martes, 5 de enero de 2021

 


CONCIERTO EN PANDEMIA

COVID – 19

 

 RACHMANINOV

PIANO CONCIERTO No. 3

IN DE MENOR OP. 30


SOLISTA

YUJA WANG


DIRECTOR

ANDRÉS OROZCO-ESTRADA MACAU

WIENER PHILHARMONIKER

El concierto para piano N.º 3 en re menor, opus 30 de Serguéi Rachmáninov (1873-1943) es famoso por su exigencia musical y técnica para el intérprete. Tiene la reputación de ser uno de los conciertos para piano más difíciles del repertorio pianístico.

Compuesto en la quietud de su hacienda familiar, Ivánovka, Rachmáninov lo completó el 23 de septiembre de 1909 y se estrenó el 28 de noviembre del mismo año por la antigua Sociedad de la Orquesta Sinfónica de Nueva York, bajo la batuta de Walter Damrosch y el propio compositor al piano. Siguiendo la forma estándar de un concierto, la obra consta de tres movimientos: Allegro ma non tanto (re menor). Intermezzo: Adagio (fa♯ menor / re mayor). Finale: Alla breve (re menor → re mayor).

El tercer movimiento sigue al segundo sin pausa, lo que se denomina attacca súbito. Una interpretación normal del concierto suele tener una duración de unos cuarenta minutos.

El concierto está orquestado para 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes en Si bemol, 2 fagotes, 4 trompas en Fa, 2 trompetas en Si bemol, 3 trombones, Tuba, timbales, bombo, caja y cuerdas.

Compuesto en la quietud de su hacienda familiar, Ivánovka, Rajmáninov lo completó el 23 de septiembre de 1909. El compositor se proponía utilizarlo como una pieza para exhibir su talento como intérprete. De la misma época son la Sonata para piano n.º 1, el conocido poema sinfónico La isla de los muertos y la Liturgia de san Juan Crisóstomo.

El concierto es muy respetado e incluso temido por muchos pianistas. Józef Hofmann, a quien Rajmáninov había dedicado la obra, nunca lo interpretó públicamente, argumentando que "no era para él". Y Gary Graffman se lamentaba de no haber aprendido este concierto cuando fue estudiante, cuando "todavía era lo suficientemente joven para enfrentarse al miedo".​

Por las restricciones de tiempo, Rajmáninov no pudo practicar la obra mientras estaba en Rusia, y lo hizo en un piano mudo que embarcó con él en su viaje a los Estados Unidos.

El concierto fue estrenado el 28 de noviembre de 1909 por la antigua Sociedad de la Orquesta Sinfónica de Nueva York, bajo la batuta de Walter Damrosch y el propio compositor al piano. La siguiente representación la dirigió Gustav Mahler pocas semanas después, siendo "una excelente experiencia para el compositor".3​El manuscrito fue publicado por primera vez en 1910 por Gutheil. La primera interpretación en Inglaterra fue ofrecida por G. T. Ball (más adelante Sir George Thalben-Ball) en el Royal College of Music de Londres.

La primera grabación del concierto fue realizada por Vladímir Hórowitz acompañado por la Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por Albert Coates para la casa His Master's Voice en 1930. Esta grabación está considerada por el crítico musical inglés Norman Lebrecht como una de las 100 mejores grabaciones jamás realizadas.

Es uno de los conciertos más populares y grabados del repertorio, incluso por el propio compositor, que lo grabó entre 1939 y 1940 con la Orquesta de Filadelfia y bajo la batuta de Eugene Ormandy. Cualquier intérprete reconocido debe pasar por esta «prueba de fuego» y son muchos los que la han interpretado. Los críticos suelen destacar las versiones de Vladímir Hórowitz (en particular la que realizó con Sir John Barbirolli en 1941,5​) Earl Wild, Arkadi Volodós, Lázar Berman, Van Cliburn y Yevgueni Kisin. Otros intérpretes de este concierto son el español Rafael Orozco o el estadounidense Byron Janis.

Una de las grabaciones más famosas, conocida por su rapidez, es la de Martha Argerich tocando en directo con la Orquesta Sinfónica Alemana de Berlín dirigida por Riccardo Chailly.

Otra interpretación muy valorada por la crítica es la del pianista Vladímir Ashkenazi, con Bernard Haitink dirigiendo la Orquesta Real del Concertgebouw. La pianista rusa Olga Kern ganó el Primer Lugar en el reconocido Concurso Van Cliburn del año 2001 con una elogiada versión del concierto, que incluyó una bien lograda OSSIA-Cadenza en el primer movimiento. Fue la primera mujer después de 30 años en alcanzar este logro.

En torno a este concierto gira la película Shine (1996), que narra la vida del pianista australiano David Helfgott.



Julio Ríos

Ecléctica, vanguardista y transgresora, la pianista china Yuja Wang ha roto los moldes del sector no sólo por su talento como pianista sino también por sus estilismos sobre el escenario. La virtuosa llega al auditorio para interpretar, como solista, el concierto para piano y orquesta No. 3 de Rachmaninov, vestida con un traje rosado muy escotado a la izquierda y con grandes aberturas en la parte de las rodillas. Su generosa anatomía y su afinidad y gusto por la moda, hace que ella siempre muestre un cuerpo desnudo a través de un elegante atuendo enseñando en diferentes lugares mucha piel, mucha sensualidad. Sólo usa el vestido, exento de prendas interiores, camisetas y sujetador.

La fotografía que ilustra esta crónica en la traducción al inglés, permite entrever a Yuja destacar un conjunto muy escotado hasta la cadera. Lo lleva puesto usándolo con piel desnuda debajo, destacando la idea original del diseñador que deja a un lado las prendas interiores, como ser una combinación, una polera o un sostén. Yuja es la presencia desnuda a través de la alta costura que la muestra sensual, entremezclando talento y carisma.    

Según la artista, su vestuario busca transmitir sobre el escenario una idea, un estado de ánimo. Por ese motivo, y aprovechando sus actuaciones, en cada concierto, Wang escoge entre diez de sus vestidos porque hay un simbolismo en el que ella representa su energía en cada uno de ellos.

En el primer movimiento, Yuja gira alrededor de una melodía diatónica que en seguida se desarrolla en una figuración pianística. Alcanza varios clímax feroces, especialmente en la cadenza. El primer tema en su forma completa reaparece justo después de la coda. Rajmáninov escribió dos versiones de la cadenza: la original, más corta, fácil y suave, de estilo tocata, y la segunda, anotada como ossía (versión alternativa, ‘o sea’), más larga, grandiosa y difícil . En la grabación de su concierto el compositor no tocó la cadenza ossía.

El segundo movimiento es iniciado por la orquesta, con un solo de oboe y consiste en un número de variaciones alrededor de una simple melodía suntuosa, pesada y romántica seguida de otra con una combinación rígida. Se produce una transición de la melodía que cambia a la tónica mayor, que es el segundo tema. Tras el desarrollo del primer tema y la recapitulación del segundo tema, la melodía principal reaparece, antes de ser cerrado por la orquesta de manera similar a la introducción. Luego Yuja al piano toma la palabra con un corto pasaje de dos arpegios, uno descendente y otro ascendente, que dan paso al último movimiento sin pausa. Algunas ideas melódicas de este movimiento aluden al tercer movimiento del Segundo concierto para piano, como la melodía en re mayor al estilo ruso.

El tercer movimiento es rápido y vigoroso y contiene variaciones de algunos de los temas usados en el primer movimiento, lo que une el concierto entero cíclicamente. Sin embargo, tras el primer y segundo tema diverge de la forma sonata regular. No presenta un desarrollo convencional; este segmento se reemplaza por una larga digresión empleando el relativo menor del primer tema de este movimiento, que es seguido a continuación por los dos temas del primer movimiento.

Tras la digresión, la recapitulación del movimiento vuelve a los temas originales, aumentando la tensión y creando un clímax de estilo tocata al similar pero más ligero que la cadenza ossia, a cargo de Yuha, en el primer movimiento.

El último movimiento concluye con un segundo tema, una melodía en re mayor triunfante y apasionada. La pieza acaba con las mismas cuatro notas rítmicas; según algunos expertos afirma ser la firma musical del compositor, como en el Segundo Concierto para piano.


By Julio D. Ríos

 VERY LOW-CUT TO THE HIP YUJA STANDS OUT A VERY LOW-CUT DRESS WITH BARE SKIN UNDERNEA

Eclectic, avant-garde and transgressive, the Chinese pianist Yuja Wang has broken the mould of the sector not only for her talent as a pianist but also for her styles on stage. The virtuoso comes to the auditorium to perform, as a soloist, Rachmaninov's Concerto for Piano and Orchestra No. 3, dressed in a very low-cut pink suit on the left and with large openings on the knees. Her generous anatomy and her affinity and taste for fashion, makes her always show a naked body through an elegant attire showing in different places a lot of skin, a lot of sensuality. She only wears the dress, exempt from underwear, T-shirts and bra.

The photograph that illustrates this chronicle in the English translation, allows Yuja to see a very low-cut set up to the hip. She wears it with bare skin underneath, highlighting the designer's original idea of leaving underwear aside, such as a combination, a T-shirt or a bra. Yuja is the naked presence through the haute couture that shows her sensuality, mixing talent and charisma.   

According to the artist, her wardrobe seeks to transmit an idea, a state of mind on stage. For this reason, and taking advantage of her performances, in each concert, Wang chooses from among ten of her dresses because there is a symbolism in which she represents her energy in each one of them.

In the first movement, Yuja revolves around a diatonic melody which then develops into a piano figuration. She reaches several fierce climaxes, especially in the cadenza. The first theme in its full form reappears just after the coda. Rachmaninov wrote two versions of the cadenza: the original, shorter, easier and softer, in toccata style, and the second, noted as ossia (alternative version, 'that is'), longer, grandiose and difficult . In the recording of his concert the composer did not play the ossía cadenza.

The second movement is initiated by the orchestra, with an oboe solo and consists of a number of variations around a simple sumptuous, heavy and romantic melody followed by another with a rigid combination. There is a transition from the melody that changes to the major tonic, which is the second theme. After the development of the first theme and the recapitulation of the second theme, the main melody reappears, before being closed by the orchestra in a similar way to the introduction. Then Yuja at the piano takes the floor with a short passage of two arpeggios, one descending and one ascending, which give way to the last movement without a pause. Some melodic ideas of this movement allude to the third movement of the Second Piano Concerto, like the melody in re major Russian style.

The third movement is fast and vigorous and contains variations of some of the themes used in the first movement, which links the whole concerto cyclically. However, after the first and second theme it diverges from the regular sonata form. It does not have a conventional development; this segment is replaced by a long digression using the minor relative of the first theme of this movement, which is then followed by the two themes of the first movement.

After the digression, the recapitulation of the movement returns to the original themes, increasing the tension and creating a toccata style climax similar to but lighter than the ossia cadenza, performed by Yuha, in the first movement.

The last movement concludes with a second theme, a triumphant and passionate melody in D major. The piece ends with the same four rhythmic notes; according to some experts it is the composer's musical signature, as in the Second Piano Concerto.



A CERCA DEL AUTOR

Julio Ríos, escritor, periodista y crítico de arte, en la actualidad se desempeña como consultor privado, asesor de seguros y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO y la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera y segunda edición 2008 y 2017. EL ALTO PARA TODOS (2017), es su última publicación relacionada con información cultural y turística de la ciudad boliviana. Ha escrito desde 1975 hasta la fecha más de 15 mil artículos, entre editoriales, entrevistas, análisis políticos, crítica de arte, filosofía, literatura y música. Es columnista del periódico Página Siete de La Paz, Bolivia y crítico de arte. Ha ganado premios como periodista, y ha visitado 50 ciudades en Latinoamérica, Norteamérica y Europa. Dirige la publicación "Artistas en el pincel", dedicada a pintores contemporáneos del mundo. Escribe comentarios sobre cine en su Blog que se publican en su cuenta de Twitter. Su hijo Juan-Cristóbal Ríos Violand, es cineasta y guionista de las películas: Quien mató a la llamita blanca, Norte Estrecho junto a Omar Villarroel, y la Virginia de los bolivianos.

JULIO RÍOS, ES ESCRITOR Y CONSULTOR