sábado, 18 de diciembre de 2021

Noche Buena / Navidad

 
 


Navidad en tiempos de la Covid 19

JULIO RÍOS CALDERON

Página Siete, sábado 18 de diciembre de 2021

 


La Navidad al coincidir además con el final del año, es motivo de meditación sobre lo vivido y de proyección sobre lo que vendrá. Este tiempo es generalmente una invitación a pensar, a cambiar, a mirar dentro y fuera de nosotros.

¿Cuál es el sentido de todo ello? Sin vacilación, la felicidad por estar juntos. José y María recorrieron un largo camino hasta llegar al lugar que sería un punto de encuentro de personas provenientes de lugares lejanos y diversos. El encuentro simboliza, por un lado, la superación de las distancias (no físicas, sino de corazón) que hemos construido por motivos a veces insignificantes, pero que provocan grandes desuniones.

Por otro, puede significar la aceptación de las diversidades (ideológicas, políticas, religiosas, culturales) como parte inherente de nuestra vida social y motivo de enriquecimiento. La Navidad nos invita, entonces, a acercarnos especialmente a aquellos con los que nos hemos alejado y a ser más comprensivos con quienes no coincidimos en ideas, actitudes o elecciones de vida. El encuentro será así una oportunidad para ensanchar el corazón.

El “dar a luz” es otro de los simbolismos que encierra la Navidad. Sin embargo, puede que no haya sido un año fácil (la pandemia por intermedio del protagonista mortal conocida como la Covid 19), porque hemos vivido alguna pérdida, un fracaso o un problema de salud.

¿Y será que podemos “dar a luz” si nos sentimos sin fuerzas para seguir adelante? Justamente cuando un niño nace, la madre se olvida inmediatamente de los dolores del parto, porque la felicidad que implica la nueva vida construye una nueva escala de valores y reacomoda las prioridades.

María fue el mejor ejemplo de ello. Las pruebas por las que atravesó para que Jesús pudiese nacer fueron inmensas, pero su fe fue aún más grande y permitió una revolución en la humanidad. Navidad nos invita a confiar en que todas las situaciones difíciles y las preocupaciones son una posibilidad para que algo nazca e ilumine alguna circunstancia de nuestra vida y de la de quienes nos rodean. No importa si lo que tiene que nacer es algo grande o pequeño, porque lo valioso está justamente en la luz que porta.

Jesús transformó la mentalidad de su época con pequeños gestos. Jugó con los niños, compartió la mesa con sus amigos, visitó y curó los enfermos. Acciones ordinarias, pero que impregnadas de amor se convirtieron en extraordinarias.

Hoy necesitamos más que nunca superar las distancias, aceptar las diversidades y “dar a luz” a todo aquello que contribuya a una mejor convivencia.

Por otra parte, San Bonifacio (680-754), evangelizador de Alemania, tomó un hacha y cortó un árbol que representaba a un árbol consagrado, y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne, simbolizó el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo como luz del mundo. Conforme pasó el tiempo, las manzanas y las luces, se transformaron en esferas y otros adornos.

Cada abrazo en la Noche Buena, es una manifestación de amor y un deseo para esperar un Nuevo Año, augurándolo próspero. En Bolivia atravesamos por una cadena de odio, resentimiento y venganza. Tres males que nos maltratan. Oremos para mover corazones, oremos para pedir justicia. El mejor mensaje Navideño es dejar para todos una consecuente oración para que cesen las iniquidades que hay en este mundo. No queremos mucho para las navidades. Solo desear salud, felicidad y amor.

JULIO RÍOS CALDERÓN, es escritor y consultor.