miércoles, 4 de diciembre de 2019


TECNOLOGÍA

ARTE SELFIE

El celular un álbum de fotos ambulante


  
Google ha anunciado que la funcionalidad Art Selfie está disponible para los usuarios de todo el mundo, lo que les permitirá encontrar su parecido entre decenas de miles de retratos de las colecciones de los museos con los que colabora la compañía tecnológica.

Art Selfie, la app que te dice qué obra de arte eres con una foto .Google ha lanzado una aplicación, disponible para todo el mundo, que compara el rostro de una persona con retratos de museo. Art Selfie, la app que te dice qué obra de arte eres con una foto en el momento en el que Google te empareja con una obra de arte.

Art Selfie emplea la tecnología de visión por ordenador basada en aprendizaje automático para, a partir de un selfie del usuario, buscar entre las obras de arte de los museos asociados y localizar el retrato al que se parece.

¿Está tu cara en un museo? ¡Compruébalo con #ArtSelfie, ya disponible en España! Instala la aplicación de @googlearts, hazte un selfie y compáralo con miles de obras de arte para descubrir si alguna se parece a ti 📸 → http://bit.ly/2Q3GPEQ
















Los resultados se muestran en pocos segundos, y van acompañados de un porcentaje que indica el parecido visual con el usuario. Si se pincha en el retrato, además, se puede acceder a información sobre el mismo.

La plataforma Google Arts Culture inició en enero las pruebas de esta funcionalidad, con el objetivo de “conectar a la gente con el arte” de una forma divertida. La aplicación Art Selfie está disponible en todo el mundo, y puede descargarse de forma gratuita en Google Play y en App Store.


Julio Ríos

El selfie ya no quiere expresar “esto sucedió”, sino “yo estuve allí”. Tiene que ver más con el momento que con la esencia. Desplaza la certificación de un hecho por la constatación de nuestra presencia en ese hecho, por nuestra condición de testigos. 

Lo importante no es registrar el acontecimiento, sino comprobar que se estuvo allí. En el autorretrato fotográfico la voluntad lúdica y autoexploratoria se impone a la memoria. Estamos lejos del álbum fotográfico familiar. 

Los selfies ya no son recuerdos para conservar, sino mensajes para enviar e intercambiar. En la era de lo efímero, las imágenes ya no están hechas para ser impresas, sino para ser enviadas en un proceso que adopta la forma de una conversación.

Antes, en la necesidad de tomarse una fotografía, se recurría a estudios especializados. Recuedo foto GISMONDY, foto CORDERO y otros.

Como testimonio de un evento o circunstancia social, académica, cultura o de diversión, se tomaba una foto de recuerdo. Algunas actitudes o hechos especiales, motivaban la búsqueda de una imagen gráfica.

En un proceso en plena vigencia de la era digital, apareció el celular con propiedades a todo nivel. Este aparato que y es parte, figurativamente hablando del ser de una persona, es motivo para tomarse una auto-foto y colgarla en las redes sociales.

No deja de ser un juguete, por cuanto en momentos de aislamiento, el celular motiva a una selfie para uno verse, para compartir, etc.

Sin vacilación que es la mujer quien por su espíritu femenino tendente a buscar la belleza, usa el celular para una foto selfie muy especial.

Todo estrato social, sobre todo el artístico muestra las bondades de un aparato digital para disparar el control y hacer realidad una imagen.

El autorretrato se define como un retrato hacho de la misma persona que lo pinta. Es uno de los ejercicio de análisis más profundos que puede hacer un artista.

Implica escrutarse el rostro y conocerse hasta tal punto que la expresión que tenga en ese momento se traduzca en el dibujo o la pintura que aborda. En épocas pictóricas como el barroco o el renacimiento, una de las costumbres era que el artista se autorretratara dentro de un gran cuadro, para reafirmar su autoría o para dar a entender sus intenciones, como lo hizo Velásquez. Un autorretrato no necesariamente implica un género realista. Tampoco implica necesariamente el término asociado a la pintura.

Compartir en internet un selfie —autorretrato captado con un teléfono o webcam— se popularizó no hace mucho en todas las esferas sociales, sin excluir edad, profesión o sexo, incluso, los famosos no perdieron la oportunidad para compartir con sus fanes momentos de su vida.

El 2013, fue un año importante. Hace 6 años cerró con célebres selfies como el del presidente estadounidense, Barack Obama, junto a la primera ministra de Dinamarca, Helle Thorning-Schmidt, y su par del Reino Unido, David Cameron, así como el del papa Francisco acompañado de un grupo de jóvenes.

Esta práctica se ha extendido gracias a que ahora más personas tienen un teléfono con cámara y conectividad a internet. El selfie tiene que ver con un aspecto cultural en el que la persona trata de darse a conocer de una forma casual, con el objetivo de conseguir nuevas amistades o relaciones. 

Por lo general, lo hacen muchos jóvenes a quienes les agrada que les tomen fotografías en cualquier sitio al que van o de las personas con quienes comparte en determinado momento.

Hace algunos años empezaron a surgir foros o portales web orientados con la única intención de encontrar nuevos amigos o buscar pareja. En estos sitios era casi indispensable tener una fotografía y de allí es que muchos empezaron a fotografiarse a sí mismos.

Esta parte es contradictoria porque regularmente en las situaciones que deseamos recordar y que son importantes estamos casi siempre acompañados de más personas, quienes pueden tomarnos una fotografía. Una excelente oportunidad para un selfie es, por ejemplo, antes de una entrevista de trabajo, para guardar ese recuerdo, antes de comprometerse con la pareja o el inicio de algún viaje.

“Selfiarse” se ha convertido en un acto cotidiano, un hábito que cruza clases, etnias y religiones. Sin duda uno de los artefactos culturales más elocuentes de la vida contemporánea, el selfie también le ha dado un giro de 180 grados a la historia de la fotografía.

El selfie ya no quiere expresar “esto sucedió”, sino “yo estuve allí”. Tiene que ver más con el momento que con la esencia. Desplaza la certificación de un hecho por la constatación de nuestra presencia en ese hecho, por nuestra condición de testigos. 

Lo importante no es registrar el acontecimiento, sino comprobar que se estuvo allí. En el autorretrato fotográfico la voluntad lúdica y autoexploratoria se impone a la memoria. Estamos lejos del álbum fotográfico familiar. 































Los selfies ya no son recuerdos para conservar, sino mensajes para enviar e intercambiar. En la era de lo efímero, las imágenes ya no están hechas para ser impresas, sino para ser enviadas en un proceso que adopta la forma de una conversación.

Antes, en la necesidad de tomarse una fotografía, se recurría a estudios especializados. Recuedo foto GISMONDY, foto CORDERO y otros.

Como testimonio de un evento o circunstancia social, académica, cultura o de diversión, se tomaba una foto de recuerdo. Algunas actitudes o hechos especiales, motivaban la búsqueda de una imagen gráfica.

En un proceso en plena vigencia de la era digital, apareció el celular con propiedades a todo nivel. Este aparato que y es parte, figurativamente hablando del ser de una persona, es motivo para tomarse una auto-foto y colgarla en las redes sociales.

No deja de ser un juguete, por cuanto en momentos de aislamiento, el celular motiva a una selfie para uno verse, para compartir, etc.

Sin vacilación que es la mujer quien por su espíritu femenino tendente a buscar la belleza, usa el celular para una foto selfie muy especial.

Todo estrato social, sobre todo el artístico muestra las bondades de un aparato digital para disparar el control y hacer realidad una imagen.

El autorretrato se define como un retrato hacho de la misma persona que lo pinta. Es uno de los ejercicio de análisis más profundos que puede hacer un artista.

Implica escrutarse el rostro y conocerse hasta tal punto que la expresión que tenga en ese momento se traduzca en el dibujo o la pintura que aborda. 

En épocas pictóricas como el barroco o el renacimiento, una de las costumbres era que el artista se autorretratara dentro de un gran cuadro, para reafirmar su autoría o para dar a entender sus intenciones, como lo hizo Velásquez. Un autorretrato no necesariamente implica un género realista. Tampoco implica necesariamente el término asociado a la pintura.



COMPARTIR EN LAS REDES SOCIAL UN SELFIE 
ES UN GRATO Y FELIZ ALBUM DE FOTOS AMBULANTE

Compartir en internet un selfie —autorretrato captado con un teléfono o webcam— se popularizó no hace mucho en todas las esferas sociales, sin excluir edad, profesión o sexo, incluso, los famosos no perdieron la oportunidad para compartir con sus fanes momentos de su vida.

El 2013, fue un año importante. Hace 6 años cerró con célebres selfies como el del presidente estadounidense, Barack Obama, junto a la primera ministra de Dinamarca, Helle Thorning-Schmidt, y su par del Reino Unido, David Cameron, así como el del papa Francisco acompañado de un grupo de jóvenes.

Esta práctica se ha extendido gracias a que ahora más personas tienen un teléfono con cámara y conectividad a internet. El selfie tiene que ver con un aspecto cultural en el que la persona trata de darse a conocer de una forma casual, con el objetivo de conseguir nuevas amistades o relaciones. 


Por lo general, lo hacen muchos jóvenes a quienes les agrada que les tomen fotografías en cualquier sitio al que van o de las personas con quienes comparte en determinado momento.