RECOPILACIÓN PICTÓRICA EN TIEMPOS DE
LA COVID – 19
ANTOLOGIA
ARTÍSTICA
LA OBRA DE NICIA
(Nicia María Cristina Paravicini Azero)
ARTISTA PLÁSTICA
Artista plástica, con experiencia destacada como retratista, y por otra parte ex–modelo, Nicia María Cristina Pravicini Azero, nació (causalmente en Río de Janeiro por la actividad militar diplomática de su Padre, el Gral. Enrique Paravicini Calancha), el 5 de julio –es boliviana por padres y tiene la doble nacionalidad–, bajo el signo zodiacal de Cáncer, por tanto en el importante itinerario de su vida se muestra hasta brillante y destacada como pintora y dibujante.
Estudió la primera y la secundaria en el colegio Santa Teresa y estudió artes plásticas en la Escuela Superior de Bellas Artes, donde se graduó como pintora. Fue desde adolescente modelo profesional para muchas marcas.
Desde fines de diciembre del año 2020 pasado, dedica y continúa su actividad en el trabajo de la pintura. En esta época de tiempos de la Covid-19, Nicia brinda por entero su quehacer diario a la plástica.
El estilo de Nicia es sobrio y ecuánime en al trazo. El talento puesto de relieve, sin vacilación se ajusta ahora a la época por la que atravesamos, y es precisamente, la fe, su principal inspiración.
Nicia es creyente, y su fe en Dios es inquebrantable, antecedente que paradójicamente sumó en los factores que decidieron su vida con éxito y estabilidad. Su origen en el ilustre tronco de los Paravicini-Azero, le pone apellidos distinguidos que los lleva con dignidad y reconocimiento explicado en el amor eterno a sus padres.
Nicia, hace más de seis meses radica en Tarija, Bolivia. Su traslado de la ciudad de La Paz, a la capital andaluz de nuestra patria, fue intempestiva, mas sus decisiones fueron radicales al elegir vivir por un tiempo en la llamada “Chura Tarija”.
Artista Plástica, con la experiencia en la temática del retrato, asomando sin duda talento y prolijidad en el trazo. Trabajadora tesonera. Un talento sin galas, pero muy sencilla al de todos los artistas. Integra con su honradez y su rigurosa temperancia (no tiene vicios, pero sabe divertirse sanamente con otra virtud que es la de saber cantar y modular con un oído extraordinario).
Su padre ha dejado un ejemplo invalorable de dignidad vocacional que Nicia ha recibido como legado, hoy heredado por su hijo Enrique, quien en la pintura y la música, se pone de relieve, destacándose por su sensibilidad y talento. Nicia pinta inspirada, y los reflejos de sus ojos, son la ventana del alma que dirige a su pincel para colorear el lienzo con la belleza que ella misma posee.
PINTURA
El arte de Nicia
Toda exposición de arte plástico que exhibe las obras de Nicia, cubierta ya de talento por sus creaciones pictóricas plasmadas en la espontaneidad de su corazón, tiene justificadas razones para un elogio.
En una época en que las exigencias son mayores en todo ámbito pendiente de la evolución artística, Nicia da la sensación de estar dominada por un inmenso respeto hacia su propia personalidad, lo que queda demostrado en múltiples trabajos consignados al ser humano, la naturaleza, los animales, el retrato, y el inevitable Illimani, postal de bienvenida a la ciudad de La Paz.
Si el fin de todo artista es presentar su obra de acuerdo con la sensibilidad que carga ante el panorama abierto a la inspiración dictada por el alma, Nicia basa sus trabajos en una impresión visual motivada en lo espiritual de su mirada. La obra dedicada a la figura de Dalí, es uno de sus cuadros que encajan en esta impresión. Allí está “el caballo” llevado al simbolismo de toda expresión humana con irradiaciones del mundo digamos ecuestre, aún no contaminada por la impureza de otros animales. Tampoco deja de lado la atmósfera –paisaje o plenitud de ambiente–, al trazar una sombra diluida, como perdida en una niebla luminosa. Allí está la visión de Nicia, trasladada con destreza a través del pincel guiado por su ternura creativa, dando un tratamiento especial a la creación de un rostro.
Esa misma inquietud la encontramos en otros cuadros que representan impresiones azules con la mirada fija, como detenidos en el tiempo, rodeados de un paisaje con cielo sombrío, ligeramente oscurecido entre tonalidades mezcladas de luminosidad y bruma. Son dos corrientes del realismo en dos figuras ancestrales, transmisoras de aquel ayer que no muere porque pervive en medio del silencio, entre las quejas del viento.
Pero hay una mirada que nos acerca hasta nosotros, los que estamos en el otro confín de la Tierra. ¿El prodigio? Mirada de la artista que lo puede todo con sus pinceles u otros instrumentos de trabajo, cuando no solamente son los dedos creadores los que hacen posible penetrar en lo hondo del sentir humano, con solo un trazo, como el poeta logra con la pluma cambiar el ritmo de su rima, dando un giro que aleja la honda tristeza que lo agobia, a fin de acercarlo a una sonrisa que lo ensalce y purifique.
Cuando una pintura conmueve por la expresión de la figura, se puede llegar solo a supuestas conclusiones, tal como ocurre en esta obra. Tiene el sombrero apoyado al pecho y la cabeza algo inclinada hacia abajo, como si el peso de su mirada le obligara a volcarse con tanta reverencia, quizá ante a la ciudad de La Paz, en pos de mejores días.
No cabe duda de que la artista, para el logro de esa pintura trabajada en la técnica del óleo sobre el lienzo, fijó su atención en los recursos más apropiados en pos de alcanzar la perfección de los trazos, el color y lo que encierra las artes plásticas cuando son practicadas con talento. A esa obra se suma la mujer, síntesis de una vida reflejada en la frente y el peso concentrado en las mejillas.
Para lograr otras imágenes, la pintora paceña acude a distintas técnicas que dejan observar la calidad de trazos al concretar sus ideas a través de óleo, en las que sus pinceladas hicieron posible las figuras logradas sobre lienzo.
En estas pinturas vuelve a reflejarse el nivel artístico de Nicia al llevar a un primer plano la pureza de su espíritu y no volcar líneas grotescas allí donde todo es divino. (Página Siete, domingo 30 de diciembre 2018 en La Paz, Bolivia).
Julio Ríos
En el panorama de las artes plásticas bolivianas, Nicia María Cristina Paravicini Azero, pone una nota muy particular al producir en el lienzo imágenes que brotan de su corazón enamorado de la naturaleza, del mar, del río, de las montañas, de los valles. Su temática es versátil, mas su experiencia destaca como retratista, asoma en esta ANTOLOGÍA PICTÓRICA, donde la imagen del hombre y la mujer coexisten en el espíritu del amor profundo, donde nuestras montañas, tradiciones, rostros, retratos, se ponen de relieve. Mirar atrás, es dar cuenta de su vida prolongada muchos años en la ciudad de La Paz, y ahora en Tarija donde Radica.
Hablar en “esta antología” de Nicia, es mostrar una retrospectiva de más de dos décadas, y su incursión en una técnica moderna, impulsada por su talento. La imagen, sin duda entra en el terreno del Post modernismo. Sus retratos complementan el estilo en esta línea de la pintura. Observamos maternidad, ternura, personas, artistas, entre ellos el célebre trompetista de jazz, Louis Armstrong y otros rostros como ensayo del color, entremezcla el púrpura dando cuerpo a una hermosa imagen. También están presentes lienzos que nacen de la fuerza de su inspiración iluminada.
Y Nueva York ganó el lienzo de Nicia, al pintarlo simbólicamente con características de libertad, edificios rascacielos que son la imagen más auténtica de esta ciudad de artistas, de esta capital que nunca duerme, de este escenario cosmopolita que fue pintado en Tarija (ciudad en la que ahora reside), merced al arte plástico de esta artista.
Beethoven, el genio de Bonn, el compositor que llegó con su obra al sentimiento de millones de instrumentistas, directores de orquesta, melómanos, alcanzó a Nicia con un retrato en el que aparece el célebre músico con la imagen característica de un hombre inspirado, iluminado y también atormentado. En esta línea el gran Wolfgan Amadeus Mozart, el caso más portentoso de genial musical, de igual manera aparece en los lienzos de Paravicini.
Hermoso cuadro, rociado de sensualidad y elegancia Niciesca, es el rostro de una dama parisiense de mirada penetrante, labios sensuales, carnosos y pintados de rojo intenso. El autoretrato de ella retrotrae experiencias suyas en el pasado desde que fue modelo, pintando en el lienzo a través de una conciencia natural su belleza invaluable.
A través del color y la forma, se “apropia” o se “posesiona” no solo del espacio que le brinda el cuadro de una cascada. Su fuerza creativa invade el espacio visual creando una imagen estética, que aparentemente no está presente, pero existe, está afuera y forma parte indeleble del arte Nicia. Expresa a través del lienzo, designaciones formales acerca de su estilo. Es de destacar en Nicia el intenso como fecundo periplo, donde aprecia su amor y compromiso con nuestras raíces más profundas que dan esencia y carácter a la identidad de Nicia.
Otros cuadros, plasmados en el lienzo, como la pintura dedicada a Salvador Dalí, con toda la inspiración se mira en retrospectiva en este toqué a la nostalgia, que se amalgama, ahora del entorno típico de Tarija, con la presencia de una “Chapaquita” risueña, a la que la artista pinta con talentosa picardía, sobre todo acentuando el rostro y otros sentidos, como la vista, la nariz, la boca a la que siempre pincela con talento y con profundidad en el detalle.
Otro cuadro “chapaco” también, muestra a dos mujeres bailando, como si la composición de Nilo Soruco se pusiera de relieve. Otra vez los detalles, como bordados por el pincel en el lienzo destacan con microscópica meticulosidad rostros, indumentaria, sombreros: “Soy de aquel pueblo de las flores, del valle andaluz, bañado de luz, ebrio de colores”.
Un viñedo tarijeño que enseña la producción vitivinícola de la región, pero en el arte de Nicia, al que vacía toda posibilidad de compenetrarse con el desarrollo y progreso de una región que ahora llega en el lienzo de un cuadro. Coexiste nostalgia en esta mirada retrospectiva desde su pintura del Illimani con telón de fondo la ciudad de La Paz.
El rostro de una mujer con cabellera rojiza y alborotada, impresiona por la manifestación del rostro, es otra obra que se suma a su producción. Pintar el mar, es retrotraernos a un sentimiento inevitable. Nuestro mar. Nicia pinta las olas y las nubes con el reflejo del cielo, donde agua y bóveda celeste coexisten en un lienzo que acerca la flora y la naturaleza. El mar es inspiración de poetas, escritores y artistas plásticos.
Jesús, el Maestro, el líder de la espiritualidad, el representante intrínseco de la fe, la esperanza y la caridad, inaugura esta nueva colección de cuadros de Nicia María Cristina Paravicini Azero. Dos ángeles, femenino y masculino, aumentan el vigor de la divinidad, sobre todo en estos tiempos de la Covid. Dios omnipotente, omnipresente y omnisciente, es quien nos abrirá un camino al final de ese muro que nos aprisiona por efectos de la pandemia.
Con esta fe, su obra en Tarija, asoma una nueva etapa. Observamos cuadros donde, aparecen expresiones melancólicas, ojos fijos penetrantes, rasgos del rostro perfectos en el tratamiento de la nariz y la boca. Un trabajo –sin vacilación, profundo que habla sólo–, que expresa, que dice, que duda, que insinúa, pero siempre en un estado circunspecto. Nicia ya tiene el filón de la beta en la pintura.
Pintura romántica, en otro cuadro de Nicia, muestra las flores que representan el ideal de belleza. Se reencuentra con la naturaleza, Nicia, como los aromas de sus flores. Aprovecha al máximo la naturaleza, que lleva con su técnica a que coexista flora junto a nieves eternas que cobijan grandes alturas. Cuadros sin vacilación, hermosos los de Nicia. Cuadros pintados con la presencia de su belleza incomparable.
Conozco a Nicia desde la adolescencia; vale decir en la época de colegio cuando el calendario marcaba los años setenta. Nos une una antigua amistad de cariño y solidaridad. Contemple de cerca su carrera –como modelo profesional–, y admiré su belleza natural. Siembre fue una mujer muy hermosa con un parecido increíble a la artista Brigitte Bardott; es increíble, pero asomaba Nicia como un “clon” de Brigitte.
Una primera etapa en la vida de Nicia, estuvo dedicada a la actividad de la
novedad publicitaria. Fue modelo exclusiva de muchas marcas y productos. Hoy
mantiene invaluable su sensualidad.
Hoy, residiendo en la ciudad de Tarija su vida está dedicada a las artes plásticas, Nicia trabaja con ahínco y perseverancia, sin dejar de soñar que su obra será conocida en galerías del exterior, fuera de nuestras fronteras, y sin duda su constancia hará viable esa ilusión suya.
By Julio Ríos
In the panorama of the Bolivian plastic arts, Nicia María Cristina Paravicini Azero, puts a very particular note by producing on the canvas images that spring from her heart in love with nature, the sea, the river, the mountains, the valleys. His subject matter is versatile, but his experience as a portrait painter stands out in this PICTORIC ANTHOLOGY, where the image of man and woman coexist in the spirit of deep love, where our mountains, traditions, faces, portraits, are highlighted. To look back, is to give an account of his long life in the city of La Paz, and now in Tarija where he lives.
To speak in "this anthology" of Nicia, is to show a retrospective of more than two decades, and her incursion into a modern technique, driven by her talent. The image, undoubtedly enters the terrain of Post modernism. His portraits complement the style in this line of painting. We observe maternity, tenderness, people, artists, among them the famous jazz trumpeter, Louis Armstrong and other faces as an essay in colour, intermingled with purple, giving body to a beautiful image. Also present are canvases born from the strength of his illuminated inspiration.
And New York won Nicia's canvas, painting it symbolically with characteristics of freedom, skyscraper buildings that are the most authentic image of this city of artists, of this capital that never sleeps, of this cosmopolitan scene that was painted in Tarija (the city where she now lives), thanks to the plastic art of this artist.
Beethoven, the genius of Bonn, the composer whose work touched the feelings of millions of instrumentalists, conductors, music lovers, reached Nicia with a portrait in which the famous musician appears with the characteristic image of an inspired, enlightened and also tormented man. Along the same lines, the great Wolfgan Amadeus Mozart, the most portentous case of musical genius, likewise appears in Paravicini's canvases.
A beautiful painting, sprinkled with sensuality and Nyssesque elegance, is the face of a Parisian lady with a penetrating gaze, sensual, fleshy lips painted in deep red. The self-portrait of her brings back her past experiences as a model, painting her priceless beauty on the canvas through a natural awareness.
Through colour and form, she "appropriates" or "takes possession" not only of the space provided by the painting of a waterfall. Her creative force invades the visual space creating an aesthetic image, which apparently is not present, but exists, is outside and forms an indelible part of Nicia's art. She expresses through the canvas, formal designations about her style. Nicia's intense and fruitful journey, where she appreciates her love and commitment to our deepest roots that give essence and character to Nicia's identity, is noteworthy.
Other paintings, captured on canvas, such as the painting dedicated to Salvador Dalí, with all the inspiration, are seen in retrospect in this touch of nostalgia, which is amalgamated, now with the typical environment of Tarija, with the presence of a laughing "Chapaquita", whom the artist paints with talented mischief, especially accentuating the face and other senses, such as the sight, the nose, the mouth, which she always paints with talent and with depth in detail.
Another "chapaco" painting also shows two women dancing, as if Nilo Soruco's composition was highlighted. Again the details, as if embroidered by the brush on the canvas, highlight with microscopic meticulousness faces, clothes, hats: "I am from that town of flowers, from the Andalusian valley, bathed in light, drunk with colours".
A vineyard in Tarija shows the region's wine production, but in Nicia's art, which is emptied of any possibility of understanding the development and progress of a region that now arrives on the canvas of a painting. Nostalgia coexists in this retrospective look from her painting of Illimani against the backdrop of the city of La Paz.
The face of a woman with reddish, tousled hair, impressive for the manifestation of her face, is another work that adds to his production. To paint the sea is to take us back to an inevitable feeling. Our sea. Nicia paints the waves and clouds with the reflection of the sky, where water and celestial vault coexist in a canvas that brings flora and nature closer together. The sea is the inspiration for poets, writers and artists.
Jesus, the Master, the leader of spirituality, the intrinsic representative of faith, hope and charity, inaugurates this new collection of paintings by Nicia María Cristina Paravicini Azero. Two angels, female and male, increase the vigour of divinity, especially in these times of the Covid. God, omnipotent, omnipresent and omniscient, is the one who will open a way at the end of the wall that imprisons us due to the effects of the pandemic.
With this faith, his work in Tarija, a new stage emerges. We observe paintings where melancholic expressions, penetrating fixed eyes, perfect facial features in the treatment of the nose and mouth appear. A work, without hesitation, profound, which speaks only, which expresses, which says, which doubts, which insinuates, but always in a circumspect state. Nicia already has the vein of beta in painting.
Romantic painting, in another painting by Nicia, shows the flowers that represent the ideal of beauty. She meets nature again, Nicia, like the scents of her flowers. She makes the most of nature, which, with her technique, leads to the coexistence of flora alongside eternal snows that shelter great heights. Paintings without hesitation, beautiful paintings by Nicia. Pictures painted with the presence of her incomparable beauty.
I have known Nicia since I was a teenager; that is, when I was at school, when the calendar showed the seventies. We are united by an old friendship of affection and solidarity. I watched her career closely, as a professional model, and admired her natural beauty. She was always a very beautiful woman with an incredible resemblance to the artist Brigitte Bardott; it is unbelievable, but Nicia looked like a "clone" of Brigitte.
The first stage of Nicia's life was dedicated to the activity of advertising novelty. She was an exclusive model for many brands and products. Today, residing in the city of Tarija, her life is dedicated to the plastic arts, Nicia works hard and perseveringly, without ceasing to dream that her work will be known in galleries abroad, beyond our borders, and without doubt her perseverance will make this dream of hers viable.
Por Julio Ríos
No panorama das artes plásticas bolivianas, Nicia María Cristina Paravicini Azero coloca uma nota muito particular ao produzir sobre as telas imagens que brotam de seu coração apaixonado pela natureza, o mar, o rio, as montanhas, os vales. Seu tema é versátil, mas sua experiência como retratista se destaca nesta ANTOLOGIA PICTÓRICA, onde a imagem do homem e da mulher coexistem no espírito do amor profundo, onde nossas montanhas, tradições, rostos, retratos, são destacados. Olhar para trás, é dar conta de sua longa vida na cidade de La Paz, e agora em Tarija, onde vive.
Falar nesta "antologia" de Nicia, é mostrar uma retrospectiva de mais de duas décadas, e sua incursão em uma técnica moderna, impulsionada por seu talento. A imagem, sem dúvida, entra no terreno do Pós modernismo. Seus retratos complementam o estilo nesta linha de pintura. Observamos maternidade, ternura, pessoas, artistas, entre eles o famoso trompetista do jazz, Louis Armstrong e outros rostos como um ensaio em cores, entremeado de púrpura, dando corpo a uma bela imagem. Também estão presentes telas que nascem da força de sua inspiração iluminada.
E Nova York ganhou a tela de Nicia, pintando-a simbolicamente com características de liberdade, edifícios arranha-céus que são a imagem mais autêntica desta cidade de artistas, desta capital que nunca dorme, desta cena cosmopolita que foi pintada em Tarija (a cidade onde ela vive agora), graças à arte plástica deste artista.
Beethoven, o gênio de Bonn, o compositor cuja obra tocou os sentimentos de milhões de instrumentistas, maestros, amantes da música, chegou a Nicia com um retrato no qual o famoso músico aparece com a imagem característica de um homem inspirado, iluminado e também atormentado. Na mesma linha, o grande Wolfgan Amadeus Mozart, o mais portentoso caso de gênio musical, também aparece nas telas de Paravicini.
Uma bela pintura, salpicada de sensualidade e elegância nyssesca, é o rosto de uma senhora parisiense com um olhar penetrante, sensual, lábios carnudos pintados em vermelho profundo. O auto-retrato dela traz de volta suas experiências passadas como modelo, pintando sua beleza inestimável sobre a tela através de uma consciência natural.
Através da cor e da forma, ela "se apropria" ou "toma posse" não apenas do espaço proporcionado pela pintura de uma cachoeira. Sua força criativa invade o espaço visual criando uma imagem estética, que aparentemente não está presente, mas existe, está fora e forma uma parte indelével da arte de Nicia. Ela expressa através da tela, designações formais sobre seu estilo. A intensa e frutífera jornada de Nicia, onde ela aprecia seu amor e compromisso com nossas raízes mais profundas que dão essência e caráter à identidade de Nicia, é digna de nota.
Outras pinturas, capturadas em tela, como a pintura dedicada a Salvador Dalí, com toda a inspiração, são vistas em retrospectiva neste toque de nostalgia, que se amalgama, agora com o ambiente típico de Tarija, com a presença de uma risonha "Chapaquita", que a artista pinta com malícia talentosa, acentuando especialmente o rosto e outros sentidos, como a visão, o nariz, a boca, que ela sempre pinta com talento e com profundidade nos detalhes.
Outra pintura "chapaco" também mostra duas mulheres dançando, como se a composição de Nilo Soruco fosse destacada. Novamente os detalhes, como se fossem bordados pelo pincel na tela, destacam com meticulosidade microscópica rostos, roupas, chapéus: "Sou daquela cidade de flores, do vale da Andaluzia, banhada de luz, embriagada de cores".
Uma vinha em Tarija mostra a produção de vinho da região, mas na arte de Nicia, que é esvaziada de qualquer possibilidade de entender o desenvolvimento e progresso de uma região que agora chega na tela de uma pintura. Nostalgia coexiste neste olhar retrospectivo de sua pintura de Illimani contra o pano de fundo da cidade de La Paz.
O rosto de uma mulher com cabelos avermelhados e despenteados, impressionante para a manifestação de seu rosto, é outro trabalho que se soma à sua produção. Pintar o mar é nos levar de volta a um sentimento inevitável. Nosso mar. Nicia pinta as ondas e as nuvens com o reflexo do céu, onde água e abóbada celeste coexistem em uma tela que aproxima a flora e a natureza. O mar é a inspiração para poetas, escritores e artistas.
Jesus, o Mestre, líder da espiritualidade, representante intrínseco da fé, esperança e caridade, inaugura esta nova coleção de pinturas de Nicia María Cristina Paravicini Azero. Dois anjos, femininos e masculinos, aumentam o vigor da divindade, especialmente nestes tempos da Covid. Deus, onipotente, onipresente e onisciente, é quem abrirá um caminho no final do muro que nos aprisiona devido aos efeitos da pandemia.
Com esta fé, seu trabalho em Tarija, surge uma nova etapa. Observamos pinturas onde aparecem expressões melancólicas, olhos fixos penetrantes, feições faciais perfeitas no tratamento do nariz e da boca. Uma obra, sem hesitação, profunda, que fala apenas, que expressa, que diz, que duvida, que insinua, mas sempre em estado de circunspecção. Nicia já tem a veia do beta na pintura.
Uma pintura romântica, em outra pintura de Nicia, mostra as flores que representam o ideal de beleza. Ela reencontra a natureza, Nicia, como os perfumes de suas flores. Ela aproveita ao máximo a natureza, o que, com sua técnica, leva à coexistência da flora ao lado de neves eternas que abrigam grandes alturas. Pinturas sem hesitação, belas pinturas de Nicia. Pinturas pintadas com a presença de sua beleza incomparável.
Conheço Nicia desde adolescente, isto é, quando estava na escola, quando o calendário mostrava os anos setenta. Estamos unidos por uma velha amizade de afeto e solidariedade. Observei de perto sua carreira, como modelo profissional, e admirei sua beleza natural. Ela sempre foi uma mulher muito bonita, com uma semelhança incrível com a artista Brigitte Bardott; é inacreditável, mas Nicia parecia um "clone" de Brigitte.
A primeira etapa da vida de Nicia foi dedicada à
atividade de novidade publicitária. Ela era um modelo exclusivo para muitas
marcas e produtos.
Hoje, residindo na cidade de Tarija, sua vida é dedicada às artes plásticas, Nicia trabalha duro e perseverantemente, sem deixar de sonhar que seu trabalho será conhecido em galerias no exterior, além de nossas fronteiras, e sem dúvida sua perseverança tornará viável este sonho dela.
Julio Ríos, escritor y crítico de arte, licenciado en ciencias de la comunicación, es asesor en proyectos de redacción. Escribió el libro DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017). En la fecha trabaja una novela basada en la vida y obra de W.A.Mozart. Estudió en la Universidad Mayor Real y Pontifica de San Francisco Xavier de Sucre y en la Universidad Católica de La Paz. Hizo un diplomado en investigación periodística en la Universidad de La Jolla en San Diego, California.
UN ANTES. UN DESPUÉS: Nicia María Cristina Paravicini Azero, en un antes, cuya foto que ilustra esta ANTOLOGIA PICTÓRICA, FUE durante mi visita entonces en la ciudad de La Paz, en noviembre de 2018. Yo había escrito por primera vez sobre la exposición primigenia de mi amiga y artista. Fue Página Siete, sonde escribo crónicas de opinión, el medio de comunicación en el que se puso de relieve su exposición. La titulé EL ARTE DE NICIA y el primer párrafo dice:
La topografía de la zona Sur hace que para llegar hasta la Casa Azul, en San Miguel, haya que ascender desde la avenida Montenegro por una atractiva calle que lleva el nombre de Enrique Peñaranda, y una esquina de nombre Jaime Mendoza, como buscando en la montaña, la gruta secreta en que se oficia el rito del arte plástico del propicio culto de la pintura de Nicia María Cristina Paravicini.
Durante mi visita, si vacilación alguna, su simpática
personalidad, su belleza natural y su elegancia entreveraron a la modelo
publicitaria de los años 70.
En un DESPUÉS, Nicia está radicando indefinidamente en
la ciudad de Tarija. Las dos últimas fotos de fecha 13 de noviembre, la
muestran rejuvenecida, manteniendo invaluable su sensualidad.
ANTOLOGÍA PICTÓRICA, es un testimonio a Nicia –de caracater retrospectivo o un toque de puerta a la nostalgia del pasado–, donde la imagen del hombre y la mujer coexisten en el espíritu del amor profundo, donde nuestras montañas, tradiciones, rostros, retratos, se ponen de relieve. Mirar atrás, es dar cuenta de su vida prolongada muchos años en la ciudad de La Paz, y ahora en Tarija donde Radica.
A BEFORE. A AFTER: Nicia María Cristina Paravicini Azero, in a before, whose photo illustrating this PICTORICAL ANTHOLOGY, WAS during my visit then in the city of La Paz, in November 2018. I had written for the first time about the first exhibition of my friend and artist. It was Página Siete, where I write opinion pieces, that highlighted her exhibition. I titled it EL ARTE DE NICIA (NICIA'S ART) and the first paragraph reads:
The topography of the South zone means that to get to the Casa Azul, in San Miguel, you have to go up from Montenegro Avenue along an attractive street named after Enrique Peñaranda, and a corner called Jaime Mendoza, as if looking for the secret grotto in the mountain, where the ritual of the plastic art of the propitious cult of the painting of Nicia María Cristina Paravicini is officiated.
During my
visit, without any hesitation, her friendly personality, her natural beauty and
her elegance intermingled with the advertising model of the 70s.
In the
AFTERMATH, Nicia is living indefinitely in the city of Tarija. The last two
photos, dated 13 November, show her rejuvenated, maintaining her priceless
sensuality.
ANTOLOGÍA PICTÓRICA, is a testimony to Nicia -of retrospective caracater or a door-knock to the nostalgia of the past-, where the image of man and woman coexist in the spirit of deep love, where our mountains, traditions, faces, portraits, are highlighted. To look back is to look back on his long life in the city of La Paz, and now in Tarija where he lives.
ANTES. UM DEPOIS: Nicia María Cristina Paravicini Azero, em uma foto anterior, cuja foto ilustrando esta ANTHOLOGIA PICTÓRICA, foi durante minha visita na cidade de La Paz, em novembro de 2018. Eu tinha escrito pela primeira vez sobre a primeira exposição de meu amigo e artista. Foi Página Siete, onde escrevo artigos de opinião, que destacou sua exposição. Eu o intitulei EL ARTE DE NICIA (ARTE NICIA) e o primeiro parágrafo diz:
A topografia da zona Sul significa que para chegar à Casa Azul, em San Miguel, é preciso subir desde a Avenida Montenegro por uma atraente rua com o nome de Enrique Peñaranda, e uma esquina chamada Jaime Mendoza, como se estivesse procurando a gruta secreta na montanha, onde se oficializa o ritual da arte plástica do culto propício à pintura de Nicia María Cristina Paravicini.
Durante minha visita, sem qualquer hesitação, sua
personalidade amigável, sua beleza natural e sua elegância se misturaram com o
modelo publicitário dos anos 70.
No AFTERMATH, Nicia está vivendo indefinidamente na
cidade de Tarija. As duas últimas fotos, datadas de 13 de novembro, mostram seu
rejuvenescimento, mantendo sua sensualidade inestimável.
ANTOLOGÍA PICTÓRICA, é um testemunho para Nicia -de um caracater retrospectivo ou um bater de porta à nostalgia do passado-, onde a imagem do homem e da mulher coexistem no espírito do amor profundo, onde nossas montanhas, tradições, rostos, retratos, são destacados. Olhar para trás é olhar para trás, para sua longa vida na cidade de La Paz, e agora em Tarija, onde vive.
Nicia María Cristina Paravicini Azero