ARTISTAS PLÁSTICOS EN TIEMPOS DE
LA COVID – 19
LA OBRA DE
Rilda Paco
Rilda Paco Alvarado (Oruro, Bolivia; 22 de julio de 1986) es una artista plástica, diseñadora gráfica y periodista boliviana.
Rilda Paco nació el 22 de julio de 1986 en la ciudad de Oruro. Comenzó sus estudios escolares en 1992, saliendo bachiller el año 2003.
En 2004, continuo con sus estudios profesionales, graduándose como diseñadora gráfica. El año 2010, a sus 24 años de edad, Rilda ingresó a la Academia Nacional de Bellas Artes “Hernando Siles”. Incursionó también el año 2014 el ámbito de la comunicación, graduándose como periodista el año 2019.
En febrero de 2018, a sus 31 años, Rilda Paco realizó una pintura de la Virgen del Socavón de Oruro en donde la retrata a la virgen en ropa interior. Este pintura generó diversas reacciones en la opinión pública boliviana, unas a favor y otras en contra (en especial de personas religiosas y católicas). 2 Cabe mencionar también que Rilda Paco realizó varios trabajos de pintura para la organización feminista Mujeres Creando, liderada por la activista María Galindo.
Ha trabajado como voluntaria bastantes años en instituciones como la fundación Munasin Kullaquita, Kaya Children, Visión Mundial Bolivia, CUNA y fue parte de la Red departamental de trabajo con niños niñas, adolescentes, jóvenes y familias en situación de calle La Paz-El Alto. Actualmente forma parte del proyecto animado en realidad virtual PRISION X de la productora United notions Film.
RILDA VISTA POR LA ESCRITORA CECILIA ROMERO: A estas alturas uno se pregunta: ¿Es en serio? El 1 de marzo, decían las noticias, se dará tolerancia a los orureños para que asistan al acto de desagravio a la Virgen del Socavón y todo porque la pintura de la artista Rilda Paco, la cual ya no es desconocida para nadie, ha ofendido a ciertos sectores del país, unos que desde sus cuentas personales en las redes sociales despotrican, insultan y amenazan, vamos, como quien diría (nótese la ironía) unos ciudadanos ejemplares realmente injuriados y prestos a azuzar la hoguera y quemar a la impía.
Creo que no habíamos presenciado un escandalete de
estas proporciones desde que, según recuerdo, decidieron iluminar al Cristo de
la Concordia en Cochabamba con colores como en una fiesta rave. Sí, recuerdo
bien las tonalidades fucsia, azul y verde encendido irradiaban a la Llajta.
Luego, de un día para otro, las inusuales tonalidades desaparecieron y el
Cristo quedó para siempre en blanco. Salvando las distancias, se escucharon
algunas voces disonantes pero nada comparado a lo que sucede por estos días.
Paco decide realizar esta obra ante lo sucedido en un Carnaval donde muerte y
baile se juntaron, en una muestra clara de indolencia por el dolor ajeno y la
maquinaria de la fiesta siguió su marcha por las calles. Mientras, en esa misma
geografía, numerosas familias orureñas enterraban a sus muertos.
También Paco es la que se disculpa con los verdaderos devotos, es la que denuncia sobre las constantes amenazas que sufren ella y su familia, y en el mundo de la virtualidad la gente se manifiesta en pro o en contra, el Facebook se convierte así en la gran vitrina donde todos deciden hacer catarsis.
La fe del creyente linda con otros territorios. Una imagen de estas
características no debería increpar nuestras certezas, porque lo central es la
denuncia de lastres como el exceso, el derroche de dinero y la desidia en los
carnavales.
Estéticamente no es una obra que me agrade, mas debemos defender su derecho a evidenciar lo que considera que debe ser denunciado y desde el universo figurativo que la artista elija. Los opositores no escuchan a Paco, se desentienden del derecho que a todo boliviano le asiste y es la libertad de expresión, que es ejercida además, en un país laico y en este punto uno se pregunta: ¿Qué demonios de la censura se han desatado? ¿Realmente deberíamos sentirnos ofendidos? ¿No hay acaso temas graves que precisan nuestra atención?
Quizá sólo quienes conocen a los fallecidos, sabrán el nombre de los que
murieron en las explosiones en pleno Carnaval. En cambio, el nombre de Rilda
Paco se quedará grabado en la memoria, una artista que paradójicamente pide
disculpas por ejercer el derecho que el mismo Estado le concede.
Como nuestro país es una máquina constante de conflictos, sólo resta esperar a
ver quién o qué vuelve a enloquecer la agenda mediática y claro, también a no
olvidar que debemos tener los dedos prestos para subir el pulgar o bajarlo, así
como sucedía en el circo romano, desde el territorio o la tribuna de nuestras
cuentas personales en el mundo virtual.
A estas alturas uno se pregunta: ¿Es en serio? El 1 de marzo, decían las noticias, se dará tolerancia a los orureños para que asistan al acto de desagravio a la Virgen del Socavón y todo porque la pintura de la artista Rilda Paco, la cual ya no es desconocida para nadie, ha ofendido a ciertos sectores del país, unos que desde sus cuentas personales en las redes sociales despotrican, insultan y amenazan, vamos, como quien diría (nótese la ironía) unos ciudadanos ejemplares realmente injuriados y prestos a azuzar la hoguera y quemar a la impía.
Creo que no habíamos presenciado un escandalete de estas proporciones desde
que, según recuerdo, decidieron iluminar al Cristo de la Concordia en
Cochabamba con colores como en una fiesta rave. Sí, recuerdo bien las
tonalidades fucsia, azul y verde encendido irradiaban a la Llajta. Luego, de un
día para otro, las inusuales tonalidades desaparecieron y el Cristo quedó para
siempre en blanco. Salvando las distancias, se escucharon algunas voces
disonantes pero nada comparado a lo que sucede por estos días.
Paco decide realizar esta obra ante lo sucedido en un Carnaval donde muerte y
baile se juntaron, en una muestra clara de indolencia por el dolor ajeno y la
maquinaria de la fiesta siguió su marcha por las calles. Mientras, en esa misma
geografía, numerosas familias orureñas enterraban a sus muertos.
También Paco es la que se disculpa con los verdaderos devotos, es la que denuncia sobre las constantes amenazas que sufren ella y su familia, y en el mundo de la virtualidad la gente se manifiesta en pro o en contra, el Facebook se convierte así en la gran vitrina donde todos deciden hacer catarsis.
La fe del creyente linda con otros territorios. Una imagen de estas
características no debería increpar nuestras certezas, porque lo central es la
denuncia de lastres como el exceso, el derroche de dinero y la desidia en los
carnavales. Estéticamente no es una obra que me agrade, mas debemos defender su
derecho a evidenciar lo que considera que debe ser denunciado y desde el
universo figurativo que la artista elija. Los opositores no escuchan a Paco, se
desentienden del derecho que a todo boliviano le asiste y es la libertad de
expresión, que es ejercida además, en un país laico y en este punto uno se
pregunta: ¿Qué demonios de la censura se han desatado? ¿Realmente deberíamos
sentirnos ofendidos? ¿No hay acaso temas graves que precisan nuestra atención?
Quizá sólo quienes conocen a los fallecidos, sabrán el nombre de los que
murieron en las explosiones en pleno Carnaval. En cambio, el nombre de Rilda
Paco se quedará grabado en la memoria, una artista que paradójicamente pide
disculpas por ejercer el derecho que el mismo Estado le concede.
Como nuestro país es una máquina constante de conflictos, sólo resta esperar a ver quién o qué vuelve a enloquecer la agenda mediática y claro, también a no olvidar que debemos tener los dedos prestos para subir el pulgar o bajarlo, así como sucedía en el circo romano, desde el territorio o la tribuna de nuestras cuentas personales en el mundo virtual.
Rilda Paco | ||
---|---|---|
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Rilda Paco Alvarado | |
Nacimiento | 22 de julio de 1986 (34 años) Oruro, Bolivia | |
Residencia | La Paz | |
Nacionalidad | Boliviana | |
Familia | ||
Hijos | 0 | |
Información profesional | ||
Ocupación | Artista visual, diseñadora gráfica y periodista | |
Julio Ríos
Rilda Paco Alcarado, artista plástica orureña, su pincel apoyado por la espátula, en un examen sagaz de la conciencia creadora del pintor, ha dado margen a la creación de un cuadro en el que el principal protagonista es la Virgen del Socavón de Oruro.
Orueña, y ligada a la libertad que entraña por justicia pintar de
acuerdo a su inspiración, tuvo repercusiones más allá del blanco, tiñendo de
negro en absoluta injusticia, una protesta absurda que al final quedo en la
nada. El arte, pues, sin vacilación alguna gana siempre.
¿Para qué sirve el arte? Se hace poesía, se pinta, se escribe para decir
la verdad, para explicar lo inexplicable, para ver lo que no se puede ver, para
revelar secretos ¡para poder vivir de otra manera! Y sirve a quien lo hace y a
quien lo mira.
La lógica económica patriarcal de la posmodernidad está matando la
creación artística. Se puede trabajar de manera creativa porque aun no asoma la
cresta de la vida cultural y artística y hay que perder el miedo para decir la
verdad.
Legitimar y dar a conocer las obras de arte realizadas por mujeres debe
de ser, hoy, no solo un acto de justicia sino también un acto de reflexión y de
ruptura con el sistema cultural actual. Romper el santuario masculino del arte
es abrir otras formas de ver que nos pueden ayudar a todas las personas.
Mirar la historia del arte nos permite entender el presente. Quien no
tiene historia no puede legitimarse. Las mujeres necesitan su genealogía
femenina.
Mirar la historia es encontrar perlas, es trazar puentes para entender
el presente, para cambiar rutinas y maneras de hacer y mirar. La sociedad es
sexuada y nuestras niñas y jóvenes necesitan saber la verdad y conocer el otro
modelo.
La postmodernidad se ha caracterizado por la ruptura irreversible con la
tradición y las mujeres se han llevado la peor parte. Se las ha borrado, se las
ha menospreciado y maltratado todo lo femenino, a cambio se ha impuesto en la
cultura el supuesto neutro-masculino como lo universal.
Los seres humanos nacidos todos de una mujer necesitan hacer el
reconocimiento a lo femenino para poder mirar el mudo de manera más humana.
Mirar el arte puede ayudar a definir una nueva y diferente manera de ver
y vivir. El arte es aquello nuevo que no se puede consumir en el sentido
práctico. El arte, al revés de la lógica consumista de nuestro tiempo, requiere
pararse, saber mirar y esto necesita tiempo.
El consumismo es una sustitución de
la libertad. La libertad no es poder escoger entre una u otra cosa, como
quieren hacernos creer las imágenes publicitarias de nuestro sistema económico,
sino que la libertad es un acto de creación de algo nuevo, es siempre un acto
de ruptura con lo que hay.
La libertad es algo extraordinario e inesperado que aparece y desaparece
en la vida de las personas.
El patriarcado ha sido una espiral
progresiva de acumular y consumir, es un estar contra todo lo natural y contra
la creación artística.
Rilda Paco, reitero, con total
libertad plasmo una imagen que en la más inteligente interpretación, hecho que
en el mundo la pintura, fundamentalmente contemporánea, le otorga la razón y
aplaude una denuncia enmarcada en la pintura que es totalmente cierta.
THE TALENT OF RILDA
Rilda Paco Alcarado, plastic artist from Oruro, her paintbrush supported by
the spatula, in a shrewd examination of the creative conscience of the painter,
has given margin to the creation of a painting in which the main protagonist is
the Virgen del Socavón of Oruro.
Orueña, and linked to the freedom that comes with justice to paint
according to his inspiration, had repercussions beyond the white, dyeing black
in absolute injustice, an absurd protest that in the end came to nothing. Art,
then, without any hesitation, always wins.
What is art for? One makes poetry, paints, writes to tell the truth, to
explain the inexplicable, to see what cannot be seen, to reveal secrets, to be
able to live differently! And it serves those who make it and those who look at
it.
The patriarchal economic logic of postmodernity is killing artistic creation.
It is possible to work creatively because the crest of cultural and artistic
life has not yet appeared and we must lose the fear to tell the truth.
Legitimizing and making known the works of art created by women should be,
today, not only an act of justice but also an act of reflection and a break
with the current cultural system. Breaking the masculine sanctuary of art is to
open other ways of seeing that can help us all.
Looking at the history of art allows us to understand the present. Those who
have no history cannot legitimize themselves. Women need their feminine
genealogy.
To look at history is to find pearls, it is to draw bridges to understand
the present, to change routines and ways of doing and looking. Society is sexed
and our girls and young women need to know the truth and know the other model.
Postmodernity has been characterized by an irreversible break with
tradition and women have borne the brunt of it. They have been erased,
belittled and mistreated in all that is feminine, in exchange for the
imposition in the culture of the supposedly neutral-masculine as the universal.
Human beings all born of a woman need to recognize the feminine in order to
look at the world in a more humane way.
Looking at art can help define a new and different way of seeing and
living. Art is that which is new and cannot be consumed in the practical sense.
Art, contrary to the consumerist logic of our time, requires to stop, to know
how to look and this needs time.
Consumerism is a substitution for freedom. Freedom is not being able to
choose between one thing or another, as the advertising images of our economic
system would have us believe, but freedom is an act of creating something new,
it is always an act of breaking with what is there.
Freedom is something extraordinary and unexpected that appears and
disappears in people's lives.
Patriarchy has been a progressive spiral of accumulating and consuming, it
is a being against everything natural and against artistic creation.
Rilda Paco, I reiterate, with total freedom I shape an image that in the most intelligent interpretation, fact that in the world painting, fundamentally contemporary, grants her the reason and applauds a denunciation framed in the painting that is totally true.
Julio Ríos, escritor y crítico de arte, en la actualidad se desempeña como consultor y asesor en proyectos de redacción. Ha escrito los libros DIECIOCHO CRÓNICAS Y UN RELATO, la novela LA TRIADA DE LA MOSCA (Primera Edición 2008 y Segunda Edición 2016), y EL ALTO PARA TODOS (2017).