AL
MAESTRO
EN SU
DÍA
El 6 de junio,
Bolivia celebra “El día del Maestro”. Serlo es un acto de fe. Fe en la
posibilidad de cambiar el mundo educando, fe en el individuo, fe en la
supremacía de la riqueza intelectual.
Antes de venir a
la Tierra, Jesús vivía en el cielo con Dios. Por eso fue tan diferente a los
demás hombres, porque fue el único que vivió en el Nirvana antes de nacer en la
Tierra. En el Limbo, Jesús había sido un buen hijo que escuchaba a su Padre.
Pudo enseñar a los seres humanos lo que había aprendido de Dios. Si nosotros
escuchamos a nuestros padres, estaremos imitando el ejemplo de Jesús.
La sabiduría del maestro descansa en su visión general
de la vida. Valga la oportunidad para comprender y trabajar por la gran unidad
que debe darse entre la escuela, la universidad y la comunidad, hacia una vía
de integración.
En 1924, el presidente Bautista Saavedra, por Decreto
del 24 de mayo, fue declarado el 6 de junio Día del Maestro en Bolivia. Coincide
con la fecha de nacimiento de Modesto Omiste, pionero
de la educación y padre de la educación boliviana. Polifacético educador, fundó
escuelas, fue diplomático y periodista. Fue “el Sarmiento Boliviano”, por su
consagración a la enseñanza libre y la influencia que tuvo en la Ley de
Libertad de Enseñanza, aprobada el 22 de noviembre de 1872.
Ilustrar, en búsqueda de la verdad, son cualidades
inherentes a la persona, manifiesta cuando ejercita el don de enseñar. El
trabajo de un maestro necesita de esfuerzo, paciencia, dedicación, compromiso y
responsabilidad. El Día del Maestro es sinónimo del Día del Apóstol. Quien se inclina
por la docencia sabe de su generosa actividad de servicio. Es el que guía al
estudiante a quien provee de conocimientos. No deja de lado la parte afectiva e
inculca valores; los convierte en personas con ética profesional. En esta fecha
todos hacen un alto en las labores habituales para elevar un testimonio a la
maestra y al maestro, principales protagonistas del gran cambio. Un maestro es
un héroe.
Hoy hacen uso de la tecnología actual, que permite un
desarrollo integral de los alumnos. El referido apostolado supone tener
conciencia de que antes de pensar en intereses institucionales o personales, se
debe procesar el gran cambio del sistema educativo.
En honor a los pilares de la educación, mis hermanas,
mis hermanos maestros y maestras, ustedes tienen el don maravilloso de ponerse
en el lugar del otro. Nos han llenado de alegrías cuando estábamos tristes y
nos acompañaron en ese templo que es el aula.
Fueron nuestros segundos papás, porque quedamos a
cargo de ellos y nos enseñaron a leer y escribir. Son los médicos del alma, parte
muy importante de nuestras vidas, para que el día de mañana sus afanes estén
orientados hacia fines trascendentales, capaces de hacer girar sus ruedas sobre
las insospechadas avenidas de la ciencia y la sabiduría.
Mi homenaje a Nicolas Fernández Naranjo, excelso
orador, profesor en diferentes instancias, filósofo, teólogo, literato, músico,
escritor y poeta; lo recuerdo y lo refiero siempre, como un gran humanista,
intelectual y un maestro de la elocuencia. A Eduardo Pérez Iribarne, S.J.
Sacerdote y Periodista.
A Paola Carranza Bravo, docente en la UCB, ingeniero en sistemas, titulada en la Escuela Militar de Ingeniería, especializada en el área de inteligencia artificial, modelos matemáticos, docente de la UCB.
A Roberto Prudencio, profesor de historia de la UMSA, sus clases magistrales eran verdaderas conferencias. A Nazario Tirado, ex-docente de Teoría de la Comunicación en la UCB. A Rubén Belmonte, profesor de matemáticas. A María Eugenia García Moreno, Ph. Rectora de la UMSA, junto a Tito Valerio Estévez Martini, Vicerrector y bioquímico.
A Guillermo Mariaca, profesor de literatura (UMSA), escritor y docente emérito. A Gonzalo Taboada, exSecretario Ejecutivo del CEUB y exPresidente de la Academia de Ciencias. A Enrique Ipiña, profesor de filosofía en el colegio, exMinistro de educación en las buenas épocas. A Mario Frías, profesor de Gramática y escritor. A Julio Loayza, exDirector del Colegio Inglés Católico, amigo y hermano.
La primera generación habita en el Oriente Eterno, parte de la segunda, ya falleció, y sólo la tercera vive al servicio de la educación. Ellos representan tres generaciones en la docencia de la escuela y la universidad.