viernes, 5 de noviembre de 2021

EL ARTE DE Andrea Quiroz Alba (POLLY)



 ARTES PLASTICAS EN TIEMPOS DE

LA COVID – 19


EL ARTE DE

Andrea Quiroz Alba

(POLLY)



EXPRESIONISMO ABSTRACTO

EN LOS CUADROS DE LA ARTISTA

El expresionismo abstracto es un movimiento pictórico contemporáneo dentro de la abstracción en las tendencias informalistas y matéricas. El término asomó por primera vez en Alemania en 1919 y en los Estados Unidos, Alfred Barr fue el primero en utilizar este vocablo en 1929 en relación con las obras de Wassily Kandinsky.

El artista moderno trabaja con el espacio y el tiempo, y expresa sus sentimientos en lugar de ilustrar. El expresionismo abstracto fue ese movimiento pictórico dentro de la abstracción posterior a la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Y qué mejor que un arte individual cuya principal característica es la libertad.

En esta realidad, surge al fascinante mundo de las artes plásticas, Andrea Quiroz Alba (Polly), artista visual nacida en Cochabamba, Bolivia el 6 de octubre de 1988.  El talento y la inspiración de tan prolija pintora destaca el uso del color de forma excesiva, aportando un carácter simbólico. 

Constuye formas naturales que se convierten en aparentes trazos y geometrías casi irreconocibles. Cobra importancia en su mundo de sueños. A ella, con amor la apasiona representar el sentimiento y no así el día a día.

Alba se formó en, Associate of Arts, Northern Virginia Community College. Presentó exposiciones colectivas: “Around the pop”- Torpedo Factory Art Center & “Color palette “ - The Art League School, Alexandria, EEUU. Exposición “Inefable” 2017, Museo Casona Mayorazgo, Cochabamba, Bolivia. Muestra colectiva “55” Manzana uno, 2019 Santa Cruz, Bolivia. “Utopía – Distopía” Fundación Simón I. Patiño Bienal Contextos 2019 Cochabamba. Exposición “Deconstrución” 2021 Museo Tambo Quirquincho, La Paz, Bolivia.



Deconstrucción, es el título de una de sus exitosas exposiciones. “La idea es llegar al núcleo de lo que no sé, mediante la experimentación con técnicas mixtas”, subraya Quiroz. “Lo que no sé, me fascina más de lo que sé”, agrega.

“En esta obra estoy tratando de superar lo que experimentamos con los sentidos tridimensionales que tenemos”, explica. “Vemos el mundo de una manera limitada. Gran parte de la realidad es lo que no vemos”, subraya Quiroz.

“No es una idea muy profunda, pero la quietud que me inspira observar mis creaciones me hace sentir sabiduría en una forma particular”, sostiene la artista.

El expresionismo abstracto, sin vacilación alguna se advierte en la obra de Quiroz, con un movimiento de un pincel en acción, pintura gestual que trata propiamente una escuela con un estilo propio, y de un criterio de artista de convicciones que comparte con el público sus técnicas pictóricas.

Se puede señalar que Quiroz, tiene características formales de este estilo, en primer lugar, su preferencia por los grandes formatos. Trabajaba normalmente con óleo sobre lienzo.

Todas sus obras son abstractas en el sentido de que elimina la figuración. No obstante, hay excepciones en su trabajo, como mándalas, aves y otros trazos figurativos. Sus telas presentan un aspecto geométrico que la hace diferentes de movimientos precedentes, como el surrealismo.

Una de las características principales de Quiroz es la concepción de la superficie de la pintura como all over (cobertura de la superficie), para significar un campo abierto sin límites en la superficie del cuadro: el espacio pictórico lo trata con frontalidad y no hay jerarquía entre las distintas partes de la tela.



En una referencia universal histórica, a manera de ilustración, el cromatismo suele ser muy limitado: blanco y negro, así como los colores primarios: magenta, amarillo y cian. Los pintores expresionistas que redujeron la obra a prácticamente un solo color, estaban ya anticipando el arte minimal.

Este tipo de cuadros, con violentos trazos de color en grandes formatos, presenta como rasgos distintivos la angustia y el conflicto, lo que actualmente se considera que refleja la sociedad en la que surgieron estas obras.

En sus orígenes, los expresionistas tomaron del surrealismo aquello que de automático tenía el acto de pintar, con sus referencias a los impulsos psíquicos y el inconsciente. Pintar un cuadro era menos un proceso dirigido por la razón y más un acto espontáneo, una acción corporal dinámica. Les interesó, pues, el «automatismo psíquico» que hiciera salir de su mente símbolos y emociones universales.

No es extraño que les interesara entonces el surrealismo más simbólico y abstracto, el de Miró, Arp, Masson, Matta, Wolfgang Paalen y Gordon Onslow Ford, más que el surrealismo figurativo. De ellos tomaron las formas orgánicas y biomórficas. En su evolución, inicialmente, se trató de un movimiento marcado por influencia del surrealismo.

La primera generación del expresionismo abstracto la forman una quincena de pintores que trabajaron en Nueva York entre 1942 y 1957, entre ellos: Willem de Kooning (1904-1997), Arshile Gorky (1904-1948) a quien se reputa líder y precursor, William Baziotes, Adolph Gottlieb, Philip Guston, Franz Kline, Robert Motherwell (1915-1991), Ad Reinhardt, Mark Rothko (1903-1970) y Clyfford Still.

Se considera a ciencia cierta como inspirador e iniciador del mismo a Arshile Gorky (1904-1948), armenio exiliado a Nueva York desde 1925. Recibe la influencia del surrealismo y sirve de puente entre la pintura europea de entreguerras y la escuela norteamericana. Hacia el año 1936 abandona la figuración y, bajo la influencia de Roberto Matta, descubre un nuevo lenguaje formal, optando por las figuras abstractas biomorfas. Aunque tendió a la abstracción y la espontaneidad, no prescindió completamente del dibujo ni renunció a controlar la pincelada.

Muy cerca del surrealismo estuvo siempre la obra de William Baziotes (1912-1963), quien profundizó en la tendencia, de raíz jungiana, a investigar los mitos antiguos y el arte primitivo. Desde 1941 usó el «automatismo» pictórico, creando imágenes biomórficas con su sentido mítico.

Una de las obras más discutidas acerca de su relación con el movimiento es la del pintor Armando Reverón (1889-1954), el cual crea durante los años 30, una serie de obras sobre papel que han sido comparadas con las de Willem de Kooning. Los grandes formatos y la pintura de acción también formaron parte de su trabajo, a pesar de que no fue hasta los años cuarenta cuando se realizaron las primera obras de este estilo.

Cabe finalmente mencionar la obra de Hans Hofmann (1880-1966), importante como docente. Su pintura tenía una base cubista, pero se fue haciendo abstracta en los años cuarenta, presentando en sus cuadros zonas de color que contrastaban entre sí; el estilo es emocional y vigoroso.

Con el fin de la segunda guerra mundial y el regreso a Europa de muchos de los exiliados, acabó atenuándose la influencia surrealista y el movimiento se hizo más genuinamente nortemericano.

Se fue escindiendo en dos tendencias que pueden definirse como action painting y campos de color. La primera de ellas enfatizaba más el gesto físico de pintar, mientras que en la segunda se centró en la aplicación del color en grandes áreas.

Dentro del expresionismo abstracto destaca la action painting, tendencia diferenciada que incluso a veces se usa para nombrar a todas estas obras expresionistas. Aunque, como se ha señalado, el término action painting fue utilizado por el crítico Harold Rosenberg en 1952, se había utilizado con anterioridad. Así, en el Berlín de 1919, y en América hacia 1929, para designar las primeras composiciones abstractas de Kandinsky.

El centro de interés de la action painting es el gesto o movimiento de pintar, llamándosela también «pintura gestual» por la primacía que dio al procedimiento pictórico en sí. Se hace del acto de pintar un gesto espontáneo. Es un tipo de automatismo que plasma el estado físico y psíquico del pintor. De esta manera, elimina los límites tradicionales entre el pintor y la pintura, ligando la acción de pintar con la biografía del artista.


Volvemos con Andrea Qurioz y entreveramos lo que ella refiere, a propósito de [INEFABL] ART STUDIO. La observación es un acto de creación y la contribución imaginativa del espectador completa el proceso creativo. Vemos color con todo lo que somos. Lo que comienza como una señal que pasa a lo largo del nervio óptico se convierte rápidamente en un fenómeno emocional, social o espiritual que lleva muchas capas de significado vívido”, explica Quiroz.

“La resonancia de cualquier sombra a través del espectro cambia y se desarrolla según el contexto en el que aparece”, aclara.El contexto en el que se despliega el color, su arco iris de simbolismo y emoción es la historia misma. Y las fuerzas que, con el tiempo, bien pueden intercambiar estas asociaciones por otras. La evolución del color es fascinante de ver y es un elemento fundamental en la experiencia humana”, puntualiza.

“La idea de hacer arte es tratar de hacerlo accesible a las personas. No tienen que saber nada del artista, no tienen que saber nada sobre el contexto en el que se encuentra, sólo apreciarlo”, expresa Quiroz.

“Polly”, nombre artístico de Andrea, estudió arte en Northern Virginia Community College de Virginia, Estados Unidos, también en The Art League School Of Art en Alexandria y en Torpedo Factory en Washington DC (en ambas ciudades realizó exposiciones colectivas).

En una entrevista, en un medio de comunicación, Quiroz dijo que pinta cuadros de expresionismo abstracto y es la creadora de chokers by Polly, una marca de joyas que empezó a diseñar el año pasado y practica yoga para mantenerse en el presente.

“Creo que nuestras pasiones son nuestros dones, para mi pintar es cumplir con algo que me debo a mi misma y eso es hacer algo que amo”, asevera. Sus objetivos están en seguir expandiendo su conciencia, estando y respetando todo lo que hay a asu alrededor, respirando y canalizando luz través de lo que hace.

“La familia es amor puro y sin condiciones, a pesar de que mis padres se separaron hace años; mi hermano y yo siempre tuvimos el mejor ejemplo de nuestros padres y también se encargaron de enseñarnos buenos valores”, concluye.




Julio Ríos

Acrílicos en panel de trupán, acrílicos en papel bristol, acrílicos en lienzo, asoman en la colosal obra de Andrea Quiroz Alba, talentosa artista plástica nacida en Cochabamba, Bolivia. El sinnúmero de cuadros suyos hace cierto poder predecir que en los años será autora de una portentosa y genial producción.

Tiene, Andrea un estilo consolidado, reconocible en cualquier exposición que ella organice, reconocible entre varios cuadros de diferentes artistas. Ese es el filón de su obra. Siente, sin duda, la pintura desde la soledad del alma humana. Asciende las escalinatas del tiempo en busca de una justificación de líneas y manchas intrusas trocadas, mas tarde, en imagen ajena a los sueños. Una realidad hecha plástica como “Rincón de olvido y sombra”.

El expresionismo abstracto —la temática y genero de la pintura de la que está perdidamente enamorada llegó a las ideas de Andrea, la pintora que comenzó a viajar y pintar en papeles, cartones, tarjetas o cuadernos, aquellos primeros lienzos esbozados gracias al conocimiento que ella proporciona a la combinación de colores.

El tiempo le fue dando las características propias de quienes saben observar las cosas bellas diseminadas por el mundo. En la sensibilidad de su m ente creativa, las figuras se hicieron más fragantes al impulso de trazos seguros en un lienzo siempre sorprendente. Andrea tomó el aire de sombra en la quietud del erial. Un pájaro abrió sus alas más allá de la circunferencia de su vuelo, y en la suma de elementos llevados a la tela, todo el espacio entró en movimiento al impulso de la mirada singular de la joven artista, acercada años atrás, e un centro de exhibición de pinturas, cuando los sueños aún pesaban en los párpados y el despertar se hacía lejano.

Andrea sumó su nombre a una generación de pintores de ideas nuevas en una renovación de espíritu y arte, hoy reconocidos como una transición delo reiterativo en pos de nuevas sensaciones plásticas.

Las manchas vuelven a transformarse en imágenes sugerentes. Las manchas ya tienen una razón de ser en la tela, porque de allí surgen de púrpura y de nieve, esos cuadros ahora coleccionados por expertos o difundidos más allá del lugar de origen.

Con el convencimiento de que el camino elegido era correcto, todo tomó sentido: manchas y líneas, como una constante, como una alucinación, le abrieron camino y le enseñaron la meta.

Andrea ya es un nombre en la plástica. Su creatividad mantiene los matices de ayer, aquellos que desde la soledad ante el lienzo motivan un trance excluyente al entorno. A puerta cerrada las ideas fluyen. De aquella mancha vendrán las imágenes.

Abstracción de la vida hecha color. Aislamiento físico y espiritual. Nada perturba sus horas de inspiración. Las ideas alinean y los ojos toman mirada arquitectónica para construir las nuevas figuras de pronto convertidas en habitantes de bóvedas azules, en un segundo vuelo de imaginación y arte refinado, como aquel ángel azul.

Ya los colores surgen de la atmósfera. No existe analogía con figuras coloniales. No hay similitud con sonrientes querubines de místicos artistas, todo es docilidad cromática sin influencia alguna, por eso se menciona la palabra artista. Andrea Artista.

Andrea, hace evidente que cuando parece que la vida imita al arte, es porque el arte ha logrado anunciar la vida. El arte de Andrea anuncia la vida. En consecuencia, se pone de relieve en el ideario íntimo de su sensibilidad, el examen sagaz de la conciencia creadora de la artista que ella lleva en lo más recóndito del alma.

Ser humano y artista coexisten armoniosamente en Andrea. Una mujer talentosa que sabe reír y hacer de sus momentos de esparcimiento un mundo de alegría junto a su entorno. Andrea es una mujer muy joven y hermosa. La observamos con una sonrisa y un estilo siempre elegante y distinguido por la clase que la caracteriza, la misma que la de su pintura. La observamos en la foto que ilustra esta crónica, mostrando la naturalidad de la piel, de la piel que el Padre Celestial le dio como generosa anatomía desnuda. Arropada con indumentaria casual, lejos de los pinceles, la artista se arropa a través de su elegancia, usando una prenda con el cuerpo desnudo debajo. Pasaran las horas y una nueva aurora, trasladará a Andrea a su estudio, para que sus manos tomen, otra vez. el pincel, la espátula, las pinturas, la paleta, y otra vez comience a crear lo que ahora para ella es un camino al infinito.


 By Julio Ríos

THE TALENT OF ANDREA

Acrylics on trupan panel, acrylics on bristol paper, acrylics on canvas, are the colossal work of Andrea Quiroz Alba, a talented plastic artist born in Cochabamba, Bolivia. Her countless paintings make it possible to predict that in the years to come she will be the author of a portentous and brilliant production.

Andrea has a consolidated style, recognisable in any exhibition she organises, recognisable among various paintings by different artists. This is the vein of her work. She undoubtedly feels painting from the solitude of the human soul. She ascends the stairs of time in search of a justification of intrusive lines and stains, later transformed into an image alien to dreams. A reality made plastic as "Rincón de olvido y sombra" (Corner of oblivion and shadow).

Abstract expressionism the theme and genre of painting with which she is madly in love - came to Andrea's ideas, the painter who began to travel and paint on paper, cardboard, cards or notebooks, those first canvases sketched thanks to the knowledge she gives to the combination of colours.

Time gave her the characteristics of those who know how to observe the beautiful things scattered around the world. In the sensitivity of her creative mind, the figures became more fragrant with the impulse of sure strokes on an always surprising canvas. Andrea took the air of shadow in the stillness of the wasteland. A bird spread its wings beyond the circumference of its flight, and in the sum of elements brought to the canvas, the whole space entered into movement at the impulse of the singular gaze of the young artist, approached years ago, in a painting exhibition centre, when dreams still weighed on the eyelids and awakening was far away.

Andrea added her name to a generation of painters of new ideas in a renewal of spirit and art, today recognised as a transition from the reiterative in pursuit of new plastic sensations.

The stains are again transformed into suggestive images. The stains already have a raison d'être on the canvas, because it is from there that purple and snow are born, those paintings now collected by experts or disseminated beyond their place of origin.

With the conviction that the chosen path was the right one, everything made sense: spots and lines, like a constant, like a hallucination, opened the way for her and showed her the goal.

Andrea is already a name in the plastic arts. Her creativity maintains the nuances of yesterday, those that from the solitude in front of the canvas motivate a trance excluding the environment. Behind closed doors, ideas flow. From that stain will come the images.

Abstraction of life made colour. Physical and spiritual isolation. Nothing disturbs his hours of inspiration. The ideas align and the eyes take on an architectural look to build the new figures -suddenly converted into inhabitants of blue vaults-, in a second flight of imagination and refined art, like that blue angel.

Already the colours emerge from the atmosphere. There is no analogy with colonial figures. There is no similarity with smiling cherubs of mystic artists, everything is chromatic docility without any influence, that is why the word artist is mentioned. Andrea Artist.

Andrea, makes it evident that when it seems that life imitates art, it is because art has succeeded in announcing life. Andrea's art announces life. Consequently, the intimate ideology of her sensibility highlights the shrewd examination of the creative conscience of the artist that she carries in the depths of her soul.

Being human and being an artist coexist harmoniously in Andrea. A talented woman who knows how to laugh and make her moments of relaxation a world of joy together with her environment. Andrea is a very young and beautiful woman. We observe her with a smile and a style that is always elegant and distinguished by the class that characterises her, the same as that of her painting. 

We observe her in the photo that illustrates this chronicle, showing the naturalness of the skin, of the skin that the Heavenly Father gave her as a generous naked anatomy. Dressed in casual clothes, far from the brushes, the artist wraps though in her elegance, wearing a garment with her naked body underneath. The hours will pass and a new dawn will move Andrea to her studio, so that her hands will take, once again, the brush, the palette knife, the paints, the palette, and once again she will begin to create what is now for her a path to infinity.

 


Julio Ríos, escritor y crítico de arte, licenciado en ciencias de la comunicación, en la actualidad se desempeña como asesor en proyectos de redacción. Escribió  el libro DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO (1986), la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), EL ALTO PARA TODOS (2017), LA GENERACIÓN NINI en co-autoría con Alberto Liendo Romero (2023), UNA HISTORIA PARA CONTAR (2024).

En la fecha trabaja en una novela basada en la vida y obra del compositor Wolfgang Amadeus Mozart. Ríos estudió en la Universidad Mayor Real y Pontifica de San Francisco Xavier de Sucre y en la Universidad Católica de La Paz. Hizo un diplomado en investigación periodística en la Universidad de La Jolla en San Diego California.

Andrea Quiroz Alba - ARTISTA PLÁSTICA