BATUTA EN ACCIÓN EN TIEMPOS DE
LA COVID – 19
Obras propias y la
Sinfonía Número 3 de
Brahms bajo la batuta de
Ramiro Soriano
JOHANNES BRAHMS
ESCRIBE Gustavo Dudamel /Art. Director
Aunque Brahms tenía sólo 50 años cuando escribió su Tercera Sinfonía, miró hacia atrás a los días más jóvenes con la cita musical del lema Frei aber froh ("Libre pero feliz") que fue su desafiante respuesta al Frei aber einsam ("Libre pero solitario") de Joseph Joachim.
Brahms permanecería efectivamente soltero durante toda su vida, a pesar de una serie de encaprichamientos y una relación especialmente estrecha con Clara Schumann, tanto antes como después de la triste muerte de su marido Robert a la edad de 46 años.
Sabemos que el compositor escribió la Sinfonía rápidamente, en el verano de 1883 en Wiesbaden, trabajando en un estudio alquilado con vista al valle del Rin. Los aspectos dramáticos de la Tercera Sinfonía, la más corta de las cuatro escritas por Brahms, se intensifican por la compactación de la obra.
El motivo F-A-F se escucha inmediatamente en la exclamación creciente de los vientos que abre esta apasionante obra. (El segundo F es en realidad la primera nota del tema principal, que se repetirá a lo largo de la obra, transformada de muchas maneras.) La pasión pronto cede para permitir un ambiente de reflexión y nostalgia. Este patrón de tensión y relajación continúa durante todo el movimiento y, de hecho, durante todo el trabajo.
Entre el poderoso primer movimiento y el final igualmente cargado, Brahms anida dos movimientos más relajados, que según algunos se basan en bocetos de un proyecto abandonado de Fausto de unos años antes. El Andante, dice el escritor Robert Dearling, "considera el significado
Brahms tenía un talento natural para el teclado que empezó a tocar en público cuando era adolescente en los pubs de la costa de Hamburgo. Su música combina lo serio y lo juguetón, lo intelectual y lo terrenal de una manera que recordó a muchos de sus contemporáneos de Beethoven. Hay una maestría aparente en todo lo que Brahms compuso, desde sus encantadoras pianominiaturas hasta sus sinfonías olímpicas.
La Tercera Sinfonía de Brahms fue tocada en la primera temporada de LA Phil, y su música ha sido parte del repertorio de la orquesta desde entonces. Recientemente, la orquesta ganó un Grammy® por su grabación de su Cuarta Sinfonía, bajo la dirección musical y artística de Gustavo Dudamel.
Although Brahms was only 50 years old when he wrote his Third Symphony, he looked back to younger days with the musical motto quote Frei aber froh ("Free but happy") that was his defiant response to the Frei aber einsam ("Free but lonely"). ") by Joseph Joachim.
Brahms would remain effectively single throughout her life, despite a series of infatuations and an especially close relationship with Clara Schumann, both before her and after the sad death of her husband Robert de Ella at the age of 46. years.
We know that the composer wrote the Symphony quickly, in the summer of 1883 in Wiesbaden, working in a rented studio overlooking the Rhine valley. The dramatic aspects of the Third Symphony, the shortest of the four written by Brahms, are intensified by the compaction of the work.
The F-A-F motif is heard immediately in the growing exclamation of the winds that opens this exciting work. (The second F is actually the first note of the main theme, which will recur throughout the work, transformed in many ways.) The passion soon subsides to allow for an atmosphere of reflection and nostalgia. This pattern of tension and relaxation continues throughout the movement and, indeed, throughout the work.
Between the powerful first movement and the equally charged finale, Brahms nestles two more relaxed movements, which some say are based on sketches from an abandoned Faust project from a few years earlier. The Andante, says writer Robert Dearling, "considers the meaning
Brahms had a natural talent for the keyboard that he started playing in public as a teenager in the pubs on the Hamburg waterfront. His music combines the serious and the playful, the intellectual and the earthy in a way that reminded many of his Beethoven contemporaries. There is an apparent mastery in everything Brahms composed, from his charming miniature pianos to his Olympian symphonies.
Brahms's Third Symphony was played in the LA Phil's first season, and his music has been a part of the orchestra's repertoire ever since. The orchestra recently won a Grammy® for its recording of its Fourth Symphony, under the musical and artistic direction of Gustavo Dudamel.
Julio Ríos C.
Ramiro Soriano Arce, encargado de dirigir los conciertos programados para el 24 y 26 de agosto, junto a la Orquesta Sinfónica Nacional en el Centro Sinfónico, ratificó el talento y la amplia formación musical en todos los ámbitos. Destacó la armonía, análisis, composición e instrumentación de la Suite Orquestal de su autoría, la Suite Boliviana y la Sinfonía N. 3 en Fa Mayor de Johannes Brahms.
El trabajo de este excelente director de orquesta, fue una gran fuente de inspiración para los músicos de la Sinfónica, que pudieron transmitir el espíritu de las tres composiciones musicales. A partir del estudio de las partituras, alcanzó con éxito unificar la interpretación de las obras, iniciando su loable participación con la Suite Orquestal.
Desde Caporales (danza de expresión artística dancístico surgida a fines de la década de los sesenta, como síntesis de una serie de influencias culturales, ingresó con rapidez al imaginario nacional boliviano), luego el Nocturno (una pieza tocada a momentos, generalmente en fiestas de noche y después dejadas a un lado; algunas veces llevaba consigo el equivalente italiano, notturno, con trabajos como el Notturno en D para cuatro orchestras), y acabando con Morenos (danza propia del área andina sudamericana al son de la música da cuenta de la vida cotidiana).
Soriano y la Orquesta se lucieron con los arreglos y posibilidad de exaltar la participación de los integrantes que ejecutan instrumentos de viento, como la trompa, el trombón.
La segunda entrega fue la Suite Boliviana, también de su autoría en los arreglos. Soriano a partir de una exquisita armonía en una perspectiva contemporánea, transmitió la indeleble canción “No le digas”. Retrotrajo la profunda intensidad de la letra “Si te encuentras con la trini/ No le digas que sufrido/ Dile que en los campos me viste buscando/ Lirios para sus trenzas/ Dile que en los campos me viste buscando/ Lirios para sus trenzas”
Y es el autor de Felipe Delgado, ese paseo por las oscuridades de la ciudad que un día se llamó “La Paz de Ayacucho”. De ahí saldría la letra de la más hermosa cueca boliviana con música de Willy Claure y del Jechu Durán. No le digas, se llama y este título ha dado lugar a la escenificación teatral de parte de la obra del poeta de la mano del magistral David Mondaca y Claudia Andrade.
La Suite incluye “Cullaguadas” (danza que hace referencia al oficio de tejedor, tanto de hombres como mujeres); más adelante “El Haragán” (taquirari de la Música Popular del Oriente Boliviano); Hayños (baile colectivo de recorrido en hilera, tomados de la mano, realizando figuras en caracol, círculo o serpiente, con los bailarines cantando al danzar. En el texto convive el quechua, el aymara y el español, dando muestras del proceso de mestizaje de esta manifestación cultural autóctona).
Concluyó la obra con una “Acuarela” (que incluye una variada coexistencia de temas nacionales), y el “Clásico Paceño”, que lleva en alto el entusiasmo cuando el público imaginó un partido de fútbol entre Bolívar y Strongest, el primero caracterizado por ser el equipo académico por excelencia.
Soriano en el arreglo contrapuntístico y armónico, eminentemente moderno en la línea de la música clásica contemporánea, fusionó diversas técnicas musicales, sumando una colección de estilos e ideas de distintas fuentes, ejecutadas con magistral arte sonoro.
Causalmente, previo a mi asistencia con Pachu Carranza, tuve oportunidad de admirar la Sinfonía No. 3 de Brahms, dirigida por la directora Patricia Pouchulu, al frente de la Orquesta Sinfónica de Rusia. La artista ilustra estra crónica con su presencia sensual de ave exótica vestida a través de un atuendo transparente y muy escotado que luce con el cuerpo desnudo por debajo. Es una de las pocas mujeres que “mandan” desde el podio. Creó la organización “La Bella Música” y dirigió a la Orquesta Nacional de Rusia.
Ahora me ocupo de Ramiro Soriano Arce, sin vacilación un gran maestro boliviano, ha demostrado sobradamente conocer las peculiaridades de la Sinfonía Nº 3 en fa mayor, Op. 90, de Johannes Brahms. La dirección fiel de unas composiciones dotadas de una emocionalidad tan exaltada, puso de relieve una gran capacidad de mesura y de autodominio.
Inició el primer movimiento, Allegro con brio, exponiendo un tema en el que el esquema fa-la bemol-fa se lleva todo el protagonismo. La elección de esta combinación de notas no es casual: en el sistema de notación alemán se transcribe como “F-A-F”, lo que se corresponde con el lema vital del músico: Frei aber froch (“Libre pero contento”). Soriano permitió escuchar los compases iniciales a cargo de la sección de viento con el tono necesario para el estallido del primer tema.
El director invitado por la Orquesta Sinfónica Nacional, combinó calma, melancolía y momentos de intensidad emocional con la maestría de quien conoce perfectamente el espíritu de la obra. Soriano continuó el segundo tema, sobre la impronta del primero ―que nunca va a llegar a desaparecer del todo―, y fue confiada a un clarinete solista cargado de delicadeza y ternura. Tras él, llegó el tercer tema, el más complejo y desarrollado, que concedió el protagonismo al oboe para después retornar al primero. El resultado, una gran exégesis de Ramiro Soriano, habida cuenta que se trata de una pieza difícil de olvidar por su belleza cromática y su aparente sencillez. Se trata de una de esas felices e inagotables composiciones en las que el público asistente al Centro Sinfónico, jamás dejará de apreciar las sensaciones disfrutadas en dos días de concierto el 24 y 25 de agosto.
El segundo movimiento “Andante”, Soriano lo dilucidó de modo sencillo, entreverando una sensación de reposo para el público. Reveló la intensidad dramática característica del fragmento anterior, donde los asistentes pudimos relajarnos y disfrutar de los dos temas principales que lo componen, de una instrumentalización tan leve que perfectamente podrían ser tomados por música de cámara. La serenidad de este movimiento queda clara en su compás de 2/4, y en realidad sirve para estimular en el auditorio el estado de ánimo necesario para continuar con el celebérrimo tercer movimiento.
“Poco allegretto”, en 3/8, se trata sin duda alguna del movimiento más popular que jamás compuso Brahms, y posiblemente de una de las más bellas y emocionantes obras musicales de todo tiempo y género. Soriano desde sus primeros compases, asomó su belleza y la pasó a diseccionarla técnicamente. Llamó la atención sobre el hecho de que todo el fragmento se asienta sobre una única frase melódica que, más que desarrollada, resulta reinterpretada una y otra vez por los distintos instrumentos de la Orquesta: una de esas genialidades sobre las que Ramiro se detuvo para imponer el mayor brillo.
“Allegro alla breve”, la sinfonía concluye con un movimiento, dirigido con gran tensión emocional, en el que expresó tres temas, de los que tan sólo dos fueron completamente desarrollados, antes de llegar a una coda en la que se retoma en pianissimo, el tema de apertura de la sinfonía y donde ya no queda absolutamente nada de la energía precedente.
By Julio Ríos C.
Ramiro Soriano Arce, in charge of conducting the concerts scheduled for August 24 and 26, together with the National Symphony Orchestra at the Symphony Center, ratified the talent and extensive musical training in all areas. He highlighted the harmony, analysis, composition and instrumentation of the Orchestral Suite of his authorship, the Bolivian Suite and Symphony No. 3 in F Major by Johannes Brahms.
The work of this excellent conductor was a great source of inspiration for the musicians of the Symphony, who were able to convey the spirit of the three musical compositions.
From the study of the scores, he successfully managed to unify the interpretation of the works, beginning his laudable participation with the Orchestral Suite.
From Caporales (a dance of artistic artistic expression that emerged at the end of the sixties, as a synthesis of a series of cultural influences, quickly entered the Bolivian national imagination), then the Nocturne (a piece played at moments, generally at parties of night and then left aside; sometimes he carried with him the Italian equivalent, notturno, with works such as Notturno in D for four orchestras), and ending with Morenos (a dance typical of the South American Andean area to the sound of music gives an account of the daily life).
Soriano and the Orchestra stood out with the arrangements and the possibility of exalting the participation of the members who play wind instruments, such as the horn, the trombone.
The second installment was the Bolivian Suite, also authored by him in the arrangements. Soriano from an exquisite harmony in a contemporary perspective, transmitted the indelible song "Don't tell him". He brought back the deep intensity of the lyrics “If you meet the trini/ Don’t tell her that she suffered/ Tell her that you saw me looking for me in the fields/ Lilies for her braids/ Tell her that you saw me looking for me in the fields/ Lilies for her braids”
And he is the author of Felipe Delgado, that walk through the darkness of the city that one day was called "La Paz de Ayacucho." From there would come the lyrics of the most beautiful Bolivian cueca with music by Willy Claure and Jechu Durán. Don't tell him, his name is and this title has given rise to the theatrical staging of part of the poet's work by the masterful David Mondaca and Claudia Andrade.
The Suite includes "Cullaguadas" (dance that refers to the weaver's trade, for both men and women); later “El Haragán” (taquirari of the Popular Music of the Bolivian East); Hayños (collective dance in a row, holding hands, making figures in a snail, circle or snake, with the dancers singing as they dance. In the text, Quechua, Aymara and Spanish coexist, showing signs of the miscegenation process of this indigenous cultural manifestation).
He concluded the work with a "Watercolor" (which includes a varied coexistence of national themes), and the "Clásico Paceño", which raised the enthusiasm when the public imagined a soccer match between Bolívar and Strongest, the first characterized by being the academic team par excellence.
Soriano in the contrapuntal and harmonic arrangement, eminently modern in line with contemporary classical music, fused various musical techniques, adding a collection of styles and ideas from different sources, executed with masterful sound art.
Coincidentally, prior to my assistance with Pachu Carranza, I had the opportunity to admire Symphony No. 3 by Brahms, conducted by director Patricia Pouchulu, at the head of the Russian Symphony Orchestra. The artist illustrates this chronicle with the sensual presence of an exotic bird dressed in a transparent, low-cut outfit that she wears with her naked body underneath. She is one of the few women who "rule" from the podium. She created the organization "The Beautiful Music" and conducted the Russian National Orchestra.
Now I am dealing with Ramiro Soriano Arce, without hesitation a great teacher, he has amply demonstrated his knowledge of the peculiarities of Symphony No. 3 in F major, Op. 90, by Johannes Brahms. The faithful direction of some compositions endowed with such an exalted emotionality, highlighted a great capacity for measure and self-control.
He started the first movement, Allegro con brio, presenting a theme in which the fa-la flat-fa scheme takes center stage. The choice of this combination of notes is not accidental: in the German notation system it is transcribed as “F-A-F”, which corresponds to the life motto of the musician: Frei aber froch (“Free but happy”). Soriano made it possible to listen to the initial bars in charge of the wind section with the necessary tone for the explosion of the first theme.
The director invited by the National Symphony Orchestra, combined calm, melancholy and moments of emotional intensity with the mastery of someone who perfectly knows the spirit of the work. Soriano continued the second theme, on the imprint of the first ―which will never completely disappear―, and was entrusted to a solo clarinet charged with delicacy and tenderness. After him, came the third theme, the most complex and developed, which gave prominence to the oboe and then returned to the first. The result, a great exegesis of Ramiro Soriano, given that it is a piece that is difficult to forget due to its chromatic beauty and its apparent simplicity. It is one of those happy and inexhaustible compositions in which the public attending the Symphonic Center will never stop appreciating the sensations enjoyed in two days of concert on August 24 and 25.
The second movement "Andante", Soriano elucidated it in a simple way, interweaving a sensation of rest for the public. He revealed the characteristic dramatic intensity of the previous fragment, where the attendees were able to relax and enjoy the two main themes that compose it, with instrumentalization so light that it could perfectly be taken for chamber music. The serenity of this movement is clear in its 2/4 time, and actually serves to stimulate the mood in the audience to continue with the all-famous third movement.
“Poco allegretto”, in 3/8, is without a doubt the most popular movement Brahms ever composed, and possibly one of the most beautiful and exciting musical works of all time and genre. Soriano from its first bars, showed its beauty and went on to dissect it technically. He drew attention to the fact that the entire fragment is based on a single melodic phrase that, more than developed, is reinterpreted over and over again by the different instruments of the Orchestra: one of those geniuses on which Ramiro stopped to impose the highest brightness.
“Allegro alla breve”, the symphony concludes with a movement, conducted with great emotional tension, in which he expressed three themes, of which only two were fully developed, before reaching a coda in which he takes up again in pianissimo, the opening theme of the symphony and where there is absolutely nothing left of the preceding energy.
Por Júlio Ríos C.
Ramiro Soriano Arce, responsável pela condução dos concertos agendados para os dias 24 e 26 de agosto, juntamente com a Orquestra Sinfónica Nacional no Centro Sinfónico, ratificou o talento e a extensa formação musical em todas as áreas. Destacou a harmonia, análise, composição e instrumentação da Suíte Orquestral de sua autoria, a Suíte Boliviana e Sinfonia nº 3 em Fá Maior de Johannes Brahms.
O trabalho deste excelente maestro foi uma grande fonte de inspiração para os músicos da Sinfonia, que souberam transmitir o espírito das três composições musicais.
A partir do estudo das partituras, conseguiu unificar com sucesso a interpretação das obras, iniciando sua louvável participação com a Suíte Orquestral.
Desde Caporales (danza de expresión artística dancístico surgida a fines de la década de los sesenta, como síntesis de una serie de influencias culturales, ingresó con rapidez al imaginario nacional boliviano), luego el Nocturno (una pieza tocada a momentos, generalmente en fiestas de noche y después dejadas a un lado; algunas veces llevaba consigo el equivalente italiano, notturno, con trabajos como el Notturno en D para cuatro orchestras), y acabando con Morenos (danza propia del área andina sudamericana al son de la música da cuenta de la vida quotidiana).
Soriano e a Orquestra se destacaram com os arranjos e a possibilidade de exaltar a participação dos integrantes que tocam instrumentos de sopro, como trompa, trombone.
A segunda parcela foi a Suíte Boliviana, também de sua autoria nos arranjos. Soriano de uma harmonia primorosa numa perspectiva contemporânea, transmitiu a indelével canção "Don't tell him". Ele trouxe de volta a profunda intensidade da letra “Se você conhecer a trini/ Não diga a ela que ela sofreu/ Diga a ela que você me viu procurando por mim nos campos/ Lírios para suas tranças/ Diga a ela que você me viu olhando para mim nos campos/ Lírios para suas tranças”
E ele é o autor de Felipe Delgado, que percorre a escuridão da cidade que um dia foi chamada de "La Paz de Ayacucho". Dali viria a letra da mais bela cueca boliviana com música de Willy Claure e Jechu Durán. Não lhe diga, o nome dele é e este título deu origem à encenação teatral de parte da obra do poeta pelos magistrais David Mondaca e Claudia Andrade.
A Suite inclui "Cullaguadas" (dança que remete para o ofício do tecelão, tanto para homens como para mulheres); depois “El Haragán” (taquirari da Música Popular do Oriente boliviano); Hayños (dança coletiva em fila, de mãos dadas, fazendo figuras em caracol, círculo ou cobra, com os dançarinos cantando enquanto dançam. No texto, quíchua, aimará e espanhol coexistem, mostrando sinais do processo de miscigenação dessa cultura indígena manifestação).
Concluiu o trabalho com uma "Aquarela" (que inclui uma variada convivência de temas nacionais), e o "Clásico Paceño", que despertou o entusiasmo quando o público imaginou um jogo de futebol entre Bolívar e Strongest, o primeiro caracterizado por ser o equipe por excelência.
Soriano no arranjo contrapontístico e harmônico, eminentemente moderno em sintonia com a música erudita contemporânea, fundiu várias técnicas musicais, agregando uma coleção de estilos e ideias de diversas origens, executadas com maestria na arte sonora.
Coincidentemente, antes da minha ajuda com Pachu Carranza, tive a oportunidade de admirar a Sinfonia nº 3 de Brahms, dirigida pela diretora Patricia Pouchulu, à frente da Orquestra Sinfônica Russa. A artista ilustra essa crônica com a presença sensual de um pássaro exótico vestido com uma roupa transparente e muito decotada que ela exibe com o corpo nu por baixo. Ela é uma das poucas mulheres que "comandam" do pódio. Criou a organização “La Bella Música” e dirigiu a Orquestra Nacional Russa.
Agora estou lidando com Ramiro Soriano Arce, sem hesitação um grande professor, ele demonstrou amplamente seu conhecimento das peculiaridades da Sinfonia nº 3 em Fá maior, Op. 90, de Johannes Brahms. A direção fiel de algumas composições dotadas de uma emotividade tão exaltada, destacou uma grande capacidade de medida e autocontrole.
Ele começou o primeiro movimento, Allegro con brio, apresentando um tema em que o esquema fa-la flat-fa ocupa o centro do palco. A escolha desta combinação de notas não é acidental: no sistema de notação alemão é transcrita como “F-A-F”, que corresponde ao lema de vida do músico: Frei aber froch (“Livre mas feliz”). Soriano possibilitou ouvir os compassos iniciais a cargo da seção de sopros com o tom necessário para a explosão do primeiro tema.
O diretor convidado pela Orquestra Sinfônica Nacional, combinou calma, melancolia e momentos de intensidade emocional com a maestria de quem conhece perfeitamente o espírito da obra. Soriano deu continuidade ao segundo tema, na marca do primeiro ―que nunca desaparecerá completamente―, e foi confiado a um clarinete solo carregado de delicadeza e ternura. Depois dele, veio o terceiro tema, o mais complexo e desenvolvido, que deu protagonismo ao oboé e depois voltou ao primeiro. O resultado, uma grande exegese de Ramiro Soriano, já que é uma peça difícil de esquecer pela sua beleza cromática e pela sua aparente simplicidade. É uma daquelas composições alegres e inesgotáveis em que o público que frequenta o Centro Sinfónico não deixa de apreciar as sensações sentidas em dois dias de concerto nos dias 24 e 25 de agosto.
O segundo movimento "Andante", Soriano elucidou-o de forma simples, entrelaçando uma sensação de descanso para o público. Revelou a intensidade dramática característica do fragmento anterior, onde os participantes puderam relaxar e desfrutar dos dois temas principais que o compõem, com instrumentalização tão leve que poderia perfeitamente ser tomada por música de câmara. A serenidade deste movimento é clara em seu tempo 2/4, e na verdade serve para estimular o clima na platéia para continuar com o famoso terceiro movimento.
“Poco allegretto”, em 3/8, é sem dúvida o movimento mais popular que Brahms já compôs, e possivelmente uma das mais belas e emocionantes obras musicais de todos os tempos e gênero. Soriano desde seus primeiros compassos, mostrou sua beleza e passou a dissecá-lo tecnicamente. Chamou a atenção para o facto de todo o fragmento se basear numa única frase melódica que, mais do que desenvolvida, é reinterpretada repetidamente pelos diferentes instrumentos da Orquestra: um daqueles génios sobre os quais Ramiro parou de impor o brilho máximo .
“Allegro alla breve”, a sinfonia conclui com um movimento, conduzido com grande tensão emocional, em que exprimiu três temas, dos quais apenas dois foram totalmente desenvolvidos, antes de chegar a uma coda em que retoma em pianíssimo, o tema de abertura da sinfonia e onde não resta absolutamente nada da energia precedente.
POSDATA
Patricia POUCHULU
Ave exótica en una disciplina tradicionalmente masculina, Patricia Pouchulu, convive con la música desde hace un cuarto de siglo. Se ha convertido hoy en una de las pocas -sino la única- directoras de orquesta argentinas que además se destaca en el exterior.
A pocos días de la función, en el monoambiente de Barrio Norte donde trabaja de lunes a lunes, entre siete y ocho horas diarias, encontró tiempo para contarle a Clarín Mujer cómo es eso de “llevar la batuta”.
Se casó con Juan Carlos, ingeniero electrónico e investigador, y a los nueve meses de la ceremonia nupcial nació la primera de sus tres hijas, Ada, a la que siguieron Angela e Isabel Azul, hoy de 26, 21 y 18 años. “Como esposa me las arreglo, soy muy ordenada, siempre sé en dónde está todo. En las mañanas tomo un café con mi marido. Salimos a hacer las compras. A la noche hago la comida. A veces tragos, postres. No sé cómo, pero lo hago”, asegura.
Sus tres hijas la alientan y la acompañan: “La vez pasada fueron a repartir folletos al Colón. Me promocionan en Facebook, suben fotos. Mis nenas, mis pimpollos”, dice al hablar de ellas a pesar de ya abandonaron el nido.
Patricia no aparenta su edad y lo explica con la mayor naturalidad: “es que la música te ayuda a estar bien en cuerpo y en espíritu”. No muy alta, pero vigorosa, nacida un 20 de enero -“para algunos soy de Capricornio, para otros de Acuario”- está orgullosa del arte que les supo transmitir a sus hijas: “las tres tienen un gusto exquisito para la música y la imagen. Salieron a mí. Ninguna se inclinó por la matemática como el padre”.
Asegura que como madre no es una directora de orquesta. “No, para nada. No me gusta estarles encima. Yo les tengo confianza. Si tienen un examen, estoy segura de que se van a preparar bien. Pero era de las que siempre iba a los paseos de la escuela, por una cuestión de seguridad, para estar con ellas en el grupo cuando salían”, dice. Entonces, ¿una mamá tipo gallina? “Y sí -admite- directora de orquesta y mamá gallina”.
La elegancia al podio: “Fui a ver al diseñador Claudio Cosano, famoso por la buena corsetería que hace. ‘Necesito algo para el concierto, pero no me quiero poner un vestido común de fiesta, esto es otra cosa’, le dije. Tenía que estar seria pero al mismo tiempo moderna. Y sentirme bien”, recuerda. Cosano le ofreció un vestido especial: negro, escotado y con cola de princesa. A ella no le convenció. Exigió que recortasen la cola para poder moverse mejor, y que cosieran un tajo sexy que llegaba hasta la cadera. El escote era demasiado abierto y ella le hizo hacer una torerita de gasa negra. “Sino era muy despechugado”, aclara. “Ay, no me arruines el modelo”, decía él, pero al final le hizo un descuento y hasta le regaló los zapatos.
Así vestida, y sin que le temblaran las piernas, subió al podio. Agradeció al público, giró y encaró a la orquesta. Resultó excelente aquella primera función. “Por supuesto, los músicos observan tus manos, miran como funcionan tus brazos, están atentos, tratando de descubrir tu estilo. Ellos están tan acostumbrados a los hombres, que quizá son más esterotipados, pero después se olvidan y se brindan totalmente, entran al juego. Y cuando ven que los resultados son buenos, confian. Ellos en mí y yo en ellos”, asegura.
Hoy, a Patricia, le da lo mismo dirigir hombres o mujeres, “lo que a mí me importa es la calidad de los músicos. Por eso conmigo están los mejores de la Argentina. No me fijo en el género, y ellos tampoco me ven a mí diferente por ser mujer. Jamás tuve un problema. Aparte no te olvides: la orquesta toca pero yo conduzco”, lanza. Y vuelve el toque femenino. “Ahora, ése sigue siendo mi vestido para dirigir: con corsé, que me hace bien a la espalda porque me ajusta y me contiene, no para tener una cinturita de avispa sino para estar más cómoda. ‘¿Te vas a hacer otro?’, me pregunta Cosano. ‘¡No! Esto no es una pasarela!’, le digo. Así y todo siempre tengo que cuidar que no se vea más pierna de la cuenta cuando subo al podio”, juguetea.