sábado, 5 de febrero de 2022

 

REFLEXIONES EN TIEMPOS DE

LA COVID – 19

El inevitable

BARBIJO

EL TAPABOCAS

EN LA REDES

CORONAVIRUS

La reflexión de Jennifer

OPINA: Jennifer Aniston

COMENTARIOS: Julio Ríos

Jennifer Aniston compartió en las redes una reflexión sobre la importancia del uso del tapabocas para prevenir el contagio de coronavirus. Desde EL AÑO 2019, la pandemia de coronavirus obligó a los humanos a cambiar sus rutinas, sus hábitos y costumbres.

Entre esas modificaciones se encuentra el uso -obligatorio en algunos lugares- de barbijo o tapaboca, una imposición resistida por algunos debido a la incomodidad que implica su uso.

Consciente de esta situación, Jennifer Aniston recurrió a las redes sociales para compartir una reflexión que recibió más de 4 millones de likes y comentarios de algunos de sus colegas más famosos: Julia Roberts, Reese Witherspoon, Courteney Fox, Drew Barrymore, Matt Bomer, Olivia Wilde, Orlando Bloom, Charlize Theron, Kevin Bacon, Rita Wilson y hasta su exesposo Justin Theroux.

"Entiendo que las máscaras son inconvenientes e incómodas. Pero, ¿no creen que sea peor que los negocios cierren? ¿Que se estén perdiendo empleos? ¿Que los trabajadores de la salud estén llegando al agotamiento absoluto? ¿Y que este virus se ha llevado muchas vidas porque no estamos haciendo lo suficiente?", escribió la actriz en su cuenta de Instagram.

"Realmente creo en la bondad natural de las personas, así que sé que todos podemos hacer esto, pero aún hay muchas personas en nuestro país que se niegan a tomar los pasos necesarios para aplanar la curva", continuó. "Las personas parecen preocupadas por sus 'derechos quitados' al pedirles que usen una máscara. Esta recomendación simple y efectiva se está politizando a expensas de la vida de las personas. Y realmente no debería ser un debate", completó.

Para finalizar, insistió. "Si te importa la vida humana, por favor usá el barbijo y animá a los que te rodean a que hagan lo mismo". Su posteo, que fue acompañado por una foto en la que la actriz se muestra con tapaboca, recibió más de 4 millones de likes y comentarios de algunas de las estrellas más importantes de Hollywood, pero también una respuesta que logró conmover a todos.

"Soy una enfermera de la UCI que ha sido impactada personalmente por el Covid-19 (mi familia y yo hemos dado positivo) y también he visto a muchos pacientes fallecer debido al virus. Las familias tienen el corazón roto porque no pueden ver a sus familiares en el hospital. Las enfermeras tenemos el corazón roto porque no hay nada que podamos hacer por los familiares que solo quieren abrazar y besar a sus seres queridos mientras fallecen", expresó una de sus seguidoras.

"Los llamamos por FaceTime para que puedan decir adiós mientras nosotros contenemos nuestras lágrimas e intentamos mantener la calma durante las llamadas. Nos vamos a casa y nos desnudamos afuera, en el garaje, o incluso no volvemos a casa para tratar de proteger a nuestra propia familia. Por lo tanto, ¡usar una máscara es una de las cosas más fáciles que podemos hacer! Gracias por decir esto", finaliza el mensaje que, también, cosechó una oleada de likes.

Pronto surgieron las versiones de emprendedores, marcas y diseñadores. Por la crisis económica y el párate de la industria textil, los talleres readaptaron sus máquinas para confeccionar este nuevo accesorio. Además, claro, si los tapabocas son parte de nuestra vida bien vale la pena que, además de brindarnos seguridad sanitaria, puedan ser cómodos, de buena confección y lindo diseño.

La tecnología sumó su valioso aporte con las mascarillas inteligentes. Como la creada en Italia, que es autodesinfectante e inclusiva: al ser transparente, facilita la comunicación con personas sordas. 

Y el detalle tecno: por Bluetooth, sus sensores miden la calidad del aire y detecta focos activos de coronavirus. Más cerca de casa, los superbarbijos Atom Protect confeccionados con telas tratadas con activos antivirales, bactericidas y fungicidas surgieron del textil Alan Gontmaher, propietario de una Pyme de La Matanza, que tuvo una idea superadora. 

"Buscó asesoramiento científico para hacer un tratamiento en telas tejidas de algodón polyester para fabricar tapabocas mejores que los que había en el mercado", dice Ana María Llois, investigadora superior del Conicet y directora del Instituto de Nanociencia y Nanotecnología Conea/Conicet. Lo hizo junto con científicos del Conicet, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de San Martín.

Al comienzo de la pandemia, el primer vínculo entre barbijos y la industria de la moda fue solidario, cuando las grandes casas internacionales, como Louis Vuitton, Gucci, Yves Saint Laurent, Balenciaga y Prada, readaptaron las instalaciones de sus fábricas para producir a gran escala máscaras no quirúrgicas.

En una versión más fashionista, pronto se vieron creaciones de alta gama, ya con interesantes diseños. El creador de Off White, Virgil Abloh –también director creativo de la colección masculina de Louis Vuitton– lanzó máscaras de algodón que vende por 80 euros y son furor. 

Las líneas marineras celestes y blancas estampadas con un beso en los tapabocas, diseñadas por el francés Jean Paul Gaultier, ya van por su segunda edición. Más formal fue la propuesta de Fendi, con su tradicional monograma.

Si la cuestión era embellecer los tapabocas, los museos lograron una versión más artística: el Museo del Prado las estampó con fragmentos de El jardín de las delicias, de El Bosco; el Metropolitan Museum de Nueva York, con imágenes de Van Gogh, y el Thyssen-Bornemisza, con obras de Renoir, entre otros.

 

Celebrities como Myley Cyrus o Kendall Jenner aparecieron últimamente en público con barbijo, una tendencia que se volvió casi habitual en algunas estrellas de K-pop, porque ayudan a mantener el anonimato.

Barbijos de moda. En Instagram, Lady Gaga se fotografió con una especie de yelmo medieval, pero tranparente y en acrílico. Ursula Corberó mostró su coqueto tapaboca rosado y Pampita y Nicole Neumann enseñaron a sus seguidores a fabricar un barbijo casero muy sencillo.

Capítulo aparte merece la máscara que usa Gwyneth Paltrow, verdadero item “it” en materia de tapabocas. 

La marca se llama Aurinum y su creador, un enfermo de asma, pensó en diseñar barbijos que fueran realmente cómodos de llevar por mucho tiempo y sirvieran como barrera ente la polución y los pulmones.

La clave de su efectividad son sus filtros renovables y la de su confort, la variedad de talles y la posibilidad de ajustarlos perfectamente. La marca es sueca y se beneficia del buen diseño usual en ese país.

Las máscaras son tan estéticas que pueden combinarse muy bien con cualquier prenda. El precio ronda alrededor de los 6000 pesos argentinos.

Creación. Mientras las grandes etiquetas se despegan de su producción habitual de indumentaria para ocuparse de cuestiones más urgentes, pequeñas marcas de diseño empiezan a mostrar online sus propuestas fashion en barbijos.

Por ejemplo, una casa de vestidos de novia llamada Katie May, de los Estados Unidos, promociona en las redes bellísimos tapabocas en el mismo material que los trajes: seda, encaje o raso. 

Y ya hay versiones de la prenda en venta en la web, estampadas, con brillos, de estilo gótico o con románticos bordados.

Si la moda es esencialmente expresión y comunicación, es lógico que un accesorio tan importante se vuelva objeto de la creatividad de diseñadores y usuarios. 

Por eso, aunque las Xipolitakis de este mundo todavía no puedan comprenderlo, los barbijos son la prenda “it” de este año y su carrera en las pasarelas recién empieza.

Aunque un barbijo de tela puede no detener al coronavirus, sí atrapa las gotitas de saliva que se liberan cuando una persona (la persona que lo usa) habla, tose o estornuda. Y el virus viaja en esa saliva.

Como se dijo tantas veces este año, si alguien que tiene COVID-19 usa su máscara, la probabilidad de contagiar a otro se reduce a 5%. Si el otro también está portando un barbijo, a 1,5%. Y, si además de eso, ambas personas están a un metro de distancia, o más, la chance de contagio es nula.

Tellado creó primero un barbijo blanco con lentejuelas rematado en un gran moño superior, lo fotografió y lo subió a Instagram. Hasta hoy, esa foto tiene 889 likes (una cifra que las tres publicaciones contiguas no superan). Con la cuarentena instalada, mudó su taller a su casa en Palermo.

Fue justo cuando, a mediados de abril, el uso de barbijo se volvía obligatorio en casi todo el país. Desde entonces ella diseñó barbijos negros con moños dorados; barbijos con protección ocular rosa; sombreros de tweed de lana, forrados en satén, con presilla de cuero acharolado y visor de acetato desmontable; barbijos con decoración de manos de plástico; barbijos negros con turbante; y muchos otros barbijos que combinan la alta costura con la audacia del nuevo diseño pandémico.

En los meses más duros de la cuarentena, mientras la prensa local la descubría (cuando la primera dama Fabiola Yáñez usó uno de sus barbijos el 25 de mayo y cuando Natalia Oreiro usó otro en Cantando 2020) y hasta Vogue de Italia la presentaba, Tellado se levantaba a trabajar a las 5:30 de la madrugada (su marido y su hija de 2 años aún dormían) y hacía varios barbijos a la vez:

“Son un montón de pasos y si quisiera hacer los barbijos de a uno, no lo terminaría ni en doce horas”, dice. Máquina de coser, molde, cortar, coser, terminar a mano, colocar la etiqueta de cuero cortada a láser.

Celebrities como Myley Cyrus o Kendall Jenner aparecieron últimamente en público con barbijo, una tendencia que se volvió casi habitual en algunas estrellas de K-pop, porque ayudan a mantener el anonimato.

Barbijos de moda. En Instagram, Lady Gaga se fotografió con una especie de yelmo medieval, pero tranparente y en acrílico. Ursula Corberó mostró su coqueto tapaboca rosado y Pampita y Nicole Neumann enseñaron a sus seguidores a fabricar un barbijo casero muy sencillo.

Capítulo aparte merece la máscara que usa Gwyneth Paltrow, verdadero item “it” en materia de tapabocas. 

La marca se llama Aurinum y su creador, un enfermo de asma, pensó en diseñar barbijos que fueran realmente cómodos de llevar por mucho tiempo y sirvieran como barrera ente la polución y los pulmones.

La clave de su efectividad son sus filtros renovables y la de su confort, la variedad de talles y la posibilidad de ajustarlos perfectamente. La marca es sueca y se beneficia del buen diseño usual en ese país.

Las máscaras son tan estéticas que pueden combinarse muy bien con cualquier prenda. El precio ronda alrededor de los 6000 pesos argentinos.

Creación. Mientras las grandes etiquetas se despegan de su producción habitual de indumentaria para ocuparse de cuestiones más urgentes, pequeñas marcas de diseño empiezan a mostrar online sus propuestas fashion en barbijos.

Por ejemplo, una casa de vestidos de novia llamada Katie May, de los Estados Unidos, promociona en las redes bellísimos tapabocas en el mismo material que los trajes: seda, encaje o raso. 

Y ya hay versiones de la prenda en venta en la web, estampadas, con brillos, de estilo gótico o con románticos bordados.

Si la moda es esencialmente expresión y comunicación, es lógico que un accesorio tan importante se vuelva objeto de la creatividad de diseñadores y usuarios. 

Por eso, aunque las Xipolitakis de este mundo todavía no puedan comprenderlo, los barbijos son la prenda “it” de este año y su carrera en las pasarelas recién empieza.

“Estaba cansada todos los días”, sigue, “y me quedaba hasta cualquier hora, impactada con la aceptación del público, que de repente dijo: ‘Wow, existía la cabeza y la podíamos vestir’”. Ya hizo más de 700 barbijos. “Empecé a delegar cosas porque si no se me iba a salir un ojo. Nunca pensé que iba a vender tanto”.

Máquinas, polipropileno y telas antivirales. Hoy —¿quién lo hubiera dicho hace un año?—hay barbijos descartables celestes de polipropileno; lavables de neoprene con válvula y clip nasal; hay barbijos de dos capas con bolsillo, 100 por ciento algodón; personalizados para empresas y marcas, con sus logos; de policloruro de vinilo o de PET transparente con cordón elástico.

Hay barbijos que son máquinas electrónicas: en agosto, LG presentó en Seúl el suyo (nombre comercial: Puricare Wearable Air Purifier) que en realidad es un purificador de aire portátil con dos ventiladores y un sensor que detecta el ciclo y el volumen de la respiración, y ajusta la velocidad de los ventiladores para respirar mejor. 

Hay barbijos de silicona transparente de grado médico, que no se empañan y que, con la boca y la nariz visibles, permiten desbloquear celulares: cuestan 126 dólares.

También hay barbijos autosanitizantes producidos con nanotecnología para matar a los virus, hongos y bacterias que caen en su tela.

En la Argentina, una compañía textil llamada Kovi se unió a la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de San Martín y el CONICET para crear uno de estos barbijos. Su tela de algodón poliéster está tratada con antivirales, bactericidas y fungicidas: mata todo, incluido el SARS-CoV-2. En cinco minutos.

La historia empieza poco antes de que el aislamiento obligatorio fuera decretado: algunos químicos y físicos universitarios se enteran de que a los médicos les faltan elementos de protección personal y deciden estudiar el tema y escribir algunas ideas basadas en las posibilidades de los laboratorios y de los institutos donde trabajan. 

Después los contacta esa empresa textil que fabrica barbijos: quiere estudiar la posibilidad de rociar una tela de algodón con agentes antimicrobianos.

“Nos basamos en información bibliográfica”, dice Roberto Candal, doctor en Química, investigador principal del CONICET y miembro del equipo que desarrolló ese barbijo. “Hicimos una búsqueda en la literatura internacional existente sobre el tema, muy abundante después de cada pandemia; por ejemplo, la de la gripe A. 

En base a esa información, a los materiales con los que contábamos en ese momento, disponibles en el mercado, y a las posibilidades de la empresa y de nuestros laboratorios, desarrollamos el material para confeccionar los barbijos”.

El equipo de investigación se compone con doce personas, contando investigadores formados, juniors y becarios. En poco tiempo gritan eureka: la capa de tela interior del barbijo —la que queda junto a la boca y la nariz— tiene iones de plata y otros compuestos fungicidas y antibacterianos.

La capa de tela externa es tratada con iones de cobre —que son los que dan la acción antiviral—, compuestos fungicidas, bactericidas y polímeros. Y sobre esa tela externa se aplica una tercera capa semipermeable que hace más lento el proceso de absorción de la gotitas en las que se transportan las partículas virales.

Así, los iones de cobre y los componentes antimicrobianos tienen más tiempo para accionar. El barbijo se vende bajo la marca de Atom Protect. A pesar de su estampado (burocrático y sin imaginación estética) y de sus colores (aburridamente sobrios), es un éxito.

¿Qué siente Candal al ver a la gente en la calle llevando su barbijo? “Por un lado, satisfacción; y por otro la necesidad de seguir aprendiendo y trabajando en el tema”, dice. 

“Esto no está cerrado. Seguimos explorando alternativas desde la investigación de los materiales, y sobre el comportamiento de los aerosoles y su interacción con las telas”.

En el universo de los barbijos, que ha hecho su big-bang expansivo, además hay mascarillas N95: la “N” significa que no filtra aceites; el “95”, que filtra el 95 por ciento de las partículas aéreas de hasta 0,3 micrones (un micrón equivale a la milésima parte de un milímetro; eso no siempre es suficiente ante el tamaño de una partícula de coronavirus, que puede ser de 0,1 micrones).

Estas mascarillas rígidas de cartón, que adquirieron cierto prestigio entre el personal de salud durante la pandemia, fueron inventadas en 1992 por el profesor de origen taiwanés Peter Tsai, quien ahora volvió desde su jubilación e improvisó un laboratorio en su casa en Knoxville, Tennessee (Estados Unidos), para investigar cómo esterilizar y reutilizar la N95 para la gente que en los hospitales lucha contra el coronavirus.

Tsai trabajó quince horas al día con sus mascarillas: las hirvió, las coció al vapor, las puso en un horno, las dejó al sol. Y llegó a un resultado: hay que calentarlas a 71 grados durante una hora. O hay otro método: dejar que el coronavirus muera naturalmente al dejar a la máscara intacta durante siete días, porque si el virus no encuentra un anfitrión se vuelve inactivo en la superficie de la mascarilla.

Mientras tanto 3M, el fabricante de las N95 originales, duplicó (desde Estados Unidos, Asia y Europa) la producción global de N95 a 1.100 millones por año, prometió llegar a 2 mil millones en 2021 y lanzó un comunicado en medio de la crisis denunciando productos falsificados.

Por último, hay barbijos hechos en casa con retazos de tela. Sin ninguna ciencia, sin ninguna mística, sin ninguna marca. Son la gran mayoría de los que están deteniendo al virus cada día.

 
 

Es por eso que hemos estado compartiendo respuestas ante algunas de las preguntas e inquietudes frecuentes que hemos escuchado en Ministerio de Salud del Estado. Quiero ayudar a tomar una decisión con información verdadera. Anteriormente, hemos conversado sobre el componente de las vacunas, así como otros temas importantes.

Es absolutamente muy suyo el elegir aplicarse la vacuna contra el COVID-19, pero necesitamos que muchas personas como sean posible se vacunen para poner fin a esta pandemia. Es más difícil que el virus contra el COVID-19 se propague cuando muchas personas en una comunidad son inmunes, gracias a la aplicación de la vacuna o a la infección reciente. En pocas palabras, cuanto mayor sea el volumen de personas vacunadas, menor será la tasa de contagio. Por eso es muy importante vacunarse. Queremos proteger a otras personas de contraer el COVID-19 para que podamos volver a hacer las actividades que habíamos dejado de hacer debido a la pandemia.

Probablemente haya escuchado recientemente que los casos de COVID-19 están disminuyendo. ¡Esta es una señal de que las vacunas están funcionando! Sin embargo, las personas no vacunadas aún pueden contraer el virus y contagiar a otros, y todavía tenemos que seguir recorriendo el camino para vencer al virus. Mientras que algunas personas pueden dudar sobre la vacuna, otros no pueden vacunarse por razones médicas. Esto los deja especialmente vulnerables al COVID-19. Y el virus sigue evolucionando. Continuará propagándose entre las personas no vacunadas y el virus se transformará mutando en nuevas variantes que son resistentes a la protección de la vacuna.

Mientras decide si la vacuna es adecuada para usted, tenga en cuenta que no sólo lo protege a usted, sino que a otras personas también. La vacuna también protege a su familia, a los vecinos y a toda la comunidad.

Las vacunas contra el COVID-19 evitan que las personas se enfermen gravemente o mueran de la enfermedad. Es cierto que muchas personas que se enferman con el COVID-19 solo tienen síntomas leves. Pero este virus es realmente impredecible. Algunas personas pueden enfermarse mucho o morir de COVID-19, incluso los jóvenes sin trastornos de salud crónicos. Otras personas, conocidas como “los enfermos a largo plazo”, pueden tener síntomas que duran meses y afectan su calidad de vida. Y todavía no conocemos todos los efectos a largo plazo del COVID-19 porque es un virus muy reciente.

La conclusión es que no sabemos si alguien que se contagia con el COVID-19 tendrá síntomas leves o se enfermará gravemente. Por lo tanto, recomendamos que todos los mayores de 12 años reciban la vacuna. Y cuanto mayor número de personas reciban la vacuna, más nos acercaremos a la inmunidad de la comunidad. La inmunidad comunitaria impide que el virus se propague y protege a las personas que no pueden recibir la vacuna por razones médicas.

 

Julio Ríos

El título EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA, novela escrita por Gabriel García Márquez, Premio Novel de Literatura, me inspira a esta crónica, con un tiempo de  EL BARBIJO EN LOS TIEMPOS DEL COVID 19. Sin duda, tema de actualidad paliado por una inevitable y consoladora alternativa: lucir, vivir y consentir a el tapa bocas.

El uso puesto de relieve en las redes sociales, permite entrever, cómo se trabaja con él, cómo se hacen ejercicios con él, cómo se disfruta del diseño, cómo se luce en diferentes circunstancias: en el periodismo, en la oficina, en la calle, en el automóvil, en el avión, en todo lado.

Llama la atención el ingenio, la combinación que se hace del barbijo, por ejemplo, con el color de una pañoleta, o con el color de la blusa, los zapatos y otras prendas a las que se quiere combinar. Hay, reitero, en las redes sociales, FACEBOOK, Twitter, Instagram, coquetas formas de lucirlo: desde el bikini, o con el rostro que imprime un carácter de pertenencia y donde los ojos se resaltan por su belleza. Asoman rostros, sin el barbijo como un antes, y luego con el barbijo, como un después. Hay reflexiones que acompañan a las fotografías.

Esta pandemia que azotó al mundo y que cobro miles de miles de fallecidos, ha tenido un descanso, una disminución. Se habla de un nuevo rebrote, hecho que nos asusta; pero la fe y la esperanza en la vacuna que en Bolivia ya llego a la tercera dósis, hará que la divinidad pueda en esa espiritualidad a la que hoy nos hemos acercado, y en las expresiones elevadas en oración, que desaparezca definitivamente.

Filosofar con el barbijo, es perder contacto con esa adversidad, y al ser al principio una incómoda prenda, hoy en un acto de vivir y sobrellevar el virus, intentamos con este tapa bocas, mostrarnos diferentes; mostrar los rostros más coquetos y darlos a conocer en fotos específicas, portando el barbijo, a través del internet.

Tenemos que reinventarnos; ser felices, agradecer por lo malo y por lo bueno. Al final veremos que no obstante el sacrificio de esta pandemia terminará como un acto de bendición. Nos hemos tecnificado mucho para creer en las cosas del espíritu, y hemos sido soberbios jugando con la madre tierra, sin medir consecuencias. Muchos actos de maldad se han visto entrar en un estado de nueva conciencia, de una expansión de conciencia, de una conciencia solar dispuesta a la solidaridad y al amor.

Esta filosofía trata, precisamente, de buscar soluciones ingeniosas y hacer de nuestro principal escudo que es el barbijo, una prenda de moda capaz de embellecer rostros y resaltar las pupilas que miran ahora con otros ojos.

Vivimos un tiempo muy complicado. La pandemia actualmente vigente deja todavía a las sociedades del mundo en un escenario de incertidumbre. Se entrevera una desesperación silenciosa, interna. Hay miedo, pero también hay cuidado. En las restricciones y normas de bioseguridad, aparece la más importante, la más eficaz, la más característica en estos tiempos del Covid 19. Se trata del tapabocas, mascarilla o barbijo, que cubre desde la nariz hasta la boca, equilibrándose con dos asideros que se sostienen detrás de la orejas. Únicamente son los ojos el único lugar visible, habida cuenta que la ya llamada prenda sólo revela la mitad del rostro. A veces amigos, parientes, son irreconocibles si no se identifican.

El barbijo se puso de relieve cuando inmediatamente los gobiernos determinaron tomar medidas drásticas, por intermedio de cuarentenas rígidas, dinámicas y hoy con más libertad, pero más riesgo por un posible rebrote del virus. Lo primero fue el barbijo, una sencilla mascarilla de color blanca y por lo general quirúrgica. No había mayor trascendencia más que reconocer que todos estábamos sumidos en una realidad que nos exigía vestir el tapabocas.

Y la expresión vestir, dio un giro trascendental, donde sin sospecharlo, jamás imaginarlo, resultó que el barbijo fue perfeccionándose bajo la premisa o expresión de desahogo que decía “al mal tiempo un buen barbijo”. Aparecieron entonces diseñadores, artistas, fabricantes de renombre y también caseros. Así el barbijo adquirió una importancia insospechada. Se convirtió en la principal prenda de vestir. Aparecieron elaborados en telas de seda, en diseños muy atractivos que llegaron a embellecer a las mujeres. Se llegó a llamar la consecuencia, el arte del barbijo.

La juventud siempre airosa por verse bien, adquirió tapabocas con diseños atractivos y le dieron su toque sensual. El resultado observar piel desnuda y barbijo; vale decir artistas, mujeres, jóvenes combinando el biquini con el barbijo: ambos del mismo color. Otros como la artista Emily Rataskowski, lució por ejemplo una vaporosa blusa muy transparente y muy escotada en una visión de triada: combinación del barbijo con el brasier transparentado y la blusa traslucida: combinación por lo tanto de blusa, barbijo y sujetador. 

Jennifer Aniston la artista ilustra esta crónica revestida de exquisita sensibilidad, luce un atuendo de dos piezas: un pantalón elegante y una blusa negra de corte traslúcido muy escotado hasta la cintura con el torso completamente desnudo, transparentando su cuerpo desnudo sin sujetador, puesto que viste el conjunto a través de su piel desnuda debajo— ha expresado que entiendo que las máscaras son inconvenientes e incómodas. Puntualiza: ¿No creen que sea peor que los negocios cierren? ¿Que se estén perdiendo empleos? ¿Que los trabajadores de la salud estén llegando al agotamiento absoluto? ¿Y que este virus se ha llevado muchas vidas porque no estamos haciendo lo suficiente?", escribió la actriz en su cuenta de Instagram. En esta misma cronica Jennifer porta el respectivo barbijo sin perder elegancia ni sensualidad. Es una mujer muy hermosa.

La evolución que nació de un tapabocas quirúrgico intrascendente, común y puesto de relieve en un solo motivo: cubrir la nariz y la boca en un color blanco uniforme con todos los semejantes que ante medidas reglamentadas comenzaron a usarlos, tuvo una metamorfosis de variedad, de elegancia y de importancia francamente extraordinaria en el barbijo.

El hecho en la realidad es que el barbijo avasalló los millones de rostros de mujeres y hombres, permitiendo más atención en diseños para las mujeres, pues el hombre dentro de su masculinidad, utiliza un traje, camisa y corbata y un barbijo blanco. La mujer no. Utiliza una indumentaria sexy para que se vea una presencia compacta donde el tapabocas sea de lejos lo más importante.

La imagen puede interpretarse como un mensaje concientizado sobre la importancia de tomar las medidas necesarias para cuidar la salud y evitar los contagios por coronavirus. En cuestión de algunas horas, aparece, de pronto un posteo que recolectó 26 mil "me gusta, o LIKE" y comentarios de los usuarios que destacaron su originalidad.

 
 By Julio Ríos

TRANSLUCENT THROUGH JENNIFER'S VERY LOW-CUT BLOUSE WITH NO BRA AND OPEN TO THE NAKED TORSO

The title EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA, novel written by Gabriel García Márquez, Novel Prize of Literature, inspires me to this chronicle, with a time of EL BARBIJO EN LOS TIEMPOS DEL COVID 19. Undoubtedly, current topic palliated by an inevitable and consoling alternative: to show off, to live and to spoil the mouth-covering.

The use highlighted in the social networks gives a glimpse of how people work with it, how they exercise with it, how they enjoy the design, how it looks in different circumstances: in journalism, in the office, in the street, in the car, on the plane, everywhere.

The ingenuity is striking, the combination of the chinstrap, for example, with the colour of a scarf, or with the colour of the blouse, the shoes and other garments that you want to combine it with. There are, I repeat, on the social networks, FACEBOOK, Twitter, Instagram, flirty ways of wearing it: from the bikini, or with the face that imprints a character of belonging and where the eyes stand out for their beauty. Faces appear, without the mask as a before, and then with the mask, as an after. There are reflections that accompany the photographs.

This pandemic that swept the world and claimed thousands of thousands of lives has had a break, a decline. There is talk of a new outbreak, a fact that frightens us; but faith and hope in the vaccine, which in Bolivia has already reached its third dose, will ensure that divinity, in the spirituality that we have approached today, and in the elevated expressions of prayer, can make it disappear definitively.

To philosophise with the chinstrap is to lose contact with this adversity, and as it was at first an uncomfortable garment, today in an act of living and coping with the virus, we try with this mouth cover, to show ourselves different; to show the most flirtatious faces and to make them known in specific photos, wearing the chinstrap, through the internet.

We have to reinvent ourselves; to be happy, to be grateful for the bad and the good. In the end we will see that however the sacrifice of this pandemic will end up as an act of blessing. We have become too technical to believe in the things of the spirit, and we have been arrogant in playing with mother earth, without measuring consequences. Many acts of evil have been seen to enter into a state of new consciousness, of an expansion of consciousness, of a solar consciousness disposed to solidarity and love.

This philosophy is precisely about seeking ingenious solutions and making our main shield, which is the chinstrap, a fashionable garment capable of beautifying faces and highlighting the pupils that now look with different eyes.

We live in a very complicated time. The current pandemic still leaves the world's societies in a state of uncertainty. There is a silent, internal despair. There is fear, but there is also care. In the restrictions and biosecurity rules, the most important, the most effective, the most characteristic in these times of Covid 19 appears. It is the mask, mask or chinstrap, which covers from the nose to the mouth, balanced by two handles held behind the ears. Only the eyes are visible, since the mask reveals only half of the face. Sometimes friends and relatives are unrecognisable if they are not identified.

The mask came to the fore when governments immediately decided to take drastic measures, through rigid, dynamic quarantines and today with more freedom, but more risk due to a possible resurgence of the virus. The first thing was the chin mask, a simple white mask, usually surgical. There was nothing more important than recognising that we were all immersed in a reality that required us to wear the mask.

And the expression "to wear" took a transcendental turn, where without suspecting it, never imagining it, the chinstrap was perfected under the premise or expression of relief that said "to bad weather a good chinstrap". Designers, artists, renowned manufacturers and also home-made ones appeared. Thus the chinstrap acquired an unsuspected importance. It became the main item of clothing. They appeared in silk fabrics, in very attractive designs that came to beautify women. It came to be called, as a consequence, the art of the chinstrap.

The youth, always eager to look good, acquired masks with attractive designs and gave them a sensual touch. The result was to see bare skin and a mask; artists, women, young people combining the bikini with the mask: both in the same colour. Others like the artist Emily Rataskowski, for example, wore a very transparent and very low-cut blouse in a triad vision: combination of the chinstrap with the transparent bra and the translucent blouse: combination of blouse, chinstrap and bra. 

Jennifer Aniston the artist illustrates this chronicle with exquisite sensitivity, wearing a two-piece outfit: an elegant pair of trousers and a black translucent blouse with a very low-cut neckline down to the waist and a completely naked torso, revealing her naked body without a bra, as she wears the outfit through her bare skin underneath has expressed that she understands that masks are inconvenient and uncomfortable. She pointed out: "Don't you think it's worse that businesses are closing? That jobs are being lost? That health care workers are reaching absolute burnout? And that this virus has taken too many lives because we're not doing enough?" the actress wrote on her Instagram account. In this same chronicle Jennifer wears the respective chinstrap without losing elegance or sensuality. She is a very beautiful woman.

The evolution that was born from an inconsequential surgical mask, common and highlighted in a single motive: to cover the nose and mouth in a uniform white colour with all the similar ones that before regulated measures began to use them, had a metamorphosis of variety, elegance and frankly extraordinary importance in the chinstrap.

The fact in reality is that the chinstrap overwhelmed the millions of faces of women and men, allowing more attention in designs for women, because the man within his masculinity, uses a suit, shirt and tie and a white chinstrap. Women do not. She wears a sexy outfit so that a compact presence is seen where the mask is by far the most important thing.

The image can be interpreted as an awareness-raising message about the importance of taking the necessary measures to take care of one's health and prevent coronavirus infections. In a matter of a few hours, a post suddenly appeared that collected 26,000 "likes, or LIKE" and comments from users who highlighted its originality.


 


Julio Ríos, escritor y crítico de arte, en la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).

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Jennifer Aniston
JenniferAnistonFeb09.jpg
Aniston at the premiere of He's Just Not That Into You in 2009
Born
Jennifer Joanna Aniston

February 11, 1969 (age 52)
EducationFiorello H. LaGuardia High School
Occupation
  • Actress
  • producer
  • businesswoman
Years active1987–present
Works
Full list
Spouse(s)
Parent(s)John Aniston
Nancy Dow
AwardsFull list

UN AHORA. UN ANTES: Jennifer Aniston compartió en las redes una reflexión sobre la importancia del uso del tapabocas para prevenir el contagio de coronavirus. Desde EL AÑO 2019, la pandemia del coronavirus obligó a los humanos a cambiar sus rutinas, sus hábitos y costumbres. Las cuatro primeras fotos, son un ejemplo de la noble actitud de la actriz que vio muy de cerca los crueles efectos del virus. La primera foto acompaña inclusive, un modelo de barbijo muy elegante.  

EN UN ANTES: En la quinta foto, bella Jennifer, siempre sensual y con preferencia en la tendencia braless, viste un vestido de lana, color negro, muy escotado hasta la cintura. No usa sujetador y muestra su torso totalmente desnudo por debajo.

La sexta foto entrevera a Jennifer a pecho desnudo con un elegante y muy escotado vestido rojo. Mujer sin vacilación alguna con un gusto distinguido y una sensualidad natural, junto a su cubia cabellera y sus ojos bellísimos. La artista de la serie de TV FRIENDS, es preferida por millones de seguidores que admiran su talento, su altruismo y su personalidad.

La séptima foto muestra a Jennifer muy casual, mientras que la octava foto pone de relieve su presencia sexy y sus pechos sutilmente desnudos a través del vestido. La novena foto, Aniston otra vez muy sensual con un saco en ve ampliamente escotado y el cuerpo desnudo por debajo.

La décima y última fotografía, Jennifer con una elegancia destacada, espalda desnuda, distinción y gusto exquisito en el vestir. Aniston es una artista que ha dejado un ejemplo de herencia cinematográfica, puesto de relieve en películas que están indelebles en la memoria de los aficionados al séptimo arte y de mucho relieve histórico en la trayectoria de cine.

 Jennifer Aniston White Button-Down and Jeans September 2016

IN A BEFORE: In the fifth photo, beautiful Jennifer, always sensual and with a preference for the braless trend, wears a black wool dress, very low-cut to the waist. She does not wear a bra and shows her torso completely naked underneath.

The sixth photo shows Jennifer bare-chested in an elegant and very low-cut red dress. An unhesitating woman with a distinguished taste and a natural sensuality, along with her beautiful hair and beautiful eyes. The artist of the TV series FRIENDS is a favourite of millions of fans who admire her talent, her altruism and her personality.

The seventh photo shows Jennifer looking very casual, while the eighth photo highlights her sexy presence and her breasts subtly bared through her dress. The ninth photo, Aniston is again very sensual with a low-cut jacket and a naked body underneath.

The tenth and last picture, Jennifer with outstanding elegance, bare back, distinction and exquisite taste in dress. Aniston is an artist who has left an example of cinematographic heritage, highlighted in films that are indelible in the memory of the fans of the seventh art and of much historical importance in the trajectory of cinema.

 

Vacuna de Moderna.