HOMENAJE EN PANDEMIA
LA COVID – 19
In
memoriam,
LUISA MOLINA
Cantante / Bailarina / Actriz Boliviana
Luisa
Molina, Nació un 25 de agosto, en la hija predilecta de Bolivia, Uyuni. Inicia
su carrera Artística en 1973, participando en el Tercer festival de La Canción
Boliviana del Sur, obteniendo el primer lugar como solista, ganando la Quena de
Plata. Posteriormente integra el Ballet Folclórico Nacional de Bolivia, y es
aquí donde Luisa Molina descubre el amor y la pasión por el arte, alternando la
danza con el canto.
En 1983 Luisa Molina funda el primer Grupo musical Femenino de Bolivia, llevando la primera voz, con miras a presentarse en el Primer festival de la canción del pueblo, auspiciado por la Lotería Nacional en el que el Grupo fue denominado Revelación Femenina del año 1983.
El mismo año graban su primer álbum, Titulado “Ojitos
Negros”, producción que logra obtener el Disco de ORO por el tema “Se Feliz
“composición del Orureño Edgar Delgado, interpretado por Luisa Molina.
En el año 1989 decide lanzarse como solista y graba su Primera producción Titulado “Añoranzas”.
Esta producción se convierte en el pasaporte para que Luisa Molina, habida cuenta que se perfila como Solista a nivel Nacional e Internacional. En esta realidad, logra por segunda vez alcanzar el disco de Oro, con el tema “Añoranzas “.
De esta manera Luisa Molina llega a los
corazones de los bolivianos deleitando a su público no solo con su voz pero
también con su carisma y su manera única de interpretar sus canciones, con un
sentimiento innato que Dios le dio.
En el año 1990 lanza su disco como solista titulado Tu Olvido, obteniendo una gran respuesta de su público por el tema Cañita Cañaveral y Se Feliz.
El mismo año
Luisa realiza uno de sus sueños, pisar escenario como actriz. Es invitada por
el señor Tito Landa para formar parte del elenco de la obra de teatro “La
Rosita” del autor Antonio Diaz Villamil. Su papel representa a Bernita,
sorprende a propios y extraños con su actuación y y la interpretación del tema "Recuerdos Muertos".
Desde ese entonces hasta ahora Luisa Molina no a dejado de compartir con el mundo su melodiosa voz. Hoy en día se prepara para lanzar su décima sexta producción musical, titulada Mil Amores.
Por Julio Ríos Calderón
Conocí a Luisa Molina en 1988. Han transcurrido 33
años. La circunstancia fue durante un viaje a la ciudad de Montevideo, Uruguay,
correspondiendo a una invitación de la Confederación de Organizaciones Turísticas
para la América Latina (COTAL). Luisa integraba el “Grupo Femenino de Bolivia”.
En esta indeleble oportunidad, integró también la delegación boliviana, la
cantante Zulma Yugar.
Luisa tenía una característica fundamental. Un
ícono en su presencia. Un logotipo. Era su sonrisa, sincera, dulce, contagiosa,
amable. Tenía un carácter muy sencillo, sentido del humor y mucha alegría.
Retrotraigo estos momentos y llego a derramar una lágrima invisible. Me duele
su muerte.
Inició su carrera artística en
1973. Muy joven, participó en el III Festival de la Canción Boliviana del Sur,
obteniendo el primer lugar correspondiéndole "La quena de plata", por
ser la mejor intérprete en la categoría de solistas, donde además mostró sus
habilidades como ejecutante de instrumentos típicos.
A lo largo de su carrera como
bailarina de ballet, cantante y actriz de teatro, realizó giras artísticas y
conciertos en Francia. En 1983 fue una de las fundadoras del Grupo Femenino
Bolivia, con quienes grabó dos discos. Tres años después comenzó su carrera
artística como solista, donde puso de relieve más de trece producciones
musicales.
Se hizo conocer como cantante y
percusionista a finales de los años 80 y parte de los 90. Algunas de sus
canciones más conocidas fueron "Añoranzas" y "Falso amor y falso
corazón", que fue reeditada después en ritmo de lambada por una cantante
brasileña.
Entre otras canciones más
conocidas figuran: "Vas a llorar", "Pensamientos",
"Gaviota", "Mi viejo Santa Cruz", "Ironías de
amor", "Imilla bandida", "La leñera", "Si hoy te vas"
y "A Chelita" (dedicada a su ciudad natal), entre otros éxitos más.
La Covid-19 se llevó su vida. La artista de 66 años
se encontraba luchando por su vida; sin embargo, su estado de salud se
complicó. Luisita, a quien así yo la llamaba, falleció la madrugada del domingo
30 de mayo. La artista, oriunda de Uyuni, se encontraba internada en el
hospital Cotahuma, de La Paz, desde hace una semana luego de haber sido
diagnosticada con la Covid-19.
La semana pasada, Verónica Pavez, hija de la
cantante indicaba a través de sus redes sociales que el estado de su madre se
estaba complicando y ante esta situación tomaron la decisión de internarla y
suspender sus presentaciones que tenían planificadas por el país.
Luisa incursionó en la música con solo 14 años, su carrera
artística estuvo colmada de exitosas canciones que arrancaron suspiros a más de
un romántico.
Perdimos a una gigante de la música folclórica
boliviana. Se nos adelantó Luisa Molina Terrazas, la que nos alegró con sus
composiciones y era nuestra embajadora de la música.
Bien
visto, todas las vidas son inconclusas y solamente cuando se entregan a los
amigos éstos las terminan, como un artesano, dándoles la forma definitiva de su
verdad y su esperanza. La última de esta historia de Luisa, de la que no
podemos ahuyentar la tristeza, nos impone ser fuertes para seguir luchando y
para aceptar nuestro destino con dignidad y sin temor. Vivir hoy la vida cada
segundo, cada minuto, cada hora, cada mañana, cada tarde, cada día como si
fuera único. Vivimos avasallados por un enemigo invisible.
La muerte
no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; y no basta con pensar en la
muerte, sino que se debe tenerla siempre delante. Entonces, la vida se hace más
solemne, más importante, más fecunda y alegre. Luisa nos deja el recuerdo de su
obra, de su voz y la esperanza de que un día, por la bondad de Dios, hemos de
volver a reunirnos para siempre en el Cielo.
A VOICE, A SMILE, NOW
IN HEAVEN
(JRC)
I met Luisa Molina in
1988. Thirty-three years have passed. The circumstance was during a trip to the
city of Montevideo, Uruguay, corresponding to an invitation from the
Confederation of Tourist Organizations for Latin America (COTAL). Luisa was a
member of the "Bolivian Women's Group". In this indelible
opportunity, the singer Zulma Yugar was also part of the Bolivian delegation.
Luisa had a fundamental
characteristic. An icon in her presence. A logo. It was her smile, sincere,
sweet, contagious, kind. She had a very simple character, a sense of humor and
a lot of joy. I look back on these moments and I shed an invisible tear. I
grieve for her death.
She began her artistic
career in 1973. At a very young age, she participated in the III Festival de la
Canción Boliviana del Sur (III Festival of the Bolivian Song of the South),
obtaining the first place corresponding to her "La quena de plata",
for being the best interpreter in the soloist category, where she also showed
her skills as a performer of typical instruments.
Throughout her career as a ballet dancer, singer and theater actress, she made artistic tours and concerts in France. In 1983 she was one of the founders of Grupo Femenino Bolivia, with whom she recorded two albums. Three years later she began her artistic career as a soloist, where she released more than thirteen musical productions.
She became known as a singer and percussionist in the late 80s and part of the 90s. Some of his best known songs were "Añoranzas" and "Falso amor y falso corazón", which was later re-released in lambada rhythm by a Brazilian singer.
Other well-known songs include: "Vas a llorar", "Pensamientos", "Gaviota", "Mi viejo Santa Cruz", "Ironías de amor", "Imilla bandida", "La leñera", "Si hoy te vas" and "A Chelita" (dedicated to her hometown), among other hits.
The Covid-19 took her
life. The 66-year-old artist was fighting for her life; however, her health
condition became complicated. Luisita, as she was called, passed away in the
early morning of Sunday, May 30. The artist, a native of Uyuni, had been in the
Cotahuma hospital in La Paz for a week after being diagnosed with Covid-19.
Last week, Verónica
Pavez, daughter of the singer indicated through her social networks that her
mother's condition was getting complicated and in view of this situation they
decided to hospitalize her and suspend her planned presentations in the
country.
Luisa started her
career in music when she was only 14 years old, her artistic career was full of
successful songs that made more than one romantic sigh.
We lost a giant of
Bolivian folk music. We lost Luisa Molina Terrazas, who made us happy with her
compositions and was our ambassador of music.
Well seen, all lives
are unfinished and only when they are given to friends do they finish them,
like a craftsman, giving them the definitive form of their truth and their
hope. The last of this story of Luisa, from which we cannot escape the sadness,
imposes us to be strong to continue fighting and to accept our destiny with
dignity and without fear. To live life today every second, every minute, every
hour, every morning, every afternoon, every day as if it were unique. We live
overwhelmed by an invisible enemy.
Death does not exist, people only die when they forget it; and it is not enough to think about death, but it must always be in front of us. Then, life becomes more solemn, more important, more fruitful and joyful. Luisa leaves us the memory of her work, of her voice and the hope that one day, by the goodness of God, we will meet again forever in Heaven.
Julio Ríos, es consultor, escritor y crítico de arte. Es autor de los libros
DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, (1986), LA TRIADA DE LA MOSCA (2008), segunda
edición: 2017. Su última obra es EL ALTO PARA TODOS. Ha publicado artículos
sobre arte, cultura, política y turismo. En su BLOG, publica reseñas y
comentarios sobre músicos, escritores, artistas, junto a reflexiones y crónicas
de opinión.
Luisa Molina tenía una característica fundamental. Un ícono en su presencia. Un logotipo. Era su sonrisa, sincera, dulce, contagiosa, amable. Tenía un carácter muy sencillo, sentido del humor y mucha alegría.