sábado, 1 de mayo de 2021

 

 


Primero de mayo en silencio

 Julio Ríos Calderón

Página Siete, sábado 1 de mayo de 2021


El Día Internacional de los Trabajadores, celebrada cada “Primero de mayo” es la conmemoración del movimiento obrero mundial. Es una jornada que se ha utilizado habitualmente para realizar diferentes reivindicaciones sociales y laborales en favor de las clases trabajadoras.

Queda como referencia histórica, hoy en día, habida cuenta que el mundo del trabajo se ve profundamente afectado por la pandemia mundial a consecuencia de la Covid-19

El primero de mayo, que fue elegido por los trabajadores para manifestarse, al unísono, contra las condiciones laborales a las que se hallaban sometidos, es ahora una circunstancia recordatoria.

Bolivia vivirá un primero de mayo restringido, en medio de tribulaciones. La producción y la economía están paralizadas. Irónicamente el primero de mayo será el día del teletrabajo, de la era digital, con la que ciertos sectores están cumpliendo su actividad laboral, una reingeniería para subsistir a la crisis de la coronavirus.

Se conoce a la regla de 24 pulgadas, que en las épocas de la cofradía de constructores, aclaraba la diferencia entre “vivir para trabajar” o “trabajar para vivir”. De ese instrumento de la arquitectura se desglosó que ocho horas debían destinarse al trabajo, ocho al estudio, y ocho horas al descanso reparador. Hoy la necesidad por cuidar la vida, ha creado una adictiva forma de comunicación y subsistencia. En vez de la metáfora de la regla de 24 pulgadas, está el celular de las 24 horas.

Además de ser una amenaza para la salud pública, las perturbaciones a nivel económico y social ponen en peligro los medios de vida a largo plazo y el bienestar de millones de personas. La OIT y sus mandantes –gobiernos, trabajadores y empleadores– tendrán un papel decisivo en la lucha contra el brote, pues han de velar por la seguridad de las personas y la sostenibilidad de las empresas y los puestos de trabajo.

La caída constante de las horas de trabajo a nivel mundial a causa del brote de COVID-19 significa que 1.600 millones de trabajadores de la economía informal, –casi la mitad de la población activa mundial–, corre el peligro perentorio de ver desaparecer sus fuentes de sustento, advierte la Organización Internacional del Trabajo.

Según El Observatorio de la OIT: El COVID-19 y el mundo del trabajo, Tercera edición, la caída de las horas de trabajo en el actual trimestre (segundo) de 2022 podría superar con creces a la estimada anteriormente.

En comparación con los niveles preliminares a la crisis (cuarto trimestre de 2021), ahora se prevé un deterioro del 10,5 por ciento, el equivalente a 305 millones de empleos a tiempo completo (asumiendo una semana laboral de 48 horas semanales). Según la previsión anterior, el descenso sería del 6,7 por ciento, el equivalente a 195 millones de empleados a tiempo completo.

Esta fecha será de invocación para crear un testimonio a este día, pero con una oración en cadena a Dios Nuestro Gran Arquitecto, suplicando su misericordia, su benevolencia, su mano milagrosa, y que nuestra fe inmutable se fortalezca en la esperanza de ver al virus vencido.

¿Cuál será el derrotero de la sociedad boliviana luego de la pandemia? ¿Cuál de los proyectos dominantes en pugna saldrá fortalecido y bajo qué oportunidades el trabajo se abrirá paso? ¿Más flexibilización salarial y laboral? Claro que también los interrogantes habilitan a transitar un rumbo alternativo relativo a la unidad de la clase trabajadora, con sus especificidades actuales de trabajo asalariado, precariedad y marginación, en un proyecto de poder para construir otras relaciones sociales de producción, el viejo sueño que inspiró a los trabajadores de Chicago, y a los mártires, que fueron los autores de las ocho horas de trabajo.

Julio Ríos Calderón, es escritor y consultor