miércoles, 12 de octubre de 2022

LA MUJER / desde Adela Zamudio hasta las redes sociales / REPORTAJE FOTOGRÁFICO

La mujer en tiempos de

LA COVID – 19

Día de la mujer boliviana en testimonio a

ADELA ZAMUDIO



Género y Poder


ESCRIBE: Ana Lidia García Peña

PROFESORA-INVESTIGADORA DE

LA FACULTAD DE HUMANIDADES UAEMEX

COMENTARIOS: Julio Ríos Calderón

ESCRITOR  

RÍOS ASESORES EN COMUNICACIÓN

La aplicación del concepto género está vinculada con las estructuras de poder. Para Pierre Bourdieu (2000), el género es la forma paradigmática de violencia simbólica que enmarca las demás relaciones (sociales, políticas, religiosas y cotidianas) y se ejerce sobre el agente social con su complicidad y consentimiento, determinando la subjetividad de las estructuras mentales por medio de oposiciones binarias. Así, en la conciencia se construye el habitus de la violencia simbólica.

El género remite al poder (social, familiar, sexual), en especial a la formación psicológica (sujeto-mujer, sujeto-hombre) como una operación social del poder. En ese sentido, Scott (2008) afirma que el género es una de las formas primarias de relaciones significantes de poder asociada al lenguaje, donde se origina la relación subordinación-dominación. 

La definición de género que Scott (2008: pp. 65-66) construyó en 1985 sigue siendo un referente obligatorio para su comprensión:

El género es un elemente constitutivo de las relaciones sociales, las cuales se basan en las diferencias percibidas entre los sexos, y el género es una forma primaria de las relaciones simbólicas de poder. 

Los cambios en la organización de las relaciones sociales siempre corresponden a cambios en las representaciones del poder, pero la dirección del cambio no es necesariamente única.

El género impuesto a un cuerpo sexuado es una categoría social y cultural que logra vincular al sujeto individual con las organizaciones sociales. Una característica fundamental de la definición propuesta por Scott (2008) es que se deben manejar, de manera simultánea, sus cuatro elementos constitutivos:

Los símbolos disponibles que evocan múltiples y, a menudo, contradictorias representaciones. Lo cual es fundamental porque las construcciones genéricas están llenas de discordancias e inconsistencias, pues forman parte de los múltiples estratos de las construcciones simbólicas de las culturas llenas de conflictos.

Los conceptos normativos, que a diferencia del elemento anterior son mucho más estructurados y unívocos, se construyen a través de oposiciones binarias fijas, pues intentan limitar y contener las representaciones simbólicas en doctrinas religiosas, educativas, científicas, legales y políticas. 

Como señala Scott (2008), su historia se escribe como si fuese el resultado de un consenso social. La cuestión clave para deshacer la idea de estabilidad de los conceptos normativos es confrontarlos con los símbolos y sus múltiples posibilidades.

Para lograr lo anterior se utiliza el tercer elemento constitutivo: las nociones políticas y las referencias a las instituciones sociales. De tal forma que a partir de estos tres elementos se tiene la posibilidad de acceder a la compleja estructura social, para luego centrar el análisis en procesos subjetivos.

El cuarto y último elemento constitutivo es la identidad subjetiva, elemento fundamental que aporta la teoría del género, transformando la sexualidad biológica en un proceso de culturalización (Scott, 2008).

En relación con el análisis de la identidad subjetiva, Marta Lamas (1996) señala que hay que aprender a diferenciar la identidad de género de la identidad sexual. 

Mientras que aquella se centra en la simbolización cultural y el orden simbólico en torno a la diferencia sexual, principalmente a través del lenguaje por medio del cual nos estructuramos de manera cultural y nos volvemos sociales, la identidad sexual se relaciona más con una construcción psíquica y el papel fundamental del inconsciente. 

Así, la identidad del género se construye mediante un proceso simbólico, condicionado por la familia y el entorno social; en cambio, la identidad sexual es un proceso interior de la estructura psíquica de una persona y su reacción individual ante la diferencia sexual.

Se trata de explicar cómo se construyen las identidades de género a través de una serie de actividades, organizaciones sociales y representaciones histórico-culturales específicas y múltiples instituciones (Scott, 2008). El género proporciona una vía de descodificación del sentido y comprensión de las complejas conexiones entre varias formas de interacción humana.

Desde la década de los setenta, la categoría del género ha sufrido diversas transformaciones y distintos usos. Durante dicha época fue utilizado por el feminismo anglosajón que luchaba contra el determinismo biológico y que tenía la intención de equiparar lo sexual con lo biológico; así, las características consideradas femeninas eran adquiridas por un proceso individual y social, no natural. 

En los años ochenta, el género se consolidó de manera académica en las ciencias sociales y comenzó a utilizarse en una gran variedad de formas, interpretaciones, simbolizaciones y organizaciones de las diferencias sexuales, en búsqueda siempre de su legitimidad académica. 

En los noventa su uso se popularizó y cada vez se le vinculó más a discursos políticos de equidad de género. Lamas (2006) señala que su uso se convirtió en una moda intelectual y política que distinguió cuatro funciones del género: primero, como producción académica de reflexiones y debates teóricos; segundo, como estudios sobre cuestiones puntuales de relaciones de hombre y mujer; tercero, como programas y políticas públicas que buscaban remediar la subordinación laboral y educativa de las mujeres; y cuarto, como un proceso de transversalización de la perspectiva de género.

En la actualidad, el género engloba varios tipos de estudios: de mujeres; de las relaciones sociales y culturales entre los sexos; de las masculinidades y de la diversidad sexual; investigaciones sobre la organización social de las relaciones entre hombres y mujeres; las conceptualizaciones de la semiótica del cuerpo, el sexo y la sexualidad; las microtécnicas de poder manifestadas en la dominación masculina y la subordinación femenina; las formas en que se construyen identidades subjetivas y las aspiraciones individuales (Lamas, 2006).

A lo largo de la revisión que va desde la historia de las mujeres −pasando por la historia del género− hasta llegar al surgimiento de la historia de las masculinidades y de la diversidad de géneros, se identificaron elementos importantes de las relaciones humanas que están en el origen de todas ellas.

Una de las aportaciones fundamentales de la teoría del género es cómo se puede vincular el enfoque macroestructural de lo social y sus instituciones con lo microestructural y las construcciones de las identidades subjetivas a través del viraje del análisis del discurso, la simbolización y su particularidades históricas. Se trata de vincular lo institucional y normativo con las experiencias cotidianas que dan forma a la conciencia y definen las identidades individuales. 

El género también nos ayuda a explicar los cambios históricos en el uso de las diferencias sexuales, que a pesar de ser una relación primaria de poder que perpetúa la desigualdad, la dominación masculina y la subordinación de las mujeres, tiene a lo largo de la historia una enorme variación transcultural en la organización y la expresión cultural.

JULIO RÍOS

Un gran abrazo a la mujer boliviana, y una oración a María, para pedirle defender la injusticia y el vejamen que el gobierno comete en desmedro de un ser amado, que nos dio la vida.

Cada 11 de octubre Bolivia conmemora el Día de la Mujer Boliviana, en homenaje al nacimiento de Adela Zamudio, escritora, maestra y luchadora social en defensa inquebrantable por los derechos de la mujer.

Adela Zamudio, fue una poetisa cochabambina que nació en 1854 y desde la promulgación del Decreto Supremo 17081, el 2 de octubre de 1979, durante el gobierno de la ex Presidenta de Bolivia Lydia Gueiler Tejada, se conmemora esta fecha.

La constante evocación de su activismo, sin embargo, no ha llegado a oscurecer el valor intrínseco de su obra poética, que se sitúa en la transición del romanticismo al modernismo.

Entre su dedicación a la enseñanza y su actividad literaria, Adela Zamudio desarrolló una significativa labor sociocultural en pro de la emancipación intelectual y social de la mujer.

Adela dirigió la primera escuela laica de Bolivia en La Paz, y fundó asimismo la primera escuela de pintura para mujeres (1911) y posteriormente para niños, en uno de los arrabales de la capital.

Como culminación de su trayectoria literaria, la poetisa fue reconocida como “la más elevada exponente de la cultura femenina”.

De aquellas ideas han tomado ejemplo otras mujeres, y en el correr del tiempo se ha logrado algunos avances significativos en materia de equidad de género, y en reconocimiento a los derechos femeninos, aunque muchos planteamientos todavía siguen en la lista que no se cumple para respetar los derechos de la mujer boliviana.

Adela Zamudio nació el 11 de octubre del año 1854 en la ciudad de Cochabamba, Bolivia. Fue hija de Adolfo Zamudio y Modesta Rivero; vivió con sus hermanos Mauro, Arturo y Amadís. Estudió en la escuela católica de San Alberto en su ciudad natal, pero solo cursó hasta tercero de primaria, pues en esos tiempos era la máxima educación que se ofrecía a las mujeres durante el gobierno del presidente Mariano Melgarejo. Sin embargo, a pesar de todas las dificultades que existían para las mujeres durante su adolescencia, continuó instruyéndose a través de la lectura.

A fines del siglo XIX, después de que el Partido Liberal asumiera el gobierno, comenzó a trabajar como profesora en la misma escuela donde se había educado. Posteriormente, fue directora de la Escuela Fiscal de Señoritas (1905).

Escribía artículos para El Heraldo de Cochabamba en los que desarrollaba ideas progresistas —así, abogaba por la supresión de la enseñanza religiosa—, y en su obra protestaba contra la discriminación de que era objeto la mujer. Sirva de ejemplo su poema Nacer hombre:

“Él se abate y bebe o juega/ En un revés de la suerte:/ Ella sufre, lucha y ruega./ (Permitidme que me asombre.)/ Que a ella se llame el “ser débil”/ Y a él se le llame el “ser fuerte”./ Porque es hombre.” ADELA ZAMUDIO


BY JULIO RÍOS

A big hug to the Bolivian woman, and a prayer to Mary to ask her to defend the injustice and humiliation that the government commits to the detriment of a loved one, who gave us life.

Every 11 October Bolivia commemorates Bolivian Women's Day, in homage to the birth of Adela Zamudio, writer, teacher and social fighter in unwavering defence of women's rights.

Adela Zamudio was a poetess from Cochabamba who was born in 1854 and since the promulgation of Supreme Decree 17081 on 2 October 1979, during the government of former Bolivian President Lydia Gueiler Tejada, this date is commemorated.

The constant evocation of his activism, however, has not obscured the intrinsic value of his poetic work, which is situated in the transition from romanticism to modernism.

Between her dedication to teaching and her literary activity, Adela Zamudio carried out significant socio-cultural work in favour of the intellectual and social emancipation of women.

Adela directed Bolivia's first secular school in La Paz, and also founded the first painting school for women (1911) and later for children, in one of the suburbs of the capital.

As a culmination of her literary career, the poet was recognised as "the highest exponent of women's culture".

Other women have taken her ideas as an example, and in the course of time, some significant advances have been made in gender equality and in the recognition of women's rights, although many issues still remain on the unfulfilled list for respecting the rights of Bolivian women.

Adela Zamudio was born on 11 October 1854 in the city of Cochabamba, Bolivia. She was the daughter of Adolfo Zamudio and Modesta Rivero; she lived with her brothers Mauro, Arturo and Amadís. She studied at the Catholic school of San Alberto in her hometown, but only went as far as the third year of primary school, since at that time it was the maximum education offered to women during the government of President Mariano Melgarejo. However, despite all the difficulties that existed for women during her adolescence, she continued to educate herself through reading.

At the end of the 19th century, after the Liberal Party took over the government, she began to work as a teacher in the same school where she had been educated. Later, she was headmistress of the Escuela Fiscal de Señoritas (1905).

She wrote articles for El Heraldo de Cochabamba in which she developed progressive ideas - for example, she advocated the abolition of religious education - and in her work she protested against discrimination against women. His poem Nacer hombre (To Be Born a Man) is an example:

"He stoops and drinks or plays/ In a reversal of fortune:/ She suffers, struggles and begs./ (Allow me to be astonished.)/ Let her be called the 'weak being'/ And he be called the 'strong being'/ Because he is a man." ADELA ZAMUDIO


Simboliza octubre un mes femenino. Contiene un día especial para todas las mujeres bolivianas, el 11 de marzo, fecha que dignifica, reivindica y especialmente recuerda con admiración y gratitud, a todas aquellas mujeres que lucharon, demandaron, exigieron, y transformaron el mundo.

Arriesgaron su propia vida por la lucha de la igualdad de género en todas las facetas: social, político, legal, económico, familiar, entre otros, en un pasado muy difícil y resistente al que vivimos hoy en día.

No falta mucho por recorrer para conseguir una verdadera igualdad de género. Sin vacilación no se puede negar que todo lo que las mujeres han recorrido y avanzado hasta hoy, es un logro muy grande en la historia de la humanidad.

En Grecia, la mujer era vista como un “hombre pero incompleto y débil”, según el filósofo Aristóteles. En Roma donde las mujeres no podían participar en la vida política y ciudadana. Además de ello, no tenían nombre propio, las niñas no deseadas eran abandonadas al nacer y condenadas a la esclavitud si conseguían sobrevivir.

Durante la Edad Media , hubieron mayores oportunidades de trabajos para las mujeres en el mundo laboral, sin embargo, las condiciones de inferioridad de género se mantenían, en cuanto al control y poder del hombre sobre la mujer, afectando de manera sobre dimensionada el sueldo.

A finales del siglo XV la crisis económica generó grandes transformaciones. Se afectó de manera negativa a la mujer, la educación pasó a pertenecer únicamente al hombre, excluyendo a la mujer de la universidad y alejándola de las profesiones que estaban encaminadas a realizar, dirigiéndola al ámbito familiar únicamente.

En el siglo XX, los tiempos y las estructuras sociales comenzaron a cambiar para las mujeres, debido a su incorporación masiva al mundo laboral, gracias a las dos guerras mundiales, irónicamente. Mientras los hombres iban al combate armado, las mujeres tuvieron que quedarse a cargo del trabajo y no sólo de la casa, como factor clave de la economía de estos tiempos.

Los avances de la mujer y la igualdad en el tiempo, podremos darnos cuenta que no hace mucho (hasta la víspera de la Segunda Guerra Mundial) que la mujer todavía debía solicitar el permiso del marido para ejercer una profesión, matricularse en una universidad, presentarse a un examen, abrir una cuenta bancaria, solicitar un pasaporte, un permiso de conducir, entre otras limitaciones.

Todo ello llamó reflexionar sobre el poco tiempo que realmente ha pasado desde la “liberación” de la mujer. Para ser exactos, sólo han pasado muchos años, desde que la mujer se ha ido liberando no sólo constitucionalmente y legalmente, sino también mental y emocionalmente para encontrarse con ellas mismas.

Si bien es cierto, el tiempo de cambio ha sido relativamente poco, el proceso ha sido intenso y ha tenido avances muy productivos a favor de la mujer, contra siglos pasados de supresión y opresión contra ella.

Hoy la mujer del siglo XXI, es un ser libre en búsqueda de reivindicación y empoderamiento femenino. La mujer de este siglo elige qué estudiar, si vive solas o en pareja, si tendrá hijos o no, entre otras miles de decisiones que hace muchos años no era posible.

Las mujeres bolivianas de hoy en día si viven y trabajan mucho mejor. Ya se puede hablar de una igualdad real hombre-mujer. Hoy quieren hacerlo todo, al mismo tiempo y bien hecho.

Algún día, dejará de existir el “Día de la mujer” como un día de género de la minoría frágil y se cambie por el “Día de la Igualdad”. Así se reflejaría realmente lo que ellas buscan: respeto, porque el respeto, al final y al cabo, no tiene género.



Adela Zamudio Escalante
Adela-zamudio.jpg
Adela Zamudio en la década de 1870
Información personal
Nombre de nacimientoPaz Juana Plácida Adela Zamudio Rivero Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento11 de octubre de 1854 Ver y modificar los datos en Wikidata
Cochabamba (Bolivia) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento2 de junio de 1928 Ver y modificar los datos en Wikidata (73 años)
Cochabamba (Bolivia) Ver y modificar los datos en Wikidata
SepulturaCementerio General de Cochabamba Ver y modificar los datos en Wikidata
NacionalidadBoliviana
Información profesional
OcupaciónPoeta y escritora Ver y modificar los datos en Wikidata
ÁreaPoesía Ver y modificar los datos en Wikidata
Años activa1877-1928
SeudónimoSoledad Ver y modificar los datos en Wikidata
GénerosPoesía, narración y cuento Ver y modificar los datos en Wikidata
Obras notablesÍntimas Ver y modificar los datos en Wikidata

Julio Ríos, licenciado en Ciencias de la Comunicación UCB y diplomado en investigación periodística por la Universidad de la Jolla, San Diego California USA, es escritor y crítico de arte. En la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).

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