CONCIERTO EN PANDEMIA
COVID – 19
PIANO CONCIERTO No. 3
IN DE MENOR OP. 30
YUJA WANG
DIRECTOR
ANDRÉS OROZCO-ESTRADA MACAU
WIENER PHILHARMONIKER
El concierto para piano N.º 3 en re menor, opus 30 de Serguéi Rachmáninov (1873-1943) es famoso por su exigencia musical y técnica para el intérprete. Tiene la reputación de ser uno de los conciertos para piano más difíciles del repertorio pianístico.
Compuesto en la quietud de su hacienda familiar, Ivánovka, Rachmáninov lo
completó el 23 de septiembre de 1909 y se estrenó el 28 de noviembre del mismo
año por la antigua Sociedad de la Orquesta Sinfónica de Nueva York, bajo la
batuta de Walter Damrosch y el propio compositor al piano. Siguiendo la forma
estándar de un concierto, la obra consta de tres movimientos: Allegro ma non
tanto (re menor). Intermezzo: Adagio (fa♯ menor / re♭ mayor). Finale: Alla breve (re menor → re mayor).
El tercer movimiento sigue al segundo sin pausa, lo que se denomina attacca súbito. Una interpretación normal del concierto suele tener una duración de unos cuarenta minutos.
El concierto está orquestado para 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes en Si bemol, 2 fagotes, 4 trompas en Fa, 2 trompetas en Si bemol, 3 trombones, Tuba, timbales, bombo, caja y cuerdas.
Compuesto en la quietud de su hacienda familiar, Ivánovka, Rajmáninov lo completó
el 23 de septiembre de 1909. El compositor se proponía utilizarlo como una
pieza para exhibir su talento como intérprete. De la misma época son la Sonata
para piano n.º 1, el conocido poema sinfónico La isla de los muertos y la
Liturgia de san Juan Crisóstomo.
El concierto es muy respetado e incluso temido por muchos pianistas. Józef
Hofmann, a quien Rajmáninov había dedicado la obra, nunca lo interpretó
públicamente, argumentando que "no era para él". Y Gary Graffman se
lamentaba de no haber aprendido este concierto cuando fue estudiante, cuando
"todavía era lo suficientemente joven para enfrentarse al miedo".
Por las restricciones de tiempo, Rajmáninov no pudo practicar la obra mientras
estaba en Rusia, y lo hizo en un piano mudo que embarcó con él en su viaje a
los Estados Unidos.
El concierto fue estrenado el 28 de noviembre de 1909 por la antigua Sociedad
de la Orquesta Sinfónica de Nueva York, bajo la batuta de Walter Damrosch y el
propio compositor al piano. La siguiente representación la dirigió Gustav
Mahler pocas semanas después, siendo "una excelente experiencia para el
compositor".3El manuscrito fue publicado por primera vez en 1910 por
Gutheil. La primera interpretación en Inglaterra fue ofrecida por G. T. Ball
(más adelante Sir George Thalben-Ball) en el Royal College of Music de Londres.
La primera grabación del concierto fue realizada por Vladímir Hórowitz
acompañado por la Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por Albert Coates para
la casa His Master's Voice en 1930. Esta grabación está considerada por el
crítico musical inglés Norman Lebrecht como una de las 100 mejores grabaciones
jamás realizadas.
Es uno de los conciertos más populares y grabados del repertorio, incluso por
el propio compositor, que lo grabó entre 1939 y 1940 con la Orquesta de
Filadelfia y bajo la batuta de Eugene Ormandy. Cualquier intérprete reconocido
debe pasar por esta «prueba de fuego» y son muchos los que la han interpretado.
Los críticos suelen destacar las versiones de Vladímir Hórowitz (en particular
la que realizó con Sir John Barbirolli en 1941,5) Earl Wild, Arkadi Volodós,
Lázar Berman, Van Cliburn y Yevgueni Kisin. Otros intérpretes de este concierto
son el español Rafael Orozco o el estadounidense Byron Janis.
Una de las grabaciones más famosas, conocida por su rapidez, es la de Martha
Argerich tocando en directo con la Orquesta Sinfónica Alemana de Berlín
dirigida por Riccardo Chailly.
Otra interpretación muy valorada por la crítica es la del pianista Vladímir
Ashkenazi, con Bernard Haitink dirigiendo la Orquesta Real del Concertgebouw.
La pianista rusa Olga Kern ganó el Primer Lugar en el reconocido Concurso Van
Cliburn del año 2001 con una elogiada versión del concierto, que incluyó una
bien lograda OSSIA-Cadenza en el primer movimiento. Fue la primera mujer
después de 30 años en alcanzar este logro.
En torno a este concierto gira la película Shine (1996), que narra la vida del
pianista australiano David Helfgott.
Julio Ríos
Ecléctica, vanguardista y
transgresora, la pianista china
Yuja Wang ha roto los moldes del sector no sólo por su talento como
pianista sino también por sus estilismos sobre el escenario. La virtuosa llega al
auditorio para interpretar, como solista, el concierto para piano y orquesta
No. 3 de Rachmaninov, vestida con un traje rosado muy escotado a la izquierda y
con grandes aberturas en la parte de las rodillas. Su generosa anatomía y su
afinidad y gusto por la moda, hace que ella siempre muestre un cuerpo desnudo a
través de un elegante atuendo enseñando en diferentes lugares mucha piel, mucha
sensualidad. Sólo usa el vestido, exento de prendas interiores, camisetas y
sujetador.
La fotografía que ilustra esta
crónica en la traducción al inglés, permite entrever a Yuja destacar un
conjunto muy escotado hasta la cadera. Lo lleva puesto usándolo con piel desnuda
debajo, destacando la idea original del diseñador que deja a un lado las
prendas interiores, como ser una combinación, una polera o un sostén. Yuja es
la presencia desnuda a través de la alta costura que la muestra sensual,
entremezclando talento y carisma.
Según la artista, su vestuario
busca transmitir sobre el escenario una idea, un estado de ánimo. Por ese
motivo, y aprovechando sus actuaciones, en cada concierto, Wang escoge entre diez
de sus vestidos porque hay un simbolismo en el que ella representa su energía
en cada uno de ellos.
En el primer movimiento, Yuja gira
alrededor de una melodía diatónica que en seguida se desarrolla en una
figuración pianística. Alcanza varios clímax feroces, especialmente en la
cadenza. El primer tema en su forma completa reaparece justo después de la
coda. Rajmáninov escribió dos versiones de la cadenza: la original, más corta,
fácil y suave, de estilo tocata, y la segunda, anotada como ossía (versión
alternativa, ‘o sea’), más larga, grandiosa y difícil . En la grabación de su
concierto el compositor no tocó la cadenza ossía.
El segundo movimiento es iniciado por la orquesta, con un solo de oboe y
consiste en un número de variaciones alrededor de una simple melodía suntuosa,
pesada y romántica seguida de otra con una combinación rígida. Se produce una
transición de la melodía que cambia a la tónica mayor, que es el segundo tema.
Tras el desarrollo del primer tema y la recapitulación del segundo tema, la
melodía principal reaparece, antes de ser cerrado por la orquesta de manera
similar a la introducción. Luego Yuja al piano toma la palabra con un corto
pasaje de dos arpegios, uno descendente y otro ascendente, que dan paso al
último movimiento sin pausa. Algunas ideas melódicas de este movimiento aluden
al tercer movimiento del Segundo concierto para piano, como la melodía en re♭ mayor al estilo ruso.
El tercer movimiento es rápido y vigoroso y contiene variaciones de algunos de
los temas usados en el primer movimiento, lo que une el concierto entero
cíclicamente. Sin embargo, tras el primer y segundo tema diverge de la forma
sonata regular. No presenta un desarrollo convencional; este segmento se
reemplaza por una larga digresión empleando el relativo menor del primer tema
de este movimiento, que es seguido a continuación por los dos temas del primer
movimiento.
Tras la digresión, la recapitulación del movimiento vuelve a los temas originales, aumentando la tensión y creando un clímax de estilo tocata al similar pero más ligero que la cadenza ossia, a cargo de Yuha, en el primer movimiento.
El último movimiento concluye con un segundo tema, una melodía en re mayor triunfante y apasionada. La pieza acaba con las mismas cuatro notas rítmicas; según algunos expertos afirma ser la firma musical del compositor, como en el Segundo Concierto para piano.
By Julio D. Ríos
VERY LOW-CUT TO THE HIP YUJA STANDS OUT A VERY LOW-CUT DRESS WITH BARE SKIN UNDERNEA
Eclectic,
avant-garde and transgressive, the Chinese pianist Yuja Wang has broken the
mould of the sector not only for her talent as a pianist but also for her
styles on stage. The virtuoso comes to the auditorium to perform, as a soloist,
Rachmaninov's Concerto for Piano and Orchestra No. 3, dressed in a very low-cut
pink suit on the left and with large openings on the knees. Her generous
anatomy and her affinity and taste for fashion, makes her always show a naked
body through an elegant attire showing in different places a lot of skin, a lot
of sensuality. She only wears the dress, exempt from underwear, T-shirts and
bra.
The photograph that
illustrates this chronicle in the English translation, allows Yuja to see a
very low-cut set up to the hip. She wears it with bare skin underneath,
highlighting the designer's original idea of leaving underwear aside, such as a
combination, a T-shirt or a bra. Yuja is the naked presence through the haute
couture that shows her sensuality, mixing talent and charisma.
According to the
artist, her wardrobe seeks to transmit an idea, a state of mind on stage. For
this reason, and taking advantage of her performances, in each concert, Wang
chooses from among ten of her dresses because there is a symbolism in which she
represents her energy in each one of them.
In the first
movement, Yuja revolves around a diatonic melody which then develops into a
piano figuration. She reaches several fierce climaxes, especially in the
cadenza. The first theme in its full form reappears just after the coda.
Rachmaninov wrote two versions of the cadenza: the original, shorter, easier
and softer, in toccata style, and the second, noted as ossia (alternative
version, 'that is'), longer, grandiose and difficult . In the recording of his
concert the composer did not play the ossía cadenza.
The second movement
is initiated by the orchestra, with an oboe solo and consists of a number of
variations around a simple sumptuous, heavy and romantic melody followed by
another with a rigid combination. There is a transition from the melody that
changes to the major tonic, which is the second theme. After the development of
the first theme and the recapitulation of the second theme, the main melody
reappears, before being closed by the orchestra in a similar way to the
introduction. Then Yuja at the piano takes the floor with a short passage of
two arpeggios, one descending and one ascending, which give way to the last
movement without a pause. Some melodic ideas of this movement allude to the
third movement of the Second Piano Concerto, like the melody in re♭ major Russian style.
The third movement
is fast and vigorous and contains variations of some of the themes used in the
first movement, which links the whole concerto cyclically. However, after the
first and second theme it diverges from the regular sonata form. It does not have
a conventional development; this segment is replaced by a long digression using
the minor relative of the first theme of this movement, which is then followed
by the two themes of the first movement.
After the
digression, the recapitulation of the movement returns to the original themes,
increasing the tension and creating a toccata style climax similar to but
lighter than the ossia cadenza, performed by Yuha, in the first movement.
The last movement
concludes with a second theme, a triumphant and passionate melody in D major.
The piece ends with the same four rhythmic notes; according to some experts it
is the composer's musical signature, as in the Second Piano Concerto.
Julio Ríos, escritor, periodista y
crítico de arte, en la actualidad se desempeña como consultor privado, asesor
de seguros y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO
CRÓNICAS Y UN RELATO y la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera y segunda
edición 2008 y 2017. EL ALTO PARA TODOS (2017), es su última publicación
relacionada con información cultural y turística de la ciudad
boliviana. Ha escrito desde 1975 hasta la fecha más de 15 mil artículos,
entre editoriales, entrevistas, análisis políticos, crítica de arte, filosofía,
literatura y música. Es columnista del periódico Página Siete de La Paz,
Bolivia y crítico de arte. Ha ganado premios como periodista, y ha visitado 50
ciudades en Latinoamérica, Norteamérica y Europa. Dirige la publicación
"Artistas en el pincel", dedicada a pintores contemporáneos del
mundo. Escribe comentarios sobre cine en su Blog que se publican en su cuenta
de Twitter. Su hijo Juan-Cristóbal Ríos Violand, es cineasta y guionista de las
películas: Quien mató a la llamita blanca, Norte Estrecho junto a Omar
Villarroel, y la Virginia de los bolivianos.