martes, 13 de septiembre de 2022

El arte de

VICTORIA RODRÍGUEZ



ARTISTAS PLÁSTICOS EN TIEMPOS DE  

LA COVID – 19

ARTISTA URUGUAYA

TALENTOSA Y BELLA

En sus embarazos no hubo antojos, pero apareció el deseo compulsivo de pintar. Victoria Rodríguez rechazó propuestas teatrales en 2017 y priorizó exhibir sus obras de arte después de 13 años. La recordada exposición, también el 2017 (dos años antes de la pandemia), en el Espacio Santos del Ministerio de Relaciones Exteriores del Uruguay, asoma indeleble en la memoria

Victoria Rodríguez Arralde nació en Montevideo el 5 de diciembre de 1972. Es madre de dos hijos. Traductora Pública, Comunicadora, Actriz y Artista Plástica. Trabaja desde 1993 como comunicadora en programas de televisión. Como tal ha recorrido el mundo haciendo reportajes y entrevistas.

Cuando le llega la maternidad sienta raíces en el país y participa de varios programas. Desde el año 2008 a la fecha modera diariamente un programa en vivo de debates sobre los temas más diversos de actualidad. A lo largo de su trayectoria ha recibido los máximos galardones del medio nacional, incluyendo el Iris de Oro en este 2017.

En el año 2008 debuta como actriz interpretando la vida de la poetisa uruguaya Juana de América. Debut que le otorga un Premio Florencio. De la mano de grandes Directoresha interpretado algunos de los personajes más afamados del Teatro Universal. (Blanche DuBois en “Un Tranvía llamado Deseo” de Tennessee Williams, Nora en “Casa de Muñecas” de Ibsen, entre ellos).

Incursiona en las artes plásticas en el 2005 de manera autodidacta. A lo largo de estos años ha participado en varias muestras colectivas en Montevideo y Punta del Este.

Premios y Menciones Especiales: FERIA INTERNACIONAL DE ARTE en Punta del Este el año 2014. Concurso “MIRADAS HISPANOAMERICANAS”, 2015. Concurso “TODOS CONTRA La DISCRIMINACIÓN”, Ministerio de Educación y Cultura, 2016.

Recientemente participó en el Mural “Leyendas DEL CARNAVAL” retratando a Martha Gularte. Varias de sus obras ya se encuentran en colecciones privadas en Uruguay, Brasil, Chile y Ecuador.

Victoria Rodríguez Conocida por su trabajo periodístico, y como conductora, pero en el silencio y la intimidad de su casa, estaba oculta una actividad relacionada con las artes plásticas pero la artista, busco ese silencia para poder desarrollar la obra que mostro en su primera exhibición "

Conductora de televisión, modelo y actriz, en la actualidad transita también la plástica. Recientemente ha inaugurado su primera exposición.

La vida, el contacto con la realidad a través del día a día y el vínculo con los medios de comunicación hacen que se despierte en ella, la preocupación por el mundo en que vivimos.

En el caso de Victoria esas cosas van tomando cuerpo en su espiritualidad y en su mundo interior. Entonces es que las palabras no alcanzan para poder decir lo que se siente, su sensibilidad, el vínculo con la dura y cruel realidad de la vida, lo que observa a través de los medios y la conducción de su propio programa televisivo, le permite una reflexión.

La misma encuentra en la pintura el medio ideal para manifestarse y poder expresar sus preocupaciones sobre el mundo actual, especialmente sobre el género femenino y sus dificultades en la humanidad.  

La Obra En la obra de Victoria Rodríguez descubrimos una artista comprometida con la vida y con la pintura. Las experiencias vividas en su carrera han enriquecido su mundo interior, lo que le permite expresarse con una mirada reflexiva y profunda, vivencias que le sirven como pretexto pictórico para expresar sus sentimientos, tanto su preocupación por el género humano, como el mundo de la mujer en especial.



En su obra toca temas cómo las ataduras, los silencios, los prejuicios que muchas veces limitan al ser humano o a la mujer en este caso. Su visión es muy asertiva, mirando con ojo crítico a esta sociedad, ella muestra las dos caras del mundo, la luz y la oscuridad, la posibilidad de un camino de liberación y libertad, o la cara opuesta de la negación y la frustración.

Victoria Rodríguez en su obra trabaja con absoluta libertad con los medios que maneja. Puede ir, desde una pincelada ancha empastada y el juego de las texturas enriquecidas muy bien equilibradas, haciendo de la obra un conjunto armónico a un certero dibujo que enfatiza el contenido o una línea suelta que se desplaza por el plano sin tartamudeos con un rico color muy bien utilizado, modulado y un tono muy ajustado.

De paleta alta por momentos y paleta baja en otros tiene un sentido de síntesis que encuentra acentuando o disminuyendo la misma.

Su obra está excelentemente bien compuesta, conociendo las estructuras, el manejo de las manchas amplias y limpias, rotundas o conjugadas por manchas cortas que van enriqueciendo la obra.

La artista plástica que es Victoria Rodríguez que nace desde una formación autodidacta como ella misma lo declara, es alguien de una gran sensibilidad que se nota ha visto mucha pintura, y ha entendido los lineamientos básicos y esenciales del comportamiento de la pintura.

Eso habla de la riqueza espiritual y del conocimiento, sin duda transita y transitará por un camino de crecimiento y de experimentalismo como ella dice. Caminos qué son esenciales para alcanzar un lenguaje que permita trabajar con la soltura y el conocimiento de lo que utiliza y lo que quiere decir a través de su obra. Sin dudas estamos frente a una artista, que sin estar apurada por los éxitos ficticios promete la posibilidad de perpetuarse en el tiempo.

Victoria Rodríguez empezó a pintar cuando quedó embarazada de su hija Delfina. La necesidad apareció de un día para el otro y no pudo frenarla. Desde entonces, no paró más. Primero copió algunos cuadros impresionistas y luego se animó a dar rienda suelta a su creatividad y pintar sus propios diseños.

El año 2017 descartó varias ofertas teatrales de importantes directores con el fin de dar prioridad a la muestra. Así que el 8 de noviembre inauguró la exposición Ellas en el Espacio Santos del Ministerio de Relaciones Exteriores (Cuareim 1370).

“Ellas”, está compuesta por retratos de diversas mujeres, y se destacan el de Rosa Luna y Delmira Agustini, que pintó por encargo de Diego Fischer y fue la portada del libro Serás mía o de nadie. 

Victoria dijo a TV Show que la muestra no tiene un afán feminista, aunque ella comulga con varios de esos principios e ideologías, pero sí tiene como fin jerarquizar a la mujer y hacerla protagonista.

Julio Ríos

Sus creaciones se multiplican. Es la pintura suya, que seduce con la suavidad de las cosas bellas. Es la efervescencia de las ideas para saltar de un cuadro a una portada de una importante revista, y de allí a las paredes de casas y lugares especiales que ostentan los coleccionistas. Si, son esas bellísimas obras llenas de misterio, como las que están en las galerías. 

Entre la belleza de la luz y el enigma de la sombra, surgen las ideas que dan paso a la creatividad del arte en expresiones aleatorias, primorosamente elaboradas, en medio de un sentimiento a hacer de “lo bonito” de “lo amoroso”, un detalle. 

Basta observar el cuadro en el que Victoria Rodríguez pintó al al célebre cantante Carlos Gardel. Basta observar la maestría puesta de relieve con el manejo más prolijo y el sentimiento del amor en un cuadro en el que asoma, sin vacilación alguna, la ternura de la maternidad. La fertilidad es la bendición original dada por Dios al hombre y a la mujer. Es un don divino. Los dones están pensados para ser dados y recibidos gratuitamente; nunca rechazados, por una parte, y nunca reclamados por otra.

El cuadro de la artista Victoria Rodríguez, aproxima el papel central de la Mujer como fuente de vida y amparo de la criatura humana en su proceso de desarrollo. La fertilidad es un don, pero también lo es la maternidad, consecuencia directa de la apertura a la vida. 

 Victoria Rodríguez (la artista ilustra esta crónica con una fotografía durante una entrevista en la que luce elgante vistiendo botas color beige oscuro, una falda negra y un enterizo también beige muy escotado y sin sujetador que ella lo luce con el torso del cuerpo desnudo por debajo), es una mujer muy hermosa, atractiva y sensual, talentosa y versátil.

Muy joven reveló sus aptitudes orientadas a la pintura, determinando estudios en arte, actividad semejante a los primeros trazos plásticos dirigidos al esplendor de creaciones cromáticas, inquietudes apoyadas en textos literarios.

Victoria, es referencia de un intelecto donde acierta con las bases de un estilo, cuyo empleo de imágenes alteradas sutilmente, se aplican en pinceladas silenciosas.

La ternura no está alejada ante la pureza de su amor expresado en un sentimiento que la artista quiera expresar. Hay de todo en el recuento de las obras de Victoria y cada acercamiento hacia ellas, provoca nuevas imágenes y sorpresivos trazos en las miradas que la inspiran a producir con la espátula y el pincel, resultados enternecedores.

La artista nos permite el ingreso en aquella apelación a la luz y a la sombra que asombra. La sensibilidad al color ha caracterizado su pintura, donde la penumbra les da la motivación de existencia dirigida al arte. En tal sentido, encuentro luminosidad reflejada en el colorido de cada pintura sobre el lienzo. Hay algunas imágenes abstractas entre otras, que dan lugar a pinceladas fuertes o delicadas, en una reverberación de matices que retumban en un espacio común.


Es frecuente en la literatura, dadas las visiones cambiantes que llegan a matizar con el blanco en paso a la afonía, paréntesis de reflexión para todo virtuoso. El blanco empleado por una artista que domina el color, cabe aludir sus cuadros dedicados a rostros que parecen observarnos. Allí el blanco es decoro en movimiento; ritmo en el humor de sus personajes retratados para el escenario.

En el encuentro con las sombras vuelven las tonalidades. Un primer plano con poco colorido deja al descubierto rostros de personajes políticos y libertadores.

Lo bello en Victoria no es la sustancia en sí, sino el juego de claroscuros que van formado el juego sutil de las modulaciones de la sombra, a la luz más plena. 

 By Julio Ríos

Through a very low-cut white braless top over the torso of Victoria's naked body

Her creations multiply. It is her painting, which she seduces with the softness of beautiful things. It is the effervescence of ideas to jump from a painting to the cover of an important magazine, and from there to the walls of houses and special places that collectors hold. Yes, they are those beautiful works full of mystery, like the ones in the galleries.

Between the beauty of light and the enigma of shadow, ideas arise that give way to the creativity of art in random expressions, beautifully elaborated, in the midst of a feeling to make "what is beautiful" from "what is loving", a detail.

Just look at the painting in which Victoria Rodríguez painted the famous singer Carlos Gardel. It is enough to observe the mastery highlighted with the most detailed handling and the feeling of love in a painting in which the tenderness of motherhood appears, without any hesitation. Fertility is the original blessing given by God to man and woman. It is a divine gift. Gifts are meant to be freely given and received; never rejected, on the one hand, and never claimed on the other.

The painting by the artist Victoria Rodríguez approximates the central role of Women as a source of life and shelter for the human creature in its development process. Fertility is a gift, but so is motherhood, a direct consequence of being open to life.

Victoria Rodríguez (the artist illustrates this chronicle with a photograph during an interview in which she looks elegant wearing dark beige boots, a black skirt and a very low-cut beige one-piece without a bra that she wears with her bare torso underneath), is a very beautiful, attractive and sensual, talented and versatile woman.

At a very young age, she revealed her aptitudes for painting, determining studies in art, an activity similar to the first plastic strokes directed at the splendor of chromatic creations, concerns supported by literary texts.

Victoria, she is a reference to an intellect where she hits the foundations of a style, whose use of subtly altered images is applied in silent brushstrokes.

Tenderness is not far from the purity of her love expressed in a feeling that the artist wants to express. There is everything in the account of Victoria's works and each approach of her to them, provokes new images and surprising lines in the looks that inspire her to produce touching results with the palette knife and the brush.

The artist allows us to enter that appeal to light and shadow that amazes. Sensitivity to color has characterized her painting, where the penumbra gives them the motivation of existence directed to art. In this sense, I find luminosity reflected in the color of each painting on the canvas. There are some abstract images among others, which give rise to strong or delicate brushstrokes, in a reverberation of nuances that echo in a common space.

It is frequent in literature, given the changing visions that come to tinge with white on the way to aphonia, a parenthesis of reflection for all virtuosos. The white used by an artist who dominates color, it is worth alluding to her paintings dedicated to faces that seem to be watching us. There white is decorum in motion; rhythm in the humor of her characters portrayed for the stage.

In the encounter with the shadows, the tonalities return. A foreground with little color reveals the faces of political figures and liberators.

What is beautiful in Victoria is not the substance itself, but the play of chiaroscuro that is formed by the subtle play of the modulations of the shadow, in the fullest light.

 

Entrevista a Victoria Rodríguez

Victoria Rodríguez es comunicadora, traductora pública, actriz y artista plástica. Incursiona en las artes plásticas en el 2005 de manera autodidacta. Ha encontrado en la pintura el medio ideal para manifestarse y poder expresar sus preocupaciones sobre el mundo actual, en un principio sobre el género femenino y sus dificultades, aunque en este momento explora algo más volcado a la naturaleza. A lo largo de estos años ha participado en varias muestras en Montevideo y Punta del Este. Guía en Movimiento conversó con esta gran artista.

¿Cómo comenzaste con la pintura?

Surgió como un capricho de embarazo. Estaba esperando a Delfina, mi primera hija y en lugar de antojarme con un dulce, se me dio por “necesitar” pintar. Así fue de compulsivo e inexplicable, hasta que le­yendo a Laura Gutman entendí que el embarazo es la metáfora perfecta de la creación, gestar vida, crear. Si hay sensibilidad artística o creatividad en algún lugar de tu ADN es normal que se despierte en el embarazo. Se ve que así fue en mi caso, me desperté una mañana y nos fuimos, mi panza de 5 meses y yo hasta la papelería más cercana a pedir “lo que se necesite para pintar”.

¿De qué forma has ido cultivando este talento?

Empecé copiando directamente a los grandes maestros impresionistas, durante mucho tiempo. Supongo que fue mi manera de ir experimentando en la técnica. En las artes en general soy una autodidacta que lamenta no haber tenido tiempo de estudiar. Cuando arrancás algo nuevo en una vida ya armada no es fácil encontrar los tiempos para todo, algo que también me pasó con el teatro. Claro que hoy en día y con internet mediante, acceder a la información, estudiar y cultivarse en los intereses es mucho más fácil.  Estamos a un click de los grandes museos del mundo, de las entrevistas a los artistas más encumbrados y los emergentes, del pensamiento y los debates sobre arte contemporáneo, etc. Lo más difícil ha sido ir encontrando un estilo, un lenguaje expresivo propio… y ese viaje es fascinante, lleno de frustraciones, pero también de descubrimientos a­sombrosos. En el camino he ido contactando con artistas y maestros uruguayos que han sabido marcarme caminos. Entre ellos, un gran aliado y maestro es Emilio Bolinches.

Tu familia ha estado muy relacionada con las artes y la cultura, ¿qué influencia ha tenido en tí?

Sí, en especial por el lado paterno. Mi abuela era cantante de cámara y pianista. Mi abuelo, poeta.  Tuve una infancia marcada por el mundo clásico de la música y las letras, no en sí por la pintura. Supongo que la sensibilidad artística me debe correr por las venas.

 ¿Qué buscas transmitir con tu obra?

Esa pregunta es complicada. No creo que se trate de trasmitir algo como un mensaje, de hecho no creo tener ninguna verdad revelada que merezca ser transmitida. Lo que sí tengo es una gran necesidad de expresarme desde mi propio caos interior y pretendo que lo que plasme en un lienzo provoque alguna emoción. No importa si al observador le gusta o no lo que pinto, lo que me importa es que lo mueva en algún lugar de su sensibilidad. Creo que eso hace a la belleza de una obra.

¿Qué es lo que más te gusta pintar? ¿Por qué?

El conflicto humano y los sentimientos. Por eso la expresividad de los rostros es un desafío que me obsesiona desde algún tiempo y por eso las mujeres están tan presentes en mi obra. El universo feme­nino está lleno de luces y sombras. En parte estoy muy influenciada por mi trabajo en los me­dios de comunicación, moderando un programa de debates sobre el quehacer social y político desde hace muchos años. Es un espejo del conflicto humano constante al punto en que, por momentos, me siento intoxicada. Por eso decidí abandonar la figura humana por un tiempito, darme un aire y volver a la tierra, a pintar na­turaleza, a pensar sólo en colores, casi como un ejercicio obligado para lograr dejar la mente en blanco y fluir.

Utilizas varias técnicas en tu obra…

Fundamentalmente para el arte sacro, las grietas, la apariencia añejada, le imprime otra magia. Eso se lo debo a mi hijo… Había terminado una obra que me había llevado mucho tiempo. Estaba bastante conforme (cosa poco usual) y el niño me tiró una taza de café que cayó encima de la obra. ¡Me quería morir!  Pero al rato, lo que aparecía o se iba revelando en el lienzo era mucho más interesante que mi obra original. Así empecé a fascinarme con la investigación en diferentes técnicas.

 ¿Qué significó tu primera exposición en 2017?

¡Fue como salir del closet! Animarme a exponer individualmente me llevó años, supongo que por res­peto al arte mismo… lo que hago, ¿vale la pena que alguien más lo mire? ¿tiene sentido? ¿tiene algún valor para alguien? Son preguntas que siempre estarán allí, en cada muestra de la que parti­cipo y en cada futura exposición individual, es una manera de desnudarte.  Creo, sin embargo, que no tiene sentido que la creatividad y el arte terminen encerrados juntando polvo en el taller del artista. El “pinto para mí” es válido hasta que se siente la fuerza por salir hacia afuera. El ciclo del hecho artístico no culmina hasta tanto no haya un observador que lo termine… el espectador en una sala de teatro o en un espectáculo de música; el que se para frente a una obra plástica y la contempla. El arte supone comunicación, necesita interlo­cutores para dialogar sobre ese universo que nos rodea y que cada artista expresa en un lenguaje personal y propio.

¿Qué proyectos tienes para este 2020?

Estoy trabajando en una nueva exposición para mediados de año.  Mientras tanto, algunas de mis obras más recientes, las vinculadas a esta serie botánica, las pueden ver en la Galería Los Caracoles en José Ignacio, Punta del Este. En Montevideo, Galería Tazart y Atelier Bolinches. ♦

FUENTE: Guía en movimiento

 



Julio Ríos, licenciado en Ciencias de la Comunicación UCB y diplomado en investigación periodística por la Universidad de la Jolla, San Diego California USA, es escritor y crítico de arte. En la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).

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