lunes, 18 de enero de 2021

 


EL BARBIJO EN PANDEMIA

COVID – 19

 


LA PRENDA DEL AÑO 2020

 

TAPABOCAS / MARCARA / BARBIJO 

Barbijo en Bolivia, mascarilla en España, cubrebocas en México y tapabocas en Colombia. Varias palabras para nombrar ese pedazo de tela que cubre la nariz y la boca y del que desde hace varios meses se habla con intensidad por cuenta del nuevo coronavirus.

Debe tener unas condiciones en cuanto a materiales y diseño y su uso masivo busca “combatir la propagación de la Covid-19”, escribe el Ministerio de Salud en su página web.

Esta prenda comenzó a usarse de manera médica, según el investigador John L. Spooner en su texto Historia de las mascarillas quirúrgicas, a finales del siglo XIX. Fue a partir de 1906 cuando “varios investigadores confirmaron el valor de estas para proteger al usuario contra infecciones”, dice este autor.

No es la primera vez que se usan masivamente como medida de protección. En 1918, y por cuenta de la pandemia de la gripe española, “el uso de máscaras faciales en público se convirtió en obligatorio en suelo estadounidense por primera vez”, escribió CNN en un informe.

De ahí en adelante su uso se convirtió en representativo para el personal del área de la salud, con excepciones como en Asia. Adriana Gómez Arias, consultora de moda, explica que en países como China, Japón y Corea del Sur se promueve su utilización desde hace mucho tiempo: “Es común ver a los orientales en cualquier lugar del mundo con tapabocas sencillos, con diseño y hasta customizados”.

Ellos lo hacen, según un informe de la BBC de Londres, como una manera de protección frente a una gripa o a la contaminación, “y se considera una especie de deber cívico usarlo cuando se está enfermo, para proteger a los demás, sin que sean las autoridades las que lo pidan”.

Lo que se vive hoy con estos cubrebocas es global y además de los que usan los profesionales de la salud, se están confeccionando otros para la gente del común. Algunas marcas que los hacen le añaden labor social al donarlos, empresas de moda más pequeñas han visto en hacerlos una opción para sostenerse en medio de la crisis, “buscan mantener a sus empleados con trabajo”, indica Gómez.

Marcas como Ralph Lauren, Chanel, Christian Siriano y Prada usan sus talleres para producir artículos necesarios para el personal médico y donarlo, incluyendo tapabocas. Otras compañías más pequeñas confeccionan mascarillas y donan parte de su costo a causas sociales.

Hay marcas internacionales, indica Gómez, que en cuestión de una o dos semanas lograron desarrollar unos con diseño y sentido, que van muy de la mano de su identidad.

Una experiencia la cuenta el diseñador paisa Camilo Álvarez, quien comenzó a ver la necesidad de abastecimiento de estos elementos para personal médico: “Buscamos donaciones de personas para así cubrir su confección y poder entregarlos a instituciones de salud en Medellín y en poblaciones como Quibdó y Nuquí en Chocó; Tumaco, en Nariño y San Andrés de Cuerquia, Cocorná y San Rafael, en Antioquia. Con las donaciones se cubría el costo de su elaboración y se garantizaba el trabajo para los empleados”.

Carolina Restrepo, la directora de innovación, sostenibilidad y desarrollo en Maaji, explicó como esta marca de vestidos de baño quiso ayudar a aliviar la alta demanda: “Investigamos para el diseño y para donarlos y de ahí se reorientó la producción hacia la realización de 10.000 tapabocas”. Ampliaron además su portafolio a otras prendas de protección para vender.

 Y así como ellos marcas como Safetti, Vélez, Bosi, Alado, Genealogy, Mon & Velarde, Salmoon tribu y el Éxito, por mencionar algunos, ya tienen esto implementos de prevención en sus catálogos.

















Gómez considera que este será el nuevo accesorio imprescindible, “yo pensaría que durante un año y medio estas mascarillas serán parte fundamental de nuestro vestuario. Me preocupa es la súper oferta, no creo que hayan caras para tantos tapabocas. La marcas tendrán que repensar el tema y priorizar los beneficios sanitarios y el confort”.

Carlos Piedrahíta, asesor de imagen integral, detalla que estos cubrebocas sin duda cumplen funciones de protección, pero a su vez pueden convertirse en una prenda que comunique parte de la personalidad de quien los usa. “De repente, alguien más serio se conectará con una pieza plana en tonos neutros y a quien sea más extrovertido buscará estampados, metalizados y más. Tenemos una nueva oportunidad en el vestir para comunicarnos”.

Así como las gorras nacieron para cubrir la cabeza y proteger del sol y se convirtieron en piezas de moda, los tapabocas podrán seguir ese camino. Lo vital, indican las autoridades de salud, es recordar que se entienda hoy y siempre su función: prevenir la transmisión de los coronavirus humanos y otros virus de transmisión respiratoria.

La viróloga Daniela Vanegas indica que los tapabocas de tela (sea la que sea) se deben lavar a diario con agua y jabón. Su uso no debe hacer olvidar a la gente el distanciamiento social y las buenas prácticas de higiene en las manos. Estas hay que lavarlas muy bien antes de quitar la mascarilla del rostro y para quitarlo cita las recomendaciones del CDC de Estados Unidos: ”Las personas deben tener cuidado de no tocarse los ojos, la nariz y la boca al quitarse la tela que cubre la cara y lavarse las manos inmediatamente después de retirarla”.

En cuanto a los desechables el Invima recordó en un comunicado que “para evitar su reutilización, la persona debe cerciorarse de cortar con tijeras alguna parte del tapabocas antes de botarlo”.


SONETO

Tus ojos por encima del barbijo

son dos admirables lunas menguantes.

Parece que te conociera de antes

al mirar tu luz tenue y brillo fijo.

 

Es indescriptible este regocijo,

y no son molinos sino gigantes,

estas ganas, que yendo como errantes,

no encuentran de tu amor el escondrijo.

 

Me gustaría ser el que lo encuentre

después de haber batallado atrevido

sin importarle piedra en el camino.

 

Cual un Don Quijote pero latino

que en tu mundo de rutinas se adentre

aplastando el tedio que te ha afligido.

 

Julio Ríos

Emily Ratajkowski mostró su nuevo look llevando un barbijo muy especial. La actriz sorprendió con un cambio de look radical, ahora salió a hacer compras con un tapabocas.

Sin embargo, llamó más la atención por su barbijo que por su cambio de look o el vestido que llevó. La modelo "rubia" llevó un tapabocas inspirado en la camiseta número 24 de Kobe Bryant, el jugador de los Lakers que falleció a principios de año en un accidente de helicóptero.

La actriz eligió un look veraniego relajado: un mini vestido floreado muy escotado y puesto con piel desnuda debajo. El atuendo en rosa viejo y zapatillas blancas de la marca francesa Veja, permitieron entrever la elegancia de Emily, cuyo cuerpo desnudo asomó a través del corto y muy elegante vestido. Días después la talentosa artista uso un barbijo, combinando el color con el brasier y una blusa transparente, también rosa con piel desnuda debajo, mostrando un perfil novedoso, donde el tapabocas se realzó con el atuendo en la actriz.

Fue uno de los looks más llamativos del año 2020, donde Emily puso de relieve el atuendo protagonizado por una blusa de gasa rosa. Súper transparente y con lazo en la cintura, la prenda dejaba ver un corpiño negro de encaje.

En diversidad de colores, estilos, telas o materiales sintéticos, el nasobuco, por otra parte, irrumpió en el 2020 para adueñarse de las pasarelas cotidianas en las ciudades de todo el mundo. La prenda del año, la declaran algunos al bromear con el tema. Aunque su finalidad, claramente, no guarda relación alguna con la estética y sí con la protección imperiosa que demanda el momento ante la propagación del nuevo coronavirus.

Podría decirse en todo caso que es de lo más antiestético que haya usurpado las pasarelas, ya que oculta casi la totalidad del rostro dejando entes inexpresivos caminar más seguros.

Los barbijos o tapabocas, como también se les nombra, esconden el calor de una sonrisa a 37 grados, la simpatía de una mueca, la desaprobación en unos labios fruncidos. Pero como prenda de moda asumen su reinado. Las costureras ponen toda su creatividad al combinar texturas, hilos y colores, y el resultado son sorprendentes diseños.

Algunos hurgan en la originalidad de las culturales precolombinas del continente latinoamericano, como los de la artista textil ayacucha Gaudencia Yupari Quispe De Sarhua y su hija, que desde Perú se han hecho tan virales como la COVID-19 por sus asombrosas mascarillas.

Otros un tanto más joviales traslucen figuras animales, siluetas divertidas. Les agregan pantallas de plástico para proteger los ojos o combinan con diferentes accesorios. Confeccionados a crochet con el forro de tela recomendado, reversibles.

En fin, son muchísimas las variedades que saltan de las máquinas de coser, con el propósito primordial de proteger nuestra salud. Más de una vez hemos escuchado que a mal tiempo buena cara. Y ahora que debemos ocultar esa parte de la fisonomía humana, el uso de estos nasobucos artísticos puede darle un toque de buen humor y color a estos días grises, que esperemos muy pronto queden en el pasado.


By Julio D. Rios

WITH A TRANSPARENT AND VERY LOW-CUT BLOUSE EMILY

HE WORE HIS CHIN AND HIS BRA WITH BARE SKIN UNDERNEATH

Emily Ratajkowski showed off her new look by wearing a very special mask. The actress surprised us with a radical change of look, now she went shopping with a mask.

However, she attracted more attention because of her chinstrap than because of her change of look or the dress she wore. The "blonde" model wore a mask inspired by the number 24 shirt of Kobe Bryant, the Lakers player who died earlier this year in a helicopter accident.

The actress chose a relaxed summer look: a very low-cut flowered mini dress with bare skin underneath. The old pink attire and white slippers of the French brand Veja, allowed to glimpse the elegance of Emily, whose naked body peeked through the short and very elegant dress. Days later, the talented artist wore a mask, combining color with a bra and a transparent blouse, also pink with naked skin underneath, showing a novel profile, where the mask was enhanced with the actress' attire.

It was one of the most striking looks of the year 2020, where Emily highlighted the attire starring a pink chiffon blouse. Super transparent and with a bow at the waist, the garment showed a black lace bra.

In a diversity of colors, styles, fabrics or synthetic materials, the nasobuco, on the other hand, burst into 2020 to take over the daily catwalks in cities around the world. The garment of the year, some declare it when joking with the theme. Although its purpose, clearly, has nothing to do with aesthetics but rather with the imperative protection that the moment demands before the spread of the new coronavirus.

In any case, it could be said that it is most unsightly that it has usurped the catwalks, since it hides almost the entire face, leaving inexpressive entities to walk more safely.

Chinstraps, as they are also called, hide the heat of a smile at 37 degrees, the sympathy of a grimace, the disapproval of pursed lips. But as a fashionable garment they assume their reign. The seamstresses put all their creativity into combining textures, threads and colors, and the result is surprising designs.

Some delve into the originality of the pre-Columbian cultures of the Latin American continent, such as those of the Ayacucho textile artist Gaudencia Yupari Quispe De Sarhua and her daughter, who from Peru have become as viral as the COVID-19 for their amazing masks.

Others, a little more jovial, show animal figures, funny silhouettes. They add plastic screens to protect the eyes or combine them with different accessories. Made to crochet with the recommended fabric lining, reversible.

In short, there are many varieties that jump from the sewing machines, with the primary purpose of protecting our health. More than once we have heard that in bad weather, the good face. And now that we must hide that part of the human physiognomy, the use of these artistic nasobucos can give a touch of good humor and color to these gray days, which we hope will soon be in the past.





























 A CERCA DEL AUTOR

Julio Ríos, escritor, periodista y crítico de arte, en la actualidad se desempeña como consultor privado, asesor de seguros y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO y la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera y segunda edición 2008 y 2017. EL ALTO PARA TODOS (2017), es su última publicación relacionada con información cultural y turística de la ciudad boliviana. Ha escrito desde 1975 hasta la fecha más de 15 mil artículos, entre editoriales, entrevistas, análisis políticos, crítica de arte, filosofía, literatura y música. Es columnista del periódico Página Siete de La Paz, Bolivia y crítico de arte. Ha ganado premios como periodista, y ha visitado 50 ciudades en Latinoamérica, Norteamérica y Europa. Dirige la publicación "Artistas en el pincel", dedicada a pintores contemporáneos del mundo. Escribe comentarios sobre cine en su Blog que se publican en su cuenta de Twitter. Su hijo Juan-Cristóbal Ríos Violand, es cineasta y guionista de las películas: Quien mató a la llamita blanca, Norte Estrecho junto a Omar Villarroel, y la Virginia de los bolivianos. 


JULIO RÍOS, ES ESCRITOR Y CONSULTOR