de pie y en algunos casos, los hemos superado. Pero lo importante de comenzar un nuevo año no es el poder dejar atrás los fracasos del año que se fue, sino empezar el día de hoy haciendo una diferencia: buscar la paz, el amor, con fe inquebrantable y esperanzas, modificar actitudes, ayudar y servir a los demás, poniendo de nuestra parte para hacer que las cosas sean mejores. Se impone como nunca la solidaridad.
Resulta tradicional y propicio reflexionar al inicio de un nuevo año, época en la que se establecen algunas metas, y que haciendo abstracción de los planes individuales, también nos permite plantearnos algunos propósitos ciudadanos para mejorar las condiciones de vida actual y de las futuras generaciones, entre éstas, la de aportar desde nuestras actividades cotidianas a conservar la salud que sigue peligrosamente descompuesta, y en especial el virus, hoy por hoy, en su control bastante escasa. Estos temas deben ser los que llamen la atención del Estado. Salir de los paradigmas de escándalo, crear un escenario para un debate cierto por la vida de la gente.
En nuestras manos está la capacidad de lograr que todo sea diferente este año: conseguir cambios en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestras amistades, comunidad, pueblo, país y mundo. Por insignificantes que nos sintamos, si aportamos con nuestro propio ladrillo, lograremos la majestad de un gran año. Que este nuevo año sea el año de la vacuna. mejor Que se renueven las esperanzas, sueños y anhelos; y que a pesar de las adversidades de la vida, continuemos entregando lo mejor de nosotros, para construir un mejor futuro para nuestro país, y pronto todos podamos abrazarnos.
JULIO RÍOS, ES ESCRITOR Y CONSULTOR