viernes, 12 de agosto de 2022

El arte de Sandra Domínguez Martilotti



 

ARTISTAS PLÁSTICOS EN TIEMPOS DE

LA COVID – 19

De Pamela Anderson al

NAIF ERÓTICO

El arte de

Sandra Domínguez Martilotti

Sandra Domínguez Martilotti, nació el 12 de julio de 1962 en Montevideo, Uruguay, bajo el signo de Cáncer, astronómicamente la constelación del cangrejo y la constelación de la Hidra que están relacionadas con uno de los doce trabajos del Hércules, a quien recompensó por sus esfuerzos esta diosa y formó las constelaciones del Cangrejo y la Hidra en el cielo.

Cáncer, cuarto signo del Zodíaco, cardinal, y primero del elemento Agua, representa lo femenino, lo fecundo y está regido por las emociones de la Luna. Es el signo del hogar, de las raíces, la madre. Sus nativos poseen una gran sensibilidad emocional y una profunda fe. Son por naturaleza talentosos, soñadores, artistas y sentimentales. La sensibilidad de un cáncer es insospechada y muy profunda. Nacieron para triunfar.

Sandra posee la doble nacionalidad uruguaya, boliviana. Desde muy pequeña, habida cuenta del exilio de su Señor Padre, que en épocas de dictadura en el Uruguay, tuvo que exiliarse en Tarija, Bolivia. Para tomar lo bueno de la circunstancia es que ese exilio fue nada más y nada menos que en la Chura Tarija.

Pero Sandra para llegar a Tarija, desde Montevideo tuvo que atravesar por un ritual que la topografía de su barrio imponía: por las ironías de la vida habitaba con su familia en la calle Cochabamba del Barrio Flor de Maroñas, cerca del barrio Unión (8 de Octubre), continuación de la avenida 18 de julio, cerca de la cancha del club Danubio “el club de Sandra”, desde una casa que a todo pulmón la construyeron su padres. 

De allí salió la familia rumbo a Bolivia, dejando en el recuerdo al gran equipo de fútbol en el que jugaron Piñeira y Caranni.

Su domicilio perpetuo, aunque estuvo ausente por años debido a su actividad diplomática, fue siempre Tarija, donde hoy reside con sus tres grandes amores, sus hijos Matías, Lucía y Florencia.

Sandra hizo de todo en su vida. Fue secretaria ejecutiva en la Paz de la Fábrica de Sombreros Charcas Glorieta, trabajó luego en la banca, en la Prefectura de Tarija en la jefatura del área de turismo; después en Servicios Eléctricos de Tarija S.A.

Inició su carrera diplomática en la Embajada de Bolivia en Montevideo, Uruguay, acompañando al recordado embajador Jorge Siles Salinas (época de la primera presidencia de Julio María Sanguinetti). 

Más adelante fue secretaria general de la Embajada de Bolivia y Representación permanente de Bolivia ante la ALADI en Montevideo. Años después participó de la misión permanente de Bolivia ante la O.E.A en Washington D.C., concluyendo en el CONSULADO GENERAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA EN TARIJA, como Asistente Consular y Encargada de la elaboración DNI, Opciones de Nacionalidad, Pasaportes, Venias de Viaje, Legalizaciones, Valija diplomática.

A nivel académico y técnico, Sandra estudió Secretariado Ejecutivo en el Instituto INSEJ de Tarija. Es Bachiller en Humanidades del Colegio San Bernardo de Tarija. Cursó el Primer y Segundo Semestre en la Facultad de Ciencias Jurídicas, en la Carrera de  Derecho en la Universidad Autónoma Juan Misael Caracho de Tarija.

En relación al arte pictórico, de la que es una importante representante del arte plástico en Bolivia, estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de la República Oriental del Uruguay en Montevideo y otros estudios, gracias también a su versatilidad en todo terreno.


Sandra Domínguez, el arte todos los días. Hace poco que la pintura irrumpió en el día a día de Sandra. Ahora, faltan pocas semanas para su primera exposición. “Siempre me gustó el arte y los dibujos. Mi mamá pintaba, y con ella aprendí a hacer caritas de muñeca”, escribe Jorge Mustaffá Quirós, narrando que Sandra Domínguez, quien está pronta a presentar su primera exposición como pintora. Hace 45 años que vive en Bolivia, desde que dejó su natal Uruguay.

Sandra cuenta que hoy, a los 56 años, pinta las mismas caras que a los 9, pues fue a esa edad que su madre e iniciadora en la pintura falleció; dice al respecto: “Pensaba que iba a ir mejorando a medida que crecía, pero mi mamá murió. Así que me quedé truncada con las mismas muñecas”, ríe.

Nunca pensó plasmar esas muñecas en lienzo y por motivos aleatorios se alejó de la pintura. Incluso admite que en el colegio no era buena en dibujo. “Hace muy poco, ya de adulta, dije ‘vamos a intentarlo’ y con tiempo y calma empecé a hacer las mismas muñecas”. Sandra vio que a su entorno le gustaba su pintura y continuó haciéndolo. “Ahora pinto todos los días, me encanta”.

Sandra Domínguez: “Tenía mucho tiempo libre, quería hacer algo. Me puse a tejer, a bordar, a hacer artesanías y luego pensé en la pintura. El año pasado empecé a hacer montañas, hice el Illimani y me gustó. Luego empecé a hacer mujeres y me gustó, me quedé con eso. Al principio regalaba mis cuadros. Incluso me da un poco de pena venderlos, cada uno tiene algo especial”.

¿Qué es lo que te deja la pintura?

“La pintura te desconecta de lo que está pasando, tranquiliza y da satisfacción. La desconexión con el mundo real, durante el proceso, es lo que más disfruto”.

¿Cómo empezaste a compartir tus pinturas?

“Primero pintaba y dejaba los cuadros en casa. Me daba un poco de vergüenza subirlos (a redes sociales), pero mis amigos me decían ‘publícalos, Sandra’. Y bueno, publiqué y a la gente le gustó. Ellos me animaron a compartirlos y ahora lo hago todos los días. Mi hijo me hizo una página en Facebook y publico ahí”.

¿Cómo se dio la oportunidad de tu primera exposición?

“Nos la ofreció el director de cultura, fue una sorpresa y quedé muy contenta. En abril voy a exponer junto con mi hermana Daniela, ella es acuarelista, yo pinto con acrílicos. Será en un salón del Cabildo, expondremos por primera vez y juntas. Estoy feliz de exponer con ella, es una excelente pintora. Ambas estamos muy nerviosas, pero contentas por hacerlo en Tarija

 

 

Por Julio Ríos Calderón

Casualmente encontré una revista llamada “People”. En su contenido asomaba un artículo que daba cuenta de la tendencia “braless”, moda de actualidad en la que se prescinde del uso del sujetador. Pamela Anderson, artista y modelo, ilustraba la nota con una fotografía en la que vestía un traje sastre color negro a rayas, muy escotado a través del conjunto que vestía con el cuerpo desnudo por debajo. Acompañaba a la foto una caricatura suya que la mostraba con un top de rejilla transparente también exento de prendas interiores. Encontré a Pamela dibujada en ese fascinante estilo pictórico conocido como NAIF. En la noche tomé contacto con la pintora Sandra Domínguez, y le sugerí que trabajara en el lienzo la figura de Anderson. Me tomó la palabra y lo hizo.

Sandra Domínguez Martilotti, nació el 12 de julio de 1962 en Montevideo, Uruguay. ¡Qué coincidencia! Yo también nací un 12 de julio; lo que no recuerdo es que año. Nació bajo el signo de Cáncer, astronómicamente la constelación del cangrejo y la constelación de la Hidra que están relacionadas con uno de los doce trabajos del  Hércules, a quien recompensó por sus esfuerzos esta diosa y formó las constelaciones del Cangrejo y la Hidra en el cielo.

Cáncer, cuarto signo del Zodíaco, cardinal, y primero del elemento Agua, representa lo femenino, lo fecundo y está regido por las emociones de la Luna. Es el signo del hogar, de las raíces, la madre. Sus nativos poseen una gran sensibilidad emocional y una profunda fe. Son por naturaleza talentosos, soñadores, artistas y sentimentales. La sensibilidad de un cáncer es insospechada y muy profunda. Nacieron para triunfar.

 

Pamela Anderson, ilustra esta crónica por intermedio del pincel de Sandra. A la artista la apreciamos en el estilo NAIF, dándole Dómínguez toda la sensualidad que reviste Pamela, apareciendo después del uso de la paleta, desnuda a través del top de rejilla color negro sin sujetador y con el cuerpo desnudo por debajo, al igual que el dibujo que me inspiró la circunstancia correspondida por la artista NAIF.

Las imágenes nuevas en el lienzo de Sandra, asoman la tendencia “braless”.   Arrasa entre las famosas “mejor dotadas. En esta realidad, Domínguez,  pintó nuevos cuadros con protagonistas que se hacen fieles a esta nueva tendencia, poneniendo de relieve dos condiciones fundamentales: ser atrevidas y tener un buen escote. La moda braless consiste en no llevar sujetador y vestir chaquetas, vestidos o camisas que dejan gran parte de los encantos femeninos a la vista.

Sandra, con su obra, mira con ojos nuevos, lo que el resto de la gente observa con vista cansada y atufada por la sobrevivencia de existir. Ella está perdidamente enamorada de los detalles que imponen sus personajes que ganan el lienzo y se vuelven cuadros y todos nos embelesamos con ellos, merced a la temática y el estilo “naive”, tan avasallador, tan penetrante, por el “carisma material” y la posibilidad de un comercio de menudeo.

Pero sobre todo, encima de todo, corolario de cuanto significa la estirpe Martilotti, iniciación y exaltación como artista esta su MADRE, quien dejó la tierra prematuramente y fue llamada a habitar en el cielo junto a Dios. Se llamaba Irma Martilotti León, gran mujer uruguaya que ha dejado a su familia una herencia invalorable de dignidad profesional. Sus hijas han recogido como legado la pasión por el arte. Un arte iniciado por Irma en la ciudad de Montevideo, su tierra natal, donde su formación intelectual, humanista, habilidad en la pintura y otros artes, caló en el alma de sus hijos Ana, Sandra, Eduardo y Daniela Domínguez Martilotti.

Sandra es una mujer poseedora de una extraordinaria sensibilidad, sentimiento, talento, romanticismo, perseverancia y sacrificio. Rostro bien parecido, propio de una mujer hermosa, permite hablar con sus ojos profundos, verdes de menta, diáfanos y alegres, junto a una bellísima sonrisa contagiosa que le da un ícono de alegría y un espíritu amoroso y carismático. 

 

 

By Julio Ríos Calderon

I accidentally found a magazine called “People”. In its content appeared an article that gave an account of the "braless" trend, current fashion in which the use of the bra is dispensed with. Pamela Anderson, artist and model, illustrated the note with a photograph in which she was wearing a black pinstripe tailored suit, cut low through the ensemble she was wearing with her body naked beneath it. 


She accompanied the photo of her with a caricature of her that showed her with a transparent fishnet top also free of undergarments. I found Pamela drawn in that fascinating painting style known as NAIF. That night I made contact with the painter Sandra Domínguez, and I suggested that she work on the canvas with the figure of Anderson.

She took me at my word and did it. Sandra Domínguez Martilotti was born on July 12, 1962 in Montevideo, Uruguay. What a coincidence! I was also born on July 12; What I don't remember is what year. He was born under the sign of Cancer, astronomically the constellation of the crab and the constellation of the Hydra that are related to one of the twelve labors of Hercules, who was rewarded for his efforts by this goddess and formed the constellations of the Crab and the Hydra in the sky. Cancer, fourth sign of the Zodiac, cardinal, and first of the Water element, represents the feminine, the fertile and is governed by the emotions of the Moon.

It is the sign of the home, of the roots, the mother. Its natives have great emotional sensitivity and deep faith. They are by nature talented, dreamers, artists and sentimental. The sensitivity of a cancer is unsuspected and very deep. They were born to succeed. Pamela Anderson illustrates this chronicle through Sandra's brush.

We appreciate the artist in the NAIF style, giving Dómínguez all the sensuality that Pamela has, appearing after using the palette, naked through the black fishnet top without a bra and with her naked body underneath, just like the drawing that inspired me the circumstance reciprocated by the artist NAIF. The new images on Sandra's canvas show the "braless" trend. She sweeps among the famous “best endowed. In this reality, Domínguez painted new paintings with protagonists who are faithful to this new trend, highlighting two fundamental conditions: being daring and having a good neckline. Braless fashion consists of not wearing a bra and wearing jackets, dresses or shirts that leave a large part of the feminine charms visible.

Sandra, with her work, looks with new eyes, what the rest of the people look at with tired eyes, smoky from the survival of existing. She is madly in love with the details imposed by her characters that win the canvas and become paintings and we all fall in love with them, thanks to the theme and the "naive" style, so overwhelming, so penetrating, because of the "material charisma" and the possibility of a retail trade. But above all, above all, a corollary of what the Martilotti lineage means, initiation and exaltation as an artist is her MOTHER, who left earth prematurely and was called to live in heaven with God. Her name was Irma Martilotti León, a great Uruguayan woman who has left her family an invaluable legacy of professional dignity. Her daughters have collected her passion for art as a legacy.

An art initiated by Irma in the city of Montevideo, her native land, where her intellectual, humanistic training, her skill in painting and other arts, permeated the soul of her children Ana, Sandra, Eduardo and Daniela. Dominguez Martinotti. Sandra is a woman possessing extraordinary sensitivity, feeling, talent, romanticism, perseverance and sacrifice. Good-looking face, typical of a beautiful woman, she allows us to talk about her with her deep, mint green, diaphanous and cheerful eyes, together with a beautiful contagious smile that gives her an icon of joy and a loving and charismatic spirit.

Por Julio Ríos Calderón

Eu acidentalmente encontrei uma revista chamada “Pessoas”. Em seu conteúdo apareceu um artigo que dava conta da tendência "braless", moda atual em que o uso do sutiã é dispensado. Pamela Anderson, artista e modelo, ilustrou o bilhete com uma fotografia em que vestia um terno preto de alfaiataria risca de giz, decotado no conjunto que usava com o corpo nu por baixo. 

A foto foi acompanhada por uma caricatura dela que a mostrava em um top de arrastão transparente também livre de roupas íntimas. Encontrei a Pamela desenhada naquele fascinante estilo de pintura conhecido como NAIF. Naquela noite entrei em contato com a pintora Sandra Domínguez e sugeri que ela trabalhasse na tela com a figura de Anderson. Ele aceitou minha palavra e fez. Sandra Domínguez Martilotti nasceu em 12 de julho de 1962 em Montevidéu, Uruguai.

Que coincidência! Também nasci em 12 de julho; O que não me lembro é em que ano. Ele nasceu sob o signo de Câncer, astronomicamente a constelação do caranguejo e a constelação da Hidra que estão relacionadas a um dos doze trabalhos de Hércules, que foi recompensado por seus esforços por esta deusa e formou as constelações do Caranguejo e a Hidra no céu. Câncer, quarto signo do Zodíaco, cardeal e primeiro do elemento Água, representa o feminino, o fértil e é regido pelas emoções da Lua. É o sinal do lar, das raízes, da mãe. 

Seus nativos têm grande sensibilidade emocional e profunda fé. São por natureza talentosos, sonhadores, artistas e sentimentais. A sensibilidade de um câncer é insuspeita e muito profunda. Eles nasceram para ter sucesso. 

Pamela Anderson ilustra essa crônica pelo pincel de Sandra. Apreciamos a artista no estilo NAIF, dando a Dómínguez toda a sensualidade que Pamela tem, aparecendo depois de usar a paleta, nua através do top de arrastão preto sem sutiã e com seu corpo nu por baixo, assim como o desenho que me inspirou a circunstância retribuiu pelo artista NAIF. As novas imagens na tela de Sandra mostram a tendência "braless". Ele varre entre os famosos “mais bem dotados. Nesta realidade, Domínguez pintou novas pinturas com protagonistas fiéis a esta nova tendência, destacando duas condições fundamentais: ser ousado e ter um bom decote. A moda sem sutiã consiste em não usar sutiã e usar jaquetas, vestidos ou camisas que deixam visível grande parte dos encantos femininos. Sandra, com seu trabalho, olha com novos olhos, o que o resto das pessoas observa com uma visão cansada e esfumaçada da sobrevivência de existir.

Ela é loucamente apaixonada pelos detalhes impostos por seus personagens que ganham a tela e se tornam pinturas e todos nós nos apaixonamos por eles, graças ao tema e ao estilo "ingênuo", tão arrebatador, tão penetrante, por causa do "material carisma" e a possibilidade de um comércio a retalho.

Mas sobretudo, sobretudo, um corolário do que significa a linhagem Martilotti, iniciação e exaltação como artista é sua MÃE, que deixou a terra prematuramente e foi chamada a viver no céu com Deus. Seu nome era Irma Martilotti León, uma grande mulher uruguaia que deixou à família um legado inestimável de dignidade profissional. Suas filhas têm como legado a paixão pela arte.

Uma arte iniciada por Irma na cidade de Montevidéu, sua terra natal, onde sua formação intelectual, humanista, habilidade em pintura e outras artes, permeou a alma de seus filhos Ana, Sandra, Eduardo e Daniela Domínguez Martilotti. Sandra é uma mulher de extraordinária sensibilidade, sentimento, talento, romantismo, perseverança e sacrifício. Rosto bonito, típico de uma mulher bonita, permite que ela fale com seus olhos profundos, verde menta, diáfanos e alegres, juntamente com um belo sorriso contagiante que lhe confere um ícone de alegria e um espírito amoroso e carismático.

 
 

 

Para la mejor impresión de su pintura, Sandra busca colores tenues. Reitero, labios pronunciados, carnosos, sobre un fondo que evoca cierta influencia de la vida y los países por donde anduvo la artista en su camino coronado de éxito.

Sin la precisión de lo técnico y más allá de la misma escuela de arte, está la búsqueda de la belleza lograda con el color, con la idea y la realización de la percepción inicial, para entregar al público la pintura que cautiva, la pintura embellecida por su contenido y armonía. Mujeres, árboles, arena, agua, flores, aves, montañas, casas, urbanismo moderno, entorno y dintorno en una atmósfera vivida desde la niñez para tejer el tiempo, la luz evocadora de las horas perdidas.

Sandra recogió la filosofía de la vida sobre (en sentido figurado) las tablas de un infinito teatro, donde actores y públicos siguen representando dramas y comedias de la vida cotidiana, entre bucólicos paisajes y mujeres de belleza venusiana compartiendo el jardín de las rosas, orquídeas y azucenas. Sandra vibra, no hay que empujarla, no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. Es gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad.

Tras ese realismo mágico en la obras de Sandra, también se presiente la fusión de sensibilidad, humanismo y talento, muy unidos en un giro no frecuente y, por tanto, llamativo. Ella capta y entrelaza sentimientos profundos extraídos de páginas indelebles.

Toda su obra está proyectada al amor glorificado y al sentimiento humano hacia los seres que saben de la ternura y conocen la plegaria. Con pintura acrílica sobre trupán, da a luz Sandra, a sus cuadros. El trupán es como el fibropanel de densidad media, un producto de madera reconstituida, con el que esta gran artista, este gran talento uruguayo-boliviano, entrelaza sentimientos profundos extraídos de páginas indelebles. 

La libertad es un aire habitual, sin perfumes exóticos, que se respira junto con el oxígeno sin pensarlo, pero conscientes de que existe, ha dicho, Juan Carlos Onetti, escritor uruguayo. Siguiendo el cauce de esta idea creo que podemos vislumbrar con claridad el sentido primordial de la obra pictórica de Sandra Domínguez Martilotti, expresándolo así: el arte de Sandra se enmarca en el escenario “naif”, corriente en el que esta artista ilustra el mundo de acuerdo con una interpretación personal y espontánea. Ofrece una visión de conjunto, de una pintora.

Sus cuadros desde una perspectiva personal mía, me recuerdan a Picasso, por una parte, que se esforzaba siempre por ampliar hasta el infinito el mundo de sus formas, y por otra, a Rousseau que edificó con reprimida pertinacia y sencillez su autenticidad eminentemente “naif”, que él descubrió de una vez para siempre.

Sandra busca las cosas mismas: en el paso desde la idea a su realización se le plantean menos problemas estéticos que técnicos. En ella existe una relación de identidad como la que hallamos en los niños, junto a una inconsciencia que no distingue entre el ser y la representación.

Muchos se pusieron en camino para ir en busca del Paraíso perdido, en el que el arte no pertenece a ningún estrato profesional, sino que tanto la plasticidad como la palabra son otorgadas a todos. Pocos alcanzaron las utópicas islas del “naif”. Una de ellas es Sandra Domínguez Martilotti.

Los cuadros de la artista (uruguaya-boliviana) oscilan entre una infantilidad innata en ella misma, y otra adquirida inconscientemente. Con tonalidades suavemente matizadas y sencilla espontaneidad, configura las vivencias ópticas de su mundo íntimo. La habilidad de observar con ojos no velados por los convencionalismos y con plasticidad, Sandra permite entrever la perspectiva de rostros, algunos identificados con el carácter boliviano, sus montañas, sus árboles y la pintura del concepto de un árbol de la vida que es un mitema o arquetipo generalizado en las mitologías del mundo, relacionado con el concepto más general de árbol sagrado y, por lo tanto, en la tradición religiosa y filosófica, como metafísica y esotérica.

El nevado Illimani es en la naturaleza universal tan hermoso, cómo lo es en la pintura de Sandra, que lo pinta como un espacio bendecido y la eterna postal de bienvenida a quienes nos visitan de los países del interior de Bolivia y del exterior.

Las caras en su mayoría femeninas asoman primorosamente labios, orejas, ojos, trenzas, moños, pelo largo, crespo, cabellera casi siempre con aretes, lentes; presencias que dejan ver un brindis y la exquisitez de saborear un cóctel por el personaje creado por Sandra; también la compañía de la pareja y el detalle en la indumentaria. Distinguimos damas vestidas, con lo que podría llamarse escotes pronunciados, que se lucen con prendas sensuales usadas con piel desnuda por debajo.

Son cuadros de culto ingenuos, en los que coinciden lo conocido y lo posible: casas adheridas unas a otras, frontis de viviendas amalgamadas entre sí. A pesar del movimiento de los hechos que pinta, sus pinturas se caracterizan por el silencio.

Sandra pintora, esta colmada  de sus visiones y percepciones, se atreve incluso con los temas más difíciles y consigue a veces mediante la tensión entre conocimientos técnicos e imagen real interna, entre la sencillez ideológica y la representación visual, aquella peculiaridad de la expresión creadora que la diferencia de otros artistas. Las deformaciones y transformaciones de su manifestación pictórica no se deben en ella a una intención estilística, sino que son proyección de su verdad interna.

En cada pincelada hay una bendición. Es el comienzo de la vida donde van el pan y la plegaria. En el arte de Sandra Domínguez, lo místico esta frenado por el candor de sus rostros ingenuos. Perfiles de rostro serio y de labios cerrados. Ellos no llevan la carga belicosa de los arcabuceros porque su obra se hace poema cuando menciona a la luna.

Rostro infantil. Admiración íntima en la mirada perdida. Quietud sólo para un instante. Es un rostro mirándonos desde la luna en cuarto creciente.

Sandra Domínguez Martilotti. Fisonomías delicadas en su contextura física, muy alejadas de los regordetes del renacentista Rafael de Urbino. Tampoco llevan la idea de lo etéreo, ni la sensación de ángeles cazadores, como la corte celestial de pintura colonial. Estos son otros talantes, tan puros como aquellos que sólo son animados por el extraordinario talento de la artista, pero en la con

 
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Julio Ríos, licenciado en Ciencias de la Comunicación, estudió en las universidades Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca y Católica de La Paz, y diplomado en investigación periodística por la Universidad de la Jolla, San Diego California USA, es escritor y crítico de arte. En la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).

© 2022.




 
 Sandra Domínguez Martilotti