TESTIMONIO EN TIEMOS DE
LA COVID – 19
Semana Santa en tiempos del
Coronavirus
ESCRIBE: Luis R. López
SPRINGFIELD, Tenn.
(BP) — El mundo en que vivimos ha cambiado radicalmente en las últimas semanas.
La pandemia del COVID-19 está transformando nuestra sociedad y dejando una
huella notable en la forma en que pensamos acerca de la familia, los negocios,
la salud, la tecnología, la política, las artes, la recreación y diversiones,
la iglesia y en nuestra propia vida espiritual.
A las puertas de la
celebración del domingo de resurrección, cada creyente en los Estados Unidos de
América y en el resto del mundo afectado, está frente a una oportunidad de
cambio y transformación sin precedentes. La crisis actual nos estremece como
ninguna otra cosa lo ha hecho en los últimos 80 años. En pocos días, los
creyentes alrededor del mundo celebraremos la resurrección de Cristo.
Desde el fondo de
nuestro corazón le pedimos a Dios que nos ayude a ver esto a través de sus
ojos. Es oportuno y necesario tener una perspectiva correcta, adecuada y
balanceada de nuestra vida de este lado del universo en medio de tiempos tan
turbulentos. No estamos solos ni desamparados. Dios no nos ha abandonado. No ha
apartado sus ojos de este mundo ni tapado sus oídos al clamor de Sus hijos. Por
el contrario, Él está tocando la puerta de nuestro corazón. Nos está hablando y
llamando en alta voz en estos momentos para recordarnos varias cosas. Nos
invita y anima a reflexionar cuando nos preparamos para celebrar el
acontecimiento más importante en la historia de la humanidad: la resurrección
de Cristo. No pretendo saber todo lo que nos está diciendo, pero me gustaría
pensar que entre todas las cosas que nos dice están estas cuatro cosas.
En primer lugar, esta
crisis nos recuerda la fragilidad de la vida. ¿Quién diría hace tres meses que
estaríamos sufriendo la pandemia que el mundo hoy enfrenta? Podemos planificar
y desear hacer cosas, pero todo puede cambiar en cuestión de días, horas y
minutos. “Nuestros días sobre la tierra son como la hierba; igual que las
flores silvestres, florecemos y morimos.” (Salmos 103:15 NTV)
En segundo lugar, la
pandemia nos recuerda la realidad de la muerte. Con todos los adelantos
financieros, científicos y tecnológicos que nuestra generación ha visto, el
hombre no ha podido vencer la muerte. Es triste y doloroso observar el
creciente número de muertos que está ocasionando esta pandemia. Las autoridades
médicas y gubernamentales no saben con exactitud cuál será el impacto total de
personas infectadas por el coronavirus y cuántas de ellas partirán de este
mundo. 1 Corintios 15:26 NTV nos recuerda, “Y el último enemigo que será
destruido es la muerte.”
En tercer lugar,
estos tiempos nos invitan a orar. A hacerlo con tal fervor e intensidad que nos
obligan a doblar nuestras rodillas con ahínco para buscar a Dios. Son días que
nos empujan a apartarnos a solas, a cerrar la puerta y a hablar al Padre
celestial. Son días para orar individualmente pero también para hacerlo con
nuestra familia y amigos. En especial, a orar con el cuerpo de Cristo. Son días
en donde no necesitamos ni siquiera estar presentes para buscar el rostro de
Dios. 1 Timoteo 2:8 nos recuerda, “Deseo que en cada lugar de adoración los
hombres oren con manos santas, levantadas a Dios, y libres de enojo y
controversia.” Son tiempos para dejar a un lado nuestra comodidad, las
inclinaciones políticas, las agendas personales y acercarnos a un Dios que nos
está hablando en voz alta.
Finalmente, este tiempo del coronavirus en que nos preparamos para celebrar la Semana Santa debe recordarnos la maravillosa esperanza de la resurrección. Así como la muerte entró en el mundo por medio de un hombre, ahora la resurrección de los muertos comenzó con Cristo. Él es el primer fruto de una gran cosecha, el primero de todos los que murieron. Su segunda venida está cerca y el tiempo se está acortando. 1 Corintios 15:22 nos recuerda “Así como todos mueren porque todos pertenecemos a Adán, todos los que pertenecen a Cristo recibirán vida nueva.” Él es la esperanza de vida. “Jesús le dijo — Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aun después de haber muerto.” Juan 11:25 NTV. ¡Celebra la resurrección!
Julio Ríos
La Semana Santa, que en 2022 seguiremos viviendo a
distancia, será el tiempo propicio para equilibrar y armonizar, desde la
soledad y el encuentro, nuestras relaciones con nosotros mismos, nuestros
vínculos con los demás, con la naturaleza, con el mundo.
Cada mañana al despertar solo elevemos en oración
tres expresiones: Gracias, Gracias, Gracias Dios mío, y pongámonos a disfrutar
del regalo más hermoso que Él nos entregó: El Don de la Vida.
Sabemos que la Semana Santa será de
una tensión en aumento. En esta semana Jesús desplegará toda la fuerza de su
mensaje, realizará gestos que no olvidaremos jamás.
Las flores comienzan a renacer. Ya es tiempo de otra Primavera. En esta Semana habrá Luna Llena. La Cuaresma lo recuerda otra vez. Ya comenzó nuestra Semana Santa. Su Primer día: Domingo de Ramos. Multitudes unidas agitan Palmas. Nuestra esperanza e ilusión estallarán en mil pedazos el viernes, como un frasco de perfume.
Semana Santa no solo pretende
recordar la vida, pasión y muerte de Cristo sino también actualizar su mensaje
de fe y esperanza ante la difícil situación por la que miles de bolivianos vienen
atravesando actualmente debido a la pandemia y los conflictos sociales que se
suscitan en el país.
Debemos centrar nuestra mirada en el
misterio de la vida de Cristo porque, a partir de él, vamos a entender todo lo
que acontece en nuestras vidas. La Semana Santa no solo quiere recordar el
pasado sino también celebrar y actualizar el mensaje de Jesús en nuestras comunidades
y pueblos de todo el país.
La Semana Santa no solo son
celebraciones, procesiones y bendición de ramos sino un momento clave de
reflexión de los creyentes y no creyentes, sobre todo de los que dirigen los
destinos de nuestro país ya que ellos tienen la gran responsabilidad de
trabajar por los más pobres y necesitados.
Cristo es un gran referente en la
vida de muchos hombres y mujeres por mostrar siempre coherencia, transparencia
y consistencia en las acciones de su vida diaria porque él “dice lo que hace y
hace lo que dice”, actitudes que todas las personas deberían aplicar en la
sociedad para lograr el bien común.
En tal sentido, todas las personas
que ocupan cargos importantes o representativos en la sociedad deben ser
conscientes de trabajar responsablemente por su país donde tendría que primar
el espíritu de servicio a la comunidad y entender que todo puesto que se tenga
es transitorio o pasajero.
Recordemos que Dios siempre nos espera
como el padre misericordioso. Y a los que no profesan la fe, los exhorto a que
regresen a la vida, a la autenticidad, que la vida es hermosa; que vale la pena
vivirla a pesar de las complicaciones y de que muchísima gente la está pasando
mal en este mundo por la guerra, conflictos, hambre, pero también hay mucha
esperanza.
Jesús, resucitó venciendo a la muerte, porque nos
quiere, para poder gozar de la vida eterna. Por eso cuando vemos una cruz con
Jesús clavado en sus pies y manos, recordamos que sufrió por nosotros, y
nosotros debemos ser más humanos para que nos vea en armonía, pese a la
pandemia que parece que a bestializado al mundo. Oremos por nuestro país,
pidamos justicia para este gobierno abusivo.
By Julio Ríos
Holy Week, which in
2022 we will continue to live at a distance, will be a propitious time to
balance and harmonise, from solitude and encounter, our relationships with
ourselves, our links with others, with nature, with the world.
Every morning when we
wake up, let us pray three words: Thank you, Thank you, Thank you my God, and
let us begin to enjoy the most beautiful gift that He gave us: The Gift of Life.
We know that Holy
Week will be a week of increasing tension. During this week Jesus will unfold
the full force of His message, He will make gestures that we will never forget.
The flowers are
beginning to bloom again. It is time for another Spring. This week there will
be a full moon. Lent reminds us again.
Our Holy Week has begun. Its first day: Palm Sunday. United crowds wave Palms. Our hope and illusion will burst into a thousand pieces on Friday, like a bottle of perfume.
Holy Week not only
aims to remember the life, passion and death of Christ but also to update his
message of faith and hope in the face of the difficult situation that thousands
of Bolivians are currently going through due to the pandemic and the social
conflicts in the country.
We must focus our
gaze on the mystery of Christ's life because it is from him that we will
understand everything that happens in our lives. Holy Week is not only about
remembering the past but also about celebrating and actualising the message of
Jesus in our communities and villages across the country.
Holy Week is not only
about celebrations, processions and the blessing of the branches, but also a
key moment of reflection for believers and non-believers, especially for those
who run the destinies of our country, since they have a great responsibility to
work for the poorest and neediest.
Christ is a great
reference point in the lives of many men and women for always showing
coherence, transparency and consistency in the actions of their daily lives
because he "says what he does and does what he says", attitudes that
all people should apply in society to achieve the common good.
In this sense, all
people who occupy important or representative positions in society should be
aware of working responsibly for their country, where the spirit of service to
the community should prevail and understand that any position held is
transitory or temporary.
Let us remember that
God is always waiting for us as the merciful father. And to those who do not
profess faith, I exhort them to return to life, to authenticity, that life is
beautiful; that it is worth living despite the complications and the fact that
many people are having a hard time in this world because of war, conflicts,
hunger, but there is also a lot of hope.
Jesus rose from the dead, conquering death, because he loves us, so that we can enjoy eternal life. So when we see a cross with Jesus nailed in his hands and feet, we remember that he suffered for us, and we must be more human so that he can see us in harmony, despite the pandemic that seems to have bestialised the world. Let us pray for our country, let us ask for justice for this abusive government.
Julio Ríos, licenciado en Ciencias de la Comunicación UCB y diplomado en investigación periodística por la Universidad de la Jolla, San Dieggo California USA, es escritor y crítico de arte. En la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).
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