LA COVID – 19
LA OBRA DE
Cecilia Ruiz Angeletti
(Warmi Andina)
TALENTO ORIGINALIDAD CARÁCTER
Cecilia
Ruiz Angeletti (Warmi Andina), nació en la ciudad de Tarija, Bolivia, “La Chura”,
que conserva los holgados caserones, aquellas casas solariegas que acunaron a
ilustres ciudadanos; allí se conservan los zaguanes, los grandes patios y su
pozo segado al centro; corredores cubiertos de emparrados troncos leñosos, que
ponen de manifiesto los años que han pasado por ellos y más allá. En una
esquina brotan los parrales de deliciosas uvas que se apoyan en esferas de
carrizos.
Nació, Cecilia,
en esta bella ciudad, cuna de los presidentes Narciso Campero Leyes, Aniceto
Arce Ruiz y Víctor Paz Estenssoro, éste último, un político de físico ni alto
ni bajo, fisonomía fuerte sin ser dura, anteojos que fundían los cristales con
las pupilas agrandadas, y la solemne boca prognata de antropoide, regocijo de
caricaturistas.
Nació
iluminada, y poco a poco su estrella entreveró talento, técnica, prolijidad,
carácter y originalidad. Cecilia proviene de un legado artístico, de padre
músico y madre bailarina. Creció, percibiendo el arte en todas sus
formas. Desde niña sintió el arte como una forma de expresión necesaria.
En
2010 inició un viaje por Sudamerica, que le permitió conocer diversas culturas,
cosmovisiones y artes de los pueblos latinoamericanos para así poder generar su
propia expresión artística. En 2019 ingresó a la Escuela de bellas Artes de
Tarija [José Santos Mujica].
En
2020 fue eximida recibiendo el título de Técnico en Artes Visuales. En Marzo
2021 fue invitada a participar en una exposición colectiva en el Patio del
Cabildo organizada por la Secretaria de Turismo y Cultura del Gobierno
Municipal de Tarija.
En
Abril de 2021 fue invitada a participar en el Segundo encuentro de Muralismo en
el Mirador [La copa], donde trabajó en un mural en colaboración.
En Mayo de 2021 organizó a
21 mujeres artistas, creando el primer colectivo de mujeres artistas emergentes
tarijeñas, dando vida a una exposición colectiva de 30 días en el Patio del
Cabildo.
En Septiembre de 2021
realizó una intervención artística en [La Azotea] en colaboración. En
Octubre de 2021 fue elegida para ser parte del programa [Descubre Bolivia y sus
Artistas], organizada por el Ministerio de Culturas Descolonización y
Despatriarcalización de Bolivia, exponiendo 20 Obras en el Centro Cultural Casa
Creart.
En
Febrero 2022 participó en una exposición Colectiva en el Centro Cultural Casa
Creart. En Abril de 2022 participa en una exposición colectiva de artistas
Emergentes en el centro Cultural Casa Creart.
El
Junio 2022 llevó a efecto su primera exposición en Santa Cruz de la Sierra en
la galería de Arte [La Riviera] vigente hasta el 19 de Julio de 2022.
Cecilia
DE PERFIL
1. ¿Principal rasgo de tu
carácter?
Perceptiva
2. ¿Qué cualidad aprecias
más en un hombre?
Su inteligencia
3. ¿Y en una mujer?
Su capacidad de
amar
4. ¿Qué esperas de tus
amigos?
Nada
5. ¿Tu principal defecto?
La ira
6. ¿Tu ocupación
favorita?
La pintura y el
Yoga
7. ¿Tu ideal de
felicidad?
Que todos los seres seamos
felices, dichosos y en paz
8. ¿Cuál sería tu mayor
desgracia?
Perder algún sentido, o
las manos
9. ¿Qué te gustaría ser?
Un ave
10. ¿En qué país
desearías vivir?
Aquí mismo donde estoy
Tarija, Bolivia
11. ¿Tu color favorito?
Amarillo
12. ¿La flor que más le
gusta?
Girasol
13. ¿El pájaro que
prefieres?
Bien té fue
14. ¿Político que
admiras?
Mandela
15. ¿Tu poeta preferido?
Julio Barriga
16. ¿Un héroe de ficción?
Mi papá
17. ¿Una heroína?
Mi hija Juana
Candela
18. ¿Tu músico favorito?
Muchos
19. ¿Tu pintor preferido?
Guayasamin
20. ¿Tu héroe de la vida
real?
Mi mamá
21. ¿Tu nombre favorito?
Camila y Juana
22. ¿Qué hábito ajeno no
soportas?
La Mentira
23. ¿Qué es lo que más
detestas?
La deshonestidad, la
traición
24. ¿Tu signo del
zodiaco?
Libra, ascendente
Escorpión luna en Tauro
25. ¿Un hecho que
recuerdes y que admires?
El nacimiento de mis
hijas
26. ¿Qué virtud desearías
poseer?
Viajar en el tiempo
27. ¿Cómo te gustaría
morir?
Dormida
28. ¿Cuál es el estado
más común de tu ánimo?
En calma
29. ¿Qué defectos te
inspiran mayor indulgencia?
Cualquiera
arrepentimiento merece indulgencia
30. ¿Cuál es tu lema?
Vivir el presente
33 ¿Mi complejo?
Sin
31 ¿Comida preferida?
Comida vegetariana
32 ¿Bebida favorita?
Café
33 ¿Postre favorito?
Chocolate
34 ¿Deporte favorito?
Ciclismo, y prácticas
cómo Yoga y Capoeira
35 ¿Tus talentos ocultos?
Sacerdotisa de los
misterios sutiles
36 ¿El colmo de la
felicidad?
Un atardecer
37 ¿Ordenada?
¿Desordenada?
Muy Ordenada
38 ¿Puntual?
Intento
39 ¿Qué es lo primero que
haces al despertar?
Medito
40 ¿Circunstancia más
apreciada?
Encontrar mi
propósito
41. ¿Artistas de cine
favoritos?
No tengo
42 ¿Te sientes realizada?
Si
43. ¿Qué usas para
dormir?
Depende con quien duerma. A veces desnuda.
El
yoga para Cecilia Ruiz, sin duda, es parte intrínseca de su vida. Aparece en el
día a día como un diálogo a través de la meditación y la metafísica, donde se pone
de relieve en esta artista la Tradición Occidental de Misterios.
De
acuerdo con la Qábalah, la primera cualidad requerida antes de que pueda
hacerse cualquier progreso espiritual es aquietar el alma y la mente. Y se necesita
realmente de un viaje al interior del templo interno, para distinguir la verdadera mística.
Cecilia advierte que la meta del Yoga es lo que la palabra Yoga significa. Unión, la que se corresponde con la experiencia ultérrima de la Qábalah, Unión Divina. Y la vía hacia esta meta es por el control de la voluntad y de las funciones de pensamiento, emoción y movimiento corporal interno o externo.
Opera olvidando el mundo profano, mundano y escabroso. Todo el sistema es realmente una
combinación de filosofía, ciencia y arte. Tiene su sistema de
doctrina que constituye su sabiduría, y sin embargo requiere algo más que una
apreciación académica, a saber, una activa fe, y como la práctica de
la medicina, es al mismo tiempo una ciencia y un arte.
Enseña al cerebro de Cecilia, a viajar en direcciones divinas y sobre nuevos planos, en otras palabras, no sobre el aspecto exterior de las cosas, sino sobre los principios internos.
Le enseña que sólo lo que ella ha experimentado
como verdadero puede ser verdadero para ella, que lo que parece verdadero a la
mente lógica no necesariamente es verdadero en absoluto cuando se ve desde un
nivel superior, y que las palabras pueden ser un gran obstáculo más que una
ayuda hacia la verdad.
El Árbol de la Vida qabalístico es un sistema óptimo para realizar todo esto. Como símbolo compuesto de relaciones subyacentes, permite a Cecilia comparar lo que conoce y deducir entonces lo que no conoce, en parte por intuición, y en parte por primeros principios. Es una clase de álgebra metafísica.
Cecilia Ruiz, es una mujer extraordinaria. Sus juicios oportunos y definitorios,
son producto de su inteligencia que asoma como la principal característica de
su personalidad. Su mirada es misteriosa y seria, pero la expresión de sus ojos es de mirada airosa pintada de sinceridad. Mira con vista renovada lo que los demas observan con retina cansada por la angustia de sobre existir. Es una mujer muy hermosa.
Su arte, sus actividades paralelas, su responsabilidad en la familia, su
rol de madre, son fundamentales en su existencia. Su día a día, está orientado
hacia fines trascendentales, capaces de hacer girar sus ruedas sobre las
insospechadas avenidas de la espiritualidad, el ejemplo, y el arte en el que ella
se mueve afanosa.
Poseedora de garra, aplomo y carácter, camina por la vida creando. Es
sincera, muy original e ingeniosa. Es una Tarijeña que nació con la fuerza de
la inspiración, donde se hace evidente el ejemplo invalorable de dignidad
vocacional de sus padres.
En los deportes,
Cecilia practica el ciclismo, mismo que lo
desarrolla sobre una bicicleta. De acuerdo a sus características, ella practica
diferentes modalidades o especialidades de ciclismo.
Se conoce como ciclismo de competición a la
disciplina que consiste en tratar de recorrer una cierta distancia en
el menor tiempo posible. Internamente ella goza de un momento de esparcimiento
por intermedio de este noble deporte.
Cecilia Ruiz, es entre las artistas plásticas de
Bolivia y lejos de nuestras fronteras, una de las pintoras más relevantes e
importantes, en vigor a su técnica, realidad en el lienzo y talento puesto de
relieve en cada cuadro.
Cuando el arte anuncia la vida, es porque el arte es la vida entera. La pintura de Cecilia, anuncia la vida.
Julio Ríos
En ánfora imaginaria puede depositarse el sufragio que avala la exitosa trayectoria de Cecilia Ruiz Angeletti, también llamada “Warmi Andina”, una artista tarijeña cuya entrega a la plástica arranca en su niñez. En las entrañas de su madre, el claustro materno la abrigo de arte, mientras su padre se realizaba con la divinidad de la música.
En un voto de confianza, ante un arte contemporáneo, donde el color invita a un repaso cromático lleno de imágenes insinuantes, de figuras proyectadas con un sentido estético, propio de los artistas que retienen en la mente esa policromía fascinante de imágenes, circunstancias y miradas, mientras el dibujo confirma que la sombra del hombre contorneada en el lienzo, fue la primera pintura que existió.
Ahí está el secreto, si se puede llamara así, del éxito que Cecilia Ruiz logra con el color y particularmente con la línea, pues ella expresa en sus obras estar arraigada en el dibujo, esencia de todas sus creaciones: siluetas en movimiento, motivadas por la habilidad suya al amparo de la luz exenta de penumbra.
La piel de la pintora se adosa a la imagen plástica, como un símbolo de contacto entre la materia y la epidermis. Así, relega a un segundo plano el trabajo meramente intelectual, porque de hecho entra en el roce directo y palpable por intermedio del tacto, para remover las ideas. También alerta a los sentidos crea una imagen en el pensamiento, porque esta artista piensa mientras pinta.
No traza bocetos previos ni va con la idea fija. Me atrevo a decir que en mi apunte particular, aparece una triada: Modigliani, Picasso y Ruiz. El primero fue un pintor, dibujante y escultor italiano, conocido por sus retratos en un estilo que se caracterizaba por el alargamiento de los rostros y las figuras. Pablo Picasso, con una temática caricaturesca de las caras humanas, obra profusa en pinturas y dibujos. Ruiz, nuestra artista “chapaca”, que se sumerge afanosa en el tratamiento del color en una técnica prolija y brillante. Advertimos la presencia de mujeres con ojos pronunciados cuya cabeza permite entrever una suerte de turbante colorido, o que se revelan desnudas en el lienzo apenas vestidas de rosas. Está, sin duda presente, el estilo naif.
La foto que ilustra esta crónica muestra a Cecilia trabajando con el pincel, la espátula y la paleta. Vestida con jeans y un atuendo amarillo, color de su preferencia, su inspiración se pone de manifiesto mientras trabaja a través de la prenda muy escotada que viste con piel desnuda debajo. La mano de la artista, entonces, aviva su ingenio, deformando la masa del material que emplea que hace posible la concepción de sus obras.
Hay una independencia entre la artista y el entorno en el que pinta, porque las ideas están fijadas al plano urbano de una ciudad. Miro el cuadro, me concentro en sus detalles y veo como si me hallara en el piso más elevado de un moderno rascacielos. Cecilia muestra a La Paz que se extiende como un aguayo infinito y multicolor, abierto a la esperanza hecha canción, bajo el cielo de un azul inmaculado que despista al invierno y abre sonrisas en la multitud caminante por sus calles llenas de alegrías y tristezas; inspiración de poetas que desmigajaron sus ideas para cantarle con sentimiento estrofas arrancadas de la preciosidad de un entorno, que la encierra entre cumbres elevadas, escoltas del excelso Illimani. Entre el movimiento del teleférico, el cuadro fija en sus tres picos elevados al cielo como virtudes teologales en oración que hacen del grandioso nevado la eterna postal de bienvenida al visitante.
El color le da el soplo de vida a cada uno de sus cuadros. Es una combinación entre el consciente y el subconsciente. Se produce una cadena artística de la que surgen los nuevos caminos del arte. De esa manera cada cuadro fluye. En la calidad de su trabajo, también hay temática abstracta y la reiteración de ojos que nos miran. Colgadura de instantes deformados que no obstante lo indefinido, identifica una realidad. Guiada por los secretos del dibujo, Cecilia sabe demostrar el gran valor de los colores.
La obra de Ruiz o “Warmi Andina”marca un hito en la pintura contemporánea de Bolivia. En la seriedad de su labor plástica entran en juego sus teatro y cajas, juegos que bien pueden llamarse caprichos.
By Julio Ríos
DRESSED IN HER FAVOURITE COLOUR, CECILIA WORKS HER WORK VERY INSPIRED THROUGH THE VERY LOW-CUT GARMENT THAT SHE WEARS WITH HER NAKED BODY UNDERNEATH
In an imaginary amphora can be deposited the suffrage that endorses the successful trajectory of Cecilia Ruiz Angeletti, also called "Warmi Andina", an artist from Tarija whose dedication to the plastic arts began in her childhood. In her mother's womb, the maternal cloister sheltered her with art, while her father was fulfilling himself with the divinity of music.
In a vote of confidence, before a contemporary art, where the colour invites to a chromatic review full of insinuating images, of figures projected with an aesthetic sense, typical of the artists who retain in the mind that fascinating polychromy of images, circumstances and looks, while the drawing confirms that the shadow of man outlined on the canvas, was the first painting that existed.
There is the secret, if it is possible to be called this way, of the success that Cecilia Ruiz achieves with the colour and particularly with the line, because she expresses in her works to be rooted in the drawing, essence of all her creations: silhouettes in movement, motivated by her ability under the protection of the light exempt from penumbra.
The painter's skin is attached to the plastic image, as a symbol of contact between matter and epidermis. In this way, she relegates merely intellectual work to the background, because in fact she enters into direct and palpable contact through touch, in order to stir ideas. She also alerts the senses and creates an image in thought, because this artist thinks while she paints.
She does not sketch beforehand, nor does she go with a fixed idea. I dare say that in my particular note, a triad appears: Modigliani, Picasso and Ruiz. The first was an Italian painter, draughtsman and sculptor, known for his portraits in a style characterised by the elongation of faces and figures. Pablo Picasso, with a caricatured theme of human faces, worked profusely in paintings and drawings. Ruiz, our "Chapaca" artist, who immerses herself in the treatment of colour in a neat and brilliant technique. We notice the presence of women with pronounced eyes whose head allows a glimpse of a sort of coloured turban, or who reveal themselves naked on the canvas, barely dressed in roses. The naïf style is undoubtedly present.
The photo illustrating this chronicle shows Cecilia working with brush, palette knife and palette. Dressed in jeans and a yellow outfit, her favourite colour, her inspiration is evident as she works through the very low-cut garment she wears with nude body underneath. The artist's hand, then, enlivens her ingenuity, deforming the mass of the material she uses that makes the conception of her works possible.
There is an independence between the artist and the environment in which she paints, because the ideas are fixed to the urban plan of a city. I look at the painting, concentrate on its details and see as if I were on the highest floor of a modern skyscraper. Cecilia shows La Paz stretching out like an infinite and multicoloured aguayo, open to hope made song, under the sky of an immaculate blue that throws off the winter and opens smiles in the crowd walking through its streets full of joys and sorrows; inspiration of poets who crumbled their ideas to sing with feeling stanzas torn from the preciousness of an environment, which encloses it between high peaks, escorts of the lofty Illimani. Between the movement of the cable car, the picture fixes on its three peaks raised to the sky like theological virtues in prayer that make the grandiose snow-capped mountain the eternal postcard of welcome to the visitor.
Colour gives a breath of life to each of his paintings. It is a combination of the conscious and the subconscious. An artistic chain is created from which new paths of art emerge. In this way each painting flows. In the quality of his work, there are also abstract themes and the reiteration of eyes that look at us. Hanging of deformed instants which, despite the indefinite, identify a reality. Guided by the secrets of drawing, Cecilia knows how to demonstrate the great value of colours.
Ruiz's work or "Warmi Andina" is a milestone in contemporary Bolivian painting. In the seriousness of her plastic work, her theatres and boxes come into play, games that can be called whimsical.
Por Julio Rios
VESTIDA COM SUA COR FAVORITA, CECÍLIA TRABALHA SEU TRABALHO MUITO INSPIRADA ATRAVÉS DA ROUPA MUITO DECOTADA QUE VESTE COM SEU CORPO NU EMBAIXO
Em uma ânfora imaginária pode ser depositado o sufrágio que endossa a trajetória de sucesso de Cecilia Ruiz Angeletti, também chamada "Warmi Andina", uma artista de Tarija cuja dedicação às artes plásticas começou em sua infância. No ventre de sua mãe, o claustro materno a abrigava com arte, enquanto seu pai se cumpria com a divindade da música.
Em um voto de confiança, perante uma arte contemporânea, onde a cor convida a uma revisão cromática cheia de imagens insinuantes, de figuras projetadas com um sentido estético, típico dos artistas que retêm na mente aquela fascinante policromia de imagens, circunstâncias e olhares, enquanto o desenho confirma que a sombra do homem delineada na tela, foi a primeira pintura que existiu.
Há o segredo, se assim se pode chamar, do sucesso que Cecilia Ruiz alcança com a cor e particularmente com a linha, porque ela expressa em suas obras a enraizar no desenho, essência de todas as suas criações: silhuetas em movimento, motivadas por sua habilidade sob a proteção da luz isenta de meia-luz.
A pele do pintor é fixada à imagem plástica, como símbolo de contato entre a matéria e a epiderme. Desta forma, ela relega o trabalho meramente intelectual para segundo plano, pois de fato ela entra em contato direto e palpável através do toque, a fim de agitar idéias. Ela também alerta os sentidos e cria uma imagem em pensamento, porque esta artista pensa enquanto pinta.
Ela não esboça de antemão, nem vai com uma idéia fixa. Ouso dizer que em minha nota particular, aparece uma tríade: Modigliani, Picasso e Ruiz. O primeiro foi um pintor, desenhista e escultor italiano, conhecido por seus retratos em um estilo caracterizado pelo alongamento de rostos e figuras. Pablo Picasso, com um tema caricatural de rostos humanos, trabalhou profusamente em pinturas e desenhos. Ruiz, nosso artista "Chapaca", que se imerge no tratamento da cor com uma técnica limpa e brilhante. Observamos a presença de mulheres com olhos pronunciados, cuja cabeça permite vislumbrar uma espécie de turbante colorido, ou que se revelam nuas na tela, mal vestidas de rosas. O estilo naïf está, sem dúvida, presente.
A foto que ilustra esta crônica mostra Cecília trabalhando com pincel, faca de palheta e paleta. Vestida com jeans e uma roupa amarela, sua cor favorita, sua inspiração é evidente, pois ela trabalha através da peça de roupa muito decotada que veste com a pele nua por baixo. A mão da artista, então, anima seu engenho, deformando a massa do material que ela usa e que torna possível a concepção de suas obras.
Existe uma independência entre a artista e o ambiente no qual ela pinta, pois as idéias se fixam ao plano urbano de uma cidade. Eu olho para a pintura, me concentro em seus detalhes e vejo como se estivesse no piso mais alto de um arranha-céu moderno. Cecilia mostra La Paz estendendo-se como um aguayo infinito e multicolorido, aberto à esperança feito canto, sob o céu de um azul imaculado que lança fora o inverno e abre sorrisos na multidão caminhando por suas ruas cheias de alegrias e tristezas; inspiração de poetas que esmigalharam suas idéias para cantar com estrofes de sentimento arrancadas da preciosidade de um ambiente, que o encerra entre altos picos, escoltas dos altos Illimani. Entre o movimento do teleférico, a imagem se fixa em seus três picos elevados ao céu como virtudes teológicas em oração que fazem da grandiosa montanha coberta de neve o eterno cartão postal de boas-vindas ao visitante.
A cor dá um sopro de vida a cada uma de suas pinturas. É uma combinação do consciente e do subconsciente. É criada uma cadeia artística da qual emergem novos caminhos da arte. Desta forma, cada pintura flui. Na qualidade de seu trabalho, há também temas abstratos e a reiteração de olhos que nos olham. Suspensão de instantes deformados que, apesar do indefinido, identificam uma realidade. Guiada pelos segredos do desenho, Cecília sabe como demonstrar o grande valor das cores.
A obra de Ruiz ou "Warmi Andina" é um marco na pintura contemporânea boliviana. Na seriedade de seu trabalho plástico, seu teatro e suas caixas entram em jogo, jogos que poderiam muito bem ser chamados de caprichos.
Julio Ríos, licenciado en Ciencias de la Comunicación, estudió en las universidades Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca y Católica de La Paz, y diplomado en investigación periodística por la Universidad de la Jolla, San Diego California USA, es escritor y crítico de arte. En la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO (1986), la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), EL ALTO PARA TODOS (2017), LA GENERACIÓN NINI en co-autoría con Alberto Liendo Romero (2023), UNA HISTORIA PARA CONTAR (2024).
© 2022.
Lucía Sacha Inchi, abogada colombiana, nacida en Barranquilla y radicada en Cali, amiga de Cecilia y mía, hizo que yo tocara la puerta al mundo pictórico, habida cuenta que ya conocía del talento y la magistral obra de Ruiz. En una conversación vía WhatSap, comentamos con Lucía la obra y personalidad de Cecilia, e inmediatamente hice el contacto con la prestigiosa pintora tarijeña.