COVID – 19
Una película de Sydney Pollack
HAVANA
PROTAGONISTAS
Robert Redford / Lena Olin
Raúl Juliá
Habana es una película estadounidense del año 1990, dirigida por Sydney Pollack y producida por la Universal Pictures.
Se desarrolla en Cuba, en diciembre de 1958, a finales de la dictadura del general Fulgencio Batista. Jack Weil (Robert Redford), un tahúr profesional, se encuentra en La Habana con la intención de jugar la partida de póker de su vida.
Vive completamente al margen de la política, pero en seguida se da cuenta de que la ciudad es un auténtico nido de espías, policía secreta y revolucionarios castristas. Estamos en vísperas del triunfo de la revolución de 1959.
Su placentera y despreocupada vida experimenta un cambio radical cuando se deja seducir por la bella y enigmática Roberta (Lena Olin). Tanto ella como su marido el Dr. Arturo Durán (Raúl Juliá) son revolucionarios castristas y representan lo que Weil ha intentado esquivar durante toda su vida.
Tras la detención de Arturo, Jack se acerca cada vez más a Roberta y cuando ella es arrestada también, Jack cree que ha llegado el momento de actuar. Durante la revolución cubana de 1958, el jugador Jack Weil viaja a La Habana para organizar una gran timba de póquer.
En el barco, conoce a Roberta, la mujer de un revolucionario, y se enamora de ella. Poco después de desembarcar, el marido de Roberta es asesinado y ella, llevada a la cárcel y torturada. Jack consigue sacarla de prisión, aunque ella decide seguir apoyando al movimiento revolucionario, y le convence para montar una emisora de radio que ayude a Castro en su lucha contra la dictadura de Batista.
Séptima colaboración entre el cineasta Sydney Pollack y el actor Robert Redford, tras éxitos como "Memorias de África" y "Tal como éramos". Aunque este filme consiguió una repercusión mucho menor, sirvió para encarrilar la carrera de la actriz sueca Lena Olin ("La insoportable levedad del ser") en los Estados Unidos. Dando vida al esposo de la Olin, aunque sin aparecer en los títulos de crédito, encontramos al desaparecido Raul Julia ("La familia Addams").
La Habana está ambientada al final de la dictadura del general Fulgencio Batista, diciembre de 1.958. Jack Weil (Robert Redford), es un tahúr americano y se gana así la vida. La película empieza con uno más de sus muchos viajes a La Habana, donde tiene un pequeño apartamento. Ésta vez espera poder jugar una partida de póker que le proporcione unos suculentos ingresos.
Bobby-Roberta (Lena Olin) le pide, ofreciéndole a cambio dinero, que conduzca su coche para poder pasar los controles policiales. Él acepta sin problemas, se trata de dinero fácil y de una mujer preciosa. Pero esta bella mujer no está ingresando perfume de contrabando como le ha dicho.
En la isla se respiran aires de cambio, pero Jack Weil prefiere no meterse en temas políticos. Sus prioridades son jugar a las cartas, divertirse con mujeres y fumar.
En una fiesta conoce al Dr. Arturo Durán (Raúl Julia), esposo de Roberta y conocido revolucionario castrista. Es a partir de ese momento que la vida de Jack Weil empezará a cambiar por varias razones, pero la más importante es que se está enamorando perdidamente de Bobby y esto le llevará a implicarse a nivel político, incluso a arriesgar su vida por ella. La policía arresta y tortura a Bobby, pero Jack consigue que salga con vida y se preocupa de protegerla ahora que han matado a su marido.
Lo primero que me llamó la atención de la película es que sucediera en La Habana. Esperaba poder recordar los lugares que vi cuando la visité hace unos 35 años. Pero aparte de los coches, que continúan siendo los mismos, no conseguí identificar ningún escenario y sobretodo eché a faltar la luz, esa luz tan especial que tiene La Habana. He leído que tuvo que ser rodada en la República Dominicana. Parece ser que Reagan no permitía que se grabaran películas en la Cuba comunista.
Robert Redford está impecable en su papel de seductor elegante y pícaro. Lena Olin, sensual, bella y versátil. Quizás el director la escogió porque es sueca, como Ingrid Bergman. Y es que la película parece querer copiar todos los requisitos que llevó a Casablanca a ser un gran éxito.
En una ciudad extranjera durante una guerra o revolución, la mujer de la que se enamora Redford es casada con un revolucionario. La actriz sueca, tiene su último diálogo con uno de los secundarios (Alan Barkin) y otras similitudes.
Se da un trato simplista al tema político, donde Robert Redford consigue comprar y falsear tanto a los que están en el bando de Batista como en el de Castro. En realidad, el tema político hace solo de fondo para mostrar una gran historia de amor, la que consigue que Jack Weil se replantee su concepción de la vida y deje atrás al hombre sin valores que se nos muestra en un inicio para convertirse en alguien capaz de perderlo todo por el amor de su vida.
Los secundarios están muy bien en sus respectivos papeles, destacar a Raul Julia que le da a su personaje fuerza y corazón y a Alan Arkin que le otorga la seriedad necesaria para contrarrestar el desenfreno que se vivía en La Habana en esa época.
Los diálogos son interesantes y en algun momento me hacen pensar en los de Memorias de África. Pero, también en este caso, prefiero a Denys Finch Hatton.
La relación Sydney Pollack/Robert Redford terminó con esta película, quizás porque se dieron cuenta que estaban perdiendo la magia, que sería imposible superar Las aventuras de Jeremiah Johnson, Tal como éramos y por supuesto mi preferida, Memorias de África. Una retirada a tiempo es una victoria.
Por Julio Ríos
Con Robert Redford y Lena Olin en los tórridos, pero comedidos papeles protagonistas y una fotografía digna de mención (¡qué luz!) que hace cierta la expresión que habla de La Habana como la ciudad más sensual del mundo, que sobre todo lo era en esos años cincuenta prerrevolucionarios en que está ambientada la historia. Es la Navidad del año 1958 en la última semana en que Batista estuvo en el poder, justo antes de que llegara Fidel Castro.
Todo eso es muy bonito, pero para ser realistas hay que decir que la película está rodada en la República Dominicana, en Santo Domingo cuya arquitectura es similar a la de La Habana, y además, como siempre el cine, fábrica de sueños, se recrea lo que se necesite.
Así fue en esta ocasión y se hizo una réplica, una ciudad de decorados gigante en la que se rodó haciendo de La Habana. La música caribeña y los locales animados están siempre presentes.
Es la historia de un jugador, interpretado por Robert Redford que ha de elegir entre el juego al que está enganchado y la historia de amor que vive junto a la esposa (Lena Olin) de un revolucionario (Raúl Julia) que vive momentos peligrosos ante la inminente revolución que se está desatando en la isla. Lo predecible se hace realidad y el revolucionario cae dejando vía libre para el idilio entre Redford y Olin.
Pero en las épocas revolucionarias las cosas a veces no son como parecen. En un papel secundario interviene Alan Arkin.
Este personaje de Olin está muy distante de los fríos que podían suponérsele de su procedencia Sueca y de sus películas con Ingmar Bergman.
El de Redford, para parecer más implicado tiene un cartel de toros en su habitación y luce un tatuaje significativo. Esta dirigida (y producida) por Sydney Pollack en su séptimo trabajo con Robert Redford como director y actor respectivamente, una colaboración que ha dado frutos excelentes desde que se iniciara allá en los 60. Para las admiradoras del actor, decir que sale muy favorecido gracias a la buena fotografía.
En la versión original intenta chapurrear algo de castellano con más pena que gloria. Es curioso el recuerdo que esta película tiene de Casablanca, con un americano fuera de su país, una historia de amor y ese ambiente revolucionario.
Desde luego no le llega ni a la altura de los zapatos y el estilo colorista contrasta mucho con el recio del clásico. Tampoco Redford y Bogart tienen mucho en común, pero el espíritu de fondo sí es parecido en ambas, con un amor (entre un americano y una sueca) interpuesto entre la política y el dinero. ¿Con quién se irá la chica aquí?
El personaje de Redford, al igual que el de Bogart, dice no querer meterse en política, pretendiendo creerse neutral, pero no lo es y lucha por la causa que es más justa.
Lena Olin es una talentosa y gran artista; muy versátil y muy capaz para roles que requieren de su natural personalidad. Aquí la vemos en su belleza sensual, vistiendo su cuerpo sobre piel desnuda, una vaporosa camisa de seda muy delgada que enseña mucha piel. Su generosa anatomía se esconde debajo la elegante camisa blanca muy escotada y exenta de prendas interiores. Viste un pantalón a rayas elegante y sobre el la vaporosa camisa que permite traslucir sus encantos. Lena no usa ningún top, tampoco camiseta interior. Está sin duda sin sujetador y reitera la presencia de un hermoso cuerpo a través de la delgada y escotada camisa blanca.
By Julio Ríos
NAKED BODY MADE OF WOOD THROUGH A SHIRTDRESSED ON BARE SKIN WITHOUT UNDERWEAR
With Robert Redford and Lena Olin in the torrid, but restrained, leading roles and a noteworthy photograph (what a light!) that makes true the expression that speaks of Havana as the most sensual city in the world, which above all was in those pre-revolutionary 1950s in which the story is set. It's Christmas 1958, the last week Batista was in power, just before Fidel Castro arrived.
All that is very beautiful, but to be realistic we must say that the film is shot in the Dominican Republic, in Santo Domingo whose architecture is similar to that of Havana, and besides, as always the cinema, a factory of dreams, recreates what is needed.
So it was on this occasion and a replica was made, a giant city of sets in which it was shot making Havana. The Caribbean music and the lively places are always present.
It is the story of a player, played by Robert Redford, who has to choose between the game he is hooked on and the love story he lives with the wife (Lena Olin) of a revolutionary (Raul Julia) who is going through dangerous times in the face of the imminent revolution that is taking place on the island. The predictable becomes a reality and the revolutionary falls leaving the way open for the idyll between Redford and Olin.
But in revolutionary times things are sometimes not as they seem. In a secondary role Alan Arkin intervenes.
This character of Olin is far from the cold that could be assumed from his Swedish background and his films with Ingmar Bergman.
The one from Redford, to seem more involved has a bullfighting poster in his room and wears a significant tattoo. It is directed (and produced) by Sydney Pollack in his seventh work with Robert Redford as director and actor respectively, a collaboration that has borne excellent fruit since it began back in the 1960s. For the admirers of the actor, to say that he comes out very favored thanks to the good photography.
In the original version, he tries to do some Spanish with more sorrow than glory. It is curious the memory that this film has of Casablanca, with an American outside his country, a love story and that revolutionary atmosphere.
Of course, it doesn't even reach the height of the shoes and the colorful style contrasts greatly with the strong of the classic. Redford and Bogart don't have much in common either, but the underlying spirit is similar in both, with a love (between an American and a Swedish) that stands between politics and money. Who will the girl go with here?
Redford's character, like Bogart's, says he doesn't want to get involved in politics, pretending to be neutral, but he isn't and fights for the cause that is more just.
Lena Olin is a talented and great artist; very versatile and very capable for roles that require her natural personality. Here we see her in her sensual beauty, wearing her body on bare skin, a very thin silk shirt that shows a lot of skin. Her generous anatomy is hidden underneath the elegant white shirt, which is very low-cut and free of underwear.
She wears an elegant striped pant and over it the vaporous shirt that allows her charms to shine through. Lena does not wear a top, nor an undershirt. She is certainly without a bra and reiterates the presence of a beautiful body through the thin and low-cut white shirt.
ACERCA DE JULIO RÍOS
Julio Ríos, escritor, periodista y crítico de arte, en la actualidad se desempeña como consultor privado, asesor de seguros y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO y la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera y segunda edición 2008 y 2017). EL ALTO PARA TODOS (2017), es su última publicación relacionada con información cultural y turística de la ciudad boliviana.
Ha escrito desde 1975 hasta la fecha más de 15 mil artículos, entre editoriales, entrevistas, análisis políticos, crítica de arte, filosofía, literatura y música. Es columnista del periódico Página Siete de La Paz, Bolivia y crítico de arte. Ha ganado premios como periodista, y ha visitado 50 ciudades en Latinoamérica, Norteamérica y Europa. Dirige la publicación "Artistas en el pincel", dedicada a pintores contemporáneos del mundo.
Escribe comentarios sobre cine en su Blog que se publican en su cuenta de Twitter. Su hijo Juan-Cristóbal Ríos Violand, es cineasta y guionista de las películas: Quien mató a la llamita blanca, Norte Estrecho junto a Omar Villarroel, y la Virginia de los bolivianos.