viernes, 24 de mayo de 2024

MAMÁ / TESTIMONIO al Día de la MADRE


MAMÁ

Julio Ríos Calderón

 

A la memoria de

ELBA CALDERÓN DE RÍOS

PATRICIA VIOLAND SÁNCHEZ 

No existen palabras lo suficientemente hermosas ni elocuentes para expresar nuestros sentimientos para una madre. Jamás entenderemos con exactitud todo lo que significa ser madre, menos lo que implica ser portadora de la vida y guardián de la auténtica naturaleza humana. 

Ser madre no significa solo cambiar pañales, calentar biberones o pelearse con los purés. Ese solo es el comienzo, el momento en el que se da cuenta de que es capaz de hacer cualquier cosa por un mundo al que ha dado la vida. Ese mundo es ese hijo en el que hay millones de ilusiones.

Significa cambiar nuestra vida, el tiempo y la forma de pensar por los hijos. Dar todo su corazón y entregar sus fuerzas cada día para sacar a los hijos adelante y enseñarles a vivir.

Encarna tener una razón de ser para el resto de tu vida. Querer aprovechar y exprimir cada momento al máximo. Tener sentimientos encontrados al ver cómo los hijos crecen, sintiendo dicha y nostalgia cuando avanzan dando pasos de gigante por la vida.

Si hay un amor que podamos llamar verdadero es el amor sincero de una madre, un amor que a su vez es eterno e infinito. En realidad, ser madre implica seguir los pasos de unos pequeños maestros, los hijos, hasta que se hacen grandes. Con solo existir y sin saberlo los hijos les enseñan a amar de manera incondicional. Simboliza nunca más estar sola en el pensamiento, pues siempre piensa doble: por sus hijos y por ella. 

Se siente tremendamente afortunada porque sabe que nosotros somos el mayor tesoro que podría tener. La maternidad no significa sonreír siempre, sino también llorar a mares. Requiere muchas noches de insomnio fundiendo a la almohada en un asfixiante abrazo. Significa un sinfín de preocupaciones; horas de correr tras de nosotros; días, meses y años inventando cientos de maneras para camuflar las verduras y el pescado; aguantar peleas y tolerar con toda la paciencia del mundo la infinidad de sinsentidos que tiene la vida. 

Ningún idioma puede expresar el poder, belleza y heroísmo del amor de una madre. A ella le duele más que a nadie decir no a sus hijos, retarles, medir sus fuerzas, verlos caer, abandonar sus sueños o desaprovechar sus capacidades. Pero conoce la importancia de los límites y pretende que los hijos los aprendan. Una madre no puede vivir por sus hijos pero sí procura compartir lo máximo con ellos. Por eso, intenta cada día coser unas alas enormes y ligeras que permitan a sus hijos volar muy, muy alto. 

Quiere que a sus hijos les vaya en todo bien en la vida, pero también quiere que haya tormentas y aprendan a navegar en alta mar. Sabe que los hijos tienen que pasear de la mano de sus demonios, liberarse de las cargas y tropezar mil veces con la misma piedra. Ven mejor que nadie los defectos de los hijos, sin embargo los aceptan y nunca los esconden. 

Saben si sus hijos no están bien con solo mirarlos, puesto que las madres son las más expertas detectoras de emociones. Las madres también viven sus culpas con el mayor terror conocido. Sentirse culpable y responsable de los problemas de la persona a la que más amas en este mundo es tremendamente doloroso. Por eso una madre carga sobre su espalda demasiado equipaje. 

Es un acto heroico, pero sobre todo es generoso. Probablemente sacrificar sus metas, sus aspiraciones o su vida por sus hijos no hace de una madre un ser valiente, pero sí la persona más tenaz y generosa del mundo. Las noches en las que los hijos despiertan con fiebre, enfrentarse al mundo y superar todos los miedos, sacarlos adelante y protegerlos ante todo, eso es lo que hace a las madres el mejor ejemplo de valentía y amor. 

Porque son las personas más fuertes del mundo. Su debilidad es su punto fuerte y este siempre será el amor hacia los que cada día encienden su corazón y sus ganas de vivir. Enseñarás a volar, pero no volarán nuestro vuelo. Enseñarás a soñar, pero no soñarán nuestro sueño. Enseñarás a vivir, pero no vivirán nuestra vida. Sin embargo, en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado.

Las madres hoy en día, imponen a que el alma de cada uno de los hijos, esposos, entrevere el derecho de ser, ante todo, los discípulos de la palabra viva, cumpliendo con el propio potencial femenino interno del ser.

Toda la verdad de la creación divina está en ella, como es también el germen de la vida y la muerte. De ella depende la existencia del hombre, pues es el socorro de sus faenas. Ella nos parió sumida en el sufrimiento. Ella vigila nuestro crecimiento. Hasta su propia muerte le ocasionan tribulaciones. Es amiga, único apoyo en la Tierra. Su amor ennoblece, alivia el corazón amargado y doma a la bestia. Ellas son los adornos del universo. De ellas nacerán todos los habitantes del universo.

Así como la luz se separó de la oscuridad, así la Madre posee la cualidad divina de separar en el hombre las buenas intenciones de las malas acciones. Nuestros pensamientos más nobles deben pertenecer a nuestras madres. Imbuídos en ese templo de fuerza moral, la que debemos poseer para ayudar a los seres queridos.  

Nuestra Madre es Divina; está con nosotros y dentro de nosotros y se manifiesta universalmente en el Cosmos Material. Es la gran Luz que está dentro de todos nosotros. Cuando hablamos de la ella, nos referimos al potencial femenino del ser.

 

There are no words beautiful or eloquent enough to express our feelings for a mother. We will never understand exactly what it means to be a mother, much less what it means to be the bearer of life and guardian of authentic human nature. 

Being a mother doesn't just mean changing diapers, warming bottles or fighting over purees. That is only the beginning, the moment in which she realizes that she is capable of doing anything for a world to which she has given her life. That world is that child in which there are millions of illusions.

It means changing our life, time and way of thinking for our children. Give all your heart and give your strength every day to bring your children forward and teach them how to live.

It embodies having a reason for being for the rest of your life. Wanting to take advantage and make the most of every moment. Having mixed feelings when seeing how your children grow, feeling joy and nostalgia when they take giant steps through life.

If there is a love that we can call true, it is the sincere love of a mother, a love that is eternal and infinite. In reality, being a mother means following in the footsteps of little teachers, your children, until they grow up. By simply existing and without knowing it, children teach them to love unconditionally. She symbolizes never again being alone in thought, because she always thinks twice: for her children and for herself.

She feels tremendously lucky because she knows that we are the greatest treasure she could have. Motherhood does not mean always smiling, but also crying profusely. She requires many sleepless nights melting the pillow into a suffocating embrace. It means endless worries; hours of running after us; days, months and years inventing hundreds of ways to camouflage vegetables and fish; put up with fights and tolerate with all the patience in the world the infinity of nonsense that life has.

No language can express the power, beauty and heroism of a mother's love. It hurts her more than anyone else to say no to her children, to challenge them, to measure their strength, to see them fall, abandon their dreams or waste their abilities. But she knows the importance of limits and she wants her children to learn them. A mother cannot live for her children but she does try to share as much as possible with them. For this reason, she tries every day to sew huge, light wings that will allow her children to fly very, very high.

She wants her children to do well in life, but she also wants there to be storms and learn to sail on the high seas. She knows that children have to walk hand in hand with their demons, free themselves from burdens and stumble over the same stone a thousand times. They see their children's defects better than anyone, yet they accept them and never hide them.

They know if their children are not well just by looking at them, since mothers are the most expert emotion detectors. Mothers also experience their guilt with the greatest known terror. Feeling guilty and responsible for the problems of the person you love most in this world is tremendously painful. That's why a mother carries too much baggage on her back.

It is a heroic act, but above all it is generous. Probably sacrificing her goals, her aspirations or her life for her children does not make a mother brave, but it does make her the most tenacious and generous person in the world. The nights when children wake up with fever, facing the world and overcoming all fears, moving them forward and protecting them above all, that is what makes mothers the best example of courage and love.

Because they are the strongest people in the world. His weakness is his strong point and this will always be the love for those who light his heart and desire to live every day. You will teach to fly, but they will not fly our flight. You will teach them to dream, but they will not dream our dream. You will teach how to live, but they will not live our life. However, in every flight, in every life, in every dream, the trace of the path taught will always last.

Mothers today impose on the soul of each of the children, spouses, the right to be, above all, the disciples of the living word, fulfilling the being's own internal feminine potential.

All the truth of divine creation is in it, as is also the germ of life and death. The existence of man depends on it, since it is the succor of his tasks. She gave birth to us immersed in suffering. She watches over our growth. Even her own death causes him tribulations. She is a friend, the only support on Earth. Her love ennobles, she soothes the bitter heart and tames the beast. They are the decorations of the universe. From them all the inhabitants of the universe will be born.

Just as the light was separated from the darkness, so the Mother has the divine quality of separating good intentions from bad actions in man. Our noblest thoughts should belong to our mothers. Imbued in that temple with moral strength, which we must possess to help our loved ones. 

Our Mother is Divine; she is with us and within us and manifests universally in the Material Cosmos. She is the great Light that is within all of us. When we talk about the she, we refer to the feminine potential of the being.


Tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados. Una mujer que siendo joven, tiene la reflexión de una anciana y en la vejez trabaja con el vigor de la juventud. Una mujer, que si es ignorante, descubre con más acierto los secretos de la vida que un sabio, y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños. Una mujer, que siendo pobre se satisface con los que ama, y siendo rica daría con gusto sus tesoros por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud. Una mujer que siendo vigorosa, se estremece con el llanto de un niño, y siendo débil se reviste a veces con la bravura de un león. Una mujer que mientras vive no la sabemos estimar, porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero después de muerta daríamos todo lo que poseemos por mirarla de nuevo un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios. De esa mujer no me pidas el nombre, si no quieres que empape en lágrimas el pañuelo esa mujer yo la vi por el camino. Es mi MADRE.

Son ricas cuando aman a sus hijos. No hay pobres, no hay feas, no hay madres viejas. Su amor siempre es la más bella de las alegrías, y cuando parecen tristes, basta un beso que reciban o que den para que todas sus lágrimas se conviertan en estrellas en el fondo de sus ojos.

Siempre fiel a sus ideales. Con su estandarte de paz y de amor, nos guía y nos enseña constantemente, en especial a sus pares masculinos. Difícilmente dejaremos de asombrarnos ante el misterio físico y espiritual más grande de todos; ese grandioso milagro natural que contiene y protege a la vida misma en sus propias entrañas, y que después, sin egoísmo, sino como el acto más puro de amor, se desprende de dicha vida que con tanto fervor cuidó en su interior para permitir el nacimiento de un nuevo ser de la luz.

Jamás pierde de vista sus objetivos y los defiende a capa y espada, puñal o lanza, arco y flecha, para vencer cualquier obstáculo; al mismo tiempo en que, con ternura y gentileza, extiende con la otra mano sus lazos inagotables de amor, fe y esperanza, para todos quienes la rodean. 

El 27 de mayo, es el Día de la Madre, en testimonio a la labor guerrera de las heroínas de la Coronilla en Cochabamba. Retomamos la idea que nos retrotrae en este preciso tiempo y espacio, para recordar que jamás debemos olvidar su valiosa misión. 

Dar gracias no basta. Somos herederos de una historia de enormes condicionamientos que, en todos los tiempos y en cada lugar, han hecho difícil el camino de la madre, despreciada en su dignidad, olvidada en sus prerrogativas, marginada frecuentemente e incluso reducida a la esclavitud. Esto le ha impedido ser ella misma, y ha empobrecido a la humanidad entera de auténticas riquezas espirituales.

PORQUE TU SABÍAS SÓLO AMAR

 MAMÁ

I

En claustro materno
y calor a mi vida
humana y desnuda
apenas vestida
de inocencia;
guardían de mi
primigenia naturaleza;
dulce milagro;
me diste fuerza
en tus propias entrañas

porque tu sabías sólo amar
MAMÁ



II

Sin egoísmo;
como el acto más
puro de amor,
viví el silencio
que con tanto fervor
cuidaste en tu interior y
alumbraste mi nacimiento,
como nuevo ser de luz
porque tu sabías sólo amar
MAMÁ


III

Fuente de la vida,
te convertiste
en seno de mi ser
con alegría y dolores
de exaltación única,
te prodigó sólo a ti mujer,
la inconmensurable
oportunidad de acercar
a mi ser apenas parido
tu primera indeleble sonrisa
porque tu sabías sólo amar
MAMÁ


IV

Del Padre Celestial
asomaron tus manos
y el reflejo de tus ojos;
esas primeras caricias y mirada
de madre que se transmutaron
para mi tu hijo
a quien sólo tú rociaste
cariño sin límites
porque tu sabías sólo amar
MAMÁ

V

Ese mimo que
cual guía de mi
primer andar,
discernió mi crecimiento
y cuidado amoroso
al tráfago camino de la vida
porque tu sabías sólo amar
MAMÁ


VI

Flor de la kantuta
roja como sangre,
amarilla como el sol y
verde como la esperanza,
tuviste en tu origen sangre,
color de labios de mujer,
beso de ternura
porque tu sabías sólo amar
MAMÁ 

 

Julio Ríos Calderón, LA PAZ BOLIVIA, licenciado en Ciencias de la Comunicación, estudió en las universidades Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca y Católica de La Paz, y diplomado en investigación periodística por la Universidad de la Jolla, San Diego California USA, es escritor y crítico de arte. En la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017). Este año publicará dos nuevos libros (en imprenta), LA GENERACIÓN NINI en co-autoría con Alberto Liendo Romero, y ALCOS Del sueño a la realidad. La presentación se prevé para julio y agosto de este año 2023.